miércoles, 17 de febrero de 2016

                                                                   MUCHO MÁS

Ahora que hay poca gente que se pasea por estas playas donde habito, me doy cuenta que soy un privilegiado, una playa aunque esté solitaria, no esté demasiado concurrida y veas con claridad algún pequeño pueblo que viven de la pesca, alguna mascota correr tras una pelota que su dueño le ha lanzado desde la lejanía, zonas donde los pinos azotados por el viento han desviado sus troncos, y por alguna razón natural huyen del mar, es de por sí, mucho más de lo que pudiera desear.
 Estos paseos, siempre vivificantes, y cargados de energía natural, me hacen pensar que estoy solo en el mundo, puede parecer absurdo pero es cierto, es la necesidad de saber más sobre uno mismo, los sonidos de las olas al llegar al mar ayudan a relajarte, por otro lado estimulan la imaginación y en el fondo, satisfacen determinadas necesidades, que todos los seres humanos tenemos que aprender a cultivar. Esa es la vida que quiero, lo único que persigo, lograr mantenerme como soy y si cabe, mejorar en aquello en lo que pueda, con el fin de ser un poco más de lo que soy.
Cabe pensar que cuando uno tiene marcado determinado carácter no se puede modificar, no pretendo nada de eso, solo mantener el equilibrio dentro de los límites razonables que se me exigen, solo eso. Si das más, se te exige más también, todo esto que hago a manera de fórmula zen, ayuda a que mi estabilidad sea firme, me lo exijo a mí mismo porque me gusta ayudar, en primer lugar a los miembros de mi casa, y en extensión, a todos aquellos que puedan necesitar lo que quiera que sea de mí.


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