SIN COBARDÍAS
Para la mayoría de asuntos que uno
debe de resolver en la vida, no hace falta ser valiente, solo hay que hacer
aquello que uno sabe hacer y se acabó. Pero desafortunadamente, para las cosas
que se requieren determinación y resolución, muchos se arredran, se retraen, no
quieren enfrentarse al asunto que los ha llevado hasta allí. Buscan caminos
laterales, quizás echen mano de amigos, para que como se dice vulgarmente, les
saquen las castañas del fuego.
Eso es necesario cuando hay de por
medio temas jurídicos, te llegan cartas en las que te comunican que debes
presentarte con abogado y procurador, por ejemplo. Para eso no hace falta ser
valiente, solo confiar en estos señores que saben de leyes y como plantear tu
problema para que salgas en el mejor de los casos exonerado de culpas, multas o
indemnizaciones que pueden ser más o menos justas. Del resto de asuntos de
nuestra vida, depende de nosotros exclusivamente, el presentarnos ante
determinadas personas, y así tener un grado de valentía demostrada ante todo el
mundo. Si no eres culpable de nada, nada hay que temer, entonces él problema,
hay que afrontarlo con valentía y resolución.
La cobardía genera siempre dudas, y
cuando hay dudas, falta la seguridad de estar uno en lo cierto, sin importar
cuál sea el asunto que deba tratarse, la valentía siempre te da cierto grado de
ventaja sobre los demás. Sea en asuntos legales, como en disputas de herencias,
quién crea tener razón, es el que debe dar el primer paso. Es muy cierto que a
causa de esto, familias enteras se han dejado de hablar, es más, los familiares
han explicado a los suyos las cosas de tal manera que el odio se ha
atrincherado en el corazón de hermanos, primos, padres y el largo etcétera que
lleva a completar el círculo de toda una familia.
Hace solo unas horas, en un
informativo televisivo, se daba la noticia de dos clanes rivales que estaban
liados a tiros por motivo de una mujer que volvió con su familia. La persona
que se presentó ante la policía escopeta en mano no ha demostrado ser un
valiente, más bien da a entender que le falta cierto grado de sentido común, no
ha defendido la justicia dando tiros, tratando de matar a policías. Es por eso
que la valentía hay que mesurarla en la medida de lo que realmente es, una
muestra de buen juicio y el conocer cómo deben hacerse las cosas dentro del
marco de la justicia. Al fin de cuentas, todos estamos bajo la influencia de
esta ley, quizás no es perfecta, pero es la justicia que está escrita, y a la
que uno debe sujetarse, aunque no le guste.
No estamos en América donde la
gente tiene licencia de armas y las puede usar indiscriminadamente en cuanto se
ve amenazado. Y como sea un negro el que te ataque… entonces no tienes por qué
temer usar tu revolver y pegarle cuatro tiros o diez, al fin y al cabo, la policía
también lo hace así para reducir a los presuntos sospechosos.
La valentía está enmarcada dentro
del diálogo, de la discusión desapasionada por llevar la razón, quién no es
capaz de captar esta idea, de hacer suyo el espíritu de la fuerza de la
valentía y su significado, difícilmente podremos discutir tranquilamente sobre
quién tiene o no razón sobre la cuestión a debatir. Los valientes van
protegidos con la lógica, vertidos con la verdad, armados con la paz, nunca con
la venganza en ristre.
Sí, ya sé que muchos pensarán que lo
que deseo es dar consejos sobre ética y moral, pero no, están equivocados los
que deducen esto de este escrito, solo quiero hacer saber a los menos instruidos,
como veo yo las cosas al respecto. A los que ya saben cómo actuar, recordarles
que esa forma de actuar que han llevado hasta ahora a la práctica, debe formar
parte de su equipo para tener una vida más fructífera y tranquila, para que él
y los suyos sepan cómo huir de los problemas, enfrentarse con valentía a los desafíos
que a diario la vida en su complejo caminar coloca ante nosotros como
obstáculos para hacernos tropezar.
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