jueves, 30 de mayo de 2013


                                  OPORTUNISMO.


Me dice el médico que soy alérgico. Oiga, ¿y a qué si puede saberse?. Huy, esto es muy complejo de explicar amigo mío. Se conoce, que usted ha sido durante muchos años alérgico y no se ha dado cuenta. Pues mire usted que tocada de huevos, llevo un año entero, sonándome las narices noche y día, creyendo que me resfriaba, o que tenía las defensas bajas, y ahora resulta que es una cuestión de alergias. Ve usted señor, de donde yo vengo las alergias no existen. ¿De dónde es usted doctor?. De Bolivia, de una meseta que está a tres mil metros sobre el nivel del mar. Ya decía yo…, este señor tiene unos rasgos como de indio, bueno no de la India, si no de la América del sur. Pues sí, me licencié en la universidad de Sucre, soy aimara auténtico de cuna, allí hay muchos mestizos y muchas etnias diferentes. Oiga, ¿está usted seguro de que lo mío es alergia?, lo digo porque, si por causa de lo que me está recetando, tengo algún efecto secundario grave, vengo aquí y me lo cargo, llevo en manos de médicos, poco menos de cuarenta años, entre unas cosas y otras, he, y de buen rollo ¿vale?. No le quito la razón, yo haría lo mismo, pero tenga presente, que los licenciados que venimos a trabajar a  este hermoso país hermano, tenemos otra cultura, ¿sabe usted a cuantos visitadores médicos visito cada día, que me dicen que lo que sus laboratorios hacen es lo mejor?, no puede hacerse ni idea, y el caso es, que son productos que desconocemos, nosotros nos curábamos con hiervas y pócimas que vienen de nuestros ancestros, recuerdo cuando era pequeño, que siempre iba descalzo, limpiándome los mocos con las mangas del suéter de cuello alto, pues oiga nunca me resfrié, mi abuela me daba un brebaje de hiervas y a correr. Ya, en mi casa pasaba lo mismo, mi madre era medio herbolaria, y siempre que teníamos algo mis hermanos y yo, nos hacía bebidas para todos, para que no nos contagiáramos, doctor ¿no le estaré retrasando en su trabajo con tanto hablar?. No, que va, para lo que nos paga la sanidad española…, cobramos menos de ochocientos euros, ¿qué le parece?. Pues que es una mierda, para el trabajo que hacen. Y no me quejo, en mi país con esta cantidad, soy un adinerado, se lo cuento a usted porque me inspira confianza. Vaya, ¡así va la sanidad pública!. Lo cierto es que desconozco el efecto de muchos de los medicamentos que receto, pero… ¡qué le voy a hacer!, son comisiones extra que ganamos para tirar adelante. Le creo doctor, este país nuestro, se está yendo a la mierda con las reformas sanitarias, pero claro, tenemos que ir al médico cuando estamos jodidos, no hay otra. Me gustaría poder hacerle un diagnóstico más preciso, pero es que no nos dan más medios, nos dicen de dirección, “para los que tengan estos síntomas, recetar esto y aquello, para los que tosan de tal o cual manera, esto otro”, y así vamos. Joder, que penoso es eso doctor Jalaru –se lee en su bata blanca-, ¿quién puede confiar en un médico que se llama Jalaru?, a mí personalmente, me da un escalofrío cuando veo este nombre, pero que le vamos a hacer, es lo que hay, creo que estos médicos, -licenciados se hacen llamar así mismos-, las están pasando putas aquí, una gente que vivían con unas riquezas internas impresionantes, y ahora ya ves, El Dorado, cambiado por títulos, que al llegar de tan lejos, no se sabe muy bien quienes son. Bueno señor Jorge, me va a volver usted dentro de quince días, veremos haber como va este proceso de alergia, creo que con lo que le he recetado, se curará, o por lo menos, se tendría que poner mejor, si por alguna razón, ve que se le siguen hinchando los testículos, vaya a urgencias y diga usted que lo llevo yo, me buscarán, vivo aquí, no se preocupe por la hora que sea, el paciente es lo primero.
Jorge sale de la consulta del hospital sonriente, pero con una mala leche dentro de él, que si llega a tropezarse con alguien en ese momento, le mete dos hostias. En cuanto llega al parking a recoger el coche, se mete dentro, lee las dos recetas incomprensiblemente escritas, las hace añicos y las tira por la ventanilla. Ahora, antes de llegar a casa, paso por la farmacia, me compro unos suspensorios y punto, le diré a Mari Carmen que no es nada, que el médico me ha dicho que es una cuestión de retención de esperma, que necesito trincar más, que solo así se me pasará.


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miércoles, 29 de mayo de 2013


                                  SABER PERDER.


…y me siento tan viejo, tan lleno de nada, más que de achaques…, que a menudo el alma me tiembla, cómo si dentro de mí, fuera a ocurrir un terremoto. La mente se descuelga de mi cuerpo, igual que cuando haces rapel, y sin darme cuenta, ha descendido a fabulosas grutas aun inexploradas.
Aun así, no me quejo, no puedo, ¿quién podría comprender estos descensos a los abismos de lo imposible?, cuando asciendo de estos viajes fabulosos, quiero contarle a alguien cómo ha sido, imposible, hasta a mí mismo se me hace inexplicable.
Vuelve la normalidad, las risas y el aliento de vida, y mira tú por dónde, que me parece no aprovechar estos instantes, solo ella que está a mi lado siempre sabe que decirme, como actuar, cual es la mirada  que necesito en ese preciso instante.
Vuelven los ecos de la dimensión desconocida, sé muy bien que no se trata de extraterrestres, los zumbidos, las distancias que marcan mi mente, están contenidas en mi propio yo. Veo todo mi entorno, como un paisaje lunar, lleno de cráteres, remecido de luces opacas que contrastan con luces brillantes. No quiero hablar, quiero disfrutar ese momento, de hecho, tampoco puedo decir gran cosa.
La película que estoy viendo, en no sé cuantas dimensiones, me absorbe, y ¿sabes?, me conmueve de un modo especial. Voy danzando a través del tiempo, desde cuando tenía seis o siete años, a cuando tenía quince, de ahí a cuando me casé por primera vez, luego me quedo atascado, y de golpe vuelvo a galopar en el tiempo hasta ayer, cuando unos amigos vinieron a casa a comer con nosotros. Pero no recuerdo sus nombres, igual que no recuerdo el de mis hijos.
 La materia gris que llena mi cabeza, sé que está haciendo esfuerzos por dirigirme, no quiere que esté ausente del mundo, más que el tiempo preciso para dormir, para descansar, porque lo necesita. Sin querer no le doy tregua, algo me indica que es tiempo de soñar despierto, de contemplar las auroras boreales que se me presentan. No es una película, estoy dentro de ella, de esos brillantes colores, que como si fueran cortinas, me invitan a viajar con ellas.
Algunos amigos me dicen que tengo suerte, les gano en esto de viajes interplanetarios, yo les contesto, que no es lo propio de un ser humano normal lo que me pasa. Luego les apunto que hay que saber perder, es precisamente lo que me ha tocado a mí.
Minimizan mi desgracia –sé que lo es-, la acepto sin más opciones, ¿qué voy a hacer, matarme por eso?. No, ni hablar, quiero seguir vivo aunque en verdad no le tema a la muerte, pero cuando tenga que llegar, sin prisas, sin apretar el acelerador. ¡Con lo que me ha costado llegar a viejo…!, nada, de eso nada, hay mucha gente que me quiere, debo complacerlos, yo también les quiero a ellos, ¡es tan bonito amar…!.
Cuando me toque perder sabré aceptarlo, mientras, a vivir y alucinar, a caminar poco a poco, para no estropear ninguna hierva que me encuentro por el camino. Dependo de los demás en gran medida, pero empiezo a comprender a mis años, que ellos, también dependen de mí. Que quienes son, no lo sé, pero seguro que son muchos, del mismo modo que ellos me manifiestan su cariño, no puedo si no que corresponderles.
Poco a poco, con el tiempo, he aprendido a ser selectivo, la amistad se vende cara, y aparte de mi familia, sé que hay unos cuantos de ellos, que se partirían la cara con quién fuera por defenderme.
Ahora, a estas alturas de mi vida, me doy cuenta, de lo mucho que representa la fidelidad, la honradez, la honestidad, considero que soy un mero aprendiz de vivir. Todo cuanto tengo, que no es poco, se lo debo a la gente que estuvo a mi lado, y a la que estará en el futuro. Personas que ríen conmigo y que saben llorar junto a mí, que juntos nos enternecemos de acontecimientos que suceden a nuestro alrededor, eso me da fuerzas para llegada la hora, sabré perder, sabiendo que los tengo a mi lado.
He vivido ya unas cuantas ceremonias de la muerte en mí mismo, todas ellas, las he vivido, como una mera transición hacia el descanso, como cuando las fuerzas me abandonan después de estar colapsado por tanta alucinación, como cuando entro en un estado de laxitud completa, después de mis viajes intergalácticos.
Los médicos me dicen, que bueno, que hay que saber aceptar los fallos del cuerpo, así es, ni más ni menos, quién piense que lo contrario es cierto, se está engañando a sí mismo. El cuerpo humano es una máquina perfecta, pero por alguna razón desconocida todavía para la ciencia, comenzamos a envejecer, a dejar de funcionar bien, se devanan los sesos, para averiguar por qué esta depauperación, esta muerte lenta de células que se deberían recomponer, pero nada, no dan con la clave.
Por eso os digo, que hay que saber perder, asumirlo, aceptarlo, es como si te hubiera tocado la lotería, así lo veo yo. Espera, vuelven las alucinaciones… Ya han pasado, he viajado a ras del suelo, como si fuera el piloto de un caza, no sé cuantas vueltas he dado a La Tierra, pero este viaje ha sido potente, magnífico, estoy sudando, debe de haber sido por la adrenalina que se ha disparado en mi cerebro, ha sido impresionante.
¡Qué ganas tengo de vivir…!, no por estos viajes atípicos, si no por lo que representan en su conjunto, señales inequívocas del desprendimiento que se está produciendo dentro de mi cabeza. Pero estoy preparado, he vivido mucho y bien, de lo malo no me acuerdo, creo que me llega la hora, de sincerarme con todos, vivid bien, cuando llegue la hora de perder, sabréis perder mejor.


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martes, 28 de mayo de 2013


                      UN POCO DE JUICIO HOMBRE…


Estoy contigo, no es bueno hablar a la desesperada, hay que hacerlo con buen juicio.
¿Y quién determina el buen juicio?. Pues no sé, supongo que la razón, sin ella es difícil poder ordenar los pensamientos.
Ya, claro, ¿y cómo se mide la razón?, hay gente que es más razonable que otros. No, eso no es cierto, las personas razonables, son razonables en su conjunto.
Sí, pero también la cagan, ¿o no?. Bueno, es una cuestión de apreciación. ¿Cómo que de apreciación?, yo conozco a personas que son absolutamente razonables, y que meten la gamba hasta las ingles.
Entonces no son tan razonables, te lo aseguro. Entonces ¿cómo explicas que hagan estas meteduras de pata?. Pues… porque simplemente son humanos, nadie es perfecto, y cada cual hace sus propias apreciaciones de lo que está bien y lo que está mal.
Tío ya empiezas a liarme, se supone que alguien con buen juicio, no comete determinados errores. No hombre, esto no es así, la razón es como un muelle largo, lo puedes poner como tú quieras, incluso puedes anudarlo, pero nunca deja de ser un muelle.
Ya, entonces la razón, cada cual la aplica a sus propios intereses, cuando le interesa que tenga determinada forma, lo trajina de manera que se adapte al dibujo que uno quiera hacer con él, ¿es eso lo que me quieres decir?. Justamente eso.
Pues vaya una putada, porque si esto lo aplicas a los políticos, hagan lo que hagan, siempre tienen razón. Manejan las cosas a su antojo sin que nadie les pueda toser. Tampoco es eso, los políticos en nuestro país, son cargos electos por sufragio universal, el que tiene más votos gana.
Ya, pero el caso es, que yo no he votado a los que ahora están en el poder, y en consecuencia me jodo, no tengo derecho a pataleta siquiera. Las leyes electorales son las que son chaval, no se pueden cambiar.
Quizás es que los que hicieron estas leyes eran personas irrazonables, que no consideraron todos los aspectos en su globalidad. Hostias, mira que eres cabezón ¿he?.
No perdona, yo solo hablo sobre la base de lo que tú estás diciendo, ni más ni menos. Vale ya que me vas a volver loco. Has empezado tú con el tema, de forma que no te cabrees ahora conmigo, creía que eras una persona razonable. Razonable sí, pero paciente no soy demasiado, ya me está tocando las narices un poco.
Vale pues lo dejamos, no quiero perder la amistad contigo por eso. No la vas a perder, pero joder, es que sacas punta a todo, no te parece bien ninguna explicación que te pueda dar.
Será  porque a lo mejor, no eres una persona lo suficientemente razonable para explicar las cosas, por lo menos yo, no entiendo lo que me quieres decir. Por cierto… ¿qué tiene que ver el tener buen juicio con el ser razonable?.
Nada, son cosas diferentes… aunque sí que te puedo decir, que el ser juicioso forma parte del ser razonable en el sentido que, si una persona tiene buen juicio, no siempre dirá aquello que vea oportuno en cualquier circunstancia. Eso lo digo, porque a veces es mejor callar, y esperar una circunstancia mejor, para poder expresar lo que uno piensa o siente, demostrando así, tener buen juicio.
Ahhh, ya lo pillo, está claro, pero eso será salvo determinadas circunstancias, porque por ejemplo, si yo pillo a mi mujer con otro, no tengo porqué callarme, allí mismo les pego un tiro a los dos. ¡De verdad, que bestia que eres…!, no me refiero a estas circunstancias, hago referencia, a momentos, en los que por ejemplo, estamos en compañía de gente ajena a determinadas circunstancias, y que lo que tenemos que decir a una persona del grupo, no atañe a los demás, o les pueda causar cierto nivel de incomodidad.
Vale, vale, ahora ya está más claro. Por cierto, anoche tú mujer se portó como una loba, por poco se me come vivo. Ya te lo dije yo, ten cuidado que muerde.
Bueno, entonces cenamos esta noche los cuatro ¿no?. Si, por qué no, pero trátamela bien que yo soy un tío muy razonable con la  tuya.



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                   EL SOLDADO SIN MISIÓN.


¡Qué ilusión tiene Marcelo de entrar en el ejército…!, se ha ofrecido voluntario en la marina, tiene unas ganas de vestir  el uniforme inmensas. En su casa, en el comedor, hay desde que era pequeño, una fotografía enmarcada de su padre, vestido con uniforme de paracaidista.
Marcelo padre, llegó a cabo, medio de lado, se distingue el galón que lo acreditaba como tal. La pena fue que se mató sin guerra alguna, ¡anda que no lo lloraron en su casa!, en unas maniobras cerca de Zaragoza, se tiró con otros soldados de un avión, y no se le abrió el paracaídas, al pobre lo recogieron con pinzas en mitad de Los Monegros.
Su novia de entonces, ahora madre de Marcelo hijo, estaba embarazada de este valiente que con los años, siguió los pasos de su padre. Sin conocer más que parte de su historia, Marcelo adora a  su padre, bajo el retrato de su padre en una mesita de pared, hay una pequeña capilla con la virgen de Loreto, patrona de los aeronautas, y junto a ella, una caja apolillada con cristal, donde está la bandera española plegada.
Cristina su madre, reza a una hora u otra del día, a Nuestra Señora de Loreto. Se conoce que pide para que su marido esté cómodo haya en el cielo, para manifestar que se acuerda cada día de él.
Marcelo hijo, ya hace tiempo que le dice a su madre que quiere ser marino, y que le pese a quién le pese, lo será. Cristina ha tratado de recapacitar con él, le ha  dicho que estarán muy lejos el uno del otro, ella cerca de Logroño, él en la base de Cartagena. Los ideales de alguien cuando son legítimos, no deben cuestionarse, eso es lo que le quiere hacer entender Marcelo a su madre, y ella no hace más que repetirle que eso está muy bien, pero si ese es su caso, si quiere ser marino, antes, debería saber nadar.
El ideal de servir a su patria está por encima de eso, le contesta Marcelo. Pero  si tú le temes hasta los charcos de lluvia cuando vas por la calle…, esa no es la cuestión, si uno decide ser marino lo es, le pese a quién le pese. Piensa un poco en los demás… me quedo aquí sola, sin ninguna ayuda, no te tengo más que a ti ¿has pensado en eso?. Pues claro que sí mujer, no voy a pensar en la persona que me dio la vida… vamos mamá no digas esas cosas que me duelen mucho.
Ella , no termina de entender, ese empecinamiento irracional que lo ciega a llevar a cabo esa misión, él por su parte, tiene un convencimiento pleno de que es un conjurado, que en la vida tiene que llevar en alto esa bandera y no hacer otra cosa. Será porque nunca ha tenido amigos a los que aferrarse, solo el trabajo ha sido su amigo, y ni siquiera allí ha podido mantener una relación de amistad sincera con nadie.
Se ha estudiado a sí mismo, analizado, autocorregido, es posible que la culpa fuera suya, pero no ha encontrado motivos para que todo el mundo mantenga esa distancia con él. Una y otra vez se ha mirado en el espejo de la conciencia para examinarse, y nada, no encuentra respuestas a esa incógnita.
Cuando se pone los zapatos cada mañana para ir al trabajo, se plantea acudir a su puesto cómo un día más en el infierno. El número que calza es el cuarentaiocho, su estatura, metro sesenta y nueve, y un rostro que es más propio de un equino que de una persona, largo, con la mandíbula inferior que sale de la superior hasta el punto de no poder evitar enseñar los dientes inferiores con a boca cerrada. Pero joder, no hay para tanto, él se ve normal y de hecho lo es, camina con pie firme nunca mejor dicho, por la vida, tiene claros sus objetivos, y sin hacer alarde de nada, todo el mundo lo aprecia como buena persona.
¡Cuántos no habrán abusado de su bondad…!, es un tío diez. Jamás ha llevado cuenta de los favores que ha hecho a los demás, siempre se ha ofrecido a hacer favores, a dar de sí mismo todo lo que ha podido.
Pero se conoce que eso no es suficiente para aquellos que han recibido su afecto y el efecto de su bondad. Es por eso que quiero ser marino mamá, por lo menos en el ejército aunque sea uno más tendré la oportunidad de hacer algo por mi nación, dado que nadie se deja querer fuera de este entorno.
Al final, cuando pasa las revisiones oportunas, le dan una carta de capitanía militar que lo deja en espera. Ahora, no entiende nada de nada, ha viajado a Madrid para finalizar los trámites de su alistamiento, y resulta que le dicen, que ya lo llamarán, sin ninguna otra explicación. En el mundo militar las cosas funcionan así, nadie está obligado a darte explicación alguna, un soldado de oficinas le teclea en un ordenador una ficha, hace una carta a toda velocidad sobre un ordenador y la imprime, la mete en un sobre con la bandera nacional sobreimpresa y se la da.
Un sobrecargo a quien pide explicación le dice solamente que todo está redactado en la carta, que no puede decir más. La carta, contiene vagas explicaciones, de por qué no es apto para ese servicio, pero no tira la carta, aunque de corazón lo haría, le hiere profundamente lo que allí lee, la mete en su bolsa de viaje y se pasa el resto del camino deseando llegar a su casa, durante el camino de vuelta, nadie se ha sentado a su lado, y eso, que el tren, en ocasiones, va lleno.
Se hace mil preguntas mientras el tren pasa sin parar por algunas estaciones, ya me tendrían que haber dado una fecha concreta, he visto como a otros muchachos como yo, voluntarios les decían cuando y donde deben incorporarse a filas. No entiendo nada, si hay algún problema de masificación en este cuerpo, me lo podrían haber dicho, me habría apuntado hasta el tercio si hiciera falta, ¡maldita sea!.
Cuando llega a su casa, la vecina, la señora Virtudes, le dice que su madre está en el hospital, que vaya directamente allí. Osvaldo, un chico cubano que vive en su misma planta se ofrece a llevarlo al hospital. Cuando llega al hospital, no lo dejan pasar de urgencias, está en un box recibiendo atención, ni siquiera le dicen que es lo que ha pasado. Ya lo llamarán, siéntese en la sala de espera por favor, lo llamarán por megafonía.
La espera se hace eterna, más que nada por la incertidumbre de no saber que le ha sucedido. Al cabo de dos horas, una doctora llama a los familiares de la señora Cristina, Marcelo salta de la silla como un muelle. Buenas, usted debe de ser su hijo, si señora ¿Qué le ha pasado a mi madre?, pues… que va a tener complicado que vuelva a caminar durante una buena temporada,  la caída que ha sufrido, le ha roto dos vértebras, esto es de difícil recuperación, no imposible por supuesto, pero hace falta tiempo, hasta que vuelva volver a  moverse con soltura. Tendrá que ir con una silla de ruedas durante una buena temporada, ahora depende enteramente de usted y el resto de la familia.
Se conoce que ha estado limpiando la cocina, siempre la limpieza… siempre está sucio todo para ella, un resbalón inoportuno, y ha caído de espalda contra el canto de la mesa donde hacen vida en la cocina, menos mal que tenía en ese momento la ventana abierta y pudo pedir socorro. Al caer se machacó dos vértebras, y no se sentía las piernas, de manera que, por el balcón trasero entró Carlos el vecino de al lado, la asistió poniéndole una almohada bajo la cabeza y llamando a una ambulancia.
Ahora no podrá alistarse a ningún ejército, por lo menos, hasta que su madre mejore. Este suceso lo frustra mucho, él tenía sus planes, ahora tendrá que ser soldado de su madre, asistirla representa mucho para él, le viene grande.
Osvaldo que conoce sus planes, razona con Marcelo, le dice, que si estuviera alistado, tendría que someterse a una disciplina, que tendría que aprender cosas nuevas, que no había más remedio si quería ser un buen soldado ¿dónde estaba la diferencia?.
A Marcelo le cuesta digerir esta comparación, no es lo que él esperaba oír.
Ya en casa, después de acomodar a su madre con la ayuda de Osvaldo, que también ha ido al hospital con él cuando le han dado el alta, se sienta en la butaca del comedor, se quita los zapatos, y se bebe una cerveza fría en compañía del vecino cubano, que prefiere una silla. Bueno chico, ahora a pensar las cosas con calma, no me gustaría ver que este accidente de tú madre te sobrepasara. Tranquilo Osvaldo, ya nada importa de mis planes, me aré el efecto, que cada día voy de desfile con toda una tropa a echar a los intrusos de la patria.
Mira de nuevo la fotografía de su padre vestido de uniforme, y se sorprende, ¡le mira a los ojos, le está sonriendo…!.


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sábado, 25 de mayo de 2013


                                     ANA.


Benéfica, Compasiva, ese es el significado de tú nombre. Nombre hebreo, que no judío, que refleja las cualidades de esta mujer excepcional madre del profeta Elías.
No es que quiera ensalzar tú nombre, pero en este caso concreto, te viene como anillo al dedo.
Desconozco tus singularidades, pero por lo tengo oído de ti, eres resolutiva y determinada, dueña de tus valores, que no dejas escapar tus cualidades, quieres que se consideren al margen de tus debilidades.
Sabes bien que nadie es perfecto, eres dueña de los valores que te hacen ser la persona que eres, no exiges a nadie más de lo que te exiges a ti misma.
De ahí, que tienes una mente y un corazón abierto al diálogo, si hace falta, al enfrentamiento, pero solo con el fin de mejorar las relaciones con los demás.
Ese carácter tuyo es benéfico, y la vez compasivo, como un bálsamo curativo que si se deja aplicar trae frescura, ayuda a cicatrizar heridas.
Heridas que pueden venir de lejos, quejas, exigencias que saturan en un momento determinado el espíritu de las personas. Crees en el diálogo, no merece la pena fracturar lo que ya está establecido, con, o sin la bendición de los demás.
Hay quién pone rejas alrededor de su jardín, tú no, las has destruido, no tienes nada que temer, el miedo es de cobardes y tú Ana no lo eres.
Tú casa, está remecida de tus bondades, aunque otros vean en esa bondad, intereses ocultos. Invitas a que los tuyos te apoyen, sencillamente, porque te conocen, saben hasta donde pueden llegar, que llevas marcado en tú espíritu, la esencia de tú nombre, la compasión, puede que esta se tenga que manifestar en arduas discusiones, pero es el sino de lo que tú nombre significa.
Todo, menos la rendición. Cualquier cosa, menos desandar el camino recorrido.
Unas veces por buen camino, otras, cruzando montañas inexploradas, bajo granizos y tormentas, cruzando ríos caudalosos, todo ello forma parte de la esencia de tú nombre.
Hay cualidades que son comunes a todos los humanos, pero en tú caso, aun sin conocerte apenas, desprendes el aurea de la concordia y la paz.
¡Si los muros de la casa pudieran hablar… cuantas cosas nos contarían del sufrimiento y el llanto que a menudo te han hecho vacilar!. Pero ahí está la Beneficiosa, la Compasiva Ana, para poner freno de un modo u otro a los desmanes que pudieran romper de un solo soplo, las jambas de las puertas, las costuras de una vida dedicada.
Amanecida de nuevo, sales al paso de las desventuras, de los desequilibrios, de las dudas.
Esto es algo que solo pueden entender los millones de Ana, que como tú, disponen del fantástico equilibrio de su naturaleza.
¿De qué me hablas ahora, de tus defectos, de tus faltas, de las veces que te has hecho insufrible para otros?, eso no es nada, somos seres humanos, quién espere que un humano debe comportarse como un dios, lo tiene todo perdido.
Los dioses se ríen de nosotros, experimentan lo que no son capaces de hacer ellos mismos con sus almas inmateriales con nosotros.
Eso sí, no se atreven a hacerlo contigo, ellos solo abusan de las almas débiles, y tú no entras dentro de su inventario.
Quiero a las personas que como tú no se dejan doblegar, mientras a la vez, hacen los cumplidos honores al nombre que llevan.


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lunes, 20 de mayo de 2013



                                  EL ARCA PERDÍDA.


La casa de Manuela se ha venido abajo, este invierno no ha parado de llover más que unas semanas, el resto del tiempo lluvia, y más lluvia. Menos mal que a la mujer, el día que su casa cansada de crujir se hundió, se encontraba en el corral de atrás, sentada en una vieja silla, desplumando una gallina para hacer caldo.
Manuela no es mujer que se asuste por cualquier cosa, ya llevó bastantes sustos cuando durante la guerra civil, pasaban las balas de unos y otros silbando a su alrededor. Recordaba con pena a su marido, estaba trabajando el campo, y un camión de soldados se paró al lado de la carretera, aparecieron por un lado soldados con sus fusiles, y se pusieron a hacer puntería contra los cuatro cinco labradores que en este momento estaban trabajando el campo.
A su marido le tocó una de esas balas, caído en el suelo herido, casi inmóvil, le llovieron más balas de todas partes, murió en mitad de un surco que acababa de hacer para dar paso al agua. Este acontecimiento, y el que hizo que se llevaran a su hija Mercedes de solo catorce años con ellos, la marcó para siempre.
Con solo veintinueve años, tenía el cabello completamente blanco. Jamás dijo nada a nadie, aunque agradeció la ayuda que recibió de los vecinos, otros pasaron por la misma suerte, era cuestión de ayudarse, estaban solos en aquel trozo de tierra a la que se le puso desde ves a saber tú el nombre de La Empinada. Sería por lo que costaba llegar hasta allí desde la meseta castellana.
Acudieron todos hacia la casa, ahora el pueblo tiene hasta servicio de bomberos, un polígono industrial y zona residencial. Los años, han hecho que las distancias dejen de existir, no es lo mismo que cuando era joven que tenían que depender de los mulos, y de algún que otro afortunado que podía comprarse un coche.
La sacaron de entre los cascotes, estaba medio muerta, parte de una pared maestra, dio contra el techado de uralitas donde tenía a los animales y la pilló debajo. Menos mal que la techumbre del corral amortiguó algo los cascotes, si no muere allí mismo.
Casi inconsciente, la pusieron en una camilla y la llevaron al hospital de la ciudad más cercana, se había roto varios huesos, y tenía una fuerte contusión en la cabeza. Dos meses se pasó en el hospital hasta que le dieron el alta. Sin casa, sin nada de lo que tenía antes, lloraba por dentro en casa de unos primos que vivían en un pueblo cercano al de ella. Una mañana, le pidió a su sobrina Rebeca, que la llevara a ver su casa a La Empinada, estuviera como estuviera ella quería verla, y saber que se había hecho de su arca.
Todos los vecinos se alegraron de verla de nuevo, iba con bastón pero ese era un mal menor, agradeció a todos lo que hicieron por ella y les deseó lo mejor. Al fin, llegó al solar de su casa, las máquinas lo habían arrasado todo, solo cascotes era lo que se veía. Bajó la cabeza, y rompió a llorar, Rebeca la sujetaba, le frotaba la espalda con el fin de animarla en silencio. Se puso de espaldas al solar y miró la casa de Hortensia, bajó la acera y se dirigió a la puerta de la vecina. No llamó al timbre, solo gritó su nombre por la verja de hierro, Hortensia salió, era la única vecina de la calle que no salió a recibirla, la calle no era muy larga, solo tenía veinte números –diez casas-.
“¡Madre del cielo si ya estás aquí!, que bien, ¿cómo te encuentras Manuela?”.
-Ya ves, voy poco a poco mejorando, estoy en casa de unos primos míos que viven en Sostrales. Oye ¿estabas tú en casa el día que limpiaron mi casa y se llevaron las cosas que había?.
“No no no, que va, estuve todo el día en la cooperativa trabajando, me hubiera gustado estar para poder recoger cosas tuyas y guardártelas, pero chica, no pude, lo siento. No tengo ni idea de quién lo recogió todo, aunque… la verdad sea dicha, no quedó gran cosa.
-¿Y tú como sabes esto si no estabas aquí…?.
“Lo sé por los vecinos mujer, cuando volví del trabajo ya estaba todo como lo ves tú ahora, creo que vino un camión de la brigada del ayuntamiento y se lo llevó todo. Ves allí y pregunta.
Hortensia y ella nunca se llevaron bien, se soportaban, nada más, el padre de Hortensia fue uno de los que se llevó a su hija Mercedes, aunque esta lo negara. Cuando su marido fue nombrado alcalde –el marido de Hortensia-, muchos vecinos cambiaron de actitud respecto a su familia, comenzó a expropiar terrenos de vecinos, con el pretexto de que tenían que construir una autopista, y que el delegado del gobierno, dejó el asunto en sus manos. El terruño que ellos tenían no tenía el menos interés para el ayuntamiento, pero así y todo, les dieron un dinero, que tuvo que aceptar a la fuerza, so pena de enzarzarse en una lucha contra la administración del estado.
-Pues para allá que me voy ahora mismo, algo deberían rescatar de las ruinas.
“Venga pues, que haya suerte, si encuentras algo o te podemos ayudar me lo dices, que para eso están los vecinos.
El siguiente paso fue el más difícil, preguntar a unos y otras acerca del asunto no era tarea fácil, quién se encargó de cargar las cosas en el camión, donde las llevaron, cuántos eran los de la brigada… en fin, una ardua tarea. Su sobrina, le preguntó qué era lo que buscaba después de una catástrofe como aquella.
-Busco un arca de madera del siglo dieciocho, es un regalo que mi marido me hizo, es lo más valioso que he tenido jamás a parte de mi hija Mercedes.
“¿Tú crees que habrá sobrevivido al hundimiento de la casa?, mira que cuando se hunde un edificio no queda casi nada.
-Que solo se hundió el techo muchacha, lo que pasa es que pesaba mucho y se llevó todo lo demás por delante. Además estamos hablando de una casa de planta baja, no de un edificio grande.
“Claro, claro, visto así. Tengo hambre tita, ¿vamos a comer algo?. Estoy muerta, si no como algo me voy a desmayar.
-Vamos a la venta El portal, allí no te vas a terminar los platos que te pongan. De paso a ver si tenemos suerte y averiguo algo.
Isidro el dueño de la venta la abrazó cuando la vio entrar por la puerta, por lo menos lo intentó, un hombre de mediana altura con bastantes kilos de más, le impedían acercarse a la mujer. Comiendo, le preguntó a Isidro si sabía algo de las cosas que se sacaron de su casa, le dijeron que la brigada del ayuntamiento se lo había llevado todo a un local. Isidro apoyado en la mesa, le dijo no saber nada de aquello.
“Espera, oye tú, ven para aquí. (se dirigió a un hombre moreno y delgado, muy poca cosa que a veces ayudaba a la brigada en momentos de tala de árboles u otros menesteres). Esta señora es la que se le hundió la casa del pueblo por las lluvias, ¿no estuviste tú ayudando a la brigada ese día?.
“Si señor, estuve sacando cosas, no muchas porque estaba todo húmedo y hundido, por poco me rompo un pie caminando entre las runas.
“Atiende a lo que te pregunte la señora.
-¿No sacasteis de la casa un arca de madera de más o menos un metro de largo por cincuenta de alto?, llevaba unas bisagras ennegrecidas a los lados que terminaban en punta con remaches.
“¡Haaa, claro que me acuerdo!, la vecina de enfrente de su casa, dijo que la entráramos en su casa, que la guardaría ella, dijo que tenía un gran valor sentimental para usted, que buena mujer, por lo menos puede recuperar algo valioso. Un compañero y yo mismo se la entramos en casa, esa caja pesa como un demonio oiga. La dejamos… déjeme pensar…, a si, a los pies de la cama de matrimonio, enseguida se puso a limpiarla como si de un tesoro se tratara, nos dio cien pesetas por el trabajo.
-Por lo que veo no tienes trabajo ¿cierto?.
“No señora, vine de un albergue para toxicómanos, bueno la verdad es que me escapé,  porque la voy a mentir, nos daban muy mala vida, ahora hace años que no me meto nada, la gente del pueblo me ha ayudado mucho ¿sabe?. No he pasado hambre ni un solo día, trabajo aquí y allá solo por mi sustento, y duermo en el almacén de Isidro, ¿lo vigilo sabe?, hay mucho mangante suelto, así el hombre duerme tranquilo. Con tanto crecimiento que ha tenido el pueblo aquí viene de todo, tres veces le han entrado en el bar y le causaron un estropicio que para que le cuento.
Manuela se enterneció al oír al chaval, por un momento se olvidó del arca, después de tanta inquietud por la casa, su propia salud, el arca, todo quedó minimizado a la más mínima expresión al oír el modo de hablar del chico. Estaba  convencida, de que todo cuanto le decía era cierto respecto a su vida.
-Ten un poco de paciencia, en cuanto levante de nuevo mi casa, si quieres, puedes venir a vivir conmigo, al fin y al cabo, yo empiezo a necesitar ayuda, y tú una casa. No te vayas del pueblo, necesitaré tú ayuda muy pronto. ¿Te da de comer Isidro?.
“Si señora, bueno no como menús, pero me arregla tapas y cosas que no se consumen al día.
-Isidro –gritó-, (cuando se acercó a la mesa), este chico a partir de ahora comerá las tres comidas de mi cuenta, y si se toma una copita o alguna cerveza también las pago yo, ¿de acuerdo?.
“Lo que usted diga señora Manuela, cuando vuelva ya pasaremos cuentas, señora Manuela no eche mano al bolso, no hace falta, (Manuela ya estaba sacando el monedero). Ya me pagará cuando vuelva por aquí.
-Ahora ven con nosotras que vamos a comprarte unos zapatos nuevos, ¿dónde vas con esas zapatillas de andar por casa?. Venga apura el quinto y ven.
“No entiendo muy bien por qué hace esto conmigo, acaba de conocerme, y además en un bar, ¿no le parece curioso?.
-Cierto, pero el caso es que me gusta hacer el bien, eso sí, si me defraudas haré como si no te hubiera conocido nunca.
“Descuide señora Manuela, gracias, es usted un ángel para mí.
Rebeca observaba toda la escena con algún recelo, pero era decisión de su tía, no debía interponerse. Estaba segura, que ahora que sabía dónde estaba el arca, urdiría algún plan para hacerse con ella, era suya, estaba en su derecho de descubrir al ladrón o ladrones. Fueron a una zapatería y Felipe escogió unos zapatos fuertes de montaña, pensó que los podría llevar todo el año, jamás llevó un calzado igual, estaba contento, feliz de que le tocara por fin la buena suerte.
De la zapatería fueron al cuartel de la Guardia Civil, entraron los tres, aunque solo Manuela y Felipe entraron a poner la denuncia. Una vez puesta y dada la importancia de la denuncia, una patrulla los acompañó a casa de Hortensia, esta no los dejó pasar de la puerta. Razonaron con ella, estaba visiblemente nerviosa, prueba de que era cierto lo que se denunció, pero no pudieron pasar de la puerta.
-Eres una ladrona, que lo sepas, y voy a llevarme de nuevo el arca aunque tenga que morirme en el intento.
“Chica, que no sé de qué me estás hablando, que aquí no tenemos esta mierda de arca, en mi casa no acumulamos basura, ¿qué tenías en ese arca?, cuatro pelos, y una navaja de afeitar.
Los agentes se miraron entre sí y le ordenaron que los dejase entrar con voz de mando. Hortensia se descompuso, ella misma, con aquellas palabras, se estaba denunciando. Efectivamente, el arca estaba al pie de la cama de matrimonio, tenía puesto encima un cojín, los agentes cogieron el arca y la abrieron, en el paño todavía estaba puesta la rústica llave, se quedaron asombrados, aquel mueble era como un tesoro, jamás habían visto nada igual, las patas del arca deliciosamente trabajadas que representaban cuatro leones con la boca abierta, los laterales y el frontal de la misma, que representaban escenas de guerra con jinetes a caballo, cuyas cabezas sobresalían de la madera, la imagen de un castillo que parecía haber sido trabajado sobre el mismo trozo de madera, aquello era fantástico.
En el frontis del arca, bajo la talla de una piedra, estaba tallada la firma del artista, H. Desgas, detalle este que también supo confirmar Manuela, como la madera de la cual estaba hecha el arca, “alcanfor”, alcanfor de Australia, esa especie de árbol hace que la madera sea prácticamente indestructible, las termitas, las polillas u otros insectos, no se acercan a ella. También identificó el forró de la caja, terciopelo azul, aunque no dijo que era de la India y que las tachuelas que lo sujetaban eran de oro, ese detalle no le importaba a nadie, más que a ella.
Finalmente, y a tenor de que todavía se conservaba en su interior, las navajas de afeitar Filarmónica con mango de cuerno de vaca, y su correspondiente afilador de piel con mango, Hortensia desistió de todo intento de negarse a ceder el arca a Manuela, a esta se le cayeron lágrimas de los ojos al ver que no estaba la pequeña trenza de cabello de su hija Mercedes. Se  llevaron el arca a la venta El Portal, Felipe se comprometió a guardarla allí mientras no le dijera otra cosa.
-Vigílala con celo Felipe, es lo único que me queda de la catástrofe.
“Descuide Manuela, antes tienen que matarme a mí que llevársela, además la voy a cubrir bien con cartones y telas para que no coja polvo, déjelo de mi cuenta.
Con un par de besos se despidieron hasta pronto, se volverían a ver, antes de lo Felipe se imaginaba. Cuando llegaron de nuevo a casa, Manuela le preguntó a su sobrina cuanto le debía por todo, el tiempo, la gasolina…, nada, no quería nada, aun así, Manuela le metió en el pantalón, un billete de quinientas pesetas.
Le costó un poco de tiempo encontrar un solar fuera del pueblo, para poder hacerse edificar una casa, pero al final, un buen vecino le cedió un trozo de tierra que no trabajaba en la que se podía edificar. Poco más de un año después, Manuela habitaba en la casa nueva, con una vida nueva, con un nuevo habitante que cuidaba de ella, Felipe, un muchacho agradecido y ahora más feliz que nunca, y con un arca vieja, un arca de la que no se desprendería jamás y que legó a su cuidador en herencia.
El arca no tenía precio, lo mismo que la oportunidad que Manuela le dio a Felipe, y la vida que le regaló este hasta que ella faltó. Ahora, el hombre era rico aun en ausencia de Manuela, rico en cualidades que jamás nadie exploró, con defectos, que como le enseñó Manuela, no dejara traslucir demasiado a los demás, con tal de ser una persona más feliz.
El arca perdida ahora, era el arca encontrada, mediante ella dos personas consiguieron lo que querían, aprender más sobre la amistad y el altruismo.


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domingo, 19 de mayo de 2013



                              AMIGO…                                                                      (Para Pablo).


Podrías haber sido buscador de oro, pero tesoro, como el que has descubierto en la mujer a la que ahora amas, no tiene precio.
Riquezas inmensas tendrías, si hubieras explotado territorios petrolíferos, pero ya sabes el dicho  “El diablo fue al mar a buscar tesoros, pero se murió de sed, porque una mujer hermosa  se los había bebido”.
La fama más deseada, no se encuentra, se desea, y si tú deseo es puro, ahí la tienes, en forma de mujer. No hace falta que sea excepcionalmente hermosa, aunque en su caso sí que lo es, solo hace falta, que seas capaz de brindar junto a ella toda la vida.
¿De cuantas fuentes puede beber un hombre a la vez?, de una, y ahora, bebes de las más cristalinas aguas que existen bajo tus pies.
Aprecia pues, con sus defectos y virtudes, a una sirena enamorada del amor, que canta toda ella, con cada paso que da, con cada mirada cómplice, y mira más haya de sus bellísimos ojos azules.
Puedes pensar que es consejo el que te estoy dando, nada de eso amigo mío. Solo es una sencilla sugerencia, para que encuentres la felicidad, ¡tan cara de encontrar hoy día…!.
Nos movemos en un mundo plagado de deseos insensatos, en ambiciones que terminan en fracasos, ahora es tú hora amigo mío, se feliz con ella, en la medida que lo seas, serás sin duda alguna, un hombre afortunado, tocado por la gracia de todos los dioses.
Amigo…, ¡vaya suerte la tuya!, no te envidio, yo también la tengo a fuerza de luchar por la mujer que tengo a mi lado.
Es tan frágil la vida humana… tan impredecible, tan insegura, que debemos aferrarnos a esas cadenas que nos sostienen, que hasta puede que nos aprisionen de vez en cuando, pero firmes siempre, que no temen al fuego ni a las tempestades de la vida.
Mereces tener un diploma por elegirla a ella, después de luchas y estudios, ya ves, sin tener que haberte formado en universidad alguna, ahora la tienes a tú lado.
Ni la más preciosa gema se la puede comparar, ten en cuenta esto amigo, los diamantes son fríos aunque preciosos, ella es una gema, pero viva, con sangre corriendo por sus venas.
Con una preciosidad así, lograrás subir cualquier cima, bajar al más difícil abismo no descubierto, porque estás impregnado del sabor de su cuerpo y de su alma.
Vayan pues estas sencillas palabras, para recordarte que hoy, a esta hora, compartes tú vida con el más precioso de los elementos terrenales, mi sobrina María.


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viernes, 17 de mayo de 2013



                       ESPERANDO AL GRAN AZUL.


Las cosas no siempre suceden cuando uno quiere, en ocasiones hay que armarse de paciencia, tener la mente fría. Por otra parte, acontecimientos que creíamos improbables, nos desbordan y nos precipitan hacia la desesperación.
Un tontito de mi pueblo, sale a la plaza del mismo y con los ojos fijos en el cielo, preguntado por los vecinos, siempre dice lo mismo  “Aquí estoy, esperando al gran azul”. Unos comentan con otros  “Este pobre hombre cada vez está peor, no sé como su familia, consiente que esté todo el día sentado en ese banco”.
No les falta razón, porque incluso cuando llueve a mares, se le ve sentado en el banco contemplando el cielo, seguramente esperando, que aparezca el gran azul.
Vaya una leche con el tontito. A veces se queda mirando a un determinado punto del cielo haciendo visera con la mano, casi con los ojos cerrados, como si hubiera visto algo en concreto, sin poder determinar que es.
Tanto es así, y la rutina que ha adquirido respecto a este asunto, que algunos de vez en cuando, viéndolo en estas circunstancias, se sientan a su lado y se pegan a su hombro, siguiendo con la vista el punto del cielo, hacia donde está dirigiendo su mirada, el tontito.
“Pues no sé yo que mira, algo debe de ser, porque lleva del orden de cinco años practicando esta especie de liturgia”. Otro le contesta  “Ya sé, como ahora se está poniendo de moda otra vez el asunto de los OVNIS, eso es que está esperando que pase alguno por aquí”.
Han hablado con el cura para que charle con él, y le convenza de que no hay razón para que se pase el día mirando el cielo, don Lucas ha aceptado el encargo.
Después de preparar un breve bosquejo con todo lo que le iba a decir, una mañana después de misa, salió de la sacristía, abrió el paraguas negro para protegerse del sol y se encaminó a la plaza del pueblo. Efectivamente, allí estaba el tontito, como cada día, observando el cielo, ese día el cielo tenía más clientes, cinco o seis personas mayores, observaban el cielo alrededor del tontito.
Se despertaban comentarios acerca de lo que uno u otro había visto el día anterior, comenzaron las discusiones pacíficas y las especulaciones  “Oye pues aunque sea el tonto del pueblo, algo habrá visto para que se pase todos los días aquí clavado, que hasta su madre le trae la comida porque no quiere moverse del banco”.
El señor cura, don Lucas, comenzó de forma cariñosa, a explicarle cosas de la historia sagrada, pero el tontito si escuchaba lo hacía sin dejar de mirar al cielo. Al cabo de las dos horas de discurso inútil, don Lucas le preguntó  “¿Qué es lo que esperas ver con tanta observación?”.  “Al gran azul, ¡es tan hermoso…!”.
Don Lucas no salía de su asombro, lo decía con tal convencimiento…, con tanta nostalgia, con tanto cariño, que no pudo por menos que quedárselo mirando a la cara, estaba extasiado el tontito. Sin poder agregar nada más a lo ya dicho, don Lucas alzó la vista al cielo, y se quedó mirando unas nubes que pasaban lentamente, completamente blancas, que el aire de allá arriba cambiaba de forma, haciendo que unas veces pudieras ver animales, otras veces cosas, todas ellas efímeras.
Cuando acababan de pasar sobre sus cabezas, se transformaban de nuevo, era como un teatro de sombras chinas, al tontito con media lengua fuera de la boca se le caían de vez en cuando las babas.  “Todo esto que ves, lo ha hecho dios”.  “No –contestó el tontito-, todo esto lo hace el gran azul, estoy esperando que me diga un día de estos, cómo lo hace. Pero para eso, el cielo tiene que estar completamente azul, sin una sola nube, entonces saldrá de detrás del escenario para contármelo”.


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                                  MARÍA.


No pueden hablar, se quedan quietos otros, los más expresivos muestran consternación a su paso.
Su hombre sonríe y dulcemente la alaga con sus ojos. Es porque los suyos lo tienen hipnotizado.
Si alguien tiene el honor de disfrutar de su sonrisa, palidece sin poder evitarlo.
Así es ella, modestamente hermosa, como salida de una fábula que todavía nadie ha escrito. Me mira y muero un poco, ¡es tan hermosamente buena y dulce…!.
Su nombre es María, este nombre se ajusta a su personalidad, a su porte, a sus ganas de vivir la vida.
Si la conocierais, seguro que os turbaría su presencia. Hasta la ambicionaríais como se ambiciona el pan de cada día.
Estoy próximo a ella, y a la vez tan distante…, que no me canso de mirar unos cuantos retratos de María.
Platón hizo una frase sobre el amor  “El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido”. Cuánta razón tiene este gran sabio.
La persona que siente habla poco, y es a ella, a María, a quien se le pudiera atribuir este pensamiento.
Uno se ve tentado, a dar la vida por María si se encontrara en algún aprieto. Yo me apunto a esta causa, sería un honor.
Seguro que es el cariño que le tengo el que me hace hablar así, lo sé, pero es algo que no puedo evitar. Su amor es tan grande, que debe ser correspondido.
María no quiere parecerse a nadie salvo a ella misma, es discreta y comedida, nada exigente con los demás, y si les exige algo, es porque ella se exige a sí misma.
La quiero tanto, que su nombre me acerca a la hierba que nace en el campo, al rocío de la mañana, a la alegre primavera que se viste con los colores de su nombre.
Es preciosa por apreciada, querida por cariñosa, amante por amorosa.
Ya no se me ocurre otra cosa más que decir de ella, más que su esencia tiene un nombre hermoso, María.


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                          FRANCISCOS POR TODAS PARTES.


No se puede decir que no sea un nombre popular, hasta el papa de Roma se ha puesto de sobrenombre Francisco, ¡verás ahora la de gente que si tiene niños, les pondrán por nombre Francisco!. Siempre ha sido un nombre muy común, pero no por eso, un nombre feo. ¡La de reyes que se han llamado Francisco!, incluso santos que han llevado este nombre.
En una ocasión, conocí a un hombre que llevaba ese nombre, pero no quería que se llamara así, le gustaba que le llamaran Paco. La verdad, Paco suena peor que Francisco, pero como es su nombre, hace con él lo que quiere. Voy a menudo a un barrio de marineros cerca de mi pueblo, cuando las mujeres oyen el nombre de Paco “El Cigüeña”, todas vuelven la cabeza, las de mediana edad porque las más mayores, pasan de las diabluras del Cigüeña. Ellas ya conocieron a fondo al padre de este.
Ese Paco es la leche, se le conocen en el barrio por lo menos seis hijos, como lo oyes. Era un máquina el tío, se conoce que llevaba muchos más genes del padre que de la madre, y claro, esto marcaba diferencias entre otros hombres de el barrio. Si alguien ha vivido en un barrio así, se percatará de lo que estoy diciendo, ahí todo el mundo se conoce, casi todos son pescadores.
No creas, hasta ha tenido hijos con mujeres veraneantes, -bueno los ha engendrado-, se distinguen todos por determinadas características físicas del padre, del Cigüeña. Todos sin excepción, tienen unos grandes ojos azules, los pómulos altos, y una característica más íntima que los caracteriza, tienen un cacharro entre las piernas...
Me sabe un poco mal especificar esto, pero es la verdad, lo cierto es que bien mirado, es una característica más del cuerpo, como la nariz o las orejas.
¿Quieres creer, que todos estos niños, y otros que ya son adolescentes llevan su nombre?. Cómo lo oyes, se conoce que los maridos de las mujeres con las que tuvo relaciones, estaban abducidas por la magia del Cigüeña y todas les pusieron el mismo nombre a todos, - a todos los chicos claro, a las chicas les pusieron por nombre Francisca-.
 Es curioso, que todas estas mujeres a día de hoy, sigan enamoradas del Cigüeña, y es que es un hombre que tiene algún tipo de magia con las féminas, será que siempre huele a pescado recién pescado, a mar, lo lleva encima como si fuera un perfume. Seduce sin quererlo, a estas señoras que llegan hasta del extranjero a veranear en el Mediterráneo, él no hace caso de nadie, repara las redes en la arena de la playa, ahuyenta a los curiosos que le hacen fotos, no quiere protagonismos de ningún tipo.
Pero hace un par de días, se le acercó una chica belga, estudiante de fotografía, con una beca para estar en Cataluña tres meses. Le dijo, que le interesaban mucho los contraluces del sol mediterráneo, y a pesar de la diferencia de edad, se han hecho buenos amigos. Ella, Matilda, le ha hecho saber que lo encuentra interesante como hombre, que le gusta su filosofía de vida, por su parte él, le ha hecho saber, que ya hay suficientes Franciscos en este pequeño puerto.
Matilda al haber escuchado este argumento, se ha trasladado a otro pueblecito, bastantes kilómetros más debajo de la costa. Dice, que el sol no brilla igual en el lugar donde está ahora.
¿Será porque ahí no hay más que un solo Francisco y que tiene ya ochenta años?


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jueves, 16 de mayo de 2013



                                   EXPIACIÓN.


¡Tengo tanto de lo que arrepentirme…!, sí  he hecho muchas cosas malas, pero no me quiero confesar con ningún hombre, solo si baja dios a la tierra y me demuestra que existe, hablaré con él.
Hasta me atrevo a decir, que en cambio, escucharé sus pecados, juntos nos iremos de copas un día, y hablaremos hasta que salga el sol. Necesito decirle cuantas faltas he cometido, unas a sabiendas, otras por omisión.
Pero creo que él, también se ha ausentado de nuestros problemas, que me explique por qué, quizás así llegue a la conclusión, de porqué he dejado de hacer lo correcto. No, no es ninguna broma, creo sinceramente, que también tiene algo que ver en el desarrollo de mi vida.
Nací sin reglas, nadie me dijo nunca lo que tenía que hacer o dejar de hacer, me llevaron al bautismo cuando no tenía ni idea del porqué, unos años después, me enseñaron que estaba dedicado al Señor, que la gente se tiene que bautizar para recibir su gracia.
Seguí sin entenderlo, mientras, mi vida transcurría con normalidad, hasta que un día, después de una gamberrada que le hicimos a una señora del barrio, escuché por primera vez  “Dios te castigará por gamberro, además, os voy a denunciar”. No iba solo a la hora de pegarle fuego a la colada de esta vecina, en un tendedero de calle.
Pero dios no apareció, y creo que esto nos envalentonó para hacer otras cosas, triviales eso sí. Nos entreteníamos haciendo cosas, que cualquier niño ignorante del poder divino, hacía. Por las noches, trepábamos a los balcones de las casas que nos eran más asequibles, para espiar a sus ocupantes, unas veces para ver como se bañaban las chicas, otras para observar los lugares por los que luego nos sería más fácil entrar.
Nos llevamos a un furgón abandonado un tanto lejos del barrio, pequeños televisores, equipos de música, consolas de juego, de todo, luego lo vendíamos lejos del barrio, a otros.
Tuvimos buenas y malas experiencias, pero nadie nos dijo jamás que dios nos iba a castigar. Y como él no aparecía llegamos a pensar que no existía, que el asunto era, que nos querían meter el miedo en el cuerpo.
Hasta que un buen día, mis padres acordaron, que iríamos a la comunión de Pepito, nos habían invitado a todos. Entre unos cuantos más, andaba Pepito mirando de lado a sus padres y abuelos camino del altar. (Jamás habían pisado una iglesia y ahí los tenías, todos con una cara de devoción, que parecía que la cosa iba en serio).
El cura, entre otras cosas, Habló de que aquellos niños eran rescatados de la mano del diablo, joder que susto nos dio, lo pinto de una forma, que acabé creyendo más en el diablo que en dios mismo, después con música de un órgano, a todos les llegó la hora de la comunión. Mi amigo Ángel, que estaba a mi lado me miraba con cara de espanto, acojonado. Yo le dije por bajinis  “Oye, tú ni caso, eso todo son mentiras”.
Con el tiempo, fuimos creciendo, unos más y otros menos, tanto de cabeza cómo de cuerpo. Así fue como conocí a Pili, una chavala con una calentura encima, que cuando te acercabas a ella quemaba. ¿Qué quieres?, tardamos dos días, en perdernos por los parques menos frecuentados, para hacer de las nuestras. ¿Qué era pecado, y yo que sabía?, nadie me dijo que disfrutar del placer del sexo fuera malo. ¡Anda que no lo pasamos bien…!, creo que era otro pecado más acumulado, para confesar en determinado momento.
El resto de la vida, ha sido desde entonces, trabajar, casarme y tener hijos, después, desenamorarme de mi esposa, e ir a vivir con una chica a la que conocí al principio de mi adolescencia. ¿Qué hice de malo, aguantar sin querer a una mujer a la que ya no quería?, no hombre no, eso no funciona así. Vamos digo yo, porque ella (mi primera mujer), tardó poco en encontrar a otro lila que se juntara con ella). Además, me he casado formalmente con mi segunda mujer.
He olvidado aquellos felices tiempos, en los que entraba a robar en casa de vecinos, la excitación, la adrenalina que subía por las venas cada vez que entrábamos en casa de alguien. Nunca hicimos ningún daño personal a nadie, eso sí, solo mangar cuando podíamos.
Si dios está en todas partes, y vigila con atención todos nuestros movimientos… ¿porqué no me llamó la atención?, no lo sé, pero esto es lo que  me hace difícil entender que exista. Antes, -dice la Biblia-, daba señales para que la gente creyera en él, mediante hombres elegidos, manifestaba sus desacuerdos con los actos de su pueblo, ¿qué pasa que ya no somos nada?, ¿qué somos una escoria?, pues que se aparezca en un momento determinado y nos lo diga  “Oye que me desentiendo de vosotros, porque sois unos malditos hijos de vuestra madre?”.
Punto pelota, pero de la manera que parece que se toma las cosas, parece que se complazca en el sufrimiento humano no me jodas. O que nos muestre donde podemos expiar nuestros pecados, a quién podemos dirigirnos…, o una cosa o la otra.
Ahora bien, como me diga que tengo que ir a un cura a confesarle mis pecados, va listo. Ir a estos toca huevos pederastas, no me va, que nos de otra alternativa, por eso decía al principio, que como no baje él en persona a darme un toque, na nay de la china. Seamos serios, pensemos por un momento, ¿es tan grave lo que podemos hacer los humanos en el campo del pecado?, va a ser que no. Y hoy día, si tenemos problemas de identidad que nos trastoquen un poco, tenemos a sicólogos y otros profesionales para que nos echen una mano.
Estoy dispuesto a expiar mis pecados, pero de forma lógica, que no me vengan con pamplinas de penitencias y rollos parecidos, que bastante estamos sufriendo ya. Si por esa razón (que somos unos pecadores incorregibles), tenemos que evaporarnos de la tierra para dar paso a una nueva especie, ¡pues que lo diga y punto pelota…!. Si no lo ha a echo ya, es por dos razones: O bien no existe, o bien no son tan graves nuestros pecados. No  se me ocurre nada más.
Termino; si nuestra conducta es mala, nuestra vida está fuera de los estándares normales, y nadie nos rectifica, es imposible que progresemos, y cuando uno no progresa se deteriora, no hay término medio, no nos podemos quedar en terreno neutral, eso es para los suizos, no para nosotros.
Lo que no significa que tengamos que ir por ahí jodiendo al prójimo, llegado a determinada edad, los pecados de juventud han expirado, si no es así, es porque además dios es un rencoroso de mierda. No creo que esto vaya con su imagen.


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miércoles, 15 de mayo de 2013



                        UN ROSAL QUE NUNCA MUERE.


Los entendidos en jardinería, dicen que un rosal bien cuidado no tiene porqué morir. Así mismo lo creo yo, hacen falta algunos cuidados especiales, esenciales si quieres que produzcan esta magnífica flor, que a pesar de tener espinas, es una de las más hermosas y representativas del amor, en todo el mundo.
Las espinas, las defienden de aquellos, que quieren acceder a ellas despreciando su belleza. Es su mimo tronco el que también se protege, para evitar que nadie lo dañe.
Es así y no de otro modo, como se plantea su supervivencia. Vosotros sabéis de eso, tenéis que haber pasado por mil y una dificultad, por problemas y hasta si me apuras por angustias, para poder conservar ese núcleo familiar que es envidiado por tantos.
Al final, la familia rezuma encanto, deliciosos olores, que acompañan el crecimiento de vuestros hijos, bucólica estampa de inigualable belleza, que debe reflejarse en la generación futura.
Para que esto se pueda llevar a cabo, hace falta valor, intransigencia, tolerancia, y sobre todo… mucho cariño, padres con hijos, hijos con sus brotes, todos a una se benefician del resultado, solo porque están juntos, porque miran al mismo norte.
Para la base de esas ramas que luego producen la rosa, esto tiene un coste importante, sacrificios, y a menudo lágrimas, que se esconden dentro de la savia, que nadie es capaz de ver, porque discurren dentro del corazón de los padres. No regateáis esfuerzos, en dar lo mejor de vosotros, si hiciera falta dar la vida, sacrificar algún tocón que otro, con tal de que se siga manteniendo el arraigo dentro de la familia.
¡Sois ejemplo de tantas cosas…!, que al llegar la primavera, el rosal no puede menos que producir exquisitas flores, llenas de gracia, color y aroma. Entonces, cuando esto ocurre, todos mirando el rosal, os dais cuenta, de que el afán con que se ha trabajado no es en vano.
Aun así, queda mucho por hacer, regar la planta, abonarla, remover la tierra a su alrededor, todo esto exige un esfuerzo constante. Ahora que ya tenéis el tesoro deseado, no hay que abandonarlo, trabajo…?, todavía queda mucho, éxitos también, y es posible que algún que otro fracaso. Somos humanos, eso significa que no somos perfectos.
Seguiremos equivocándonos en decisiones que tomemos, pero en pro de mantener el rosal vivo, cualquier esfuerzo es poco. Tenéis de vuestra parte, el amor que os profesáis, y esto querida familia, es como vivir en una fortaleza inexpugnable. Seguid rodeándoos del caiño, como todos pretendemos hacer, y ese rosal, nunca morirá.


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martes, 14 de mayo de 2013



                                      BESTIAS DEL PENSAMIENTO.


Confucio, Aristóteles, Marco Aurelio, Jean Paul Sartre, Kant, Simone de Beauvoir, Balzac, Descartes, Averroes, Giordano Bruno, C. Staples Lewis… y un largo etcétera de personas que se han parado en su andadura en la vida, para llegar a conclusiones, sean estas o no discutibles, sean acertadas o equivocadas.
Todos y cada uno de ellos han escrito ensayos y libros de filosofía, novelas y notas, dicho frases, que a todos nos han hecho pensar en un momento u otro de la vida. Aun sin saberlo, conductas que para nosotros son nuevas, ellos ya las habían madurado y plasmado en libros con el propósito de acercarnos a la realidad que vivimos.
No hay nada nuevo bajo el sol, todas las conductas son meras repeticiones de otras que en otros siglos pasados, seres como nosotros han vivido ya. No es casualidad ni coincidencia, todo absolutamente todo, ha pasado ya por el cedazo del pensamiento de estos monstruos del pensamiento. El motivo es bien fácil de entender, el hombre como tal, no ha cambiado desde que apareció en este mundo, tenemos los mismos defectos y cualidades, las mismas ambiciones que tenían los cavernícolas. Somos animales políticos, queremos la conquista de tierras o de almas, subyugar a los más débiles, ponerlos bajo nuestro dominio.
Clive Staples Lewis, escribió “El futuro es algo que cada cual alcanza a sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea”. Nietzsche comentó  “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado”.
Pues bien, muchas personas que leyeron mensajes de este tipo de estas bestias del pensamiento, alegan que, vaya  descubrimiento. Pues sí que es un descubrimiento, se les ocurrieron a ellos estas frases junto al contexto, después de investigar y estudiar la conducta humana, nosotros sencillamente, nos hemos encontrado el trabajo hecho. Como no se nos ha ocurrido a nosotros, porque no hemos entrado en la cultura del pensamiento, los despreciamos, o no los apreciamos, que viene a ser lo mismo.
Miguel de Cervantes escribió acerca del tiempo en estos términos (es solo una frase)  “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”. ¿Qué podemos hacer aparte de esto?, nada, nada más que lo que se está viendo que se hace ahora, protestar, manifestarse, y poco más. Estas bestias del pensamiento humano, estimulan a que pensemos por nosotros mismos, a que tomemos decisiones individuales, que no entremos en la gran masa de los que protestan porque sí. Pericles, en otra frase, lo deja claro  “El que sabe pensar, pero no sabe cómo expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar”.
De modo que queda bastante claro, que pensar antes de actuar, es, no solo una gimnasia para la mente, es una exigencia para tener voluntad propia, lejos de las actuaciones que otros lleven a cabo con fines confusos. Platón al que hacemos referencia ahora manifestó la inquietud que debería llevarnos a hacer algo provechoso  “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”. Ahí está, una de las claves que nos invita a decidir por nosotros mismos. Está muy claro, que hay mucho debate abierto en torno a las ideas y en las manifestaciones de las mismas, pero para eso, hay que tener muy claro, que antes hay que pensar de forma individual, sin partidismos, sin condicionamientos que nos hagan decir cosas, que en realidad no sentimos.  
Susana Tamaro expresó la base del pensamiento  “Siempre hay quién te dice lo que debes hacer, ya no existe el silencio, en todas partes hay ruido; si no estás con tus propios pensamientos, como vas a entender el sentido de las cosas, es imposible. Vivimos bajo una manipulación perversa, muy sutil”. Ese es uno de los grandes problemas de la comunicación hoy día, todo nos llega filtrado, convenientemente adornado, desdibujado en ocasiones, con el fin de tenernos ciegos, ante tanta información como nos llega.
El pensamiento genuino, ha quedado abandonado en el desván de lo obsoleto, periodistas, expertos en dar información, han sustituido a nuestra propia independencia de pensamiento. Las facultades pensantes, han sido sustituidas por elementos prefabricados, ideas que se nos han impuesto como modelo, para que la rebelión no se produzca.
Las bestias del pensamiento a las que antes hacemos referencia, en algunos casos también han sido manipuladas de forma conveniente, sin embargo existe una diferencia notable, muchos de estos hombres y mujeres sabios, han enseñado a las generaciones que les han precedido, a establecer modelos de pensamiento que todavía perduran en el tiempo.
¡¡Viva por estas bestias del conocimiento!!, muchos de ellos han muerto por sus ideas, otros desterrados, aun otros, se han auto desterrado, con el fin de seguir manifestando su disconformidad con la sociedad de su tiempo. Han sido y son todavía, héroes de revoluciones, anclas de barcos que han navegado a la deriva, y que supieron decir “Basta” con su pluma. ¡Les debemos tantas cosas…!, que el pasar por alto sus ideas y pensamientos, el subestimarlos, nos lleva a la anarquía controlada por el estado.
Tagore expresó esta idea de forma magistral con estas palabras  “Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que pacientemente lo sostiene”. Este candil, podría ser el pensamiento independiente.  “Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad”, esta frase del mismo autor, nos recuerda que si no pensamos, y solo nos dejamos llevar por todo lo que se nos dice, que casi en ningún caso sale de un corazón altruista, nunca llegaremos a ningún buen puerto.


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domingo, 12 de mayo de 2013



                         LA SOMBRA DE LA HIGUERA.


Grande, tremendamente lucida, bien trabajada para que el producto de su flor sea mejor, más cuantioso, más dulce, un manjar para el exigente paladar de los entendidos. Así es la higuera que crece en mi pequeño patio soleado, un lugar alejado de cualquier peligro, acompañado solo, por el suave canto de la alondra y el colorín. Visitado en el mes de Abril, por las golondrinas, que han hecho del voladizo de mi casa un lugar preferido, Ahí las ves, poco a poco van llegando, ocupan su casa de vacaciones, pegadas a las esquinas de las paredes, con pequeños trocitos de barro sabiamente mezclados con  su saliva, nidos que aparentemente son frágiles, humildes, pero son un lugar perfecto para ellas.
Al amanecer, sobrevuelan los campos de alrededor y también la higuera, ahora que va llegado el verano, es más susceptible de ser atacada por plagas de insectos, de miles de moscas y mosquitos, que quieren aprovecharse del atractivo néctar dulzón  que emana de la higuera. No vale la pena intervenir en esta danza mortal, que todos llevan a cabo para sobrevivir, la naturaleza hace lo suyo, su astucia es manifiesta en cada acontecimiento que se libra  en el campo.
Antes, hace unos años atrás lamentaba vivir solo, me sentía abandonado entre las cuatro paredes de la casa, encerrado en una prisión de la que no podía escapar, pero  eso ya es historia, cuando arranca el buen tiempo, hablo con mi higuera, y ella me responde moviendo agitadamente sus hojas. Sí discutimos de cosas que aparentemente a ella no le importan, yo creo que sabe que estoy solo, entonces en una explosión de bondad, me regala su fruto, las brevas, las excelentes amigas de mis comidas, ¿cómo iba a despreciarlas?.
Mi higuera me inspira a que haya construido a sus pies, una rústica mesa que ni siquiera es plana, con un único asiento que hice con la base de un olivo, allí me paso horas, subiendo y bajando de la higuera por una frágil escalera de madera que, para no lastimar las ramas de mi amada higuera, uso para recoger su fruto hasta su copa.
Bien entrada la primavera, en mi tierra el sol quema, las temperaturas suben de forma exagerada, pero mi higuera me dice que vaya bajo su sombra, que no encontraré lugar más fresco y agradable, en ningún lugar del mundo. Y cuando me ve desanimado o triste, deja caer unas cuantas brevas para recordarme que hable con ella, que está allí plantada para hacerme compañía. Por naturaleza, ella entiende de flores y frutos, ¿cómo es que también entiende de estados de ánimo?, será porque desde que era pequeño, ella ya estaba allí en el patio de la casa esperando a que creciera, para consolarme cuando mis padres  murieron, cuando mis hermanos se marcharon a la ciudad y se dieron cuenta, de que yo no me iría de allí jamás.
Bajo mi higuera, en un tiempo ya pasado, tuve encuentros y escarceos con chicas de los pueblos vecinos. Parecía que en su troco hubieran siempre ojos que miraban las cosas que hacíamos, eso me cortaba mucho, al final dejaba estos asuntos a la voluntad del tiempo. Y la voluntad del tiempo ha sido, que yo comparta con ella mis pequeños triunfos, y por qué no decirlo, mis grandes fracasos. No se me ha dado bien conquistar a las mujeres, o ellas no han sabido conquistarme a mí, no lo sé, pero ahora no es tiempo de lamentos, todo este tiempo pasado lo doy por bien empleado, es como me dice mi higuera, que a ella le gustaría dar siempre el mismo fruto, pero no puede, está sujeta a las circunstancias que la rodean. Si ella no se lamenta… ¿por qué iba a hacerlo yo?. Sí, cierto, son cosas distintas pero al fin y al cabo, si las maduras bien, iguales. ¡Ya me gustaría a mí tener la lozanía que tiene la higuera, después de tantos años!, no envejece, y siempre, si se la cuida, va echando brotes nuevos. En cambio yo, hace unos años que camino apoyado en un bastón de cerezo, algunos árboles tienen el secreto de la longevidad, pero eso, no se cuentan a nadie.
Por eso, después de muchos años de hacernos compañía mutua, y de que ella me cuide a mí lo mismo que yo cuido de ella, dejamos aparcado este tema para concentrarnos solo en lo básico, que no por ser básico es más simple, le doy los cuidados que necesita, y ella a cambio me da su fruto y su sombra.


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sábado, 11 de mayo de 2013



                                         NUNCA SOLAS.


¡Cuántos capítulos importantes ocupáis en mi vida!, por la felicidad que me procuráis cada vez que os veo, por ese cariño cálido y seguro, que desprendéis cuando estáis a mi lado, por la suave calidez de vuestra cercanía.
Estoy cargado de recuerdos, recuerdos muchos de ellos amargos, que me ayudáis a sustituir con vuestra presencia. Se me olvida todo cuando juntas, os veo pasar por la puerta de casa. Entonces comienzan a fluir aguas limpias, os veo transparentes porque representáis todo lo que siempre he deseado en una pareja.
Doy gracias a los cielos, porque vuestras madres os parieron como sois, ejemplos de nobleza, de sinceridad, columnas del templo que sostiene nuestra familia.
No son palabras vacías las que os escribo, con la pluma del alma os digo todo esto, con la tinta de la sangre que corre por mis venas lo certifico. Sois envidiables hijas mías, ¡cuántos hijos quisieran tener la armonía y la equidad vuestra!, cuántos quisieran tener como vosotras, a alguien a quién poder ayudar, como vosotras estáis haciendo conmigo.
Mi mente no cesa de pensar en vosotras, en vuestras inquietudes y metas, y me he conjurado, para que jamás paséis apuro alguno, mientras esté vivo. Del mundo ya lo he tomado todo, ahora os toca a vosotras, que nunca vais solas, me sale del alma consideraros a las dos hijas mías, ¡a tantos hijos he dejado ya en el camino de la vida…!, que me moriría físicamente si me faltarais.
Sois dos titanes, que siempre juntas, cabecean en medio de este océano de incertidumbres. Siempre con rumbos concretos, abrazadas la una a la otra cuando frio, abanicándoos una a la otra cuando el calor se hace insoportable.
Todos los recuerdos que tengo de vosotras son inmensamente felices, llenos de gloria y triunfos, cargados de sosiego y paz. ¿Qué haría sin vosotras dos?, morir, porque sois, una parte importantísima de mi vida.
Pero ante todo y sobre todo, siempre juntas, las penurias se comparten mejor cuando dos seres amados, están juntos, y cuando parece que estás dentro de un túnel, del que parece no haber salida, siempre hay un punto de luz al final, entonces, juntas podéis gozar plenamente, de la satisfacción del trabajo bien hecho.
Nosotros por nuestra parte, estamos aquí para deciros que, estando juntas, podéis cambiar el rumbo de la Tierra, mecer en vuestros brazos el Himalaya, abrazar todos los océanos del mundo. Solo es cuestión de desearlo, nosotros os ayudaremos donde vosotras no podáis llegar, pero eso sí, permaneced juntas.
Tenéis las cualidades propias de reyes, de reyes buenos y compasivos, de reyes que velan por sus súbditos, y que dan a placer de sus cualidades, para que todos sean felices. Nosotros teniéndoos cerca somos los padres más felices de la Tierra.


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