EL REZO.
“Cuando la señora Milagros se
muera, seguro que va directa al cielo…”, es lo que decía mi abuela cuando
hablaba de esta vecina. Se conoce que ella la oía a todas horas rezar, la
habitación de mi abuela, daba al patio de luces del interior del bloque. Decía
que oía continuamente plegarias, como rezaba el rosario, hasta alguna que otra
vez, cuando llegaba el calor, y dejaba la ventana de su habitación
entreabierta, llegó a ver el reclinatorio que la señora Milagros tenía en casa.
Justo delante de la silla especial
para rezos, un altar con La Moreneta, en una especie de capilla que se abría
mediante una doble puerta, al pie de la capilla, velas y estampitas de santas y
santos, que se mantenían aromatizados con el olor de la cera, que quemaba
incesantemente.
Siempre que salía a comprar a la
calle, llevaba en la mano un rosario, a lo mejor hasta por la calle iba
rezando, ves a saber. Yo la veía de vez en cuando, llegué a pensar que era una
santa por el hecho de –según se decía-, casi no compraba nada. Una pequeña
barra de pan que servía justo para hacerse un bocadillo, que le debía durar dos
o tres días, un chusco, y poco más.
Vestía un hábito de color lila
con un sencillo cinturón negro, esto que ahora os cuento que quede entre
nosotros, gente que se preciaba de conocerla, hablaba de que llevaba un cilicio
en un muslo. Chisssttt, yo no os he dicho nada ¿vale?. Me enteré en el colegio,
que un cilicio era un elemento de auto tortura que la gente se ponía en
diferentes sitios del cuerpo, con el fin de recordar, que no debían caer en las
tentaciones del diablo.
¡Anda que no…!, pero si rezaba
noche y día leches, se pasaba la vida en aquel reclinatorio, seguro que el
misal se lo sabía de memoria, fijo. Oye que yo no juzgo a la gente que tiene
fe, la que sea, es respetable todo, pero ¿hasta el punto de martirizarte?, he,
que esto es harina de otro costal.
Se sabe de gente que se suicida
por sus ideales, o cuando ellos creen que la han cagado, por ejemplo los
samuráis, que significa “servir”, que también se puede traducir bushi, “hombre
de guerra”. Pero claro, el asunto es que estos hombres no tenían nada que ver
con la religión, era cuestión de honor, una costumbre ancestral que viene de
hace miles de años, practicar el harakiri, con la ayuda del kaishaku, el que le
cortaba la cabeza. ¡Tela marinera!.
Pero no andaban por ahí llenos de pinchos en la cintura o las
piernas, la verdad es que yo no comprendo hasta que punto esto es una exigencia
divina, ¿y la gente que se fustiga con látigos y ponen en la punta bolitas de
metal?, ¡venga hombre…!. A mí dios me pide esto, y le contesto… “Oye ¿sabes qué?, ya me lo pensaré. De
momento me conformo con ser ateo si te parece bien, ya volveré cuando cambien
las normas”. Y me voy al Tibet a hacerme monje tibetano, igual le paso
desapercibido pelado, y con el manto amarillo…
Hay gente que lleva la religión a
extremos inauditos, en semana santa, sobre todo en el sur en Andalucía, hay
gente que no va a misa ni en broma, pero cando llega la hora del paso de las vírgenes
y Jesuses, cómo haya algo que lo impida, por la lluvia por ejemplo, cogen unos
disgustos, unos cabreos, del copón. Ves a todo el mundo llorando por las
calles, pero llorando de verdad de la buena, los pasos no pueden salir, porque
las imágenes que sacan a pasear, son tallas de madera de no sé qué siglo. Las
guarnecen y les ponen mantos, que valen un potosí, y ves a los encapuchados, abrazándose unos a
otros lamentando el incidente.
“¡No hay derecho… es el tercer
año que nos quedamos sin procesión, la puñetera lluvia nos deja otra vez sin
paseo!”. No hay que desesperar, el año que viene, a lo mejor habrá más suerte.
Hay que verlo así, a lo mejor, el Cristo se ha sacrificado, para que lleguen
las lluvias, y la tierra que está más seca que el ojo de un tuerto vuelva a
empaparse de agua. Los pantanos se llenan, el turismo tendrá garantizado l
aprovisionamiento de agua, todo tiene siempre su parte positiva.
¡Hay si doña Milagros estuviera
aquí…!, a lo mejor aprendía a cantar saetas y todo. Que diferentes son las
celebraciones religiosas en las distintas regiones de España, son tan variadas,
tan distintas, en Cataluña juegan con el diablo, ¿cómo se te queda el cuerpo?.
Lo que te cuento, aquí los rezos, van acompañados de juegos con el diablo “El Vall
dels Diables”, ¡montan unas jaranas con petardos y bailes…!, viene gente de
todas partes a verlos, lo hacen delante de las puertas de las iglesias y
catedrales, queman pólvora por un tubo, y sacan a la calle animales
representativos del Diablo. Vivir para ver, y encima, auspiciados por los
ayuntamientos y asociaciones locales.
Pues eso, cada cual reza a su
manera, ahora, eso sí, escoger por escoger, a pesar de los extremos a los que
llegan algunos, yo escojo a la señora Milagros. Oye, una mujer consecuente,
digna de llevar el nombre de católica apostólica y romana, romana no sé yo si
lo es, pero eso es lo que dice ella cuando es preguntada.
Yo por si acaso les rezo a todos
los dioses un poco, hay muchos tú, no sea que sea verdad eso de la venganza de
los dioses, y la cague. Puede que alguno tenga razón entre tantos, esto de que
las religiones digan que tienen la verdad absoluta, me mosquea, en teoría solo
tiene que haber una que sea cierta, que lo que te ofrece sea verdad. Espero que
el buen dios, que es misericordioso, sepa perdonar mi atrevimiento.
Admiro a los millones de señoras
Milagros que hay por todo el mundo, incluso con los excesos que puedan cometer
debido a sus creencias, pero a mí, que no me apunten a ninguna de estas ligas.
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