LOS PASOS DE MI
AMADA.
Son, como el sonido de las Kathak
ghungroos, las campanillas que llevan las danzarinas en la india, que mueven de
forma acompasada, cuando dan pasos de baile.
Son melodiosas, como los pies de
mi amada, que aunque se muevan de forma nerviosa, suenan de forma musical, sin
estridencias, al compás de la música, que marcan esas delicadas armonías, de
una música difícil de entender para los occidentales.
Sus pies, en ocasiones, parecen
tener alas, también su cabeza, es fuente de inspiración para mí, como lo fuera
en su día Hermes, que representa el ingenio, la actividad continua. Esa es mi esposa,
siempre entregada al trabajo, siempre atenta a lo que es necesario para los
suyos.
¡Me deleita todo lo que hace, y
todo lo que piensa…!, para nadie una
palabra de desprecio, para ella, siempre está bien todo.
Vive al margen de cualquier cosa
que alguien pudiera decir de ella o los suyos. Yo le digo que esto es, porque
lleva campanillas en los pies, que impiden que preste oídos a comentarios
vacios, envidiosos, vacuos, que no tienen sentido, y menos para ella, mi diosa
alada.
¡Me gustaría que el mundo entero
la conociera…!, sabríais que no exagero.
Sus planes son volar hacia lo que
es mejor para los que estamos a su cargo, de todos se ocupa en su justa medida,
a todos nos ama, a todos nos consuela, a todos nos protege.
Su regazo es una fuente de
bienestar, de paz, calma y alivio. Y el tintineo de sus pies, anuncia que llega
siempre, para calmar tus penas. Nada hay más hermoso, que los pies de mi amada,
enaltece su cuerpo, que lejos de ser frágil, es seguro, vital y necesario.
Cuando sale a la calle, el sol
cobra nueva vida, se inclina ante ella, como lo haría cualquier astro ante una
diosa. Y si mira al cielo, todo se ordena, dispuesto a pasar revista ante su
presencia.
Pido a los dioses que me estén
escuchando, morir cuando el tiempo disponga, al lado del sonido de sus pies,
escuchar su música, me dará una mejor muerte.
Quienes ya saben que existe, deberían
escuchar la deliciosa música que sale de sus pies alados, solo entonces
comprenderían porqué la alabo tanto. Es un delirio ver su danza, escuchar el
sonido de sus campanillas, ver como mece su cuerpo, al compás de una música
indescifrable.
A los dioses pido, que me den la
oportunidad de seguir cuerdo, de seguir apreciando su danza, lo demás… no me
importa.
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