viernes, 19 de febrero de 2016

NO PODEMOS QUEJARNOS

                                                       NO PODEMOS QUEJARNOS

Es una cuestión de sentido común, vivimos como queremos, la mayoría, los demás van al curro en sus coches más o menos nuevos, empachando las autopistas, sin respetar algunas advertencias que nos dicen, que si seguimos así jodemos el planeta. Ves a Madrid o Barcelona en hora punta, la gente va de los nervios, cagándose en todo, unos porque quieren volver a casa a una hora decente, otros porque tienen que trabajar por la noche.
Mientras estamos en casa, encendemos el televisor, que en la mayor parte de las casas mientras haya alguien en casa, siempre está encendido, que ya nos vale. De cada tres o cuatro anuncios comerciales que nos endiñan por la tele, como mínimo un par de ellos van dirigidos a ese gran y poderoso público, a los que no nos podemos quejar, pidiendo contribuciones para los pobres refugiados que huyen de la guerra y mueren en las aguas heladas, no pueden quedarse en sus casas, sea en Siria o en cualquier otro lugar porque los bombardean.
Algunas imágenes nos han helado el corazón, niños ahogados en las arenas de la playa, otros ni siquiera llegan a determinado lugar, se van al fondo del mar todos juntos. Es encomiable que muchas organizaciones, voluntarios anónimos muchos de ellos, viajen a recibirlos, es una tarea urgente e ingente la que tienen por delante, pero solo para verse repelidos en fronteras de países que no quieren que entren, les disparan, los gasean, caminan por las vías de los trenes con la esperanza de encontrar un destino, que frecuentemente acaba con sus vidas en la tierra de la libertad.
Viviendo en campos de internamiento, sin esperanza alguna más que la de poder hervir una vez al día unas cuantas patatas, sobreviven como pueden.
Ni siquiera hablamos en casa de estos asuntos, atendemos la llamada de algún amigo o familiar que no pregunta donde iremos a desayunar mañana, hay que ir de compras. Cruz Roja, lo digo con todos mis respetos, ACNUR, Médicos sin Fronteras, la ONU, nadie se pronuncia, es un tema incómodo, irresoluble. Algo harán digo yo pero ¿Qué al fin y al cabo? Hoy seguirán muriendo más familias, más niños, el futuro de la humanidad, más ancianos a los que todavía no les ha llegado la hora de ser enterrados.
Esta circunstancia, me recuerda penosamente, los carros que tiraban de las decenas de miles de muertos aniquilados en los campos de exterminio nazis, siento decirlo así de forma tan rotunda y tan cruda, pero es exactamente lo mismo, y eso que ahora no hay fronteras que conquistar como entonces.


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