PECADO DE
AMOR.
¡Cuántos habré cometido casi sin
saberlo!, ¡Que decepcionantes influjos personales, me habrán llevado al error y
al desconsuelo!.
Me gustaría que el corazón
pudiera hablar por mí, y que esa alambrada espinosa que lo envuelve, se convirtieran
solo en un mero lazo de seda, que lo recoge y lo ensalza cómo algo precioso.
¿Cuántos errores cometidos…?,
¿Cuántos deseos insatisfechos, que solo llenaron un espacio de frustración y
error?. Y al final… un túnel lleno de sombras, una causa más, para que la
conciencia ande hablándome en cada momento.
Convenciéndome por otro lado, que
lo hecho, forma parte de la vida, es natural, somos humanos, debemos equivocarnos.
Vaga razón esta, para ir dando bandazos dentro de este círculo de
satisfacciones, que despiertan de nuevo, al cabo de poco de complacerlas.
De cómo hubiera podido evitar
ciertas tentaciones… no me planteo ninguna duda. El amor, viene y va, cual nave
que transporta mercancías preciosas, pero en esta caravana de pasiones, no
caben debilidades. Remar hacia algún puerto, es lo que queda por hacer, en
mitad del océano de la vida.
¿Quién lo hace mejor, el que se
desespera o el que pacientemente espera su oportunidad?. Todos y nadie a la
vez, cada cual a su modo, entiende y asimila el valor de las incertidumbres,
las pasiones que queman el alma por dentro, con un fuego que consume y que solo
se apaga con un momento de placer, para volver a incendiarse al cabo de un
suspiro.
¡ Si simplemente nos
comportáramos cómo lo que somos…!, pero en ocasiones, en aquellas en las que
pretendo ser un superhéroe, acabo siendo, el hazmerreir de todos.
El amor ahora, me produce
nostalgias, trato de recomponerlo, y sin embargo, termino sembrando en el
corazón más espinas, espinas que me desangran, sensaciones que no me conmueven,
solo ella sabe mover sabiamente los hilos, para que se produzca el milagro.
¡Cuántos quisieran tener esta
sensación, cuántos darían su vida por sentir un solo momento lo que ella
provoca en mí!. Busco sin saber, a quién debo la gracia de estar a su lado, qué
dios hizo que me encontrara de pronto en su capilla, rezando con ella, alabando
las alegrías y tristezas de ese sentimiento único.
Agradezco tanto tener en mi
esposa una buena sombra bajo la que refugiarme…, creo que en ocasiones abuso de
ella, que la exprimo, pero en su buen hacer, simplemente pasa su mano sobre mi
cabeza, como si de su bebé se tratase. Sé que suena a simple, incluso a
remilgado decir esto, pero es tan cierto, como el aire que me hace respirar.
Incluso cuando creo que no puedo
hacerlo, ella insufla en mi cuerpo, mermado y malherido, el aliento necesario
para seguir vivo, prendido al pliegue de su falda, adaptado a su modo de hacer,
de moverse, de vivir.
Si eso es un pecado de amor,
quiero ser pecador, hasta después de muerto.
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bienaventurados los que hallamos el amor
ResponderEliminarQuién dijo....cuántas veces nos quita la pena?...
...y otras tantas es amargo su sabor...
También hay quién dice que amar es el empiece de la palabra amargura!!
Arrrggg, palabras, cargadas de emociones como las tuyas...siempre grandes!!