miércoles, 17 de febrero de 2016

LOS AÑOS PASADOS... ¡QUE TIEMPOS...!

                                                  LOS  AÑOS PASADOS…. ¡QUE TIEMPOS…!

Entonces no había tiempo para tonterías, recuerdo haber ido a la playa en el tren de Mataró en pleno Agosto, con unos pantalones de pana marrón tirando a beige de tantos lavados que tenían, con un pequeño cinturón cruzado por el pecho y a la espalda, que servía a manera de cinturón. De forma constante mi madre nos decía…   Tened cuidado con los pantalones que mañana tenéis que ir a casa de vuestro tío Félix y de momento no hay otros. La mayoría de las familias que nos juntábamos para estos acontecimientos, íbamos más o menos igual, escasos y son el dinero justo, para los billetes de tren y una zarzaparrilla. Nosotros no prestábamos demasiada atención a los detalles de cómo vestían los demás, que clase de cestas llevaban para el picnic ni chorradas de esas. El sol y nadar en el agua del mar, era nuestra pasión, en un santiamén nos desnudábamos y al agua, en esos tiempos todavía se dejaba ver con bastante holgura  la arena de la playa, eso, ahora en las circunstancias que vivimos, de tanto paso de trenes y de los vientos de levante que cuando se enfurecen dan contra la costa, estas típicas playas han desaparecido prácticamente.
Lo mismo que cuando planeábamos salidas a la montaña, ¡lo pasábamos de miedo! Era más trabajo extra para mi padre que parecía una cabra montesa, en la zona del Garraf, nos habíamos atrevido a recorrer cuevas que ahora por motivos de seguridad, está prohibido acceder, con letreros de chapa y sendas cadenas que atraviesan los caminos. Los guardas forestales también vigilan, donde enciendas un pequeño fuego para hacerte unas sardinas a la plancha, allí están ellos con sus motos de montaña, dando advertencias y poniendo multas. En cambio cuando yo era joven, nada de esto estaba prohibido.
En la camarilla con la que íbamos, no faltaba nunca el rebelde de turno…   Ha pues yo voy a pasar igual, me digan los que me digan. Sacaba pecho delante de las chicas para impresionarlas, y lo hacía, con una multa doscientas pesetas a pagar en treinta días.
Ahora está todo más planificado diría yo, los ayuntamientos y otras autoridades se han ocupado de construir espacios lúdicos para familias y niños de todas las edades. Grandes plazas para que cuando hace mucho calor, acudan a los chorros controlados que salen del suelo, tiendas de recuerdos oficiales de equipos de futbol. Entonces no teníamos nada de todo esto, teníamos las playas, las excursiones, y especialmente en verano, largas colas en las carreteras para salir de la ciudad. En mi caso, por las circunstancias económicas que tuvimos en determinado tiempo, llevamos a nuestros hijos a Francia, Italia y una buena parte de Bélgica, siempre con coche eso sí, pero teníamos buenas máquinas para poder hacer estos viajes, salvo alguna que otra avería poco seria, siempre disfrutamos de las salidas.
¡Qué tiempos aquellos en los que la familia era lo primero…! Que se vivía y pensaba en ellos continuamente. ¿Adónde habrán ido a parar…?

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