viernes, 5 de febrero de 2016

HAY QUE VERLO PARA CREERLO

                                                    HAY QUE VERLO PARA CREERLO

Los médicos, aseguran que en un entorno de paz, de buenas relaciones con los vecinos, viviendo en espacios donde la gente forma parte de la naturaleza, viven más tiempo. No os voy a decir donde vivo yo, pero lo cierto es que he mejorado bastante de los achaques que me tenían  atenazado. No somos más que doscientos y pico de habitantes, digo y pico, porque como es típico es típico las gentes de estos parajes trabajan el campo, se conforman con poca cosa. Tienen unos cuantos animales sueltos por el terruño, y recogen hierba para el invierno, para cuando llegan las heladas,  en esta serranía son el pan nuestro de cada día. Ahora que arranca la primavera, los montes más altos están llenos de nieve, es magnífico caminar sobre ella cuando está recién caída y crepita bajo tus pies.
Al haber tanta gente mayor en el pueblo, a poca gente mayor se ve salir a la calle de paseo, unos cuantos atrevidos somos los que aceptamos caminar a dos o tres grados bajo cero y echarnos a caminar durante dos o tres horas, huelga decir, que a mitad de camino, sobra la mitad de los plumones con los que hemos salido de casa.
Al principio de llegar aquí y tuve mi primera visita con la doctora que nos vista tres veces en semana, me preguntó…  ¿Sale usted a caminar…?   En la medida que puedo si señora.   Bien, mire, usted toma mucha medicación y en buena medida es bastante tóxica, de forma que haga lo posible por beber bastante agua, eso le ayudará a depurar los riñones. Dicho y hecho, ¡tienen unas aguas por estas tierras alucinantes, yo creo sin temor a equivocarme, que hasta son curativas! Un lugar para vivir como este es todo un lujo, habrá quien diga que la ciudad es mejor, no discuto este asunto, pero en lo que se refiere a servicios sanitarios y urgencias, son mucho más rápidos que donde yo vivía anteriormente.
Sé que por mucho que os diga alguien piensa que exagero, puede ser, tampoco está en mi ánimo el animar a la gente a que venga a invadirnos, no, nada de eso. Solo digo que para poder creer hay que ver, estar, vivir aquí, convivir con unas personas que sin que tú les digas nada, lleguen a la puerta de casa dándote la bienvenida con una docena de huevos de sus gallinas. Si está en su mano hacer algo por ti, lo hacen con los ojos cerrados, sin pensar que esto va a entorpecer su trabajo de algún modo.
Todo esto, y algunas otras cosas que seguro paso por alto, me dan la razón para pensar que frecuentemente, hay que ver las cosas para poderlas creer.


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