miércoles, 27 de mayo de 2015

LEJOS DE CASA


                                                        LEJOS DE CASA

Eso no es del todo cierto, siempre estás cerca de casa, estés donde estés siempre tienes recuerdos que te acercan al lugar de los hechos. Por kilómetros que haya de por medio, siempre hay escenas que te recuerdan aun en sueños que vivíste una vida cerca de personas y lugares a los que tuvíste cierto apego, eso no lo puede cambiar nada ni nadie.
Los hechos que recuerdas siempre están entrelazados con momentos de felicidad, y a la vez de discusiones, cosa esta que jamás falta en cualquier relación, pero estás donde estés siempre hay como  si fuera un cable que te vincula a lo ya vivído. No tengo duda alguna, que a todos los que hemos abandonado nuestro hogar, o nos han hechado de él, nos une, es más, en ocasiones nos atenazan, algunas cosas que nos sobrepasan, lo mismo que pasan los años, los recuerdos permanecen vivos, no te los puedes arrancar del fondo del alma.
Si eso lo multiplicas por dos o por tres, da lo mismo, la cabeza distribuye esos recuerdos, y ha menudo, te encuentras con sueños irreales, que entremezcan a los personajes que han formado parte de tu vida. Que me lo digan a mí sino, sueño que todos vivimos bajo el mismo techo y curiosamente, cual si fuéramos mormones en la época de repoblación del lugar al que emigraron desde Europa, todos estamos en buena armonía, y compartiendo a dos esposas, que te dan hijos y los crías con amor y buenos deseos.
Lo mejor de todo, es que algunos de estos sueños molan, se despierta uno de buena mañana habiendo soñado un sueño guay, y encima sin responsabilidad alguna, ni de esposas ni de hijos. Hablaba un día con un viejete como yo, y me decía que, el día de mañana piensa en meterse en una residencia de estas que son a todo confort, con enfermeras guapas y lejos de los pobres que andan ya en las últimas, que quiere disfrutar de la vida. Yo le contesté que yo pensaba igual, que no quería ser de esos que se establecen en un lugar, y hecha las anclas para no meverse más de ahí. Puede que sí, que me quede donde estoy, o puede que cargue la mochila en la espalda antes de que sea demasiado tarde, y me busque un sitio en el que terminar mis días.
Mientras tanto a seguir soñando... a viajar en el tiempo y el espacio de la historia pasada, y quién sabe si en la vida futura.

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