PAPEL DE WATER
Hombre
es incómodo ir con un rollo de papel en el bolsillo del pantalón, por eso se
han creado, fabricado, alguna mente privilegiada, paquetitos con tissues, sí
tissues que los hay de todas las medidas, más finos, más suaves. Con más o
menos cantidad, perfumados o no, dependiendo de para que los uses, el problema
es que lo mismo que antes tenías que guardártelos en el bolsillo como los de
algodón antiguos, de la época de nuestros abuelos, ahora tienes que hacer lo
mismo, eso o ir acumulándolos en el bolso, o en esa hermosa mochila de moda que
te ha costado una pasta gansa o que te han regalado hasta que encuentras una
papelera y los vacías allí delante de algún ojo observador, que siempre los
hay.
Confieso
que en ocasiones, cuando he estado resfriado, he colocado un rollo de papel de wáter
encima del escritorio y lo he ido apurando poco a poco hasta que lo he
terminado lleno de mocos. Me escandalizo, ¡joder sí que tenía porquería dentro
del cuerpo, qué barbaridad! He, que hay quién se empapela la mano para soltar
un moquillo de nada, a estos les dura el rollo de papel cul dos sonadas, y se
queda con el cartón del interior en menos que canta un gallo.
Por
eso han hecho unos rollos de papel de wáter, que son como industriales, el
único inconveniente es que no sabes que donde colocar este rollo de papel, aunque
hay que reconocer que prácticos si lo son. Familiares se diría que son, y la
familia se nota que es más feliz, tienen más de dónde tirar, eso sí, luego vas
al wáter y allí tiene que haber aunque solo sea por estética, otro rollo de
papel, ¿por qué? Porque el constructor ha colocado estratégicamente un soporte
para el rollo del wáter.
¿Qué
elegir entonces… el rollo del soporte de la cocina o el del wáter? Cualquiera
de los dos sirve, eso sí, dándoles el uso debido. El uso de este papel va debido va la voluntad de cualquier deseo. El
papel de wáter además se confunde con el de la cocina, ¡es el mismo…! De manera
que no vayamos de quisquillosos por la vida… ¡“Oye que para sonarse está el
papel del wáter, guarro!” No hace falta ser tan soez, dejemos que cada cual se
suene, use el papel de wáter de modo que mejor le plazca.
Malo
no es, puede ser que huela a rosas, a lavanda o a pedos de chimpancé. Es el uso
lo que vale, que no vaya uno por las esquinas sujetando los agujeros de la
nariz y cuando cree que no lo ve nadie soltar el chicle en una esquina o en la
pernera del pantalón de alguien.
Tissues…
¡venga ya hombre…! Cuando te venga la necesidad imperiosa de sonarse o
limpiarse sea lo que sea en el lugar que sea, deberíamos ser como los monos,
ellos si hace falta se cagan en la cara del que sube detrás de ellos por el
árbol. ¡Y no se escandalicen por favor, no hay porqué! Estamos hablando de
cosas que son perfectamente normales, naturales, cristianas, legítimas… y yo
que sé cuántas cosas más se nos podría ocurrir.
Pero
se nos ocurra lo que se nos ocurra, el papel de wáter será siempre un motivo de
discusión limpia y saludable, así que, aunque no sea plan de estimular a utilizarlo,
le pese a quién le pese lo seguiremos usando. Y hay de nosotros cuando de vez
en cuando no lo tengamos a mano…
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