MUCHO MÁS
Ahora
que hay poca gente que se pasea por estas playas donde habito, me doy cuenta
que soy un privilegiado, una playa aunque esté solitaria, no esté demasiado
concurrida y veas con claridad algún pequeño pueblo que viven de la pesca,
alguna mascota correr tras una pelota que su dueño le ha lanzado desde la
lejanía, zonas donde los pinos azotados por el viento han desviado sus troncos,
y por alguna razón natural huyen del mar, es de por sí, mucho más de lo que
pudiera desear.
Estos paseos, siempre vivificantes, y cargados
de energía natural, me hacen pensar que estoy solo en el mundo, puede parecer
absurdo pero es cierto, es la necesidad de saber más sobre uno mismo, los
sonidos de las olas al llegar al mar ayudan a relajarte, por otro lado
estimulan la imaginación y en el fondo, satisfacen determinadas necesidades,
que todos los seres humanos tenemos que aprender a cultivar. Esa es la vida que
quiero, lo único que persigo, lograr mantenerme como soy y si cabe, mejorar en
aquello en lo que pueda, con el fin de ser un poco más de lo que soy.
Cabe
pensar que cuando uno tiene marcado determinado carácter no se puede modificar,
no pretendo nada de eso, solo mantener el equilibrio dentro de los límites
razonables que se me exigen, solo eso. Si das más, se te exige más también,
todo esto que hago a manera de fórmula zen, ayuda a que mi estabilidad sea
firme, me lo exijo a mí mismo porque me gusta ayudar, en primer lugar a los miembros
de mi casa, y en extensión, a todos aquellos que puedan necesitar lo que quiera
que sea de mí.
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