sábado, 30 de mayo de 2015
SENILIDAD Y AMOR.
SENILIDAD Y AMOR
Sentía el peso de la vejez en su cansado cuerpo, la senilidad no da ventajas a los que la sufren, llega y se queda para no abandonarlos, es una especie de estigma que dificilmente te puedes quitar de encima. Algunos la combaten, limitándose a negar que son mayores, que han llegado a esta etapa de ser viejos, los ves haciendo ejercicios en los lugares donde también los jóvenes, van a desentumecer sus fuertes músculos, compartiendo con otros y otras, sus esculturales cuerpos.
El propósito, la razón de porqué hacen eso, es además, porque quieren encontrar a chico o chica a quién impresionar, y que esto sea el comienzo de un diálogo de por sí. Los seniles no, solo los quieren imitar, se ponen a prueba para que todo el mundo sepa, que en su día fueron buenos nadadores, que tenían mejores espaldas que las de estos presumidos chicos, y que aunque no ligaban tanto como los jóvenes hoy, hay que reconocer que las cosas en este sentido han cambiado mucho, antes para acercarte a una chica, tenías que demostrar que eras una persona honrada, trabajador, con buen juicio, honrado, y que podías mantener a tu familia.
Hoy ya no es lo mismo, los viejines, siempre con un respeto, eso sí, no hacen las cosas con la misma intencionalidad, buscan demostrar que todavía siguen vivos, que están ahí en el candelero, apuntando formas. Mientras la vida les sonríe, algunos, hasta encuentran el amor de nuevo, y cuando lo hacen, con la galantería que ya ha vivido muchos años, lo consiguen con menos hechos, con buenas palabras, con cariño y colmando a la otra persona, de atenciones que desconocen los jóvenes de hoy.
Son fórmulas que se aprenden con la edad y el buen hacer de los que han vivido muchas experiencias que son incomparables a las que los jóvenes de hoy están acostumbrados. Jamás había visto tal cantidad de separaciones y divorcios como los que se viven hoy. Tienes razón Matías, un nieto mío ha tenido cuatro novias con las que ha convivido durante años, se casa al final de un largo noviazgo con una de ellas y mira... dos años han durado, lo más penoso de todo es que hay de por medio un niño al que no voy a poder volver a ver, se ha ido a vivir muy lejos de aquí.
Matías responde negando con la cabeza, le sabe mal que a amigos de mucho tiempo les pasen estas cosas, él es viudo y sus hijos se han olvidado que tienen padre, solo les llega noticias de ellos cundo llega navidad, unas targetas de felicitación y buenos deseos para el año que está a punto de comenzar es lo único que tiene de ellos.
Por eso ha comenzado a dejarse ver por el barrio, con una señora de su misma edad, sesenta años, van al cine juntos, desayunan juntos también, atrás quedaron los años de correrías y tonterías, que demostraban, que aun le quedaban fuerzas para sobrevivir, a los embites del tiempo. Ahora con Paquita, se siente feliz de nuevo, se cuida, procura mantenerse en forma y además, procura sobre todo que ella olvide la muertede su hijo en un accidente de moto hace unos cuantos años. Hay que ser paciente, se plantea hacer todas las cosas con la máxima discreción posible, espera, y sin prisas llega el día en que Paquita le invita a que se quede con ella a pasar la noche.
No ha habido nada de sucio en esto, nada escandaloso, nada de obsceno, solo han compartido una pequeña porción de amor dentro de esta difícil etapa de la senilidad. Les ha gustado a ambos, y piensan continuar ensayando, como poder contextualizar este despertar a la senilidad con mejor cara que antes.
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