EL RIO SECO.
Los más ancianos de los pueblos
por donde pasa el rio Cazalón, desde siempre hacían huertos en el límite del
cauce. Los alcaldes de estas localidades no quieren meterse en problemas con
los vecinos, algunos tienen esos huertos transmitidos de sus padres o abuelos.
Hay higueras y árboles frutales
plantados en la ribera, algunos lugareños recuerdan el cauce del rio siempre
seco, incluso van cuando se levanta la veda a cazar conejos y zorros, tienen
sus madrigueras en las faldas del cauce.
No pocos son los que usan el
cauce seco, para cruzar al otro lado del pueblo, de ese modo, no tienen que
recorrer el camino, que los conduce a uno de los dos puentes para cruzar a la
otra parte, allí hay almacenes, la gasolinera, y unos cuantos comercios más,
que se establecieron allí desde hace generaciones. Hasta los niños lo usan para
ir a la escuela, es muy práctico, con el tiempo, se han hecho senderos, que se
utilizan para tal fin.
Aunque cueste creerlo, gran parte
del lecho del rio, se ha convertido en aparcamiento, el crecimiento del
polígono industrial del pueblo, ha dejado sin espacio a los vecinos para
aparcar los coches. Se ensucian más eso es cierto, pero cómodo si lo es.
El año pasado, hubo que poner
vigilancia oficial, nada, un par de guardias civiles, que pasaban a
determinadas horas, vigilando a algunos guarros, que tiran basuras. Con la
tontería, pillaron a un par de individuos que desmontaban motocicletas, y
dejaban allí los restos inservibles.
Un rio así, no es un rio, es más
bien un estorbo, una cicatriz geológica, que impide que se lleven a cabo
determinadas obras, proyectos, algunos de ellos importantes, ¡vaya cabeza
tienen algunos miembros del ayuntamiento, en lo que se refiere al
aprovechamiento del suelo, son auténticos genios!. Pero… el rio es el rio, ¿y
si alguna vez reclama su territorio?, si porque el rio, no tiene que echar
instancias a un ayuntamiento para reclamar lo que es suyo, él espera tranquilo,
a verlas caer.
Tras el pueblo, a eso de unos
veinte kilómetros montaña arriba, está su nacimiento, una pequeña fuente, que
sale de entre unas rocas, que alguien ha procurado reconducir, poniendo piedras
y una caña, que sirve para llenar recipientes, dicen que este agua es buenísima
para la salud, por eso, se ven coches casi cada día al margen de la carretera,
con gentes haciendo cola para llenar garrafas y otros utensilios, y llevarse esta
agua a sus casas.
Siempre ha sido así marzo de este
año, se anunciaron lluvias, en el telediario como siempre, cuando acaban las
noticias. Comenzó a llover, se anunció que estábamos bajo el influjo de una
gota fría, a eso, hay que añadir que ese invierno, las montañas estaban llenas
de nieve, ¡vaya invierno…!. Si en los pueblos de ahí abajo nevó, cosa que no
era muy habitual, imagínate en las montañas próximas.
El rio comenzó a coger vida
propia, en poco más de una hora se recogieron ciento diez litros por metro
cuadrado, la gente se comenzó a asomar a los pretiles del rio, luego, se pasó
un bando en el que se decía que sacar los coches del improvisado parking del
lecho del rio, a unos les dio tiempo a otros no, el rio iba ganando fuerza, los
ojos del puente de piedra del rio, pronto quedaron bloqueados por toda la
suciedad que se había depositado en él. El rio reclamaba sin piedad su camino,
los huertos desaparecieron ante el lamento de muchos, al no poder desaguar sus
aguas por su camino, comenzó a desbordarse, la gente empezó a temer que el
maldito rio se metiera en sus casas.
Y se metió, en buena parte de
ellas, que estaban cerca de la ribera, el rio las ahogó, literalmente trazó
otro recorrido a través de ellas, el rio no sabe nada de la vida de la gente,
solo quiere fluir hacia su destino. La lluvia y la nieve que comenzaba a
fundirse, aumentaron el caudal hasta límites insospechados, toda la porquería
que desde hacía años se venía acumulando en el rio Cazalón, fue la culpable de
que se le maldijera. Pocos fueron los que se apercibieron del desastre que se
avecinaba al no hacer una limpieza periódica del cauce del rio.
El Cazalón no se puede defender,
solo está ahí, como un gigante dormido, como una gran herida en la tierra, que
debe despertar un día u otro, ahora ha llegado la hora de levantarse. Le
culpan, le injurian, le insultan, pero en el fondo, saben que la culpa no es de
él, nadie lo ha lavado en años, nadie lo ha peinado ni arreglado.
Eso sí, a la hora de buscar
culpables, es más fácil culpar al Cazalón, sacarse las pulgas de encima, ¡que
injusticia!. Algunos piensan, va, no es para tanto, él siempre está ahí y
nosotros somos seres vivos, humanos. Cierto, pero si el Cazalón fuera un rio
vivo, bien que se aprovecharían de él, ahora, cómo ha causado tantas
desgracias, no hacen sino que mentarlo en la televisión, cómo el responsable de
tanta ruina y desasosiego.
Es el protagonista de todas las
portadas de los periódicos, lástima que sea en estas circunstancias.
Lo peor de todo este asunto es,
que El Cazalón no puede responder a las acusaciones que se vierten sobre él, no
puede acudir a los tribunales para defenderse, ni poner demanda alguna por
injurias. Tiene que morderse la lengua, y esperar que el temporal amaine.
Cuando vuelva a recuperar la forma que tenía, y el uso que se le daba antes de
la tormenta, ya se habrá olvidado todo, la gente volverá a aparcar sus coches
en su lecho, los vecinos y los niños atajarán por su antiguo cauce, y otros
seguirán echando las basuras dentro de él.
Los ecologistas, seguirán
reclamando al ayuntamiento soluciones para que esto no vuelva a suceder. La
respuesta que les dan, “No tenemos
suficiente presupuesto para llevar a cabo una limpieza regular, reclamaremos al
gobierno”. Pero el expediente, lo entierran bajo un montón de otros cientos de
asuntos, que jamás van a ser atendidos.
Cuando vuelva a pasar un suceso
como el que acaba de ocurrir, ya se sabe, la culpa la tendrá El Cazalón.
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