domingo, 21 de agosto de 2016

CUANDO VUELVA A VERTE

                                               CUANDO VUELVA A VERTE

Me ahorraré decirte un montón de cosas que te dije cuando estuvimos hablando la última vez, luego, cuando llegué a mí casa, me di cuenta de la cantidad de cosas que me hubiera podido ahorrar decirte y que de paso, impidió que me hablaras de ti, de tus inquietudes y planes, de tus objetivos. Solo me escuchabas pacientemente con cara amable, pensando probablemente que era un pedante que solo sabía hablar de mí para impresionar a las chicas. No volveré a caer en ese error, me lo he prometido a mí mismo y pienso cumplirlo, tengo ganas de partir de cero y comenzar la charla pero esta vez dejando que seas tú la que me cuente, observarte y decidir, es la única forma de hacerlo, si eres una persona que me convenga.
Sé además de dónde vives donde trabajas y que lugares frecuentas, me interesas porque sabes escuchar, de otro modo, después de los primeros diez minutos de hablar, me habrías enviado a freír espárragos y sin embargo no lo hiciste, ¿por educación, por saber estar, por darme una oportunidad? No sé por qué fue pero quiero averiguarlo, eso, sí tengo la oportunidad de hacerlo. Primero tengo que bosquejar bien en mi mente que debo decirte para no meter la pata, luego, ingeniármelas para darte entrada a ti porque en lo que a mí se refiere, me parece que ya te lo he dicho todo, ¡bocazas, eso es lo que soy, un bocazas! Menos mal que no he contado a ninguno de mis amigos esa experiencia que tuve al hablar contigo en aquel pub donde nos vimos, habrían dicho que era un pobre diablo, un Don Juan de medio pelo, y lo bueno es que habrían tenido razón de haber concluido eso de mí.
Bueno vamos allí, lo primero que debo hacer es ir a buscarte a la salida del trabajo como quién no quiere la cosa, una coincidencia como cualquier otra, luego averiguar si estaría dispuesta a continuar la conversación que dejamos pendiente la vez anterior, aunque si yo fuera ella diría que no poniendo algún pretexto, normal, la dejé a la pobre descosida por todas partes de tanto como hablé, pero bueno, la esperanza es lo único que se pierde. Tampoco puedo decirla que esta vez la dejaré que hable ella, sería ponerme en evidencia y eso tampoco es serio. Nada, la invito a tomar algo y que decida ella, es la única baza que me queda, ¿y si la invito a cenar? A lo mejor una cena que tiene un carácter más formal puede que la impacte.
Venga que ya sale de la tienda, es hora de echar el resto…   Mira por dónde, que coincidencia, vengo de comprar un par de cosas y te encuentro a ti, vaya sorpresa, si he de decirte la verdad llevo días pensando en ti, si me das una pequeña oportunidad te digo la razón. El día que nos conocimos me comporté como un auténtico idiota, hable y hable sobre mí y no dejé que abrieras la boca, sinceramente te pido disculpas no suelo ser así, pero me impactó tanto tu presencia que no pide por menos que ponerme a hablar contigo a fin de que no te fueras corriendo de mi lado. Me comprometo, si es que me lo permites, a no abrir la boca y dejar que hables tú, me interesaría saber cómo eres, cuáles son tus gustos, en fin, conocernos un poco mejor si me lo permites.
Pues si he de serte sincera, pensé precisamente eso de ti al principio, que eras como una garrapata que no hay quién se deshaga de ella, perdona por la comparación.  Tienes toda la razón del mundo, es más creo que te quedas un poco corta en la comparación, fui un pesado de cuidado, aunque en realidad no soy así, me gustaría que me dieras la oportunidad de demostrártelo. ¿Hace que tomemos una copa en el mismo sitio, o prefieres ir a cenar a un lugar de tú elección?  Prefiero que en principio tomemos una copa en el mismo sitio.  ¿Te paso a recoger a eso de las nueve, te parece bien?  Vale, está bien a esta hora me encaja a la perfección.
He de confesarte que al principio me parecías uno de estos pesados que buscan rollos de una noche, o bien impresionar a una chica con su charla.  Ya ves que no es ese mi caso, me vuelvo a disculpar, ahora si me lo permites recuperemos el tiempo perdido y cuéntame cosas sobre ti.  Pues no sé por dónde comenzar, trabajo donde tú ya sabes de encargada de almacén y todos los días se repite la misma rutina, llego a casa, arreglo a mi madre que está algo impedida por un problema de corazón, me ducho, preparo la cena para las dos y leo un rato hasta que me vence el sueño. Me gusta la música de jazz y me lo paso pipa viendo cine antiguo.  Eso está muy bien, eres una chica afortunada, tienes familia y este hecho es algo que envidio en las personas, no es mi caso yo vivo solo pero acompañado de mi perro Carry, es un terrier de lo más tierno y fiel, ¿te gustan las mascotas?  Me encantan pero en casa sería poco menos que imposible tener ni siquiera un periquito, mi madre al contrario que a mí, odia a los animales que no están en libertad, se recrea con los documentales sobre animales, sería capaz de no dormir con tal de ver documentales.
Esta conversación satisfizo a ambos e hizo que quedaran para continuar otro día para conocerse mejor. Esta extraña relación de quedar para hablar, los llevó a un primer beso que se dieron en el portal de la puerta de ella, era evidente que ambos se necesitaban y esto lo puso de manifiesto ella, que con todo el atrevimiento del mundo, le propuso salir en serio.  Me gustaría que fuéramos más que amigos, ¿tienes algún inconveniente en ser mi novio formal? Yo nunca he salido con ningún hombre, si tu respuesta es positiva, por favor no me engañes, no lo soportaría, se sincero conmigo y te daré todo lo que mi corazón almacena. No sé que esperas de mí pero procuraré darte lo mejor que hay en mí.
Esta propuesta dejo a Pedro anonadado, pero contento, no porque le facilitara las cosas en este sentido, él iba a decirle algo parecido, aunque dudaba respecto al tiempo en el cual le diría lo que sentía por ella. Le sonrió y le dijo que estaba dispuesto a corresponderle, en fin, una historia cualquiera  que a cualquiera de nosotros, nos hubiera podido pasar. El caso sin embargo es, que no se presentan frecuentemente historias parecidas… y es una lástima, no sabemos lo que nos perdemos cuando pasamos por alto esas fases del romanticismo quizás rancio pero hermoso que esconden estos acontecimientos.


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