LAS COSAS QUE HE DE DECIRTE TODAVÍA.
No es un misterio que te amo, tampoco
que tú mirada me amedrenta.
Que trato cada día, de compararte
con alguien y algo, y no consigo encontrar a nadie ni nada con quién hacerlo.
Que tú fuerza y resignación,
nacieron contigo. Que cuando te beso,
mis labios tiemblan.
¿Cuántas cosas más me quedan por
decir de ti?. Todas, y eso, es solo porque te amo, desde lo más profundo de mi
ser.
Esto hace que tú paso, por donde
quiera que sea que pisas, sea como si las plumas acariciaran el rostro de la
Tierra.
Cuando anochece, se enciende esa
bendita antorcha llena de calor y luz, tú mirada. Por esa razón, no es de
extrañar que veas en la oscuridad, toda tú eres luz.
Me invitas a seguir ese camino
glorioso, porque sabes que es el bueno. Conoces los entresijos de la vida, el
sendero por el que caminamos, es el único que nos lleva a la verdad, a la
auténtica vida.
¡Cómo te miran al pasar, los ojos
envidiosos…!. Mis amigos hablan de ti con respeto, te quieren, quisieran que
sus mujeres, tuvieran rasgos parecidos a los tuyos, pero eso es imposible.
Tú eres sin que quieran decirlo,
luz de luces, viento fresco, agua pura, refugio seguro, ¡tantas cosas más que
me cuesta definir…!.
He de decirte amor, que tienes el
respeto de la gente que sabe de gentes, quisieran imitarte pero no pueden.
Lo siento por todos aquellos, que
conocen tus virtudes y se esfuerzan por ser mi Cherry.
A estos les digo “No luchéis más, es tiempo perdido, solo ella
sabe hacer esto. No os esforcéis, ella es así, porque nació con estas
cualidades”.
Tengo cosas que decirte amor, que
el sol sale gracias a ti, que quiero estar más junto a ti.
Invítame a pasear contigo,
convídame a seguir tú paso allá donde sea que vallas. No te importe mi
debilidad y flaqueza, si caigo, sé que tú brazo me alzará del suelo, a quién saludes
yo saludaré, por donde sea que camines, estaré a tú lado.
¡Tengo tantas cosas que decirte…!,
que solo yendo contigo podré contártelas.
Cuando mi débil paso, de acople
al tuyo, seguro que podré seguirte, como cuando me acompañas a visitar a los
galenos.
Divino hombro ese tuyo, magnífico
apoyo, que como muro de protección, contiene los ataques del enemigo.
Fuente de aguas vivas y
cristalinas eres para mí. Lugar de reposo, en el que encuentro siempre, buena
sombra.
Seguro que cuando leas estas
palabras dirás “¡Pero si eso me lo has
dicho un millar de veces…!. Puede ser que tengas razón, pero necesito repetírtelo
siempre, hasta que me muera.
Ahora, que la sensatez está
conmigo todavía, necesito decírtelo, más que nunca, porque la razón huye de mí
poco a poco.
Cuando leas estas palabras, no lo
tomes como justificación, no pretenden serlo. Es tal el respeto que siento por
ti, después de tanto dolor que te causo, que siento que te lo debo.
Ángel divino, que entre las
sombras caminas, sigue aleteando por los dos, todavía tengo muchas cosas que
decirte.
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