LOS AÑOS PASADOS…. ¡QUE TIEMPOS…!
Entonces
no había tiempo para tonterías, recuerdo haber ido a la playa en el tren de
Mataró en pleno Agosto, con unos pantalones de pana marrón tirando a beige de
tantos lavados que tenían, con un pequeño cinturón cruzado por el pecho y a la
espalda, que servía a manera de cinturón. De forma constante mi madre nos decía… Tened cuidado con los pantalones que mañana
tenéis que ir a casa de vuestro tío Félix y de momento no hay otros. La mayoría
de las familias que nos juntábamos para estos acontecimientos, íbamos más o
menos igual, escasos y son el dinero justo, para los billetes de tren y una
zarzaparrilla. Nosotros no prestábamos demasiada atención a los detalles de cómo
vestían los demás, que clase de cestas llevaban para el picnic ni chorradas de
esas. El sol y nadar en el agua del mar, era nuestra pasión, en un santiamén
nos desnudábamos y al agua, en esos tiempos todavía se dejaba ver con bastante
holgura la arena de la playa, eso, ahora
en las circunstancias que vivimos, de tanto paso de trenes y de los vientos de
levante que cuando se enfurecen dan contra la costa, estas típicas playas han
desaparecido prácticamente.
Lo
mismo que cuando planeábamos salidas a la montaña, ¡lo pasábamos de miedo! Era
más trabajo extra para mi padre que parecía una cabra montesa, en la zona del
Garraf, nos habíamos atrevido a recorrer cuevas que ahora por motivos de seguridad,
está prohibido acceder, con letreros de chapa y sendas cadenas que atraviesan
los caminos. Los guardas forestales también vigilan, donde enciendas un pequeño
fuego para hacerte unas sardinas a la plancha, allí están ellos con sus motos
de montaña, dando advertencias y poniendo multas. En cambio cuando yo era
joven, nada de esto estaba prohibido.
En
la camarilla con la que íbamos, no faltaba nunca el rebelde de turno… Ha pues yo voy a pasar igual, me digan los
que me digan. Sacaba pecho delante de las chicas para impresionarlas, y lo
hacía, con una multa doscientas pesetas a pagar en treinta días.
Ahora
está todo más planificado diría yo, los ayuntamientos y otras autoridades se
han ocupado de construir espacios lúdicos para familias y niños de todas las
edades. Grandes plazas para que cuando hace mucho calor, acudan a los chorros
controlados que salen del suelo, tiendas de recuerdos oficiales de equipos de
futbol. Entonces no teníamos nada de todo esto, teníamos las playas, las
excursiones, y especialmente en verano, largas colas en las carreteras para
salir de la ciudad. En mi caso, por las circunstancias económicas que tuvimos
en determinado tiempo, llevamos a nuestros hijos a Francia, Italia y una buena
parte de Bélgica, siempre con coche eso sí, pero teníamos buenas máquinas para
poder hacer estos viajes, salvo alguna que otra avería poco seria, siempre
disfrutamos de las salidas.
¡Qué
tiempos aquellos en los que la familia era lo primero…! Que se vivía y pensaba
en ellos continuamente. ¿Adónde habrán ido a parar…?
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