GRANDES ÍDOLOS
Existen
muchos todavía, y los seguirá habiendo,
son gente para los que la música era su pasión, que compusieron grandes
canciones y bandas sonoras, que a pesar del paso del tiempo, siguen recordándonos
épocas más próximas o lejanas pero que recordamos con cariño y algunas veces
con nostalgia. Es cierto que muchos tuvieron un final trágico, las drogas y el
alcohol hacen estragos en la sociedad moderna, y ellos, abusaron por diferentes
circunstancias de estos males que a la larga sabían que los llevaría a la
muerte.
No
ha sucedido eso con sus canciones, todavía se tocan en fiestas y locales de
moda, se les recuerda de este modo, su música es motivo de alegría aunque hayan
pasado años, la gente se enfervoriza cuando escucha los compases de esta música
de ellos, eran fenómenos, y la gente no olvida fácilmente a esos grandes
artistas. Con cuatro copases, tienes suficiente para echar a volar la
imaginación y rememorar los conciertos a los que probablemente uno fue en su
día.
No
tengo malos recuerdos, de conciertos de este tipo, de los que saliera con mal
sabor de boca. En algunos casos el sonido era malo, no porque estuviera mal
montado, era la gente los que te impedían disfrutar de sus canciones, en
ocasiones el ruido era ensordecedor, y eso desluce la comunicación que debería
haber en cualquier caso entre el cantante o conjunto de voces que tanto habían
ensayado para que todo sonara del modo que ellos querían. Pero… he disfrutado
de conciertos extraordinarios, todo y con esas dificultades que estoy
comentando.
Tenía
muchas ganas de disfrutar de un concierto íntimo que daba en un sala más bien
pequeña Eric Clapton, se me ocurrió invitar a unos amigos para que me
acompañaran, ¡que desastre chico! Ojalá hubiera ido yo solo, o con un par de
ellos que sabía que apreciaban esta clase de música de este gran maestro de la
guitarra eléctrica. En la puerta del local me encontré de buenas a primeras, a doce
personas, que a su vez se enteraron por boca de los demás que estaban invitados
a aquel concierto, las entradas las pagaba yo, no las de los invitados extra
que se presentaron allí, solo las de ellos.
En
definitiva… que no disfruté para nada, o muy poco de este magistral concierto,
el ruido era ensordecedor, la gente aplaudía sin ni siquiera haber comenzado a
tocar Eric, la solución fue, me tuve que contentar en comprar el CD del
concierto a precio de oro a la salida del espectáculo y escucharlo en mi equipo
en casa, no se me ocurrió volver a decirle a nadie de ellos, salvo a Emilio que
preparaba una salida para ir a ver un concierto, él sí sabía comportarse, aplaudía
cuando debía hacerlo, silbaba cuando los demás lo hacían, incluido yo, pero se
sabía comportar en los momentos oportunos.
Desde
mi punto de vista, es la manera de honrar a los grandes genios de la música, no
toda esa charanga que forma la gente, porque los músicos hacen mucho ruido, y
enfervorizan a las personas con música incomprensible y masificada. Es como si
dijeran… venid aquí que os vamos a dar tralla de la buena, mientras corre por
el local, toda clase de pastillas, la mayoría de ellas drogas sintéticas que
acaban haciendo perder el sentido a la gente y en ocasiones, matándolos.
Quizás
es porque yo soy un poco antiguo, no estoy acostumbrado a estas movidas y me
resulta extraño que la gente se encuentre bien en estas condiciones. Los
grandes artistas siempre serán grandes artistas, puede que en otro tiempo hayan
pasado por esas desagradables experiencias de las que hablaba antes y eso los
ha hecho reflexionar, les ha ayudado a dar cambios radicales en su vida. Aplaudo
esa decisión que en su día tomaron y ahora si cabe, son mejores personas y en
consecuencia, mejores músicos.
Se
convierten sin quererlo, en grandes ídolos de la música, buscados por las
productoras y llenando palacios y salas de conciertos, ellos merecen todos mis
respetos y consideración. ¡Vivan estos grandes músicos, los grandes ídolos que
todavía se mantienen vivos.
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