sábado, 28 de mayo de 2016

REYES Y REYEZUELOS

                                                          REYES Y REYEZUELOS

En mi casa soy el rey, sí como lo oís, hago todo lo que me place y cuando quiero, en ocasiones lo que leo me ayuda a pensar que debo modificar algún comportamiento, otras, me doy cuenta de que las cosas las estoy haciendo bastante bien, siempre se puede superar a mejor lo que alguien decide hacer, pero por lo general, estoy contento, la mayor parte de las cosas me salen a pedir de boca y eso… no todo el mundo o puede decir.
Estamos sometido a formas de ser de nuestro entorno que no se pueden cambiar, no todo lo podemos dominar, somos esclavos de nuestras propias debilidades, y quién quiera asegurar lo contrario, se engaña a sí mismo. Dinámicas de la vida supongo que se le podría llamar, quién tiene mejor puntería se lleva el peluche, aunque para eso tengas que invertir más monedas de las previstas. Aun así, hay quién piensa que sigue siendo el rey de su… llamemos destino, pero esa es una falacia en la que no vale la pena entrar, destino, predestinación, llamada desde el más allá… eso no importa demasiado, es lo que hace que nuestras vidas, se vayan consumiendo poco a poco. Somos los reyes de nuestras propias decisiones, y en consecuencia, de los resultados que estas producen. Mientras seamos nosotros los que dominemos la situación todo está bien.
Lo malo es que a menudo hay quién cree que lo hace, a pesar de lo que se ve desde el exterior, gente que alardea de ser reyezuelos, mientras que la verdad es otra diferente, se adornan como los demás quieren, se tiñen el pelo como sus consejeros les dictan, y así, llegan a ser meros títeres de una especie que pocas veces se deja ver, ¿para qué? Quedan retratados en esa temible ola de despiadados pastores de hombres que no tienen sentido alguno de lo que es la verdad, la vergüenza o la razón. ¡Reyezuelos con nombre pero sin identidad clara… eso es lo que son, la mayoría! Podemos ser reyes si somos capaces de reivindicar que lo somos le pese a quién le pese, por el contrario, somos meras fichas de un juego de mesa que nadie quiere descubrir por temor a ser vengados.
De los reyezuelos no merece la pena hablar, son los perdedores, los que se mueven movidos por intereses oscuros, ¿para qué si no valen nada? Los reyezuelos no son más que figurantes en un mosaico lleno de huecos que quieren ser pero que no son nada. Pasemos de ellos. Démosles la importancia que merecen a los que sí que se esfuerzan en ser reyes, reyes de sus casas, reyes de sus familias, reyes de sus vidas.

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BARRIOS QUERIDOS

                                                              BARRIOS QUERIDOS

¡Cuánto echo de menos mi barrio! Mis queridos vecinos, los que no te saludan nunca, los que siempre andan preguntándote cosas de tu vida, que haces, a qué te dedicas, cómo es que nunca te ven salir con ninguna chica, barrios normales como lo puedan ser lo que cualquier otra parte de la ciudad. Hay otros que no son lo mismo, que no está diseñados para que encontrar este sistema vigoroso y hasta, curioso de mi barrio.
Pero en el fondo todos son iguales, las mismas personas venidas a más o al contrario, recién llegadas, que se permiten indagar en la vida de los demás sin ninguna clase de vergüenza. También sean bien llegados estos, forman parte de la salsa de la vida, sin ellos no habría tema de conversación en casa, sin ellos las parejas no se envidiarían ni se discutirían, los niños no se pelearían entre sí, y al barrio, le faltaría esa salsa que condimenta el devenir de la vida. Yo prefiero que sea así, que la gente pregunte, siempre estás a tiempo de no contestar de forma cortés, o evadir la respuesta con otra pregunta de más peso.
Las historias de las escaleras de barrio están a la orden del día, es lógico que sea así, hay personas que no saben integrase a menos que curioseen y especulen sobre la vida de algún vecino. Que uno no cae, siempre hay otro sustituto para pararle una emboscada, las personas echamos de menos el conversar y criticar, cuando no, hablar por hablar, con tal de hacer averiguaciones acerca de cómo les van los asuntos a nuestros queridos vecinos. Los barrios son magníficos en este sentido, lo que no sabemos lo adivinamos, lo que sabemos de cierto, dependiendo de lo que se trate, lo divulgamos o lo callamos, así funcionan los barrios, ¡y que hermosa es la vida en estos centros llenos de vigorosas lenguas y caracteres!
Barrios sin los cuales no habría manifestaciones, ni escaparates rotos, ni edificios abandonados ocupados por gente que no tiene donde ir, personas antisistema que buscan el rincón perfecto para poder esconderse, y salir cual si fueran grupos organizados, con el fin de armarla y causar revueltas y destrozas en el mobiliario urbano. Que estorban el quehacer de la gente obrera que viene y va a sus trabajos, es evidente que sí causan trastornos, eso es innegable, pero por otra parte, es necesario para el desarrollo de la barriada. Detienen a unos pocos, y los trasladan a lugares diferentes, como si así se terminara el problema raíz de estos males endémicos de una sociedad injusta y maloliente.
Es gracias a las barriadas que existen todos estos movimientos, en ellos se crían los núcleos de rebelión y descontento que hace que todos, en conjunto nos hallemos en un estado de confusión y de conformismo a la vez. Por esa razón… ¡vivan nuestros barrios y sus pobladores!

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lunes, 23 de mayo de 2016

GRANDES ÍDOLOS

                                                            GRANDES ÍDOLOS

Existen muchos  todavía, y los seguirá habiendo, son gente para los que la música era su pasión, que compusieron grandes canciones y bandas sonoras, que a pesar del paso del tiempo, siguen recordándonos épocas más próximas o lejanas pero que recordamos con cariño y algunas veces con nostalgia. Es cierto que muchos tuvieron un final trágico, las drogas y el alcohol hacen estragos en la sociedad moderna, y ellos, abusaron por diferentes circunstancias de estos males que a la larga sabían que los llevaría a la muerte.
No ha sucedido eso con sus canciones, todavía se tocan en fiestas y locales de moda, se les recuerda de este modo, su música es motivo de alegría aunque hayan pasado años, la gente se enfervoriza cuando escucha los compases de esta música de ellos, eran fenómenos, y la gente no olvida fácilmente a esos grandes artistas. Con cuatro copases, tienes suficiente para echar a volar la imaginación y rememorar los conciertos a los que probablemente uno fue en su día.
No tengo malos recuerdos, de conciertos de este tipo, de los que saliera con mal sabor de boca. En algunos casos el sonido era malo, no porque estuviera mal montado, era la gente los que te impedían disfrutar de sus canciones, en ocasiones el ruido era ensordecedor, y eso desluce la comunicación que debería haber en cualquier caso entre el cantante o conjunto de voces que tanto habían ensayado para que todo sonara del modo que ellos querían. Pero… he disfrutado de conciertos extraordinarios, todo y con esas dificultades que estoy comentando.
Tenía muchas ganas de disfrutar de un concierto íntimo que daba en un sala más bien pequeña Eric Clapton, se me ocurrió invitar a unos amigos para que me acompañaran, ¡que desastre chico! Ojalá hubiera ido yo solo, o con un par de ellos que sabía que apreciaban esta clase de música de este gran maestro de la guitarra eléctrica. En la puerta del local me encontré de buenas a primeras, a doce personas, que a su vez se enteraron por boca de los demás que estaban invitados a aquel concierto, las entradas las pagaba yo, no las de los invitados extra que se presentaron allí, solo las de ellos.
En definitiva… que no disfruté para nada, o muy poco de este magistral concierto, el ruido era ensordecedor, la gente aplaudía sin ni siquiera haber comenzado a tocar Eric, la solución fue, me tuve que contentar en comprar el CD del concierto a precio de oro a la salida del espectáculo y escucharlo en mi equipo en casa, no se me ocurrió volver a decirle a nadie de ellos, salvo a Emilio que preparaba una salida para ir a ver un concierto, él sí sabía comportarse, aplaudía cuando debía hacerlo, silbaba cuando los demás lo hacían, incluido yo, pero se sabía comportar en los momentos oportunos.
Desde mi punto de vista, es la manera de honrar a los grandes genios de la música, no toda esa charanga que forma la gente, porque los músicos hacen mucho ruido, y enfervorizan a las personas con música incomprensible y masificada. Es como si dijeran… venid aquí que os vamos a dar tralla de la buena, mientras corre por el local, toda clase de pastillas, la mayoría de ellas drogas sintéticas que acaban haciendo perder el sentido a la gente y en ocasiones, matándolos.
Quizás es porque yo soy un poco antiguo, no estoy acostumbrado a estas movidas y me resulta extraño que la gente se encuentre bien en estas condiciones. Los grandes artistas siempre serán grandes artistas, puede que en otro tiempo hayan pasado por esas desagradables experiencias de las que hablaba antes y eso los ha hecho reflexionar, les ha ayudado a dar cambios radicales en su vida. Aplaudo esa decisión que en su día tomaron y ahora si cabe, son mejores personas y en consecuencia, mejores músicos.
Se convierten sin quererlo, en grandes ídolos de la música, buscados por las productoras y llenando palacios y salas de conciertos, ellos merecen todos mis respetos y consideración. ¡Vivan estos grandes músicos, los grandes ídolos que todavía se mantienen vivos.

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martes, 17 de mayo de 2016

LA PELÍCULA DE LA SEMANA

                                                       LA PELÍCULA DE LA SEMANA

No he tenido esta semana pasada, ganas de hacer nada más que esta echado en el sofá viendo la tele. Cuando cojo el mando para poner en marcha el aparato, imagino lo que me gustaría ver, una peli de vaqueros antigua de las que hacía Jonh Wayne por ejemplo, o alguna otra de romanos, que las ha habido muy buenas, bueno ahora los efectos especiales lo joden casi todo porque nos fijamos en los gazapos y luego los criticamos, a los directores por no cortar esas escenas, ¡con los medios que hay hoy día para retocar las cosas…!
Pues ahora viene lo bueno… me pasé haciendo zapping por lo menos tres cuartos de hora buscando que ver. Anuncios y más anuncios, eso es lo que daban, eso y algunas series que odio porque siempre son lo mismo, interrumpidas eso sí, por más anuncios que no hacían más que interrumpir, son lo que lo pagan todo. No encontré nada de lo que aspiraba a ver, ni pelis, ni alguna serie medianamente buena, eso sí, ¡anuncios y repetidos la mayoría… que flipas! De manera que deduzco que estaba obligado a ver aquella porquería de anuncios, en los que las protagonistas son casi siempre mujeres, parece que son las que mejor venden en la televisión.
Sea lo que sea, desde compresas, eso se comprende, hasta productos en los que pueden protagonizar los hombres perfectamente pero que parece que a los productores no les gusta ni verlos pasar por la puerta para hacer los castings. Puede parecer grosero, pero lo que vende hoy día son culos y tetas, aunque sean postizas, da lo mismo. ¡Vaya fin de semana de mierda… que cabreo! Ya no puede uno ni siquiera hacer lo que uno quiere cuando está en su casa, y eso que tengo la tele por cable, tropecientos canales que no sirven para nada, por lo  menos, para nada de lo yo deseaba en aquellos momentos.
Imagínate, vestido con mi cómodo pijama, mi batín y mis pantuflas ¡que pasada…! Porque todo eso lo acompañas con la ilusión de ver algo que te gusta en la televisión. Pues me tuve que tragar una peli de cine negro clásica “El halcón maltés”, ya la había visto un par de veces más hacía años, pero esta vez la daban subtitulada en inglés. Para ver estas pelis subtituladas, o eres buen lector o tienes que tener buena vista, si la tele es de determinadas pulgadas, yo no tengo ninguna de estas cualidades, uso lentes progresivas que hace poco que llevo, y no soy buen lector, las cosas como sean.
Preguntándome todo el tiempo… ¿y qué coño hago este fin de semana? No puedo beber alcoholes, no puedo hacer el amor, se me ha pasado la edad, de otro modo hubiera contratado a una fulanilla aunque me saliera cara por una hora. Con un piso precioso, todo equipado, moderno y funcional, lo hice reformar para facilitarme maniobrar por las estancias y los dos baños, uno tiene un plato de ducha y los otros elementos necesarios y en el grande, un jacuzzi de huevos, que solo he utilizado tres o cuatro veces, ¿tú sabes lo que gasta el aparato ese de agua y gas para calentar el agua? ¿Qué sobraba en mi casa…? La puñetera televisión ¿no? Pues nada, me compré un catalejos, pero un catalejos de los grandes, lo coloqué en un lugar estratégico del salón para ver y no ser visto claro. Para lo que me costó, le dije al técnico que me lo vendió, que me lo instalara él, ahora tengo una tele que la gozo a cada minuto ¡y sin anuncios ni nada! Los anuncios me los hago cuando voy al lavabo mear o me sirvo un zumo del frigo.
La tele solo la uso cuando hay algún partido de fútbol y vienen los vecinos del bloque que no tienen tele de pago y me gorrean las bebidas que tengo en el mueble bar. ¡Qué vergüenza señor cuando llego al supermercado el lunes, y salgo con el carrito lleno de bebidas, ginebras wiskis y cremas para las señoras qué las acompañan, qué no son pocas! El catalejos y mi equipo de música con el que me regalo con mi música preferida, son actualmente, el perfecto sustituto de la caja tonta de sesenta pulgadas que es utilizada en escasas ocasiones. Cada semana, ¡qué digo cada semana…! cada cuando tengo un rato de relajo, me siento delante del catalejos y la gozo como un niño chico, chafardero, eso sí que considero que soy, un chafardero porque recorro el edificio de enfrente, hay un montón de vecinos, son la leche de gente, diez pisos con un frontal de cuatro escaleras… ¡imagínatelo!. Ahora me para en un piso un rato, ahora en otro, de forma que han llegado a ser un poco mi familia, oye que se me pasa el tiempo volando, a veces me llama la panadera  diciéndome que me he olvidado de bajar a buscar el pan. Porque yo para comer como cualquier cosa, pero eso sí, que el pan del día no me falte ningún día.


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domingo, 15 de mayo de 2016

MAL DE AMORES

                                                               MAL DE AMORES

Se supone que el amor no debería causar dolor, muy al contrario, tendría que hacer que las personas fuéramos más felices, que estuviéramos más predispuestas a desarrollar otras muchas cualidades cuando este está en plena efervescencia. Pues parece que estoy equivocado, el mal de amores le procura a mucha gente celos infundados, sospechas y hasta peleas dentro de esta pareja que tanto dicen amarse. Es por eso que cuando se me ha ocurrido este tema, me ha venido a la mente, mal de amores, el amor es como una flor cuando se abre y expone todo su esplendor, su perfume y su belleza, el caso es que es así como lo vemos al principio.
Pero es tal la belleza que puede llegar a tener, tanto el cariño que debe de sentir hacia uno, que nos encelamos con él y deseamos que sea solamente nuestro. Cuando lo cierto es, que a mayor cantidad de amor, más se reflejan las cualidades que posee, no debería estar monopolizado por nadie, ni por nada, el amor es una expresión que va en aumento a medida que lo merecemos.
-Sí, mira chico, me ha tocado en suerte a esta mujer y no es que le niegue las cualidades que tiene, se manifiestan por sí solas, ¡pero el problema es que mira por ella sola, no existe nadie salvo ella, eso es lo que esperaba al juntarse conmigo!
Lo mismo es cierto en cuanto al otro compañero, ella esperaba que fuera más trabajador, que estuviera más en casa, que cuando llegara del trabajo, se la comiera a besos como manifestación de que la quiere. ¡Vaya lío este…! No exagero cuando digo mal de amores, todos esperamos más y mejor de la persona que está a nuestro lado. Es un poco lo que pasa cuando uno compra un auto nuevo. Al principio todo va de maravilla en el aparato, camina sin hacer ruidos, consume poco combustible, se mueve por la ciudad con soltura como nos habían hecho propaganda de él, hasta que deja de hacerlo, pasan los años y envejece, hay que hacer reparaciones para ponerlo de nuevo a punto y esperar que responda más o menos, al coche que compramos hace diez años atrás.
Eso a todas luces es imposible, andamos con él porque no nos queda otro remedio, no podemos permitirnos gastarnos una millonada para invertirlo en otro nuevo, de forma que nos conformamos a seguir llevando al taller al ahora, viejo trasto que tanta ilusión nos hizo en su día y tantas alegrías nos dio.
El amor no es así, se pueden buscar determinados repuestos en talleres y tiendas especializadas, pero… llega el momento, en el que ni en las chatarrerías encontramos la pieza deseada, a partir de entonces hay dos soluciones, o renunciar a usar el amor, o ir por libre, a pie.
Ni una cosa ni la otra son recomendables, si renuncias al amor la jodes, acabas por no querer a nadie, si vas a pie es porque te has separado y ya está harto de recriminaciones y discusiones que pueden llevar a mal fin, hay otra posibilidad todavía, que uno se vuelva un golfo de tomo y lomo y vaya por la vida vagando cual si fuera un mendigo. El amor está hecho para consolidarse, para pedir determinadas cosas y renunciar a otras, de otro modo, el amor es como una barca a la que hay que ir achicando agua hasta que se hunde, y son los dos, unidos los que deben dar este paso esencial.
Si no fuera así… ¿Qué sentido tiene la palabra amor?


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martes, 10 de mayo de 2016

LA PORTERA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ

                                             LA PORTERA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ

Se conoce, que esta forma de actuar, le venía a la señora Soraya desde tiempos inmemoriales, su hija con su mismo nombre, heredó en consecuencia algunas características de la madre que eran inevitables. Soraya madre era viuda, la hija soltera, pero entrada en años y ambas, madre e hija se dedicaban a lo mismo, eran porteras en un edificio de postín, en la zona de la ciudad, donde los nombres tenían poco que ver el oficio al que se dedicaban.
Los vecinos, que no las vecinas, querían que todos los encargos y recados que tenían que hacerse los hiciera Soraya hija, no era lo mismo ver a la hija que a la madre, con la piernas enfundadas en sendas medias para prevenir las varices y la mala circulación. Soraya hija querría haber estudiado, hacer carrera, la que fuera con tal de salir de aquel piso sin pintar, lleno de tapices cargaditos de polvo, que cubrían las paredes, para disimular la falta de mantenimiento de los treinta y cinco metros cuadrados de la portería, pero no quedaba más remedio que ayudar a la madre. La mujer ya no estaba para los trasiegos propios de una portera.
Sentada en el cubículo de la garita que controlaba la entrada de la calle, vigilaba, nada más que eso, las entradas y salidas del personal de la escalera. Si tenía alguna duda, preguntaba sin levantar la vista de la calceta que pendía de sus recios brazos, a qué piso iba, solo por preguntar porque no le cerraba el paso a nadie, la escalera era como una especie de rambla por la que la gente circulaba con toda libertad. El piso de las dos mujeres era el cuarto, con ascensor claro está, pero la distancia que se debía recorrer entre el entresuelo y el cuarto era considerable.
Soraya hija, sin oficio ni beneficio, más que el que su madre de vez en cuando le brindaba, cuando les llegaba la miserable paga de los vecinos, aceptaba de buen grado esa pequeña recompensa que le caía del cielo como lluvia primaveral. Sabía invertirlo bien ese dinerillo, se compraba ropa, cosméticos, y algún que otro pellizco que dedicaba para recorrer tiendas de lencería en busca de ofertas de ropa interior que le fueran útiles para su auténtica pasión, poder cazar a algún incauto que la sacara de aquella vida que para ella no era tal.
Ya tenía dos vecinos en el bote, eso quería decir que hasta los había filmado con su móvil en el cuarto, en su propia habitación. Tal era su descaro, que hasta les enseñó sin ningún pudor lo que tenía almacenado dentro de la memoria de aquel pedazo de móvil que lo suyo le costó, engañar a una amiga de una compañía de telefonía, para que se lo dejara pagar bajo unas condiciones especiales, a la amiga le puso la excusa de que tenía que hacer un seguimiento exhaustivo de cada cura que le hacía a su madre y documentar todo lo que pudiera al respecto. Al médico fue a uno de los primeros que se llevó a la cama, solamente porque le gustaba, no con otro fin. Los médicos, no todos, saben lo que les conviene y Soraya no estaba para que ningún hombre le hiciera desplantes o la rechazara con sus veintidós años. Su madre ya tenía un novio fijo a esa edad, y eso que estaba casada.
Así pues, no se puede asegurar que el asunto venía de herencia o eran otros los motivos que la empujaron a esta clase de vida. En cualquier caso fue lo que ella eligió, que lo hiciera bien o mal ya es más discutible pero el caso es que las dos vivían, a cuerpo de rey. Hasta que se instaló el gas ciudad, un vecino con el corazón de oro, le compró a Soraya un carrito para que no tuviera que cargar en el ascensor, las botellas de butano y repartirlas por los pisos cuando se lo pedían, para cuando esto pasaba ella ya tenía su vestimenta digamos que especial, una minifalda que no escondía nada absolutamente que le proporcionaba muy buenas propinas.
De quince vecinos cayeron diez, buen promedio se decía ella para sí, la semana ha cundido a base de bien, luego, los viernes por la noche libraba y dejaba a Soraya madre a cargo de una vecina que la adoraba, se cocían de la escuela de los salesianos donde estudiaron juntas, dormía en su habitación junto al lecho de su madre, y se hacían compañía que era lo más importante.
Pero lo bueno no dura siempre, llegó el inevitable momento del enamoramiento, y Soraya, sea a cosa hecha o no se casó con un taxista más bueno que el pan, Marcial. Jamás le dio motivos ni razones para dudar de él, trabajaba de sol a sol como un esclavo, todo lo que ganaba lo daba en casa, salvo los pagos obligados que toda persona de su oficio debe hacer, pagar la licencia, los impuestos, la letra del coche… Hasta, por cariño a su suegra, le hizo que dejaran la portería, ahí comenzaron los problemas, a Soraya hija, se le escapaba una de las entradas de pasta más grandes y sin pagar impuestos que tenía hasta entonces, el rollo del traca- traca con los venerables vecinos de la comunidad. Alguno que otro le prometió ponerle un piso, otros se pusieron en plan violento con ella, entonces les enseñaba las grabaciones y el tema quedaba zanjado.
Los años no pasan en balde, ahora es ella la que está a cargo de la portería y con las piernas como botas enfundadas en sendas medias ortopédicas, de Soraya madre ya casi nadie se acuerda, el taxista sigue soltero aunque retirado con una buena paga, vendió su licencia y se la arrebataron de las manos, la causa fueron los juegos olímpicos, de vez en cuando se ven para tomar café, las porterías de hoy día no son como las de antes, tienen más libertad, y más ventajas también.
No sé si será porque las porterías han dejado de funcionar como entonces, lo que es seguro es que hay algunas cosas y algunas personas, no pueden cambiar.

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lunes, 9 de mayo de 2016

EN MI PAÍS SE VE

                                                            EN MÍ PAÍS SE VE

Que la gente está hasta las narices de que les tomen el pelo. Donde vivo se ve claramente, estamos hartos de que nos tomen el pelo, que prometan esto y aquello para luego hacer lo que les viene en gana sin mirar a aquellos a quién tiene algo que decir. ¡Para eso que cada cual calle la boca, y lleve a cabo sus proyectos, sin mirar hacia la gente de la calle…! Es lo justo, digo yo; ves a los locos esos que no saben que es lo que se les viene encima y encima se ríen. No me gusta hablar de politiqueos, trae malos rollos siempre, pero es que ahora, en los días que faltan para llevar a cabo nuevas elecciones, hay quién se dispararía en la cabeza, con tal de salir del entuerto en el que se han metido.
Nosotros que somos gente de bien, en general, vemos este circo y sacas la conclusión que es lógica, están los que se pelean con la fieras que hacen pasar por el aro a la fuerza… y por otro, a los que estamos comiendo palomitas pensando que las bestias no atacarán a nadie porque los leones están drogados.
En mi país hay de todo, comida abundante, anuncios por la tele que te venden lo que quieren, y eso es porque la gente compra estos productos, la gente no tiene que darse de hostias para comer un filete de primera… pero en el fondo, todo es pura ficción.
Eso es porque cuando vamos a votar a favor de unos y en contra de otros, todo hay que decirlo, lo hacemos sin ánimo de presencia, votamos porque sí. Mira, estos cabrones nos han querido tomar el pelo durante tanto tiempo, están tan corrompidos además de no dar explicaciones de lo que han hecho, que ahora voy a votar a estos otros mal que me pese, solo para joderlos. Y los que nos jodemos somos nosotros, que somos los que dejamos caer la papeleta dentro de la urna.
Sea cual sea el resultado, siempre triunfa la democracia, el pueblo llano, el populismo, los que están hartos de que les tomen el pelo. ¿Qué es lo que buscamos con esta acción? Castigar a los corruptos, darles un toque de aviso para que la próxima vez se pongan las pilas de verdad, que le den al botoncito de encendido del aparato y el conejito se ponga a funcionar.
En mi país se ve a la gente con cara de mala leche, no les gustan determinadas formas, pero no hay más solución que consentirlas. “El pueblo ha hablado…” y al pueblo le guste uno o no, se le escucha, solo eso, se le escucha, que luego, ya se verá con el paso del tiempo, en que termina este circo, si arde por los cuatro costados o no. Y si esto se ve en mi país… ¿Qué es lo que se verá en otros…? Más de lo mismo, la gente está harta de ir arrastrando las pelotas por el suelo, a los únicos que no les importa nada son aquellos que no tienen nada que perder, que viven al margen de la ley, no pagan impuestos, trabajan lo justo para que se les vea salir y entrar de sus casas y poco más.
En mi país a la gente se la ve disgustada y despistada, opinan por opinar, hablan por hablar, pero casi siempre es en el bar tomando cerveza en compañía de amigos o unos vinos, para olvidar. “Acordaos de los que llevan corbata y hablan mucho, contrastarlos con los que no la llevan y también hablan, pero con otro tono…” Eso, lo he oído comentar a los mayores de mi país miles y miles de veces, pero al final… la gente hacemos lo más fácil, ¿Qué es? Mover la indecisa muñeca para meterla por la ranura, eso es lo que en definitiva cuenta.


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domingo, 8 de mayo de 2016

ELLOS

                                                                      ELLOS

Y mira que son familia directa… pues nada oye, se ve que cuánto más lejos mejor, las cosas son así, si se pueden evitar problemas o movidas se las evitan. No es que sean mala gente, pero llevo más de quince días sin saber nada de ellos.
Es cierto que vinieron a la operación a vida o muerte que me hicieron, que se recorrieron todo el mapa de España para llegar hasta el hospital donde me iban a intervenir, hasta aquí todo perfecto, es lo que esperas de tus hermanos y sobrinos, de los que pudieron hacer el viaje, pero aparte eso y después de unos días, creo que fui para ellos como una nube de verano, de esas que pasan sin pena ni gloria.
No se puede juzgar a la gente, pero hay cosas que si merecen ser mencionadas y por qué no, quejarte de ellas. ¡Mira que algunas personas que tienen a mi familia en gran estima me lo decían…! “Date con un canto en los dientes, ya han cumplido con lo que consideran más importante, te han venido a ver y eso de por sí ya es mucho”
¡Que poco se han equivocado…! Hace no sé cuánto, que no recibo una llamada interesándose por mí, saber cómo estoy, ni siquiera un mensaje de apoyo, de estímulo que me levante la moral un poco. “Cuando faltes de este mundo, ya les llamaremos para darles la noticia, eso es lo que esperan, una llamada telefónica que los entristezca, que les haga pensar que después de uno va otro en la cola, al mismo patio”
No son palabras de sabio alguno, es la realidad de lo que la vida nos trae, unos lo ven de un modo más audaz, más realista, y otros lo ven desde un punto de vista más simbólico, más… “tenía que pasar estas enfermedades no tienen remedio, cualquier otro día nos puede llegar a nosotros” Es innegable que la verdad es así de cruda y de injusta si uno quiere verlo así pero es duro tener que afrontar esta situación sin tener el respaldo de los tuyos.
El respaldo uno lo tiene, cuando sabe que por lo menos, piensan en que uno que está a las puertas de la muerte. No quiero decir que estén continuamente pensando en uno, que lloren y se tiren de los pelos, no, el respaldo lo tienes cuando por lo menos, comprenden tu situación, se hacen eco del padecimiento que tienes y que puedes contar con ellos en cualquier circunstancia.
Menos mal que siempre encuentras a gente comprometida que no son de tu familia, te paran por la calle y te preguntan, se interesan por ti con el fin de hacer más llevadera tú enfermedad. No me lamento de lo que me afecta, de mi enfermedad, eso es algo que cualquiera puede tener sin esfuerzo alguno, sin maldiciones ni conjuros.
Pero la responsabilidad es de ellos, de los tuyos, de los que creías que estaban interesados por ti de modo permanente y resulta que el interés ha sido pasajero, fugaz. No es un invento nuevo este, todo esto pasa desde que el mundo es mundo, pero cuando lo vives en carne propia, la cosa cambia, están implicados sentimientos y formas de sentir que son inexplicables.
No los culpo, ellos tienen que tener los motivos para hacer las cosas como deben ser, si no lo hacen es porque la sensibilidad de sus corazones necesita ser refinada, tengan o no una religión en la que apoyarse.

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sábado, 7 de mayo de 2016

PAPEL DE ALUMINIO

                                                       PAPEL DE ALUMINIO

Que sí que los hay con cargos importantes, ministros y todo que cuando llega la hora convenida, se esconden en sus despachos para meterse entre pecho y espalda, un bocata de panceta o de chorizo picante. Unos alegan no tener tiempo para más, sus obligaciones les reclaman y mientras comen arreglan sentencias o toman cualquier otra clase de decisiones. ¡Estilo americano donde cada vez más, se observa a los jefes comiendo con palillos, o sorbiendo sopas de tazones desechables! No es que estemos en América, es el tiempo lo que compra y se vende a una velocidad de vértigo, y nos les da vergüenza, recibir visitas importantes, mientras consumen estas bazofias sobre esas maravillosas mesas de ébano o roble macizo.
“Cultura del bienestar”, le llaman a esto, y lo tienen como algo tan normal, tan auténtico que perderían parte de su identidad si no lo hicieran así. Aquí, en nuestro país la cosa es diferente, se usa y mucho el papel de estaño, a determinada hora, ves salir de las fábricas y talleres a obreros con sendos bocadillos de lo que uno pudiera imaginar, camino del bar, el lugar de reunión, de esos veinte minutos diarios de desayuno en los que esperan hablar de su equipo de fútbol, de política o de finanzas dela que poco o nada entienden, pero de algo hay que hablar y esos minutos son los apropiados para hacer volar la imaginación.
Nadie se para a pensar que el papel de estaño es cancerígeno, que se están comiendo con el chopped, un montón de productos venenosos, que son pura  mierda para el organismo, después con el café, quedan inmunizados contra cualquier mal que les pueda afectar. Respiramos a gusto los sábados, cuando llevamos a la familia a un Mc Donals o un Burger, allí te lo sirven todo en bandejas de plástico, aunque te lo hacen recoger todo a ti y llevarlo a unos puntos limpios repartidos por el local. ¡Qué bien preparado lo tienen todo…!
La gente que escepcionalmente visita las cocinas de vez en cuando, se hecha las manos a la cabeza… ¡Que pulcritud, que limpieza, aquí todo el mundo trabaja con guantes desechables! Se quedan asombrados al ver la diligencia y la prisa, la efectividad del trabajo de estas hordas de currantes, que trabajan por casi nada, cobrando una mierda. ¡Claro que se usa el papel de estaño en estas superficies pero están escondidas a público! No les conviene bajo ningún aspecto, que algún inspector meta las narices más allá de lo que a ellos les conviene, es así de sencillo.
El papel de estaño lo empleó en su día la NASA y desde entonces ha tenido mil y una aplicaciones diferentes, cuando lo desecharon porque descubrieron nuevos materiales, fue a para a los bocadillos, y nosotros, orgullosos, abrimos el envoltorio lleno de jamón curado, para devorarlo delante de otro que lo lleva de mortadela de aceitunas.
Pocos saben la transformación que sufre este elemento hasta hacer que se venda en la tienda en rollos envueltos en cartón fácil de abrir y que en nuestras cocinas vamos dosificando, a medida que vamos necesitando su uso. Poco les cuesta a las amas de casa echar mano de él, algunas lo usan para casi todo, desde envolver bocadillos hasta meter en un trozo de papel de aluminio, las llaves que alguien de la casa ha olvidado en casa, luego cogemos las más de las veces ese trozo de papel metálico o semimetálico y lo dejamos abandonado en el hueco de algún árbol.
Famoso aluminio… ¿qué haríamos sin ti? Nuestra vida sería un poco más desgraciada.

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LA ESCALERA

                                                                 LA ESCALERA

Las escaleras tienen un uso sumamente práctico, se sube y se baja por ellas, si son dobles, de tijera que les digo yo, puedes subir por un extremo y descender por el otro, en otros tiempos eran las más populares, normalmente de madera, aunque ocupaban más espacio que las modernas que se doblan y se contraen de manera que se use mejor el espacio, las antiguas no tenían esa cualidad además de ser, por qué no decirlo, más inseguras. Uno se lo pensaba antes de subir a una de esas escaleras, tenían una cadena metálica y una bisagra, que aseguraban hasta cierto punto, la seguridad de quién la fuera a usar.
Yo por lo menos lo hacía frecuentemente, ¿está la bisagra en buenas condiciones, está la cadena bien sujeta a ambos extremos de los peldaños? Preguntas lógicas que cualquiera aunque fuera de reojo, siempre comprobaba.
La escalera es como la propia vida, cada peldaño tiene su riesgo, resbalones, malas posturas al ascender o descender por ellas… la vida es así, un riesgo que hay que asumir a la fuerza, si bien puede uno elegir cuantos escalones tiene necesidad de subir, en algunos otros casos uno se ve obligado a tener que subir hasta arriba, y ahí no hay plataforma que te garantice que no te vas a caer. Las de ahora sí, tienen hasta plataforma para darle a uno cierto nivel de estabilidad, las de antes no, ni para poder sujetar un cubo si se te ocurría ponerte a pintar brocha en mano.
En la vida, esta escalera es necesaria subir y a veces bajar, si se tiene que bajar varias veces es que las cosas no andan bien del todo, eso significa que la escalera, no es que haya que cambiarla sino más bien dejarla de lado, no usarla. Es como si uno tuviera que negarse a vivir, a claudicar, a abandonar las ambiciones y los deseos de volver a subir la escalera, las esperanzas se diluyen,  comenzamos a ver las cosas con un punto de vista diferente.
Como contraste, hay quién sube y baja la escalera con alegría, todo, cualquier circunstancia les está bien, todo lo aceptan, todo lo resisten, cualquier cosa que les pueda  suceder la aceptan sabiendo los riesgos que pueden resultar de ello. A estos, cualquier escalera les está bien, a pesar de estar apedazada, la usan, suben y bajan por ella como si fuera nueva, siempre la ven nueva, tienen auténticas ansias de usarla, se animan unos a otros a desplegarla y si es necesario, usarla dos a la vez, unos por un lado y otros por otra. A estos la escalera los unifica, algo tan sencillo como subir y bajar la escalera, les da la impresión de que el uso continuado de la escalera, produce el efecto de unificar, de saber que todos pequeños y mayores, pueden, deben participar en el efecto de crecimiento de todos.
Puede que en un momento determinado, la escalera ceda, hasta que se rompa, pero todo en esta vida puede parchearse, repararse, dejarla como nueva. Ahora las escaleras se desechan en cuanto pierden la utilidad que los dueños esperaban de ella, en cuanto hay un pequeño desperfecto, se afloja un tornillo, o se desprende un remache, encuentran el pretexto perfecto para comprar una nueva. Esperan que llegue un momento apropiado para que se compre otra nueva. A ver quién compra una escalera nueva que hace falta, dice alguien, alguien que nota la necesidad de cambiar el ritmo de vida de la familia.
La escalera es el elemento unificador de todos aquellos que quieren usarla de forma adecuada, que no reniegan de la vida que llevan, que buscan con afán la concordia y el buen hacer en todos los ámbitos. Estos que se empeñan en subir y bajar la escalera de un modo u otro, encuentran el camino de la comprensión.


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viernes, 6 de mayo de 2016

LA MÁS DELICADA VIOLETA

                                                          LA MÁS DELICADA VIOLETA

En la tierra hay mil especies de flores diferentes, a cuál de ellas más hermosa, rosas compiten con gladiolos, sencillas hojas de tréboles con preciosas y extrañas plantas que el hombre no ha descubierto todavía, orquídeas que por su simplicidad son únicas. En cambio, los mazos de violetas alegran el corazón por criarse en tremendos mazos de diferentes tamaños y envolventes ramos que tienen diferentes alturas y que sin embargo siempre son del mismo color, violeta. Violeta es un color inalterable, distinguido y apreciado por muchos por su fragancia y por su  delicadeza.
Al igual que otras flores, Violeta tiene nombre de mujer, mis sobrinos hace pocos meses han tenido el privilegio de tener una niña preciosa, escogieron para ella el nombre Violeta, es lo más hermoso que he visto aparte de las consabidas flores que comentaba antes, con la diferencia de que una flor con el tiempo se mustia, y el agua que la conserva dentro del jarrón puede llegar a corromperse. No es el caso de mi sobrina nieta, la observas con esos ojazos vivarachos e inocentes y pronto te das cuenta que será una persona excepcional, única entre las mujeres que un día llegará a ser.
Es posible que alguien crea que estoy exagerando, no es así, su familia tiene razón para estar jubilosos ante la perspectiva de tenerla entre sus brazos, amamantándola y acunándola a la hora de dormir. ¡Que privilegio este de llegar a tener en casa a una flor tan hermosa! No  cabe comparación posible entre otras niñas que también tienen nombre de flor, Rosa, Jasmine, Melissa, Azucena o Margarita. Ella es Violeta y creo sin lugar a dudas, que es el mejor nombre que pudieran haber escogido sus padres para ella.
Que no tenga el nombre que a otros les hubiera gustado, no significa que tenga que ser una mujer inteligente como lo son sus padres o que tenga por naturaleza cualidades como los de ellos. Solo la he visto en un pequeño reportaje que me enviaron por el móvil, pero se deja entrever en ella que será una mujer tenaz y que les dará muchas alegrías a sus padres y al resto de la familia.
Este es un pequeño mensaje para esos gozosos padres… si algún día decidís tener otro retoño que haga aumentar vuestra familia, escoged, en el caso de que sea una niña, un nombre de flor, son de lo que nace de la Tierra, lo más agradecido que tenemos.

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LAS FOTOS DE LA ABUELA

                                                         LAS TOTOS DE LA ABUELA

Jacinta, la abuela artista de la casa había sido en su día artista de revista. De revista de esas que entonces eran calificadas picantes, de revista en las que se combinaba lo picaresco con la broma y lo absurdo, sin pretender llevar más allá de lo estrictamente censurable la actuación de determinados artistas con poca ropa, se usaban mucho las lentejuelas y los desnudos. Pues determinadas circunstancias de la vida, hicieron que descubriéramos esa faceta de la abuela Jacinta cuando era joven.
Yo fui el único en la familia que pudo desentrañar a qué se dedicaba mi abuela, construía para una empresa en la carretera de Sants tramoyas para el teatro, las transportaba y las dejaba en los almacenes que ya me sabía de memoria donde tenían que colocarse y en qué orden. Pregunté, indagué y volví a preguntar sobre aquellas viejas glorias del mundo del espectáculo. Al final di con ella, unas fotos de color sepia y unos carteles me dieron la respuesta, ¡vaya con la abuela Jacinta…! En algunos carteles aparecía desnuda, vestida solamente con un gran chal de marabú que tapaba su cuerpo.
Pregunté al empresario quién era aquella hermosa mujer que se exhibía de aquel modo en los letreros pero no supo decirme nada que fuera sustancioso ni creo que veraz.  Una de las muchas vedettes que pasaron en la posguerra por algunos teatros de fama, me dijo.  Poco más te puedo decir de ella, trabajó para mi abuelo, que en su día, fue un gran empresario en este negocio, la recuerdo vagamente porque no hacía más que hablar de ella, incluso le compró una casa en Mataró a un indiano venido a menos. No podía separarse de ella ni un solo instante, le tenía robado el corazón, pero al poco se marchó con un empresario a Madrid, con él sí que hizo un buen negocio, lo exprimió como a un limón, es más no le dejó ni la pulpa diría yo, ¡menuda gachona esta!
No me identifiqué como su nieto mayor pero sí que logré que me diera algunas de las fotos manoseadas y llenas de agujeros de chinchetas que las guardé como oro en paño. No por nada en concreto, eran un recuerdo de mi abuela, que era lo único que tenía de ella, no tenía más que aquellas fotos descoloridas por el tiempo y los años pasados. De cualquier forma le pregunté a mi padre, el problema es que tiene alhzéimer, y el hombre ya no hilaba nada fino, de poco sirvió, le preguntabas sobre cualquier otra mujer y resulta que con todas había tenido aventuras o relaciones, ¡cuando yo te digo que no picaba nada de nada!
Algo recordaba de su vida en común con la abuela, pero más bien poco, se pasaba la mujer todo el año viajando y engañando a su familia. El hombre se quiso rehacer en algún tiempo de su vida para reconquistar a Jacinta pero se conoce que llegó tarde, ¿Quién hubiera cambiado la vida que llevaba  con la que le ofrecía el resto de la familia? Nadie, el hombre al final se convenció de que no tenía nada que hacer, sacó una entrada para el espectáculo en el que actuaba Jacinta y al salir ya era otra persona, fue a menos y se quedó como ahora lo teníamos en casa. Fabián, el abuelo, no tenía ni un ápice de memoria, excepto cuando se le iluminaba el rostro y le enseñabas alguna de aquellas fotos de cuando era artista.
¡Ojalá no se me hubiera ocurrido investigar en la vida de aquella mujer, que para más inri era mi abuela! Me tuve que sumergir en aquel mundillo de la farándula, ¡vaya error…! Me comenzaron a llover recuerdos de todas partes, amigos de la infancia de mi abuela comenzaron a enviarme recuerdos, turnés que hizo por medio mundo, bolos se les llama ahora, y disfrutó de determinado éxito que la encumbró a la categoría de vedette en algunos lugares, en España claro porque lo que es en el extranjero no se comió un rosco. Sí que actuó, hasta en Paris pero le duró poco, la competencia era feroz y los empresarios relacionaban precio y calidad del género.
Yo soy Fabián y me exilio a algún país sudamericano, pero muy lejano. En cambio al hombre le dio porque su mente lo abandonara, se abandonó. Todo por unas fotos, y unos cuantos recuerdos pasados de moda y de paso, de color. No sé cómo, pero las fotos desaparecieron, mi vida se amargó de mala manera y para postres, en la empresa me dieron tres meses para reciclarme, todas las tramoyas comenzaron a hacerlas de plástico inyectado. Me tuve que buscar un piso de veinticinco metros cuadrados, un loft que me tenía sacrificada las piernas de los golpes que me daba por la esquinas de la casa, y pagando un pastón, setecientos euros al mes más comunidad.
Me sabía mal perder las fotos de mi abuela, ¡pero es que todas eran de una mujer joven cuyas partes dejaron de verse por lo descoloridas que estaban! Lo cierto es que aquella mujer, a la que no había conocido en persona solo en fotografías dejó de tener interés para mí. Nada que una mañana, me despedí de ella enterrando las fotos en una caja de zapatos. Ahí se acabó la historia de aquellas fotos sepia de la abuela desconocida.

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jueves, 5 de mayo de 2016

EL HABLADOR

                                                               EL HABLADOR

A mí siempre me han hablado de él como EL HABLADOR… no es muy comunicativo, al contrario es un hombre cayado que lleva una vida más o menos tranquila pero que siempre está hablando, con sus animales claro, es pastor y ya se sabe que los pastores tienen sus charlas con sus animales, sean estos ovejas, gallinas y pollos o cualquier otra clase de animal doméstico. Pues él es de esos, de los que siempre está hablando con sus ovejas cuando sale al campo y les da pequeños toques con piedras para que vuelvan al redil.
Y los animales conocen su voz, un grito allá un silbido aquí y le obedecen cual si de bestias que se hubieran criado a su lado, así es en efecto, algunos animales cuando van en trashumancia, especialmente las ovejas preñadas no tienen más remedio que parir por el camino, pues bien, ellos, los pastores, lo saben hacer todo al respecto, saben cuál está más débil, que corderillo tiene las patas más flacas y las que pueden seguir o no al rebaño.
Las cargan a sus espaldas y las llevan un trecho hasta que el animal pide comer, entonces se lo pasan a la madre de quién es la responsabilidad de criarlos, limpiarlos y con su lengua familiar e infatigable, darle fuerzas al chotillo para que continúe, una clara señal de supervivencia, si se quedan donde la madre los ha parido mal asunto, serían pasto de lobos o cualquier otra alimaña en cuestión de minutos. La oveja como la cabra, no quieren parir en vano, cuidan de su prole hasta que los tiempos marcados por la demanda de carne obliga al pastor a sacrificarlos.
Creo que esa es la principal razón de porqué los pastores son gente callada y ausentes, y hablan mucho durante el camino, a menudo de días que dura este oficio exigente y atento de su parte. Deben estar atentos a cualquier ruido, sus perros son muy inteligentes, al igual que los propios pastores, están atentos a cualquier rama que se rompe en un lugar poco apropiado, mientras, las ovejas pastan en paz bajo la luz de la luna y cuando caminan durante el día también. Es muy curioso ver cómo actúan los perros que como el pastor tienen esta obligación, cuidar del rebaño. En el instante que el pastor les silva determinada forma se quedan quietos como estatuas, saben por instinto, que se les exige estar ahí por algún motivo
Adran cuando deben, el dueño les dice cuándo debe ser eso y se atienen a sus órdenes. Fuera de ese entorno, el de manejar a los animales, el pastor es poco más o menos como el resto de sus animales, quieto, silencioso y algunos que taciturno. Pero si no fueran así, pocos rebaños de ovejas y cabras abrían en la comarca.
Aprecio un montón a mi amigo Antonio, tiene sus defectos como todo ser humano, pero en lo referente a ser buen pastor, no lo he puesto jamás en duda, la prueba es que cuando por la razón que sea cambia de dueño, ya tiene a otro que lo reclama para que vaya a trabajar con él, eso dice mucho en su favor, en el suyo y en el de todos los buenos pastores.
No es un oficio fácil, requiere muchos años de aprendizaje y mucha paciencia, conocer a las ovejas no es nada sencillo, y si las pastoreas junto con las cabras… ya ni te cuento, ¡qué carácter tan diferente tienen unos animales de otros! Como se suele decir vulgarmente la cabra tira al monte, y es cierto, estiran su cuello y sobre sus patas traseras tratan de alcanzar cualquier rama que tengan a tiro, las ovejas no, ellas van buscando y arrancando con sus dientes el mejor pasto, las plantas más jugosas que mantienen rumiando una y otra vez dentro de sus sólidos estómagos, hasta que ya no pueden aprovechar nada.
Pues también en esto el pastor tiene que estar atento, de ello depende la salud de sus ovejas. El pastoreo es un trabajo duro, exigente, que no depende del sol o de la lluvia, hay que salir a darles de comer, en circunstancias normales. Otro asunto es que alguna fuerza mayor no permita que salgan con el pastor, pero incluso un pastor que se precie lleva siempre comida de sobras, y un paraguas cruzado sobre el pecho, por si hace mal tiempo. Mi amigo Antonio es de esos, un rebaño no lo puedes dejar aparcado en un parking de coches como si fuera un camión de alto tonelaje, esto solo sucede cuando se los llevan a una edad conveniente para ser sacrificados gracias al buen hacer del pastor que los ha estado cuidando.


                                                             --------------------------EL HABLADOR

EN CUANTO AMANECE

                                                           EN CUANTO AMANECE

Se respira un aire de pureza y de limpieza que se puede comparar a pocas cosas. Todo se prepara como si de una feria de Abril tuviera que surgir de las entrañas de la tierra, la máquinas eléctricas con agua a presión y cepillos rotatorios desfilando arriba y debajo de la Rambla, soltando agua a toda mecha para preparar la ciudad que dentro de unas horas, cuando se despierten los turistas, inundarán las calles y plazas aledañas. Los japoneses son los primeros en madrugar junto a una hueste de otros turistas, que están ansiosos de admirar los monumentos de reputados maestros de principios del siglo XV, recorre poco más de un kilómetro y medio y está plagado de floristas y tiendas de animales, que están expuestos a la venta de los curiosos.
Las brigadas del ayuntamiento se dan prisa en hacer su trabajo y hacerlo bien, los capataces los observan mientras ellos pasean  de lado a lado de este emblemático paseo con el fin de sacarle todo el lustre posible al embaldosado ondulante, y librarlo de porquerías y chicles que el día anterior, la gente de forma descuidada, ha ido dejando caer de la boca para que otros se los lleven pegados a los pies. Eso los limpiadores ya lo saben e insisten con sus máquinas de presión en arrancarlos del suelo. La ciudad es grande y populosa y la gente paga impuestos para que cuando salgan a comprar, las calles estén más o menos impolutas.
Las cafeterías y alguna tienda de ultramarinos, cada vez menos en honor a la verdad, se esmeran en hacer que su material esté presentable, sobre todo y ante todo, un mercado llamado La Boquería, todo allí dentro respira orden y buen gusto, no es  de extrañar, está a un paso del Gran Teatro del Liceo cuyos arquitectos fueron Miquel Garriga y Roca junto a Josep Oriol Mestres, es uno de los teatros más famosos del mundo. No merece la pena entrar en detalles de quién lo hizo construir y bajo qué circunstancias, no es el propósito de este escrito, el motivo e sabe que en Barcelona se hallan unas joyas arquitectónicas incomparables y que és el motivo por el cual la ciudad siempre está abarrotada de turismo.
En cuanto amanece, el mercado de las flores, la lonja del pescado, las aglomeraciones en el templo de la Sagrada Familia, La villa olímpica de reciente creación con motivo de las olimpiadas del 92, todos estos lugares, son el motivo por el cual el turismo se deja cae por esta gran ciudad.
En alguna que otra ocasión me he preguntado… como es que siendo tan grande el mundo y teniendo tantas cosas que ver que son realmente hermosas, la gente acude en tropel a Barcelona. Habiendo como hay lugares de mucho más interés, llegan a la ciudad Condal y la asaltan literalmente para ver, retratar y filmar un gran monumento de cemento y piedra. Será que estoy un poco loco, no lo entiendo, pero el caso es que hay gente para todos los gustos y muchos tienen unas preferencias que otros no aprecian. Sea cual fuera la razón, lo cierto es que el turismo se reparte, de disemina como si fuera una gran diáspora que luego los vuelve a unir para compartir experiencias, no hay otra forma de verlo.
Puede que… al haber nacido en esta gran ciudad, no sepa apreciar las cosas buenas e instructivas que tiene, pero cuando te ves abordado por cientos de personas al cabo del día que plano en mano te preguntan cómo pueden acceder a determinados lugares y circulas entre el tráfico que por cierto no es demasiado bien mirado por ciclistas y los propios peatones, a uno le dan ganas de no salir de su casa  enterarse dela historia de la ciudad vía INTERNET, si uno quiere es más práctico y más seguro. Sé de buena tinta, que muchos barceloneses, conocen mejor su ciudad por estos medios que no por haberla pateado.


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DERRIBOS

                                                                     DERRIBOS

-¡Vaya casa tiene tu tío Nicomedes… que en paz descanse, es una pasada!
-Sí tienes toda la razón del mundo, pero cualquiera entra ahí después de los años que lleva cerrada.
-Hombre unos cuantos arreglillos y queda como nueva.
-Tú deliras chico, ¿no ves que no hay forma de entrar en ella? Solo se puede acceder por la azotea y entrar por la ventana del baño.
-Bueno, pues eso se soluciona sacando toda la mierda que hay acumulada dentro, yo no lo veo tan complicado.
-¡Si solo fuera eso, complicado…! Piensa que ha estado acumulando cosas desde hace más o menos veinte años, imagínate lo que debe haber ahí dentro, ¿no hueles cómo canta esto?
-Va, exageraciones, tengo un amigo que con tal de echarnos una mano, deja la casa como una patena.
-¡Que no es tan fácil te lo digo yo, que en su día ya vino una empresa de limpieza y cayeron los cuatro hombres de culo al suelo de la mierda que vieron! Mi tío Nicomedes tenía el síndrome de Diógenes cosa que veía por una esquina de la calle o en un contenedor, se lo traía para casa y lo dejaba en cualquier rincón. ¡Si hay trastos malolientes que llegan hasta el techo!
-Cosas de gente mayor, eso lo hacen casi toda la gente mayor, ¡coño un gato disecado, que asco!
-Lo que yo te digo, ese hombre no tenía consciencia de lo que tenía en su casa, y más animales tiene que haber por ahí, lo que pasa es que deben de estar enterrados.
-¡Que fuerte chaval, esto sí que me ha revuelto las tripas!
-Pues ya verás cuando comencemos a sacar cosas de aquí dentro, el permiso ya lo tengo, ahora falta ponernos manos a la obra, que no es tarea fácil.
-No sé yo… a ver si cogemos lo que no tenemos sacando cosas de aquí. Yo si acaso iré cargando lo que saques de la casa y lo iré cargando en el camión, no sé qué le parecerá a mi amigo el camionero, yo le he contado que es para hacer una mudanza simplemente.
-Pues más te vale decirle la verdad, porque si no este se nos escapa a la primera de cambio. Yo he oído hablar de esta clase de gente pero creía que se exageraba un poco el asunto. Ahora me doy cuenta que es verdad, aquí hay toneladas de mierda.
-Es una enfermedad que tienen algunas personas, no es que no quieran acumular cosas, el problema es que se les hace imposible pasar de largo de revistas y artilugios que no sirven para nada.
-¿Y no hay especialistas que les ayuden en estos casos extremos…?
-Sí que los hay pero contra su voluntad no se puede hacer nada, ni los jueces en ocasiones tienen potestad para dejar que nadie entre en estas casas. La policía se ve impotente para hallar soluciones legales, el asunto tiene tela no creas.
-Pues en las circunstancias que estás tú no te queda otra, quiero decir que tienes que hacer que esta casa sea de nuevo habitable, sí o sí. Es el único lugar donde puedes ir a vivir, es tu herencia tío, míratelo bien.
-Y más ahora que no tengo trabajo ni perspectivas de tenerlo de momento. Hay que echarle valor y ponerse a ello.
La obra, por darle algún nombre duró más de dos meses, contando con el desacuerdo de todos los vecinos, que veían pasar arriba y abajo las cajas con desperdicios y bichos muertos. Tres gatos y dos perros tuvieron que bajar por la escalera a altas horas de la madrugada con el fin de que los vecinos no se apercibieran de toda la movida. Al final, cuando las cosas parecían tener buen aspecto, un tabique se hundió del peso que durante años tuvo que soportar, y parte del suelo de la primera planta también, tuvieron que reforzarla, había cedido y tenía un agujero de metro y medio de diámetro. A Pedro se le coló la pierna precisamente por ese hueco,  tuvieron que llevarlo al hospital y coserle media pierna de las heridas que llegó a producirse con el hormigón corrompido y los materiales antiguos de la casa; entonces se construía así.
Se pasaron una buena temporada lijando paredes, pintando, alicatando el cuarto de baño, todo para nada, todo se tradujo en una inspección, la última que la casa, que quedó hecha un pincel tenía que pasar. Y no la pasó, el inspector del ayuntamiento que era un hombre al parecer sin escrúpulo alguno, denegó el permiso de habitabilidad de la casa, sencillamente dijo que los cimientos estaban en mal estado. Se tenían que hacer unas comprobaciones subterráneas para certificar que se podía habitar, lo que se llama vulgarmente, un comemierdas. Todo desde entonces fue de mal en peor, no había mañana que Jaime se levantara descansado, las pesadillas lo agobiaban, las perspectivas de no ver el provecho de todo el trabajo hecho le daban náuseas y por si fuera poco, diariamente Pedro con muletas lo visitaba haciéndole comentarios sobre la casa. ¿Y cuándo te la devolverán, te han dicho algo ya, tú que crees, cómo te vas a pagar una vivienda en las circunstancias que estás?
Al final, con todo el dolor de su corazón, tuvo que echarlo de su casa con la consabida bronca por parte de los dos. Una casa reparada y una amistad rota, al parecer para siempre porque Pedro no se dejó ver más. Una orden judicial al cabo de un par de meses en una carta certificada, aclaraba que la casa se debía derruir, si Nicomedes ve este legajo se vuelve a morir de nuevo, es casi lo que le pasó a Jaime que pasó de ser una persona normal a ser un pobre loco que no hablaba con nadie, no atendía a razones que los vecinos le querían dar para animarlo.
¿De forma que me quieren derribar la casa…? no les daré este placer. Compró toda la gasolina que pudo acumular de forma discreta y le pegó fuego a la casa. Salió gritando a la calle gritando, cuando el fuego estaba en pleno desarrollo… “Venid hijos de puta, derruid la casa de mi tío, os está saludando desde el infierno”.

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miércoles, 4 de mayo de 2016

APRENDICES SIN REMEDIO

                                                        APRENDICES SIN REMEDIO

He querido ser otras cosas, una cafetera, una batidora, el volante de un coche… no puedo precisar qué precisamente pero jamás una papelera. Y sin quererlo lo he sido y lo soy, lo soy cuando dejo de hacer un esfuerzo importante ante la petición de un amigo, me he hecho él desentendido, he cerrado los oídos y me he dicho a mí mismo…  Oye que tú tienes muchas cosas que hacer, y quién peces que se moje el culo. ¡Esto es ser una papelera, alguien a quién se le pide algo y parece que pone determinado interés, para luego que le entre por un oído y le salga por el otro! Hay quién merece que se le trate así, por ejemplo el que está continuamente pidiendo cosas sin poner interés alguno en aprender de lo que se le dice.
Vagos, vagos de costumbres que creen que todo lo que se les dice o hace por ellos es una obligación moral que tienes por ellos. Pues eso no es así, cuando a alguien se le explica con detalle cómo deben hacerse determinadas cosas, tiene la obligación de hacer lo posible por escuchar y tomar notas de todo aquello que se le enseña, con el fin de que no se le tengan que volver a repetir todas los asuntos que de verdad le interesan. A eso se le llama aprendizaje, no temas, el que tiene esa actitud no volverá a darte la lata para que le expliques como escapar de un accidente o que le estafen.
Pero no, es más fácil servir de papelera y dejar que vayan cayendo sugerencias y consejos que si salen mal por la razón que sea, puedas echarle la culpa al consejero de turno. Yo lo he intentado algunas veces, unas veces con más éxito que otras, pero las consecuencias siempre han sido las mismas, h acabado pringando. Un día que iba por libre en coche por el desierto, me metí en una zanja, más que zanja era una duna muy profunda, de cuarenta grados a la sombra, al caer la noche la temperatura bajó a cuatro bajo cero. ¡Me cago en la leche que frio hacía allí…! Pues resulta que me lo habían advertido, y yo pasando de todo, hasta que me vi en aquel berenjenal. Me encontraron unos bereberes, les pedía ayuda, no me hicieron ni caso. Deberían pensar que un hombre, con un coche todo camino y buenas provisiones debería saber cómo salir de allí, pero lo cierto es que no sabía ni como palear la arena bajo la rueda hundida hasta salir de aquel atolladero.
Tú ves a un tío con todos estos pertrechos, y piensas que sabe buscarse la vida por sí solo. Pero no era su caso, a lomos de los camellos llevaban unos rectángulos minerales atados con minerales, sal, que en el desierto es más valiosa que la propia vida, a saber de dónde vendrían transportando aquella valiosa mercancía. De cerca no, los animales estaban cansados, babando masticaban una especie de comida que devolvían otra vez a la boca con tal de sacarle todo el beneficio posible, tienen tres estómagos, lo que los convierte en magos del aprovechamiento de las hierbas que comen. Yo creo que estaban más interesados, los camellos, en encontrar agua, lo mismo que saben aprovechar la comida, aprecian el agua, es un bien escaso en el desierto y aquellos nativos sabían dónde estaban los pozos y como sacar agua de ellos con odres de cabra muy resistentes.
Al fin, me ayudaron a sacar el coche del lugar donde se había quedado parado, me dieron agua y pescado seco que me produjo una diarrea de aquí te espero, esta gente está acostumbrada a todo, pensé para mí, pero sobreviví en mitad de aquel mar de dunas cambiantes. Os puedo asegurar que el contacto con aquellas gentes, sus costumbres, sus celebraciones y forma de hacer las cosas, cambiaron mi vida de forma radical. Llegó el punto en el que ya dejó de importarme mi clase de vida anterior. Quizás fuera el sol de aquellas latitudes, la hospitalidad que me demostraron cuando vieron que ya no iba tras lo que ellos creían que perseguía. Les ayudé a sacar los bloques de sal cuando regresaron de nuevo a las salinas, el camino era largo y tedioso, pero terminó por ser un paseo para mí, poco a poco aprendí el árabe y eso me granjeó bastantes amigos.
Cuando llegó el momento de volver a la mal llamada civilización, dimos con un oasis en el que las pocas mujeres que nos acompañaban se bañaban desnudas, los hombres hicimos lo propio y de esa forma terminé integrándome en aquella sociedad rústica pero de una inteligencia comprobada.
No daban importancia a las cosas materiales, ellos pensaban en la supervivencia, en el día a día, en dar de comer a sus hijos y expandirse dentro de aquellos límites del Atlas. No contravine ninguna norma que tenían establecidas, conservé su forma de vida tal y como ellos me habían enseñado, me fue bien, el todo camino quedó enterrado hasta más arriba del techo por la acción del movimiento de la arena, no me importó lo más mínimo, para entonces tenía ya mi propio camello y no echaba nada, absolutamente nada, de lo que tenía anteriormente.
Jamás volví a mi tierra a ese continente lleno de injusticias y despilfarros, lo aprendí en el desierto, en medio de aquel mar de arena que me resucitó.

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