LA PELÍCULA DE LA SEMANA
No
he tenido esta semana pasada, ganas de hacer nada más que esta echado en el
sofá viendo la tele. Cuando cojo el mando para poner en marcha el aparato,
imagino lo que me gustaría ver, una peli de vaqueros antigua de las que hacía Jonh
Wayne por ejemplo, o alguna otra de romanos, que las ha habido muy buenas,
bueno ahora los efectos especiales lo joden casi todo porque nos fijamos en los
gazapos y luego los criticamos, a los directores por no cortar esas escenas, ¡con
los medios que hay hoy día para retocar las cosas…!
Pues
ahora viene lo bueno… me pasé haciendo zapping por lo menos tres cuartos de
hora buscando que ver. Anuncios y más anuncios, eso es lo que daban, eso y
algunas series que odio porque siempre son lo mismo, interrumpidas eso sí, por
más anuncios que no hacían más que interrumpir, son lo que lo pagan todo. No
encontré nada de lo que aspiraba a ver, ni pelis, ni alguna serie medianamente
buena, eso sí, ¡anuncios y repetidos la mayoría… que flipas! De manera que
deduzco que estaba obligado a ver aquella porquería de anuncios, en los que las
protagonistas son casi siempre mujeres, parece que son las que mejor venden en
la televisión.
Sea
lo que sea, desde compresas, eso se comprende, hasta productos en los que
pueden protagonizar los hombres perfectamente pero que parece que a los
productores no les gusta ni verlos pasar por la puerta para hacer los castings.
Puede parecer grosero, pero lo que vende hoy día son culos y tetas, aunque sean
postizas, da lo mismo. ¡Vaya fin de semana de mierda… que cabreo! Ya no puede
uno ni siquiera hacer lo que uno quiere cuando está en su casa, y eso que tengo
la tele por cable, tropecientos canales que no sirven para nada, por lo menos, para nada de lo yo deseaba en aquellos
momentos.
Imagínate,
vestido con mi cómodo pijama, mi batín y mis pantuflas ¡que pasada…! Porque todo
eso lo acompañas con la ilusión de ver algo que te gusta en la televisión. Pues
me tuve que tragar una peli de cine negro clásica “El halcón maltés”, ya la
había visto un par de veces más hacía años, pero esta vez la daban subtitulada en
inglés. Para ver estas pelis subtituladas, o eres buen lector o tienes que
tener buena vista, si la tele es de determinadas pulgadas, yo no tengo ninguna
de estas cualidades, uso lentes progresivas que hace poco que llevo, y no soy
buen lector, las cosas como sean.
Preguntándome
todo el tiempo… ¿y qué coño hago este fin de semana? No puedo beber alcoholes,
no puedo hacer el amor, se me ha pasado la edad, de otro modo hubiera
contratado a una fulanilla aunque me saliera cara por una hora. Con un piso
precioso, todo equipado, moderno y funcional, lo hice reformar para facilitarme
maniobrar por las estancias y los dos baños, uno tiene un plato de ducha y los
otros elementos necesarios y en el grande, un jacuzzi de huevos, que solo he
utilizado tres o cuatro veces, ¿tú sabes lo que gasta el aparato ese de agua y
gas para calentar el agua? ¿Qué sobraba en mi casa…? La puñetera televisión
¿no? Pues nada, me compré un catalejos, pero un catalejos de los grandes, lo
coloqué en un lugar estratégico del salón para ver y no ser visto claro. Para
lo que me costó, le dije al técnico que me lo vendió, que me lo instalara él,
ahora tengo una tele que la gozo a cada minuto ¡y sin anuncios ni nada! Los anuncios
me los hago cuando voy al lavabo mear o me sirvo un zumo del frigo.
La
tele solo la uso cuando hay algún partido de fútbol y vienen los vecinos del bloque
que no tienen tele de pago y me gorrean las bebidas que tengo en el mueble bar.
¡Qué vergüenza señor cuando llego al supermercado el lunes, y salgo con el carrito
lleno de bebidas, ginebras wiskis y cremas para las señoras qué las acompañan,
qué no son pocas! El catalejos y mi equipo de música con el que me regalo con
mi música preferida, son actualmente, el perfecto sustituto de la caja tonta de
sesenta pulgadas que es utilizada en escasas ocasiones. Cada semana, ¡qué digo
cada semana…! cada cuando tengo un rato de relajo, me siento delante del
catalejos y la gozo como un niño chico, chafardero, eso sí que considero que
soy, un chafardero porque recorro el edificio de enfrente, hay un montón de
vecinos, son la leche de gente, diez pisos con un frontal de cuatro escaleras…
¡imagínatelo!. Ahora me para en un piso un rato, ahora en otro, de forma que
han llegado a ser un poco mi familia, oye que se me pasa el tiempo volando, a
veces me llama la panadera diciéndome
que me he olvidado de bajar a buscar el pan. Porque yo para comer como
cualquier cosa, pero eso sí, que el pan del día no me falte ningún día.
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