domingo, 7 de febrero de 2016

COMPAÑÍAS NECESARIAS

                                                        COMPAÑIAS NECESARIAS

Los seres humanos necesitamos la compañía de alguien, puede ser la persona que menos podamos imaginar y que sin embargo, al cabo de determinado tiempo, se nos haga imprescindible. Es posible que todo comience por una simple amistad, que vaya fortaleciéndose a medida que frecuentamos el hogar de ese vecino o amigo, todo va desarrollándose en la medida de la profundidad de nuestras conversaciones, en las cosas que nos interesan, en sus necesidades y si la otra persona se interesa por las nuestras. Yo le llamo a esta acción, quedar trabados por la necesidad de hablar y escuchar.
Esa actitud es la que hace que en momentos determinados tengamos discusiones sobre determinados temas en los que no estamos de acuerdo, debe de haberlos, esa es una de las claves de la compañía humana, el acuerdo y la disconformidad en cualquier asunto que pudiera surgir y que pusiera en peligro nuestra compañía. De todos modos estas diferencias deben existir, son la muestra viviente de que nos queremos, a pesar de que alguien pueda pensar mal de esta última expresión. Si no nos quisiéramos no volveríamos de nuevo a buscar de un modo sutil la compañía de nuestro amigo, ahora ya nos conocemos mejor, tratamos de no tocar sus puntos débiles y así, no discutimos.
Puede que esta actitud le cueste más a uno que a otro, pero si nos esforzamos juntos en tolerarnos llegaremos a un buen entendimiento. Ha habido momentos en los que he tenido que salir echando hostias de casa de casa de alguno de estos amigos, por eso no se debe abusar de las confianzas que te puedan dar.  “Vete a la mierda un poco anda…”, después he sabido que no tenía nada contra mí, que era un asunto familiar del que yo no sabía nada.
Al siguiente día volví a su casa, las piernas me temblaban un poco la verdad, pero mi amistad con él me llevó casi de forma automática a su puerta de nuevo, no me interesaba lo que había pasado, sencillamente mi interés estaba concentrado en él, en su estado de ánimo y dicho de paso, por qué no, como estaba el resto de la familia. Oye, como si no hubiera pasado nada, quiero decir que todo estaba normal, por lo menos a primera vista.
Esta experiencia y otras en concreto me han llevado a pensar que el ser humano no está para vivir solo en una isla rodeado de cocoteros, necesitamos a alguien a nuestro lado, para discutir, para compartir alegrías y si conviene… irnos a hacer puñetas y cambiar de amigos, esto último solo en el caso de que llegue el momento que pasen de uno.


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