jueves, 29 de enero de 2015

GRANDE ES EL MAR

                                          

                                                       



                                             GRANDE ES EL MAR



Me lo has dado todo siempre por el simple placer de dar, sin condiciones ni exigencias, solo eso, dar. Luchamos desde el principio de nuestra juventud por tenernos y eso… es muy importante para mí, poco a poco, cual si fuéramos una máquina que se va poniendo en funcionamiento los engranajes de ese gran molino que todo lo puede, fuimos haciendo fuerza, y cedieron, todos aquellos que exigían explicaciones de por qué nos unimos se quedaron boquiabiertos.
Amigos, familia, conocidos del barrio no dieron tregua, pensaron en una unión efímera, en una pulsación de dos corazones jóvenes que ni siquiera sabían cómo solucionar el más mínimo problema que pudiera surgir en la vida.

A medida que pasaba el tiempo, con nuestros más y menos, desamarramos nuestro barco y pusimos rumbo a un puerto, cual era nuestra costa, nuestro objetivo no lo teníamos claro entonces, solo teníamos seguro el amor mutuo que desde hacía años veníamos cultivando. Personalmente sentía adoración por ti, y de alguna forma que no adivino a acertar que fue, resistimos los embates de las tormentas que amenazaban con hundir nuestro amor.
Tiempos difíciles aquellos, había ocasiones, seguro que las recuerdas que nos quedábamos parados en mitad de aquel océano sin ver el sol, sin tener guías seguras, de adonde iríamos a parar, a que puerto. Cambiamos de barco decenas de veces, cuando no era un trabajo que fallaba, era una vivienda mal escogida, pero eso nos enseñaba, y el querernos nos unía.

La llegada de los hijos hizo el resto, alegraron nuestras vidas y las transformaron de forma, que a partir de entonces, nada nos parecía imposible, ver a nuestros cachorros al lado nuestro, criados con buenos principios, es lo que en definitiva, según mi parecer, ha vuelto a encender el rescoldo que quedó medio encendido de nuestro amor.

Después de eso, malas decisiones mías, hicieron que abortaran determinados planes conjuntos. No puedo esconder más tiempo la cabeza bajo la arena, es demasiado grande ese mar para pasar desapercibido. Lo hecho, echo está, ha pasado demasiado tiempo como para poder pedir perdón a todos, sabes que en lo más profundo de mi alma, lo pido, de corazón porque ansío teneros junto a mí, o dicho de otro modo, que vosotros me tengáis a mí si queréis que vuelva a formar parte de la familia, la auténtica, la genuina.
La vida cambia demasiado aprisa, los años pasan, nuestros hijos ya son hombres, saben lo que es la vida, todos de un modo u otro pasan por circunstancias complicadas, más o menos llevadas con honor y tolerancia.

¿Qué más pudiera añadir a estas palabras, un hombre arrepentido que quiere reparar aquel barco original, que salió una mañana de un buen puerto? Pretendí ser capitán, ahora veo que esa tarea fue demasiado grande para mí, espero que el amor que al principio nos hizo andar con paso firme, nos ayude a hacernos a la mar con un mascarón de proa nuevo, no es una imagen, es un conjunto de voces, que junto con velas nuevas y buenos remos, en caso de tormenta, nos ayuden a llegar allá donde queramos.



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miércoles, 28 de enero de 2015

EL PROCESO

                                                 EL PROCESO

Tengo que adaptarme, no toca otra, no es fácil ni automático cambiar y pillar el tranquillo a una clase de clima, de costumbres, de ambiente solitario a uno que se ve que va a ser ruidoso y hasta cierto punto diferente del que hasta ahora he llevado. Ella también sufre, se queda sin un amigo, sin un confidente por expresarlo de algún modo. Es normal que este proceso lleve consigo tristezas, te dejas de ver con aquella persona querida por la amistad que corresponde a dos seres traídos y llevados por los vientos de la historia de sus propias vidas. No es agradable para uno de los dos, para el otro solo es eso, cuestión de adaptación, en el caso de ella, la invadirá la soledad, causa esta que entristece a quién se marcha.
Podría haber desertado del proceso de la reunificación con la familia, sí podría decidir que la familia no es más que un ente minado de problemas y explicarme a mí mismo, que lo único que lograré estando de nuevo con ellos serán problemas, pero no es cierto, bueno si lo es, traen problemas los mismos que yo les puedo producir a ellos, y claro está que esta balanza que se va compensando poco a poco a medida que pasan los años, equilibran los problemas, unas veces los tienen unos y otras otros, yo mismo sin ir más lejos.
Los médicos me cuentan que mi mal no tiene remedio, que estoy hundido en unos sobreesfuerzos mentales que me dejarán “aturat” en un momento u otro de la vida, no me gustaría que sucediera demasiado pronto, por eso los necesito, quiero poder abrazarlos y sentir el pálpito de sus corazones, verlos, después de tantos años. La simple acción de tenerlos delante será una emoción inexplicable, los quiero, ¿cómo no se puede querer a los hijos?, imposible, siempre he pensado en ellos, los he soñado, han aparecido en mis sueños de mil formas diferentes, como princesas mis hijas, como un gigante mi hijo pequeño. No son nada de esto, pero la mente no obedece a conformidades cuando sueña, vuela alto, y de forma dispersa, hace del sueño un espacio mágico y sutil.
Lo más probable es, que el proceso sea largo, la cabeza que da vueltas, que no enfoca bien las cosas y a las propias personas, tiene más dificultades para hacer retratos objetivos de todo cuanto le rodea, no será fácil. Si todos me sostienen en alto cuando los fantasmas me visiten… la cosa irá bien, de otro modo, igual que nos dijimos ola nos diremos adiós, aunque en honor a la verdad no creo que esto suceda. Decidme hasta pronto solo, no sé a lo que me enfrento, creo que todo irá bien, tranquilo y de forma paulatina, si quien se queda sola aquí, donde estoy ahora, necesita de mi apoyo, lo tendrá siempre, ya le he dicho que la vida nunca es definitiva con nadie.
Buena parte de lo que soy se queda con ellos, saben que pueden esperar de mí, pero mientras pienso en ellos, que son importantes para este pobre cuerpo mortal, debo seguir el camino que la vida va trazando a través de montañas y valles, de cumbres y barrancos. No sé adivinar el futuro, nadie lo sabe, hay quién pone velones de colores para sembrar el odio entre las personas, otros acuden a la magia negra, en mi caso, como no creo en nada de eso pienso que a quién la fastidie saber que estoy de nuevo con ellos, con los míos, abrazando a mis hijos, mientras acepto sus defectos y cualidades como yo las tengo, lo tendré todo, y eso sin vacilaciones ni peros de parte de mi persona.

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martes, 27 de enero de 2015

PIEDAD PARA LOS MALDITOS


                                                         EL VALLE

Me resulta fácil imaginar el lugar, he visitado sitios parecidos a los que ahora aparecen en mis sueños de manera repetida. Un lugar que es muchos a la vez, por el que transitan ríos y bosques de coníferas, de altos cipreses y gravas que se desprenden de las montañas castigadas por las nieves del invierno que caen sobre las graníticas piedras y las hacen estallar como si de bombas se tratara. Un lugar lleno de vida, de pájaros y flores, de ardillas preocupadas en recoger piñas para pasar el invierno que se avecina. El ir y venir de padres y madres alados que hacen nidos bien protegidos para la puesta de los huevos, que con suerte y si las condiciones lo permiten, serán su descendencia.
Todo el conjunto del valle al que aspiro llegar y establecerme algún día, está lleno de recuerdos, calcados en la memoria como si fuera con fuego. Mis hijos cuando podíamos tener un poco de descanso de nuestro trabajo se bañaban de pequeños en aquellas frías aguas, aguas que descendían de las montañas, del deshielo, aguas azules que vivificaban el cuerpo y puedo decir con seguridad, limpiaban el alma. Al mismo tiempo, la sangre hervía dentro del cuerpo y salías de esas aguas bravías, echando humo por los cuatro costados. El valle con ganado vacuno que pacía tranquilamente dentro de su entorno natural, conociendo el camino de vuelta a sus lugares de apacentamiento.
El valle no tiene nombre, puede ser uno cualquiera de los que nos rodean, lo vital, lo importante es que estaré con los míos de nuevo, no me inquieta el futuro que me espera, sé con seguridad que ellos desean que estemos juntos. La vida me ha invitado a dar muchas vueltas, visitado diferentes lugares de la geografía, tierras de secano, tierras arrasadas por el viento frio del norte, tierras mediterráneas donde el sol preponderante domina con su gran esfera, la vida de la gente. Arenas playeras, murmullo de gentes llegadas de diferentes partes de Europa, que se acercan a estas playas a tostarse al sol y dejar que el tiempo corra. Lo he vivido y disfrutado, ahora quiero cambiar de escenario, he estado demasiado tiempo alejado del triunfo que supone estar de nuevo con mis hijos.
Saben que los estoy buscando, me dicen que vuelva, que la luces de los cielos allí arriba son más claras, que mi vida junto a ellos, será más valiosa, debo creerlos no tengo por qué dudar, sigo siendo Juan Salvador Gaviota, nadie conseguirá obligarme a descender cuando los otros desciendan, a levantar el vuelo en manada para ir de pesca junto a las barcas del mar, a reposar cuando los demás lo hagan, ese es el secreto de mi supervivencia. Tengo convencimientos propios, he analizado a fondo todos los supuestos que pueden entorpecer mi vida, no sé bien adonde pueden llevarme mis pasos, pero sean cuales fueren, si me pierdo, buscarme en el valle, allí junto al murmullo de las aguas del río, me encontrareis panza arriba, meditando sobre el deseo último de ese pobre trovador que hubiese querido dejar de caminar por determinados caminos, que lo llevaron a otros lugares baldíos.
¿Cómo crees que es el final de una persona…? me preguntaba un amigo un día. Se me ocurrió contestarle que el final nunca llega, que siempre estás en el recuerdo de alguien a pesar de los años que pasen, que siempre quedan recuerdos, estampas de acontecimientos, fotografías, filmaciones, pequeños flases que frecuentemente saltan en la memoria de los tuyos, de tus amigos si los has tenido.
¿Y si has hecho cosas malas…? depende de quién te recuerde… y de las cosas que uno haya hecho, eso es más difícil de ponderar, pero sé de criminales que vistos bajo el crisol de la concordia y de la misericordia han llegado a ser gente buena, de la que se han guardado buenos recuerdos de su vida.
Que he cometido locuras lo sé, soy consciente de ello, ¿qué me llevó a cometerlas…? creo que eso no importa si ahora estoy en armonía con la tierra de nuevo, con el valle, los ríos, el sol, los míos, sé que de nuevo tengo que acoplarme a una nueva forma de vida, pero eso no me da miedo, al contrario me da fuerzas para hacerlo, mis hijos lo desean y mi mujer también, de ahí que opte por esta nueva forma de vida que mira más allá de un breve escenario lleno de plantas artificiales.

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domingo, 18 de enero de 2015

LA HUELLA PÁLIDA


                                                   LA HUELLA PALIDA



Este año ha habido muchos incendios, la gente no aprecia el valor de la vegetación, lo que hace por nosotros en el más absoluto silencio. Creo que van por ahí los tiros, cada pequeño brote que sale de la tierra, necesita luz para hacer su trabajo a posteriori, pero es tal la ceniza que se eleva hacia los cielos, que tal la suciedad que queda en el suelo, que el incendio despoja del suelo los nutrientes que deben hacer crecer esos jóvenes verdeles. Es como todo en la vida un ciclo, un ciclo necesario que si se amputa por alguno de sus lados, se rompe, cercenamos con ello nuestra propia supervivencia.

Por otra parte, todo el mundo desearía tener a la vista cuando se levanta de descansar de sus camas, vistas hermosas, árboles, verdor abundante, desde la terraza de sus casas ver ríos alimentando campos de cereales, haciendo crecer pastizales donde vacas y caballos, corzos, jabalíes y lobos, todos juntos sacan provecho de la exudación de la tierra. Las ciudades han hecho de una u otra manera, que este afán sea un imposible humano, y todo porque muchas veces, el bosque beneficia más a sus dueños, quemado que verde, impidiendo que los pinos suelten todo su aroma, llenando el espacio donde vivimos. Por eso nos limitamos a llevar pinos en los coches, ambientadores de arma concentrado de pino para que cuando terminamos el trabajo, ese olor impregne nuestro cerebro y nos relaje, absurdo, esto es, de locos.

La huella blanca cenicienta y sucia, con el paso del tiempo da paso a grandes urbanizaciones de lujo, el medio que las rodea así lo exige. Al dueño de aquella parte del monte le han pagado buen dinero por él, le sale más a cuenta que cumplir con las exigencias de la ley, que le obliga, a mantenerlo limpio de maleza que es combustible, yesca inflamable que arde como si de gasolina se tratara. Poco le importa la angustia que sienten los pinos sanos que se han quedado llorando a sus muertos en este cementerio improvisado i obligado, con las raíces ancladas en el suelo del monte.
Pronto todo este suelo será pálido de nuevo, pero esta vez será de asfalto de lo que se trate, calles bien iluminadas, aceras anchas para que puedan pasear los nuevos habitantes de la zona, las vacas y los corzos han desaparecido de la zona, ese era su hogar, ahora estorban, son alimañas a las que hay que combatir a cualquier precio.

El jabalí es más tozudo, no le importa pasear entre los coches aparcados, pero si se les ve frecuentar por la zona… se les mata y punto pelota, este territorio ahora es de los humanos, de estaciones de esquí y telesillas, de casitas de madera, de hoteles y restaurantes donde ahora sirven a los jabalís en bandeja, carne de ciervo, buenos quesos que producen vacas y ovejas. Se las han llevado a pastar a otras zonas, ahora las alimentan con piensos compuestos y algunas veces se vuelven locas las pobres. ¿Qué…? ¿Ha, las ovejas y las cabras…? pues más de lo mismo, antes pastoreaban por estos campos, ahora tienen que llevárselas lejos para que puedan encontrar alimento.

Si eso es cierto, los dueños de los rebaños antes lo tenían todo más a mano, pero las cosas cambian, no les sale a cuenta criar esa clase de ganado, se los llevan a un matadero y los sacrifican, la explotación de esos negocios ya no son rentables. Trabajan en los negocios que compañías de hoteles y otros servicios, se han hecho para los esquiadores, recogen basuras de las zonas donde han estado los turistas, sobreviven con malos sueldos de temporalidad dudosa, dependen del tiempo, de los inviernos y primaveras, de los veranos y otoños, en eso el mundo no cambia, tiene sus caprichos como cualquiera de nosotros. La pálida huella, aquella que antes quedó de aquellos incendios provocados en su mayoría, ahora, mira tú por donde, da un giro inesperado a las cosas, de alguna forma todos quedan contentos, los que dicen estarlo lo hacen, a cuenta de aquellos que en la misma zona, las están pasando putas.



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sábado, 17 de enero de 2015

ESPANTOSO DESPERTAR


                                       ESPANTOSO DESPERTAR


¡Qué mala noche he pasado…! al despertar no me he encontrado, me he buscado sin parar un instante, hasta debajo de las camas he tratado de encontrarme, pero nada, no ha dado resultado, desaparecido, como si no hubiera existido jamás. Es imposible, ¡si todavía recuerdo que anoche, en compañía de amigos, nos tomamos unos vinos entre risas y chistes…! ¿Qué es lo que ha sucedido?
No sé qué debe de haber pasado… estábamos todos tan contentos y tranquilos  entró en la sidrería un tío malcarado con los ojos vidriosos, pidió un chacolí y después de apurar el vino se puso a disparar a todo el mundo, ¡joder que susto daban aquellos tiros…! Salió del bar cómo otro cliente cualquiera, nosotros, llenos de sangre y temblando no gozábamos levantarnos del suelo, hasta que escuchamos la sirena de la policía nadie se movió, por si acaso el menda aquel estaba por los alrededores.
¿Qué ha pasado aquí? preguntó la policía pistola en mano. A mi lado estaba una mujer con los ojos abiertos de espanto, estaba muerta con un disparo en la cabeza, creo, detrás de ella había un hombre mayor, vestía un gabán y sombrero que quedó a dos palmos de donde yacía con un disparo en el pecho, caído sobre una mesa rota, por el peso de aquel hombre, o el impulso de la bala que le atravesó el cuerpo. La taberna se llenó de policía casi al instante, como en las películas americanas, que la policía aparece cuando los héroes ya lo han hecho todo. Encontraron a otra persona herida de gravedad, no pude saber si se trataba de mujer u hombre, daba igual en mitad de todo aquel caos.
Entre la policía científica y las ambulancias, focos que deslumbraban, órdenes de a quién se podía interrogar y a quién no porque no estaba en condiciones, salí del local tratando de sacarme la pelliza que estaba para tirar a la basura, un policía me dio el alto y me cacheó. ¡Déjalo hombre que era un cliente que estaba antes de que entrara este asesino…! Me di la vuelta y me llamaron preguntándome si podía darles alguna referencia de cómo era el individuo, contesté que solo sabía que era un tío alto de casi metro noventa con un gorro de lana negro, un impermeable corto verde oscuro y vaqueros. ¿Y su cara…? Disculpe usted, pero en eso no me fijé, estaba de espaldas a él cuando comenzó el follón lo único que se me ocurrió fue tirarme al suelo, eso fue todo, lo demás pasó en un instante. La persona que podría darles más detalles es el dueño de la taberna… digo yo no sé.
Al final, después de una hora larga prestando declaración en el lugar de los hechos, me emplazaron a que me presentara en comisaría al día siguiente. Nos dará usted determinados datos que debemos examinar ¿de acuerdo? Claro lo que haga falta agente, la cuestión es pillar a este malnacido, ¿cómo puede la gente ir por ahí pegando tiros sin importar quienes sean?, sin duda gente sin entrañas. Me he presentado en comisaría, miro el reloj antes de pasar por la puerta de entrada, son, las diez menos diez, paso el chivato electrónico después de dejar el móvil y las llaves, saco la pistola del nueve de su funda… “¡Arma…! joder, sí que se lo toman en serio estos, el tema de las pistolas…, cinco policías me apuntan, uno me empuja al suelo y me pone las esposas bien prietas, otro me da un golpe con algo duro como el acero y me desmayo.
Despierto en una sala vacía, sujetas las manos con las esposas a una mesa de acero fijada al suelo. Hay luz fluorescente, levanto la cabeza y me pregunto dónde coño estoy, me duele un huevo la cabeza, entran dos policías imagino, van de paisano, los dos visten vaqueros, uno un suéter que parece sacado del cuento de Heidy, el otro con cazadora de piel. Bueno hijo de puta, ¿Qué pretendías sacando la pistola en comisaría, ibas a liarte a tiros con todos nosotros?  No que va, soy policía como vosotros, únicamente es que no me dejasteis identificarme, tengo licencia de armas como vosotros, creo que habréis visto mi placa en la cartera. Uno habla a oídos del otro y sale de la sala, el que se queda conmigo me pregunta si quiero algo para beber, le he dicho que una taza de café estaría bien.  Oye ¿y si mientras tanto me sacas las esposas?, levanto las muñecas y muevo los dedos de las manos, ¡las tengo entumecidas joder!
Al cabo de tres o cuatro minutos entra un oficial de uniforme. ¿Cómo se te ocurre venir a comisaría y no decir que eres policía? Te hubieran podido matar gilipollas. Ya lo sé, pero es que venía pensando en mis cosas y se me olvidó identificarme, después de lo de anoche en la taberna… lo cierto es que venía dándole vueltas a la cabeza sobre lo sucedido y recordé luego, un par de detalles que quería contaros esta mañana charlando.
Quítale las esposas anda. Ostia menos mal, quién quiera que sea que me las ha calzado se ha pasado un rato largo ¿vale? A ver ¿qué tienes que contarnos? A sí pues verás, cuando entramos en el bar mis amigos y yo, en la parada de taxi que hay enfrente del bar, estaba estacionado un coche de color gris, más o menos oscuro, la luz de las farolas cambian el color de las pinturas un poco, seguro que viéndolo a la luz del día no es el mismo, lo sé fijo porque cuando entramos al bar el único que iba fumando era yo y antes de entrar en la taberna, tiré la colilla en el hueco de un árbol. Fue entonces cuando lo vi, iban dos hombres, uno de ellos muy alto, tocaba con la cabeza casi en el techo del Megane, el coche estaba en marcha y eso me extrañó mucho, ¿Qué hace un coche con el motor en marcha ocupando parte de una plaza de taxi? Me pregunté a mi mismo, cosa rara esta, pero con el jolgorio y la compañía pasé este hecho por alto, uno de los amigos me agarró de la manga de la chaqueta y me metió dentro del bar.
¿Conoces a alguno de estos…? Me hicieron mirar fotos, este es Julián, le llamamos “el santo” porque es guapo el cabrón de él. Pues es una de las víctimas mortales amigo mío, lo siento mucho, nuestras condolencias. ¡La madre que me parió… hijos de puta! Hay que acabar con esta lacra, me miran con cara de susto, Julián y yo estábamos muy unidos, siempre íbamos juntos a todas partes. Lo último que hicimos fue servir de escoltas con dos motos, a un ministro del gobierno. Después de esta misión nos correspondían dos semanas de vacaciones, y eso es lo que decidimos hacer, irlas a pasar a Euskadi.
Bueno chicos ya sabéis que hay que hacer, sin perder tiempo ¿vale?, han matado a un edil del ayuntamiento y a uno de los nuestros, ¡venga manos a la obra! ¿Puedo ayudar en algo? No, lo siento, ese es nuestro trabajo, tú debes quedarte al margen de todo. Esta tarde coges y te presentas a tus superiores en Madrid, ahora voy a ponerme en contacto con ellos. Cuando quisieron darse cuenta ya estaba fuera de comisaría después de recibir las condolencias de otros compañeros policías. Cogí la moto y me fui a comer a un mesón de las afueras de Mondragón, quería hacer carretera para despejarme un poco. ¡Como ves las cosas cuando te pasa una cosa así!, tenía una rabia interna difícil de describir, a según quién incluso caminando por la calle, lo veía como un enemigo mío, que venía a por mí, llegué a identificar falsamente, a tíos altos que me parecía que tenían la misma pinta que el asesino, joder, estas cosas te trastocan un poco.
Por la mañana, sin saber cómo, recibí una llamada de mi jefe. ¿Todavía estás ahí capullo?, pilla camino que esta tarde tengo que hablar contigo, te espero a más tardar a las seis, no te entretengas. A Julián lo trasladaban a Madrid en un furgón después de hacerle la autopsia y sacarle las balas del cuerpo, concretamente dos. Hable con mi capitán y me dijo que me fuera a casa, que ya me llamarían para ir a ver al sicólogo de la división, mientras me dejaron dejar pistola y placa sobre la mesa de la recepción.
Lo siento tío tuvo que ser terrible, me dijeron algunos compañeros que compartíamos operaciones de vigilancia, redadas y trabajos de todo tipo que surgen en la policía.
Y ahora, después de trece días, todavía me levanto de la cama sin poder dormir siquiera, ando buscándome como un desesperado y pronunciando el nombre de Julián, lo llamo por toda la casa cuando despierto, y al final, ni lo encuentro a él, ni me encuentro yo.


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viernes, 16 de enero de 2015

LA FLOR ALADA


                                                 LA FLOR ALADA


Poco se sabe de la especie de esta exquisita flor, que cuando se abre, despide un delicioso perfume que, si mientras va abriéndose camino entre las demás, paras con el propósito de admirarla y olerla, puedes llegar a enloquecer. Sí, es una de las extrañas virtudes que tiene por naturaleza propia. El aturdimiento parece ser el propósito para la que se ha hecho, nadie ha pasado sin perder algún sentido por su lado, endulza el aire de tal modo que no puedes respirarla sin desprenderte de ambiciones, de envidias y deseos inmorales.
Su aroma es una mezcla de azucarada canela, de cardamomo y pimienta dulce, nadie jamás creyó que pudiera existir planta como esa. Además de esas magníficas cualidades, es alada, sí, tiene alas que expanden sus beneficios a todos los vientos, es conquistadora de bosques y praderas, de montes y playas, ¿quién no quisiera una de esas formidables flores en su jardín? A fuerza de estudio y esfuerzo me hice con una de ellas, la tengo a buen recaudo en mi jardín, eso la hace única en el lugar donde vivo, llena de alegría la casa, cualquiera que me visite queda embelesado por ella.
No se la enseño a nadie, solo la perciben, las cualidades que tiene, hablan por sí misma y en cuanto se relajan sentados en mi mesa, todos se prestan a hablar de las cosas buenas que tiene la vida, de cómo puede llegar a amarse la gente. Todo es quietud y estado de ánimo alegre y distendido, en cuanto algo malo quiere desmarcarse de este ambiente, entonces comienza a aletear y vuelve la calma, el amor y la alegría.
Todo gracias a mi querida planta alada, singular y rara. Hay quién me pregunta acerca de ese aroma distinguido y dulce que sale de mi casa, les contesto que es solo que la casa está limpia de las impurezas típicas de otros lugares, que no permito que el incordio y la desventura, entren por mi puerta. Así es que ella, hace todo lo importante por mí, desplegando sus alas para, inconscientemente, salir de mi hogar llenos de alegría.


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MEDIAS SUELAS Y TACONES


                                             MEDIAS SUELAS Y TACONES



Llevo los zapatos hechos unos zorros, lleva lloviendo más de una semana, hace un frío del carajo, todo el puñetero día con los calcetines mojados y los pies congelados.
He, que esos zapatos que llevo no los tiro a la basura por nada del mundo, son zapatos de piel de la buena, no esas mierdecillas que hacen ahora que cuestan un huevo y te duran cuatro días. Los tengo, en consecuencia los uso… desde hace por lo menos ocho años, solo he tenido que comprar para ellos dos pares de cordones para atarlos, los cordones se rompen no faltaría más que eso. Se rompen porque te permiten cierta flexibilidad cuando andas, se adaptan a tu paso.

Pero ahora ya, debo de ir pensando en meterles medias suelas rápido y tacones también dicho sea de paso. A los zapatos les pasa lo que a las personas, nos gastamos, puede que la carrocería del cuerpo esté de coña, que nos conservemos bien y eso, que hagamos gimnasia, esquí y todas esas cosas que uno puede hacer para mantenerse en forma, pero la suela se gasta tío, y en consecuencia los tacones. ¿Qué representan las suelas y los tacones…? nuestro organismo. El tarro, los órganos internos, todo el conjunto de elementos que nos hacen caminar bien, por eso somos como los zapatos, puede que se vea como una estupidez, vale no digo yo que no, pero es lo que se me ocurre para ilustrar que aunque uno tenga un cuerpo diez, lo que hay dentro es lo que cuenta, que estemos sanos vamos.

Cuando uno camina… la gente puede decir…  ¡Leches que zapatos lleva este menda!, chulos, guapos, buenos. Pues eso, pueden vernos de p.m. y sin embargo tener la cabeza echa fosfatina, o el corazón sujeto con alambres, como los zapatos que por no tener para medias suelas, los vamos parcheando con cartón para que se impermeabilicen más, que resistan un poco hasta que los podamos reparar de verdad.

Oye no te pases, que yo no soy profeta, no te sé decir cuando se podrán arreglar los zapatos, reclama al que te ha hecho tarado, y sino a alguno de tus padres que venían ya con algún gen de esos mutantes y que van danzando dentro del cuerpo hasta que se alojan en uno de nosotros, sus descendientes, nos joden un órgano vital y ya la tenemos liada, ya tienes el agujero en la suela. Que al principio es pequeño… claro, ¿va a ser grande siendo uno bebé? Pero luego. A medida que pasa el tiempo se va haciendo fuerte, que en un zapato significa que va atravesando las diferentes capas de piel, hasta que te encuentras, bailando bajo la lluvia, una danza macabra.

En cuanto a los tacones es más o menos lo mismo, la misma historia, con la diferencia de que los tacones se pueden escoger de diferentes densidades, de diferentes alturas y decoraciones. Los tacones sustentan nuestro paso, soportan el peso del cuerpo, administran nuestro caminar, cuando los huesos dan ese golpe amortiguado pero firme sobre el suelo, el tacón es vital, entonces, todo el yo de una persona, se define por el modo de andar que tiene. Se ven nuestras faltas, nuestras virtudes, y hasta en ocasiones, nuestros deseos. Esa es la razón para que cuando reparemos nuestro calzado les pongamos buenos materiales, sustituir todo aquello que ya no sirve para nada y darle nuevo impulso a nuestro paso.



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RETORNO AL PASADO


                                           RETORNO AL PASADO



Ha sido una luz en la oscuridad la que ha hecho que vuelva la vista hacia este lado, estaba fuera de mi vista, lejos, en un lugar aparentemente deshabitado, poco entendí entonces el significado de todo aquel desmán de errores de rumbo.
¿Dónde dirigirme ahora después de andar buscando un destino que hasta entonces creía perdido en el tiempo, en el espacio?
Poco imaginaba lo que iba a encontrar en aquel punto meridional, que no se hallaba en el mapa que llevaba conmigo, luego, repasando una y otra vez los puntos de referencia encontré aquel insignificante espacio. Por lo menos eso creía yo, pues conforme me iba acercando, me di cuenta de lo grande que era, de lo mucho que podría significar en mi futuro.

Siempre me ha gustado señalizar los caminos por los que he andado, así que en esa ocasión no iba a ser diferente, paré en lo alto de una pequeña loma, me puse a transcribir lo que mis ojos contemplaban, al principio no me di cuenta pero luego… me apercibí que estaba estado trazando un círculo en mi andadura. Es como si volviera a mis orígenes, este descubrimiento me ha causado una sensación emocionante y rara.

Voces que se me habían olvidado… cuando volvieron a sonar en mis oídos me llenaron todo el cuerpo de escalofríos, el corazón se volvió loco y el cerebro se puso a palpitar de forma alarmante. Ese fue el efecto que me causó saber que había estado dando vueltas en círculos alrededor de un lugar que siempre es el mismo, la tierra es redonda, vayas donde vayas, siempre regresas al mismo lugar, puede que tarde más o menos pero eso es lo de menos, si vuelves al lugar de salida, al sitio de encuentro.

Realizar esa hazaña, ha hecho que deje por el camino, grandes tropiezos, trampas que frecuentemente y sin darme cuenta, me han roto algún que otro hueso al caer en ellas. Y ahora… sin saber muy bien cómo, me encuentro retornando al pasado, pasado que espero que sea presente, ni siquiera al futuro miro a la cara, no merece la pena, el futuro es un mero chasquido de dedos que si lo haces mal puede llevarte a la muerte. Una vez conocí a un chico, que me dijo que se había casado dos veces con la misma mujer, le pregunté cómo había sido eso, me contestó sin dudar…  “Es que yo he dado dos veces la vuelta a la tierra ¿sabes?”

Pensé que me estaba tomando el pelo, pues no, era verdad, conoció a su mujer y después de eso se casó con ella, luego distracciones de la vida le llevaron al divorcio, se perdió en mitad del bosque, ¿qué quieres…? anduvo perdido la ostia de tiempo, y después de buscar el retorno al punto de partida, se encontró a la vuelta de la esquina de una calle con unos brazos abiertos. Al principio se asustó bastante, luego, poco a poco, fue adaptándose a esa sensación nueva, y se casó de nuevo con la mujer a quién de veras amaba.



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jueves, 15 de enero de 2015

LA CASA PERDIDA


                                             LA CASA PERDÍDA



Damián vuelve del trabajo, de la metalúrgica donde trabaja desde que era aprendiz, ahora cumple veintiocho años, entra en el portal de su casa y como cada día abre el buzón de la entrada. Vaya, aparte de correspondencia comercial que siempre le llega hoy ha recibido una carta de casa de su abuela Ana.
Después de una ducha se sienta en un butacón y abre el sobre de la carta. Es escueta, solo un pliego de papel dina cuatro con unas líneas que bailan entre ellas, la carta o la misiva dice así  “Querido Damián, espero que esta te encuentre con buena salud –se referirá a la carta-, para cuando leas estas líneas, yo ya estaré muerta y enterrada, de modo que teniendo tan poco tiempo para nada, solo decirte que te quiero, que eres mi único pariente, mi nieto, por lo tanto a ti te corresponde la casa en la que he vivido tantos años, en ella nací y en ella muero. Queda de tu propiedad, solo te pido que no la vendas, en esta tarjeta que seguro habrás visto, está la dirección del notario que lleva este tema. Adiós querido Damián un beso de tu abuela Ana”.

Perplejo Damián se queda pensativo un rato, le llegan fugaces recuerdos de su abuela Ana, de una vez que le dio cuatro azotes cuando lo encontró bañándose en la alberca siendo pequeño, pasaba unas vacaciones con ella, y como es lógico, hacía travesuras de niño. Desde entonces, hasta que su hija, se casó con su padre  -el de Damián que era viudo- no se habían vuelto a ver, de manera que se sorprendió tanto que no pudo menos que lanzar un pequeño grito al aire al verlo tan crecido.  Serás muy buena persona Damián, te lo dice tu abuela, aunque no me tengas como tal ahora.

Eso sí que lo recordaba, y le quedó grabado en el alma, parecía como si le hiciera una premonición, que viera en su interior y le hiciera un examen interior. La comenzó a querer porque siempre tenía cosas nuevas que contarle, le hablaba de su familia, de su padre y la guerra de Cuba en la que perdió la vida. Y mira por donde su abuela desde la tumba, le manifestaba que la casa que él ya había olvidado, ahora era suya. ¡Si ya casi ni recordaba el lugar donde estaba…! llamó al notario, el señor Timoteo Cardoso.
-¿Señor Cardoso…? soy el nieto de Ana…
-Ha ya, estaba esperando su llamada, ¿cómo está usted?
-Bien, bien, mire usted, lo llamaba para saber cuándo podíamos quedar para ir a ver la casa.
-¿Cómo, que yo lo acompañe a usted? verá, usted viene a mi oficina y yo le doy los papeles de la casa, que por cierto, ya está escriturada a su nombre.
-¿A sí…? De modo que mi abuela pensó en todo, bueno, supongo que esto lo hace todo más fácil.
-¿Cuándo puede venir a la oficina a hablar conmigo? De paso le diré cómo puede ir a la casa, le advierto que el camino no es fácil, han hecho algunos desvíos para construir una autovía.
-De cualquier manera no puedo venir antes del viernes, libro en el trabajo a partir de las dos. Creo que podría estar ahí a eso de las cinco.
-Bien, en ese caso venga a la dirección de mi casa, en la notaría no me encontrará por la tarde.
-De acuerdo entonces señor Cardoso, hasta el viernes por la tarde.

No tenía familia a quién comunicar la noticia, solo unos tíos con los que ya había perdido contacto desde hacía años, vivían en la otra punta del país. Estaba solo, pero esta vez solo ante una circunstancia feliz, dentro de la tristeza que le producía haber perdido a su abuela. Comenzó a planificar el viaje que le llevaría varias horas en tren hasta la ciudad natal de su abuela, Zamora, luego tenía que coger un autobús, que lo llevara al pueblo donde estaba la notaría del señor Timoteo Cardoso, Toro.
Consiguió permiso para dejar el trabajo una hora antes, de modo que a las doce y media ya estaba preparado para salir a la calle, y parar un taxi que lo llevara a la estación. Durante el viaje, se mezclaron emociones y recuerdos, alegrías y penas, la muerte de sus padres en accidente de tráfico, las visitas al hospital mientras su padre se debatía entre la vida y la muerte… ver que ningún familiar llamó a la puerta de la habitación, mientras su padre estaba en un coma inducido.

Le fue fácil llegar a la estación de autobuses, estaba relativamente cerca de la del tren, diez minutos dando grandes zancadas por una avenida y al volver una calle franqueada por una gran cerca de acero, llegó a la estación de los diferentes autobuses que alineados en batería esperaban a los viajeros.
-Tú harás lo que te digamos nosotros ¿entiendes?, nada de peros ni problemas, este hombre es lo mejor para ti y él te quiere, de manera que se acabó, no quiero oír una palabra más de este asunto.
Al parecer eran una madre e hija que estaban sentadas en los dos asientos delante de Damián, le dolió como si fuera a él a quién se dirigían estas palabras. Si es a mí a quién me dicen eso, me fugo de mi casa, salgo corriendo, pensó por un momento. Llegaron a Toro rodeados de viñedos por todas partes, se apeó del bus y dejó que continuara, sin dejar de mirar a la muchacha con quién la madre había discutido hasta que la perdió de vista, la chica estaba mirando por la ventana que daba al exterior con lágrimas en los ojos, desaparecieron carretera arriba. Parece mentira que todavía hoy pasen cosas así, pensó Damián.

-Buenas tardes ¿el señor Timoteo por favor?, sí es aquí pase usted, ¡vaya puntualidad la suya!
-Costumbres de la fábrica, allí si llegas tarde te descuentan pasta y eso encima de lo poco que nos pagan, no me lo puedo permitir.
-Ha, ya lo entiendo, vamos que ha hecho usted de la puntualidad parte de su rutina.
-¡A la fuerza ahorcan señor…!
-Pase usted que le explico, siéntese donde quiera por favor.
La mesa es grande, con butacas para ocho personas que pueden estar sentados cómodamente.
-Damián, aquí tengo toda la documentación, solo tiene que poner unas firmas aquí, en este otro documento conforme le hago entrega de los papeles de la casa y en este otro documento que puede usted leer y que son referentes a Hacienda Pública.

Entró en detalle de donde estaba ubicada la casa, de hecho pertenecía a Toro, carecía de municipio, todo, desde transacciones bancarias a pago de impuestos, tenía que pasar por Toro. Eso significaba que la casa estaba relativamente aislada del resto del mundo, en un lugar perdido, otros opinarían que estaba en el culo del mundo. Le preguntó al notario si había algún tipo de transporte hasta la casa.
-Pues mira chico eso sí que no, parece mentira pero con todas las obras que está haciendo el Ministerio de Fomento, parece que están esperando a ver cómo quedan las cosas, para establecer una línea regular de transporte para dar servicio a esas pequeñas aldeas y pueblos de los alrededores. Espera ahora que pienso… ¡Esperanza…!
-¿Qué padre?
-Baja un momento por favor.
-Mira, si no te importa me vas a hacer un favor, vas a acercar a este señor a Carrillo del Puente, ¡ya sabes cómo están por allí las carreteras… y ha llegado aquí en autobús! Toma mil duros, eso por llevarlo a ver la casa de Ana, luego lo traes de vuelta ¿te parece?
-Tengo planes para más tarde pero ya llamaré, que me esperen.
-Bien, todo resuelto, ande con mi hija a ver su casa. Si le hace falta cualquier otra cosa no dude en decírmelo.

Esperanza una chica morena de poco más de veinte años, apareció con un todo camino en la puerta de la entrada del edificio del notario, Damián ha subido al coche con un bolso de lona donde lleva algunas cosas de carácter privado, emprenden el camino que los lleva a la casa, perdida en mitad de no se sabe dónde.
Es muy simpática la hija del notario, es la primera que rompe el silencio en el trayecto, Damián no dice nada, está muy atento a la carretera y cuando se salen de ella para comenzar a rodar por caminos de grava y tierra, se agarra al asidero que hay sobre el marco de la puerta, ¡cómo conduce esa muchacha, nos vamos a matar…! piensa, es lógico, jamás se había subido a un trasto de aquellos, nota como por dentro, todos sus órganos se dispersan y golpean contra las paredes de su esqueleto.

El coche en cambio, parece no sufrir los choques contra las rocas y los defectos del camino a modo de grandes baches y agujeros que son frecuentes en un camino provisional.
-¿Falta mucho para llegar Esperanza?
-Cosa de diez minutos pero ahora todo el camino es cuesta arriba y bastante malo.
-¿Peor que el que hemos pasado hasta ahora?
-¿Eso…? era la carretera, el camino comienza ahora.
-¡Madre del cielo…! cómo podía vivir aquí, esta mujer sola.
-Tu abuela era muy querida, todo el mundo acudía a ella cuando necesitaba algo, así que cuando se puso enferma, recogió lo que sembró, todo el mundo se desvivió por ella, pero en la enfermedad, no hay quién pueda establecer ayudas más que la que los médicos te dispensan, y en su caso no se podía hacer más que lo que se hizo.

Al llegar a la fachada de la casa perdida en mitad de aquel pequeño oasis de pinos y chopos, unos cuantos frutales y plantas medicinales, se quedó sin poder evitarlo, con la boca abierta. Esperanza lo miraba con los brazos cruzados sobre el pecho, la mirada se transformó en observación, Damián lentamente comenzó a dar la vuelta a la casa, ésta parecía hablarle de los pocos recuerdos que todavía evocaba de cuando estuvo en alguna ocasión con sus padres allí, visitando a su abuela.
No pudo menos que dejar pasar el tiempo, al principio miró el reloj, luego, Esperanza sacó de un bolsillo del pantalón el teléfono móvil y habló con alguien advirtiéndole que no la esperaran, no iba a acudir a la cita con sus amigos.
-¿Sabes quién tiene las llaves de la casa Esperanza?
-Pues… creo que las tiene Cesar el vecino de la casa que está un poco más arriba. No te muevas de aquí ahora vuelvo.
Volvió con las llaves de la casa, Damián se apresuró a abrirla y entrar en lo ahora consideraba una especie de santuario, miró con atención algunas fotos y cuadros que colgaban de las paredes, se detuvo en la gran chimenea del salón, se sentó en la mecedora de la abuela con sumo cuidado.

Quién sabe lo que pasa por la mente de las personas en una circunstancia como esta. Esperanza por su cuenta comenzó a investigar un poco, entró en la cocina, en una de las habitaciones, todo estaba tal y como Ana lo había dejado, con sábanas viejas  sobre algunos muebles. Levantándolas se podía vivir allí de nuevo sin problema alguno, parecía que la casa perdida estuviera esperando ser habitada de nuevo, a eso invitaba.
-Creo que voy a quedarme esta noche aquí Esperanza.
-Pues ya puedes encender el fuego, aquí dentro de un par de horas comienza a hacer un frío que pela.
-Que contrastes hay en la vida, en la ciudad donde vivo, todo el día pasando un calor del demonio, en cambio llegando a esta casa, me parece que vengo de otro planeta.
-¿Eso qué quiere decir?
-Pues que trabajo en una acerería, una empresa metalúrgica en la que estoy toda la jornada a cuarenta grados.
-Ja,ja,ja, ¿no me digas?
-Cómo lo oyes. Cambiando de tema, esta casa está muy bien construida, ¡que paredes… y que puertas!

Esperanza se despidió de Damián y lo dejó en la casa perdida con sus recuerdos, recorriendo estancias, buscando dentro de los armarios macizos mantas y ropa de abrigo para habilitar una de las cuatro camas que había en la casa. Antes de caer la noche, se escuchó algún animal que rascaba la puerta. Estaba mirando un álbum de fotos antiguas, muchas las reconoció, eran de sus padres con él en un columpio con asiento de madera que colgaba de un árbol, cerca de la antigua alberca ahora ya desaparecida. Se quitó de encima la manta que cubría sus piernas y se encaminó a la puerta. Allí estaba un perro peludo, delgado pero que al parecer conocía la casa, entró meneando el rabo y al instante se instaló al lado del fuego, sobre una toalla vieja sobre la que dio tres o cuatro vueltas olisqueando y echándose en ella. Se enroscó y se puso a dormitar junto a la mecedora de la abuela.

Durmió a pierna suelta esta noche, con la mente viajera, yendo y viniendo de espacios de su vida, que lo transportaban a placeres juveniles, al encanto de la vida entre aquellas gentes vetustas y pueblerinas. El amanecer le sorprendió con el canto de pájaros que anunciaban a sus polluelos que debían marchar a buscar alimento, que luego volverían, que no se movieran de aquel nido protector, construido a su medida, hasta que pudieran levantar el vuelo con ellos y emigrar a otras tierras.
Un vehículo a eso de las nueve y media paró delante de la puerta de la casa, era Esperanza, traía sendas bolsas de plástico, comida, bebida, alimentos básicos para estar allí los días que restaran sin tener que desplazarse para nada.
-Mi padre me ha dejado dicho que comprara algunas cosas para ti, lo he hecho lo mejor que he sabido, no estoy acostumbrada a comprar esa es la verdad, y menos en los supermercados.
-Mujer no hacía falta, pensaba caminar un rato hasta el pueblo y hacerme de unas cuantas cosas necesarias para un par de días.
-¿Ha pero es que no vienes para quedarte…?
-No, imposible, tengo que volver al trabajo, soy un obrero Esperanza, no tengo más que mi oficio…
-Tu oficio y esta casa, que aunque parezca perdida es tuya, si fuera tú, la aprovecharía bien.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Pues que me afincaría aquí, no creas, siendo como eres un obrero como reconoces ser, aquí podrías encontrar trabajo chasqueando los dedos. Ahora es un tiempo en el que se busca a gente de la comarca para unas obras que dependiendo del estado van a duran por lo poco cinco años.
-¿Y luego qué… dime, que haría?
-Después de todo este tiempo… estamos hablando de años te saldrían otras cosas, seguro, tanto mi padre como yo, que tengo muchos buenos amigos, te conseguiríamos algún curro bueno, que trabajaras poco y vivieras bien.

Este fin de semana en esa casa perdida, le ayuda a reflexionar sobre el valor de la vida, de cómo aprovecharla mejor, de cómo vivir día a día.
Lleva ahora exactamente siete años viviendo en ella, las cosas han cambiado mucho en cuanto a las infraestructuras, ya no es una casa perdida, tiene un niño de cuatro años, fruto de su matrimonio con Esperanza. Don Timoteo está orgulloso de su familia, Damián ha estabilizado la vida Esperanza, esas cosas que suceden en momentos puntuales de la vida, que hacen ver la vida de diferente manera a cómo uno la concebía.
Todo ha pasado de forma natural, esa es una de las cualidades que se dejan ver en las personas sin tener que decir palabra, Damián es así, discreto, cariñoso, poco exigente, paciente y ante todo… honrado consigo mismo y con los demás. La casa perdida es ahora un punto de encuentro, el epicentro de toda la familia, el lugar de descanso que de una forma u otra todos andamos buscando.



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martes, 13 de enero de 2015

CRISIS... ¿QUÉ CRISIS?


                                         CRISIS… ¿QUÉ CRISIS?



Allá donde vayas se oye la expresión… “¡Vaya crisis!”, y es bien seguro que hay crisis, la pregunta es ¿Qué clase de crisis…? Las crisis que culminan en una guerra son de una índole, las que terminan con la estabilidad de un gobierno no siempre está causada por la caída de la moneda del propio país, siempre hay trasfondos, que a veces, son insondables.
Nos venden las crisis de determinada clase por doquier, cual si de azúcar de feria se tratase. ¡Hipócritas malditos!, las crisis en realidad surgen por otras razones menos conocidas y más relacionadas con la pérdida de valores humanos que culminan en las susodichas crisis.

Corruptelas que se reflejan, cuando metes la cabeza en esta especie de madeja, en cuyo interior se dejan ver auténticas batallas sin armas letales. La lucha por el poder legítimo para gobernar a un país entero, hace que la ambición sea la principal armadura, la herramienta perfecta para llevar a cabo esta lucha. ¿Quiénes sino los gobernantes saben con auténtica exactitud que moneda tienen que cambiar con su oponente? Han perdido la vergüenza, esto los lleva a mentir, a perder el juicio de las cosas, el sentido común que se exige a todo el mundo, para la buena armonía entre todas las clases que enriquecen a una nación.

Para nada sirve que se paguen sueldos decentes a los obreros, si es con el fin de usarlos, como arma arrojadiza contra quién piensa lo contrario. ¡Qué poca vergüenza tiene quién use estos métodos para salir triunfador! Ahí está la auténtica crisis, crisis del pensamiento, del altruismo, del bien común, el no desplegar estas cualidades conduce al anarquismo, a la rebelión, a que haya rupturas en el pensamiento, a muchos les avergüenza entonces llamarse españoles, o afganos, albaneses o suecos, lo mismo da, para todos es válida la receta.

Si no está en el ánimo de estos señores, el servir a los demás sin aires de grandeza, poco van a lograr salvo que les corten la cabeza. Le digo a un amigo cuando hablamos de estos temas…   “¿Sabes?, ninguno de estos quiere recordar la guillotina que llenó cestos de cabezas en la revolución francesa”.



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LA GRAN EXPEDICIÓN

                                               LA EXPEDICIÓN




Pudiera haberse denominado también caminata, cambio de lugar con una meta, excursión sin un final concreto. Sin embargo este hombre de talento y pocas luces, le llama expedición, hombre cada cual le da el color que quiere a su tema.
Él le llama expedición porque cuando va a hacer algo importante, y conste que llevar a cabo ese cambio, es de verdad, una acción de envergadura extrema, va a la aventura, como en cualquier situación parecida llevaba al campo de la investigación o el descubrimiento  de nuevas andaduras, cartografiar territorio, establecer contacto con otros pueblos y culturas.

Pues anda que le hace falta pretexto alguno para coger, cargar la mochila con las cosas necesarias y tirarse como quién dice, al monte. Puede que no tenga muchas luces, en cambio su simpatía es de aquello más depurado, no le cuesta conectar con la gente tengan el talante que sean. Eso es porque ha conocido a mucha, quizás en ocasiones, como él mismo reconoce, ha salido demasiado, a veces cuando físicamente no ha podido marcharse de su casa, ha recorrido con la imaginación, poniéndose en la piel de esos personajes anónimos, desparramados por la tierra. Su consciencia de lo que puede encontrarse allá donde vaya, le hace ser un tipo extraño, para algunos que lo conocen, sin anclas, sin ataduras, y eso lo lleva a no vacilar cuando toma una decisión.

La última vez que lo vi, me dijo que se iba a una tierra donde reina el frío, no sé exactamente del lugar del que me hablaba, luego con una llamada de móvil, me hizo saber que andaba por tierras que no me gustaría pisar en determinadas épocas. Me mostró unas fotos enviadas por teléfono móvil y vaya… si eso parecía el polo norte, sin focas ni osos, eso sí, pero nieve, nieblas y su pose en la calle donde vivía, que de veras parecía estar en el confín del mundo.

Uno que es mediterráneo, pensaba… pobrecillo, este se queda más tieso que la mojama en cuatro días. Pues oye resulta que no, que la cosa le funcionaba, que simpatizó con aquellos hombres y mujeres que viven sin dificultad en esos lares, se adaptó bien a su estilo de vida, es más, a algunos de los que han nacido allí, les enseñó más de cuatro cosas que desconocían. Costumbres sanas, comidas, maneras prácticas de combatir el frío…, cosas que quieras que no, la gente agradece si las lleva a la práctica y ve el beneficio.

El caso es que la expedición duró más tiempo del que él mismo esperaba, cuando eso ocurre, la gente de la que se despidió en su día fue olvidándolo. Hasta hubo alguno que dijo que se había olvidado de la familia y los amigos, no es cierto, a mí me llama periódicamente y me anima a seguir con mi vida, me felicita, me pregunta por los míos.
No soy un amigo especial para él, de manera que me imagino que quién no hable con él, será porque le duela que no haya vuelto, o le guarde rencor por las habladurías que los demás digan de él sin haberlas corroborado.

Su gran expedición es solo suya, a nadie debería importarle los porqués de porqué decidió marcharse y no ha vuelto, nadie es dueño de nadie a pesar de enfermedades que manifieste el huido, todos tenemos el derecho de morir donde queramos. Podemos argumentar sobre lo que sería más o menos conveniente que hiciera, pero esto es solo conjeturar, seguro que muchos deciden pensar que se ha vuelto loco, otros, que hay una mano oscura que lo maneja.

A su favor he de decir que apruebo lo que hizo, que hay algún motivo para irse de expedición a ese lugar lejano y duro, no puedo juzgarlo no soy quién para hacerlo, a mí me asaltan dudas a veces acerca esa larga excursión que ha decidido hacer, en cambio lo comprendo, cuando nos veíamos, su rostro me decía que algo no andaba bien, que algo se traía entre manos, y mira por donde… se hizo realidad, se manifestó este malestar que se reflejaba hasta en su ánimo, no le pregunté jamás a que se debía.
Cuando nos despedíamos siempre me decía…, a este le pasa algo gordo, ya verás, sino al tiempo, en su cabeza está danzando algo que sin saber que es, va a resultar en una de esas aventuras que emprende en solitario. Y así fue, ahora me doy cuenta, que es difícil querer leer entre líneas la mente de las personas.

Por eso a los aventureros que no saben si su lugar es el apropiado, pongo a mi amigo como ejemplo, es un todo camino y por lo que sé hasta ahora de él, es feliz al fin de cuentas, eso es lo que importa.



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domingo, 11 de enero de 2015

FRUTAS HERMOSAS


                                              FRUTAS HERMOSAS



Son preciosas, tienen un aspecto único e inigualable, las he visto dispuestas en esta cesta de mimbre en la mesa del comedor y no he podido resistir la tentación, de  preguntar a Pamela donde las había comprado.

-Ha ya, te gustan ya lo veo, estás que parece que se te vayan a salir los ojos mirándolas.
-No sé cómo ves mis ojos pero sinceramente, el hecho es que son de escándalo.
-Claro que sí cómo debe ser, son para impresionar a la gente, que vean que en la casa hay talento para eso y para mucho más.
-¡Que hermoso color el de la uva negra!, ¿puedo pellizcar un pequeño ramillete y comérmelo?
-Claro haz lo que gustes, como si estuvieras en tu casa.

Efectivamente, Vicente no se ha cortado un pelo, va directamente hacia el cesto y sujeta con una mano el ramo de fruta, mientras que con la otra, intenta arrancar uno más pequeño. Comienza de pronto a acariciar la fruta, es una fruta prohibida, son piezas hechas de cera todas ellas, tienen todos los detalles que uno pudiera esperar de cada una de las clases de frutos que se exhiben, pero todas ellas son una gran mentira.
Los plátanos con sus pequeñas máculas, en un ramo de tres piezas deben de haber sido una de las cosas más difíciles de hacer, no están rígidos, dan la impresión de poderse desgajar de la parte del ramo que los mantiene unidos. Las manzanas rojas con alguna zona todavía un poco verde, el ramo de cerezas, un par de pomelos hermosos y grandes, todo está pensado para despistar al recién llegado, que todavía no sabe de qué son los frutos.

Lo mismo podría decirse de cualquier otra cosa o hasta de personas, en el mundo de una forma u otra, todos actuamos. A nadie le gustaría hacerlo pero las circunstancias mandan, y si puedes hacer cara de amable o esbozar una gran sonrisa pues vas y la haces, aunque por dentro te estés cagando en su padre o cualquier otro familiar amado de la persona.
Alguna vez me he parado a pensar en las veces que las personas vamos por la vida de honrados cuando lo cierto es que no nos importa unos cojones serlo. Y la razón es muy sencilla: “Quién piense que cuando nace no es un animal egoísta miente”, es una frase mía, otros han desarrollado esa idea a su manera, pero esta está patentada.

Que sí hombre que no pasa nada, que es normal, que nacemos siendo unos tiranos de mierda, y cuando a uno de nosotros se nos antoja llorar por cualquier razón, sin motivo alguno para hacerlo, volvemos locos a los padres. Pues bien, este niño (a) va dar de que hablar en el futuro predicen muchos. Te salen problemáticos o no, depende de con quién se junten también, eso es normal las amistades ayudan a pintar bonita una flor o una fruta, ¡pero pégale un bocado a ver que sabor tiene!, pues a cera o a plástico puro pintado, si es chino, con pinturas tóxicas.

Mujeres y hombres somos iguales de tóxicos cuando se descubre lo que en realidad somos, la diferencia estriba en el hecho, de que como sabemos todos de que pie flaqueamos, pues ya sabemos el movimiento siguiente que debemos hacer, para derribar al adversario.

Ala, señoras y señores, así andamos por la vida dando bandazos, como los coches de feria estos que cogen la corriente del techo de alambre electrificado, metes la ficha en la ranura y comienzan a darte leches por todas partes mientras tú procuras darle a otros, eso sí con la lengua dentro de la boca, que yo recuerdo un caso de una chica que tenía tanta fuerza que se acompañaba con el cuerpo al dar los golpes y cuando vio al objetivo sacó la lengua para darle con toda la mala leche y zas por detrás venía un colega del gordo que le cortó un trozo de lengua a la niña.

¡Joder tío, siempre vas a escoger las frutas tocadas…!    Vale ¿y qué? es un problema para mío. Me gustan las frutas que me gustan y punto, a veces las puedo ver un poco tocadas pero si están dulces me las como. Las apariencias engañan, mira, una vez fui a una casa, en la que tenían sobre la mesa de la cocina una cesta de mimbre con frutas que ni te imaginas, te cuento…



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