EN CUANTO AMANECE
Se
respira un aire de pureza y de limpieza que se puede comparar a pocas cosas.
Todo se prepara como si de una feria de Abril tuviera que surgir de las
entrañas de la tierra, la máquinas eléctricas con agua a presión y cepillos
rotatorios desfilando arriba y debajo de la Rambla, soltando agua a toda mecha
para preparar la ciudad que dentro de unas horas, cuando se despierten los
turistas, inundarán las calles y plazas aledañas. Los japoneses son los
primeros en madrugar junto a una hueste de otros turistas, que están ansiosos
de admirar los monumentos de reputados maestros de principios del siglo XV,
recorre poco más de un kilómetro y medio y está plagado de floristas y tiendas
de animales, que están expuestos a la venta de los curiosos.
Las
brigadas del ayuntamiento se dan prisa en hacer su trabajo y hacerlo bien, los
capataces los observan mientras ellos pasean
de lado a lado de este emblemático paseo con el fin de sacarle todo el
lustre posible al embaldosado ondulante, y librarlo de porquerías y chicles que
el día anterior, la gente de forma descuidada, ha ido dejando caer de la boca
para que otros se los lleven pegados a los pies. Eso los limpiadores ya lo
saben e insisten con sus máquinas de presión en arrancarlos del suelo. La
ciudad es grande y populosa y la gente paga impuestos para que cuando salgan a
comprar, las calles estén más o menos impolutas.
Las
cafeterías y alguna tienda de ultramarinos, cada vez menos en honor a la
verdad, se esmeran en hacer que su material esté presentable, sobre todo y ante
todo, un mercado llamado La Boquería, todo allí dentro respira orden y buen
gusto, no es de extrañar, está a un paso
del Gran Teatro del Liceo cuyos arquitectos fueron Miquel Garriga y Roca junto
a Josep Oriol Mestres, es uno de los teatros más famosos del mundo. No merece
la pena entrar en detalles de quién lo hizo construir y bajo qué circunstancias,
no es el propósito de este escrito, el motivo e sabe que en Barcelona se hallan
unas joyas arquitectónicas incomparables y que és el motivo por el cual la
ciudad siempre está abarrotada de turismo.
En
cuanto amanece, el mercado de las flores, la lonja del pescado, las
aglomeraciones en el templo de la Sagrada Familia, La villa olímpica de
reciente creación con motivo de las olimpiadas del 92, todos estos lugares, son
el motivo por el cual el turismo se deja cae por esta gran ciudad.
En
alguna que otra ocasión me he preguntado… como es que siendo tan grande el
mundo y teniendo tantas cosas que ver que son realmente hermosas, la gente
acude en tropel a Barcelona. Habiendo como hay lugares de mucho más interés,
llegan a la ciudad Condal y la asaltan literalmente para ver, retratar y filmar
un gran monumento de cemento y piedra. Será que estoy un poco loco, no lo entiendo,
pero el caso es que hay gente para todos los gustos y muchos tienen unas
preferencias que otros no aprecian. Sea cual fuera la razón, lo cierto es que
el turismo se reparte, de disemina como si fuera una gran diáspora que luego
los vuelve a unir para compartir experiencias, no hay otra forma de verlo.
Puede
que… al haber nacido en esta gran ciudad, no sepa apreciar las cosas buenas e
instructivas que tiene, pero cuando te ves abordado por cientos de personas al
cabo del día que plano en mano te preguntan cómo pueden acceder a determinados
lugares y circulas entre el tráfico que por cierto no es demasiado bien mirado
por ciclistas y los propios peatones, a uno le dan ganas de no salir de su
casa enterarse dela historia de la
ciudad vía INTERNET, si uno quiere es más práctico y más seguro. Sé de buena
tinta, que muchos barceloneses, conocen mejor su ciudad por estos medios que no
por haberla pateado.
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