PROBLEMAS DE AMORES
Si hay una causa en el mundo que
cause problemas como para parar un tren, es el mal de amores. Se ven a parejas
felices, con cuatro o cinco hijos frutos de ese amor, organizando la vida del
mejor modo posible, y haciendo que este amor siga floreciendo cual rosal que
puntualmente, se abre en primavera para dar evidencia de que el amor perdura. ¡Qué
así sea por muchos años! Pero el amor trae problemas consigo, cuantos más años continúa
junta la pareja, más se conocen, eso es naturalmente así, por el hecho de que
la convivencia sigue un ritmo, no es el mismo que cuando se conocieron la
primera vez, sería una estupidez pensar que eso no ha cambiado en nada.
Hay cambios, y frecuentemente
profundos pero que no se dejan ver de forma fácil. En un momento u otro de esa
relación llega el hastío, el cansancio de ver en la cama la misma cara, de
trabajar siempre dentro del mismo ámbito y eso… cansa. No queremos reconocer
que somos los mismos de siempre, y en cierta manera es verdad, las personas no
cambiamos, cambia nuestra actitud ante lo que se nos viene encima.
Los niños crecen, y con ellos, los
problemas que se derivan de la edad, es entonces cuando los padres nos volvemos
más permisivos o por el contrario, más restrictivos. Los chicos lo saben y así
saben a quién deben acudir en determinadas situaciones, según ven el ejemplo de
sus propios padres en la familia, desarrollan personalidades que los hace
personas felices o por el contrario, infelices en virtud de lo que viven a
diario.
Es cuando alguna d estas parejas se
separan al margen de la edad que tengan padres e hijos, que sufren una
transformación, volviéndolos seres apreciados o despreciados, todo depende de
cómo acusen el golpe de la separación de sus mayores. Algo tan común como son
los divorcios, cómo se produzcan y dicho sea de paso, el efecto que tiene en
cada uno de los cónyuges esta separación, tachan de forma definitiva el
comportamiento y la moral de los hijos. Si todavía son pequeños, reparten el
tiempo entre uno y otro, y cada cual tiene su forma de instruir a los hijos del
modo que mejor saben, o les place.
El amor es un problema que tiene
muchas formas, muchos enfoques y muchas interpretaciones, así pues no es
extraño que una gran mayoría prefieran pasar del amor clásico, del amor de
bodas y convites, para seguir siendo seres autónomos que buscan el amor en las
esquinas, o en los clubs nocturnos, si lo piensas fríamente… ¿qué hay de malo
en esa clase de amor?
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