viernes, 29 de mayo de 2015

FE DE VIDA


                                                          LA FE DE VIDA

Desde el día en el que Migel fue al banco a dejar constancia de que todavía estaba vivo, a los pensionistas se les exige este requisito, no vaya a ser que fallezcan, y la familia siga cobrando la pensión sin decir nada a nadie, que no es la primera vez que pasa, y probablemente seguirá pasando. La gente que lo pasa mal y no tiene alternativas, es capaz de cualquier cosa.
Pues bien, desde esa útima vez de este año que fue a dejar constancia de que era él, se planteó que no podía dejar de cobrar la pensión, otros miembros de la familia dependían de ella. Debo de mejorar mi estado de salud a toda costa, se dijo a si mismo. Se apuntó a un centro de salud de su ciudad, donde le hacía descuentos importantes, por el simple hecho de ser jubilado. Allá que se fue con su bolsa de deporte con su chandal, su bañador, en el centro había una piscina para nadar, y un gimnasio a su disposición.
La verdad es, que a los viejetes, los monitores los dejan a su aire, saben que son prudentes y que no van a causar probremas, vigilan más a los chuletas que van a hacer musculatura, los edonistas esos que van a marcar la tableta de chocolate, a lucirse entre las mujeres, sea cual sea su edad. Hizo amistades bastante rápidamente, algunas personas que lo veían nadar, se quedaban boquiabiertos al ver del modo como hacía los giros en la piscina, las grandes distancias que recorría sin cansarse haciendo largos, aunque la piscina era solo de veinte metros.
Comenzó sin darse apenas cuenta a ser un poco más feliz, los nietos se reían de él...    Pero ¿donde vas abuelo a tu edad haciendo estas cosas?, lo tuyo es ir al cine, jugar al dominó y hacer la siesta hombre. Miguel, el abuelo, ha aprendido de ellos a enseñarles el dedo pulgar levantado cuando se mofan de él, no les contesta, los mira con indiferencia aunque con cariño, ellos no saben los motivos internos del abuelo, que su propósito no es más que alargar su vida, a fin y efecto de que sepan que todavía siente ganas internas de vivir. La ilusión de luchar en esa última recta final de su historia, lo mantiene vivo, y hasta le hace recordar canciones de juventud, y silvar melodías que ni siquiera su hija desconocía.
Miguel ha triunfado, resulta que una señora de buen ver, mayor como él aunque un poco más  joven, sabe que Miguel es buena gente, las cosas son así en la vida, pasan sin apenas darse uno cuenta, y comienzan a resurgir sentimintos que estaban olvidados desde hace mucho tiempo. Miguel piensa en su esposa cada vez que se ve con Esperanza, pero lo hace con ternura, ella murió hace ya muchos años, tantos como diez y desde entonces, nadie se ha cruzado en su camino tratando de darle ánimos, motivos de esperanza, una esperanza que creía perdida y que ahora ha renacido con esta mujer casi desconocida, que le está ayudando a ver un futuro bonito, esperanzador.
Todo lo sucedido le hace pensar que, aunque es mayor, que no puede aspirar a la juventud que le ayudó a vivir como antes, todavía le queda la vida, y puede dar fe, de que esta, le puede mantener conservando la fe de vivir como el primer día en el que firmó la jubilación.

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