jueves, 4 de abril de 2013



                                       EL ARTE.


He visitado algunos museos, también soy amante de la música clásica, me gusta el arte contemporáneo, y los artistas de la calle, que con sus instrumentos y pinturas trazan notas o dibujos tridimensionales, todos ellos son fantásticos.
Creo que como en muchas otras cosas u oficios, el arte es algo que debe desarrollarse, alimentarse, hasta el punto de ser reconocido por los demás. El arte produce admiración, y cuando nosotros no somos capaces de hacer cosas como esas, nos puede producir hasta cierta envidia.
Nos ocupamos en racionalizar las artes plásticas, pero ha menudo, no pasamos de ahí, “esto es para privilegiados…”, es lo que pensamos. Desistimos antes de intentar siquiera, hacernos un planteamiento en firme, de que si otros pueden ¿porqué no nosotros?.
Cuando pasamos de  hacer el intento, perdemos la oportunidad de nuestra vida. Cada vez que dejamos de lado, a un artista, nos abandonamos a nuestra suerte, somos olas espumosas que llegan a la playa, traídas por el caprichoso mar, y que en nada quedan.
Es entonces, cuando perdemos poco a poco, las cualidades del ser humano, la comprensión, el dolor que nos rodea, dejamos de ser poco a poco, ejemplos. Sí, nos sabe mal ver a familias echadas de sus casas, lo vemos a diario en televisión, el llanto de personas estafadas, nos sabe mal, y hasta juramos en hebreo contra los poderes que ejecutan esta barbarie.
A menudo, olvidamos que en nuestro propi círculo familiar, tenemos a seres queridos que han sido abandonados a su suerte, que nos alejamos de ellos, sin haberle dado explicación alguna. Sencillamente los abandonamos, elegimos a quién nos conviene, a los que pueden procurarnos problemas, los dejamos en la cuneta, abandonados, porque hay otras influencias cerca nuestro, que nos dicen que lo debemos hacer así.
“Oye, pues si quiere algo, ya vendrá”. Y es entonces, cuando comenzamos a desafinar dentro de esa gran orquesta humana. No lo percibimos, pero nuestro humanismo se nos escapa de las manos. Cada vez que evitamos dialogar, que esquivamos la circunstancia que sea, como si le correspondiera a otro solucionar el problema, nos alejamos de la vida de verdad. Comenzamos a vivir una quimera, nuestra propia vida, se convierte ahora en una pantomima en la que somos títeres manejados por otros.
El  arte, no es solo saber tocar un instrumento, tampoco saber pintar, el arte es algo, que cualquiera de nosotros podemos dominar a otros niveles. Se requiere esfuerzo, sin duda, se requiere tiempo, es indudable, pero saber querer a los nuestros es amarse a sí mismo. Cuando ponemos empeño en desarrollar estas cualidades prácticas, llegamos a ser valiosos, alguien en quien confiar.
Esforzarnos en poner en práctica nuestras cualidades, nos abrillanta como personas, destacamos en medio de multitud, nos transformamos en seres imprescindibles en la vida de todo aquel que nos rodea. Lamentablemente, lo contrario también es cierto, negarse a cumplir con nuestra propia naturaleza, nos atenaza, nos amarga  nos autodestruimos. El arte es, ahínco, esfuerzo continuado, aprecio por la vida, para que automáticamente, la vida de los demás tenga sentido en la nuestra propia.


                                                    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario