jueves, 11 de febrero de 2016

SI POR PODER FUERA...

                                                          SI POR PODER FUERA…

Sé a casi todo el mundo le han pasado situaciones de este tipo, ver a gente mal educada por la calle, jóvenes peleándose a las salidas de las discotecas, puñaladas, traficantes de drogas, mujeres jóvenes que se prestan a cualquier cosa, con tal de ir a la moda o tener dinero extra para un sinfín de cosas que ni ellas saben de qué les va a servir.
Un ejército de siquiatras, sicólogos, medicamentos y lugares para reformar estas conductas se llevan gran parte de los impuestos que todos pagamos muchas veces con esfuerzo. A mí personalmente me parece que en buena medida gran parte de todo esto se podría evitar, ¿cómo? tomando las riendas de la situación los propios padres. Ellos son los que tienen el deber de controlar y educar de esa forma a los hijos, no es justo que toda la formación recaiga sobre el profesorado, en los educadores, en principio porque son los propios padres, los que responsabilizan a los maestros de cualquier cosa que suceda dentro de la escuela y fuera de ella.
Parece que el sistema, está interesado en que las cosas sigan así, inmovilista en este respecto, justifican las acciones de algunos profesores que quieren mantener la paz y el buen ejemplo en el conjunto del centro, pero eso es imposible, si los padres no ponen de su parte. Desafían a los maestros y les dicen…  “Ya veremos quién tiene razón en esta cuestión…” Es frecuente ver a chicos practicando botellones en cualquier parte de la ciudad, orinando en los portales, defecando entre los coches y gloriándose de ello delante de los demás. Se escuchan sirenas, no son las de la policía, son ambulancias que tienen que llevarse a algunos que están desmayados en las esquinas, los amigos les han puesto determinadas drogas dentro de la bebida y hasta algunos llegan a los hospitales con paradas cardiorespiratorias.
La gente que está a cargo de estas fiestas, son en buena medida los responsables, pero eso ocurre porque a los padres se les han roto las riendas que conducen a los hijos en el buen camino. Se puede corregir todo esto, pero se necesita un esfuerzo conjunto y sobre todo ser contundentes, firmes. Aun y así ocurren desgracias imprevistas, de manera  que si todos no ponemos a trabajar con ese fin, creo que no debemos dar el tiempo por perdido.

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