LOS FANTASMAS NO MUEREN
NUNCA.
Andan por ahí vagando en el
espacio infinito. Unos son de armas tomar, otros, si pudieran nos ayudarían a
que no cometiéramos los mismos errores que ellos. Si no… ¿qué propósito tiene
que existan?.
Expertos andan por cárceles
cerradas hace años, iglesias derruidas, sótanos abandonados y mil y un lugares
diferentes, tratando de conseguir sicofonías, voces del más halla, que los
complazcan. Les preguntan cosas que a veces son tonterías como -¿Estás ahí?, habla dame una señal.
Vienen estos expertos, y se
supone que tienen el derecho, de que les digan todo cuánto quieren saber.
¡Dejadlos en paz hombre…!, ¿qué daño hacen, a quien incordian ellos?, a nadie.
Pues no señor, no se van, hasta conseguir que el o los fantasmas, les digan
algo, o les hagan una señal de su presencia.
Claro, cómo los fantasmas no
mueren nunca, siempre los tienen a tiro. Hay fantasmas que viven ni se sabe
cuánto, he llegado a la conclusión, de que algunos, les tienen envidia. Fíjate tú
que bien, se murieron físicamente un día, pero luego tuvieron la suerte, de
vivir allí donde se les ejecutó, o se les quemó en la hoguera.
Porque alguien oyó una vez
buscando leña una puerta que se cerró tras él, ya tiene que haber un fantasma.
Un hombre paseando a su perro, pasa por delante de una casa deshabitada desde
hace ciento cincuenta años, y ve pasar una sombra por delante de una ventana,
ya tiene que haber un fantasma.
Para allá que van unos cuantos
científicos, con sus aparatos medidores de plasma, sus grabadoras, todos los
cachivaches imaginables, para ver si pueden comunicarse con los fantasmas. Me
pregunto ¿qué sacan de todo esto estos iluminados?, no lo sé, pero por lo
menos, tienen material para programas de televisión. Que aunque no lo parezca,
hay mucha gente enganchada a estos rollos, no importa si estos programas
comienzan a las doce o la una de la
madrugada, ellos se quedan a verlos.
Bueno, tiene que haber gente para
todo, conozco a gente que les encantan los info- comerciales, se hartan de ver
propaganda de cuchillos casi mágicos, pucheros que cocinan casi sin fuego,
freidoras sin aceite, es para alucinar.
Volviendo a los fantasmas, los
equipos que se usan para captar fuerzas extrañas, cuestan un huevo, pero no
importa, se amortizan rápido.
Es algo parecido a otros
buscadores de fantasmas, que salen y entran de sus casas, que están presentes
en los parlamentos, que van a los juzgados, porque son imputados en tramas
criminales.
Pues bien, ¿sabéis cuanto pueden
dar de sí estos rollos que diariamente nos repiten en televisión?, la leche, es
un no acabar nunca. Es como ir detrás de los fantasmas, si aquellos necesitan
de máquinas especiales para ser captados, estos también, veinte personas con
sus correspondientes micrófonos, cámaras, gente que va por el suelo atropellada
por otros….
Es la leche, y lo peor de todo
es, que estos fantasmas no se mueren nunca, puede que a alguno le dé un
jamacuco pero es igual, al día siguiente ya hay otro que lo sustituye. Es demencial, hace ya años, mi padre me
dijo -Eso es para escribir un libro, es
una vergüenza. Mi padre ya murió el pobre, pero ahora si viviera le
contestaría… -No papa, ¡para escribir
una enciclopedia entera, e ir añadiendo cada año dos o tres tomos más!.
Por lo menos, los fantasmas que
viven en la sombra, que son intangibles, esos no fastidian a nadie, viven ahí
en su medio, sin dar problemas. Pero estos otros… ¡hay madre!, estos otros no
hacen más que joder al prójimo, y encima, les hacen una propaganda del copón.
Los fantasmas de verdad, de vez en cuando sueltan… -¡Marchaos de aquí……….no os queremos
cercaaaa!. Por ejemplo. Pero estos otros a los que me refiero, no dicen ni mu y
ves a todos los periodistas preguntarles siempre lo mismo -¿No tiene nada que decir de la acusación que
hacen contra usted?. ¿Ha declarado delante del juez?. ¿Qué le ha dicho?.
Una de las veces que los
periodistas perseguían a un menda de estos, subían por las escaleras mecánicas
de un aeropuerto, mira, se les terminó la escalera, el fulano no decía nada,
había cuatro tras él con los micros casi en la boca del susodicho, ¡se pegaron
un leñazo…!, encima el mangante, -que al final se supo que lo era-, se
descojonaba vivo.
Claro hombre, dejad a los
fantasmas en paz, si por veros correr detrás de ellos no vais a tener más
audiencia ¿o sí?. Bueno el caso es, que yo creo, que la gente ve la televisión,
para ver correr a los periodistas, porque espectáculo, dan un rato largo. No
hace falta que uno vaya al cine, si quieres ver una peli buena, conecta la tele
en cualquier canal, porque además, todos dicen lo mismo.
Lo tratan de diferentes maneras,
según la tendencia política que tengan, pero de hecho, es simplemente lo mismo.
Es como los telediarios, visto uno, vistos todos, fijo, no importa que pongas
una televisión pública o una cadena privada, todos insisten en lo mismo. ¡Vamos
de un original por la vida, que es para cagarse!.
Y nosotros ahí, manejados como
simple mercancía de la muerte, como meros idiotas de este espectáculo dantesco
y fácil, suspirando por qué no será nunca, soñando despiertos con un mundo mejor,
con una vida sin fantasmas que nos jodan la comida diaria. Soñando despiertos
con huir a ninguna parte.
Esperando que llegue el fin de
semana, para cagarnos en los políticos, mientras vamos como borregos en
caravana, por las carreteras del estado que son nuestras, porque las hemos
pagado nosotros con nuestro sudor y nuestras lágrimas. Pendientes del fútbol o
el baloncesto, montado todo, para que no pensemos mucho, en lo mucho que nos
dan por el culo. Esperando en volver a casa, después de un disfrute momentáneo,
de los momentos de asueto, que cada vez son más largos.
Con un ansia de encender el
televisor, antes de encender la luz de nuestros hogares, hogares que no son
nuestros, son del banco, rezando para que se olviden de que ya debemos tres
recibos de la hipoteca. Hasta que una voz fantasmagórica, nos llama por
teléfono para decirnos, que o pagamos, o nos echan de nuestra casa, una casa
que llevamos pagando trece años o más, y
que nuestro caso, ha pasado a los servicios jurídicos del banco, para
que nos desahucien.
Entonces nos apercibimos, que los
fantasmas no mueren nunca, que seguirán habitando en lugares oscuros, porque a ellos
no les hace falta vernos las caras, ni siquiera saber si trabajamos o no. Ni
siquiera quieren saber si estamos enfermos nosotros o alguna persona de nuestra
familia, ¿porqué deberían saberlo si son fantasmas?. Ellos no sienten ni
padecen, solo quieren hacer más llevaderas sus cadenas.
No amigos míos, ni mueren ni
morirán jamás, porque se alimentan de los miedos de la gente, de sus
desgracias, del infortunio, que hizo que un día, nos decidiéramos a llevar una
vida mejor, más confortable.
Sin que los veamos, ríen en silencio,
vagan por todas partes, con impunidad, ¿quién va a echar mano a un fantasma?,
¿cómo lo puedes agarrar?. Pasan a través nuestro, atraviesan las paredes,
saltan de los rascacielos sin miedo alguno
-Soy un fantasma ¿quién me puede?. Sabed pues, que sin saberlo, ellos
nos vigilan a nosotros y no nosotros a ellos. Manejan los hilos del poder y
así, de la ciencia, de la enseñanza, de la salud, de la cultura, de todo lo que
nos podamos imaginar y más.
Espectros infrahumanos, que
siegan la vida de quien les apetece, porque todo es suyo. Porque los fantasmas
no mueren nunca, existen desde siempre y para siempre, son invencibles.
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