sábado, 25 de mayo de 2013


                                     ANA.


Benéfica, Compasiva, ese es el significado de tú nombre. Nombre hebreo, que no judío, que refleja las cualidades de esta mujer excepcional madre del profeta Elías.
No es que quiera ensalzar tú nombre, pero en este caso concreto, te viene como anillo al dedo.
Desconozco tus singularidades, pero por lo tengo oído de ti, eres resolutiva y determinada, dueña de tus valores, que no dejas escapar tus cualidades, quieres que se consideren al margen de tus debilidades.
Sabes bien que nadie es perfecto, eres dueña de los valores que te hacen ser la persona que eres, no exiges a nadie más de lo que te exiges a ti misma.
De ahí, que tienes una mente y un corazón abierto al diálogo, si hace falta, al enfrentamiento, pero solo con el fin de mejorar las relaciones con los demás.
Ese carácter tuyo es benéfico, y la vez compasivo, como un bálsamo curativo que si se deja aplicar trae frescura, ayuda a cicatrizar heridas.
Heridas que pueden venir de lejos, quejas, exigencias que saturan en un momento determinado el espíritu de las personas. Crees en el diálogo, no merece la pena fracturar lo que ya está establecido, con, o sin la bendición de los demás.
Hay quién pone rejas alrededor de su jardín, tú no, las has destruido, no tienes nada que temer, el miedo es de cobardes y tú Ana no lo eres.
Tú casa, está remecida de tus bondades, aunque otros vean en esa bondad, intereses ocultos. Invitas a que los tuyos te apoyen, sencillamente, porque te conocen, saben hasta donde pueden llegar, que llevas marcado en tú espíritu, la esencia de tú nombre, la compasión, puede que esta se tenga que manifestar en arduas discusiones, pero es el sino de lo que tú nombre significa.
Todo, menos la rendición. Cualquier cosa, menos desandar el camino recorrido.
Unas veces por buen camino, otras, cruzando montañas inexploradas, bajo granizos y tormentas, cruzando ríos caudalosos, todo ello forma parte de la esencia de tú nombre.
Hay cualidades que son comunes a todos los humanos, pero en tú caso, aun sin conocerte apenas, desprendes el aurea de la concordia y la paz.
¡Si los muros de la casa pudieran hablar… cuantas cosas nos contarían del sufrimiento y el llanto que a menudo te han hecho vacilar!. Pero ahí está la Beneficiosa, la Compasiva Ana, para poner freno de un modo u otro a los desmanes que pudieran romper de un solo soplo, las jambas de las puertas, las costuras de una vida dedicada.
Amanecida de nuevo, sales al paso de las desventuras, de los desequilibrios, de las dudas.
Esto es algo que solo pueden entender los millones de Ana, que como tú, disponen del fantástico equilibrio de su naturaleza.
¿De qué me hablas ahora, de tus defectos, de tus faltas, de las veces que te has hecho insufrible para otros?, eso no es nada, somos seres humanos, quién espere que un humano debe comportarse como un dios, lo tiene todo perdido.
Los dioses se ríen de nosotros, experimentan lo que no son capaces de hacer ellos mismos con sus almas inmateriales con nosotros.
Eso sí, no se atreven a hacerlo contigo, ellos solo abusan de las almas débiles, y tú no entras dentro de su inventario.
Quiero a las personas que como tú no se dejan doblegar, mientras a la vez, hacen los cumplidos honores al nombre que llevan.


                                                       -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario