jueves, 5 de mayo de 2016

EL HABLADOR

                                                               EL HABLADOR

A mí siempre me han hablado de él como EL HABLADOR… no es muy comunicativo, al contrario es un hombre cayado que lleva una vida más o menos tranquila pero que siempre está hablando, con sus animales claro, es pastor y ya se sabe que los pastores tienen sus charlas con sus animales, sean estos ovejas, gallinas y pollos o cualquier otra clase de animal doméstico. Pues él es de esos, de los que siempre está hablando con sus ovejas cuando sale al campo y les da pequeños toques con piedras para que vuelvan al redil.
Y los animales conocen su voz, un grito allá un silbido aquí y le obedecen cual si de bestias que se hubieran criado a su lado, así es en efecto, algunos animales cuando van en trashumancia, especialmente las ovejas preñadas no tienen más remedio que parir por el camino, pues bien, ellos, los pastores, lo saben hacer todo al respecto, saben cuál está más débil, que corderillo tiene las patas más flacas y las que pueden seguir o no al rebaño.
Las cargan a sus espaldas y las llevan un trecho hasta que el animal pide comer, entonces se lo pasan a la madre de quién es la responsabilidad de criarlos, limpiarlos y con su lengua familiar e infatigable, darle fuerzas al chotillo para que continúe, una clara señal de supervivencia, si se quedan donde la madre los ha parido mal asunto, serían pasto de lobos o cualquier otra alimaña en cuestión de minutos. La oveja como la cabra, no quieren parir en vano, cuidan de su prole hasta que los tiempos marcados por la demanda de carne obliga al pastor a sacrificarlos.
Creo que esa es la principal razón de porqué los pastores son gente callada y ausentes, y hablan mucho durante el camino, a menudo de días que dura este oficio exigente y atento de su parte. Deben estar atentos a cualquier ruido, sus perros son muy inteligentes, al igual que los propios pastores, están atentos a cualquier rama que se rompe en un lugar poco apropiado, mientras, las ovejas pastan en paz bajo la luz de la luna y cuando caminan durante el día también. Es muy curioso ver cómo actúan los perros que como el pastor tienen esta obligación, cuidar del rebaño. En el instante que el pastor les silva determinada forma se quedan quietos como estatuas, saben por instinto, que se les exige estar ahí por algún motivo
Adran cuando deben, el dueño les dice cuándo debe ser eso y se atienen a sus órdenes. Fuera de ese entorno, el de manejar a los animales, el pastor es poco más o menos como el resto de sus animales, quieto, silencioso y algunos que taciturno. Pero si no fueran así, pocos rebaños de ovejas y cabras abrían en la comarca.
Aprecio un montón a mi amigo Antonio, tiene sus defectos como todo ser humano, pero en lo referente a ser buen pastor, no lo he puesto jamás en duda, la prueba es que cuando por la razón que sea cambia de dueño, ya tiene a otro que lo reclama para que vaya a trabajar con él, eso dice mucho en su favor, en el suyo y en el de todos los buenos pastores.
No es un oficio fácil, requiere muchos años de aprendizaje y mucha paciencia, conocer a las ovejas no es nada sencillo, y si las pastoreas junto con las cabras… ya ni te cuento, ¡qué carácter tan diferente tienen unos animales de otros! Como se suele decir vulgarmente la cabra tira al monte, y es cierto, estiran su cuello y sobre sus patas traseras tratan de alcanzar cualquier rama que tengan a tiro, las ovejas no, ellas van buscando y arrancando con sus dientes el mejor pasto, las plantas más jugosas que mantienen rumiando una y otra vez dentro de sus sólidos estómagos, hasta que ya no pueden aprovechar nada.
Pues también en esto el pastor tiene que estar atento, de ello depende la salud de sus ovejas. El pastoreo es un trabajo duro, exigente, que no depende del sol o de la lluvia, hay que salir a darles de comer, en circunstancias normales. Otro asunto es que alguna fuerza mayor no permita que salgan con el pastor, pero incluso un pastor que se precie lleva siempre comida de sobras, y un paraguas cruzado sobre el pecho, por si hace mal tiempo. Mi amigo Antonio es de esos, un rebaño no lo puedes dejar aparcado en un parking de coches como si fuera un camión de alto tonelaje, esto solo sucede cuando se los llevan a una edad conveniente para ser sacrificados gracias al buen hacer del pastor que los ha estado cuidando.


                                                             --------------------------EL HABLADOR

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