OLVIDAR… JAMÁS
Es
como debiera ser nuestra vida, inolvidable, alimentada siempre por los
recuerdos de todo cuanto nos ha sucedido, de cualquier acontecimiento que nos
haya convulsionado sea este para bien o para mal. Que uno ha tenido hijos por
ejemplo es algo singular, recordar cuando los tenías entre tus brazos, cómo
crecían, las cosas que has hecho por ellos y las que has dejado de hacer. Todo
esto queda registrado en la memoria, si es que pasan muchos años, estas
imágenes las retiene el subconsciente, así funcionamos los humanos.
No
somos elefantes, cierto, ellos tienen entre otros muchos animales irracionales una
mente privilegiada, no es mi caso, yo tengo memoria de ardilla, que guarda los
alimentos diseminados por el bosque, y cuando tiene hambre no se acuerda donde
los ha guardado.
La
comparación es un tanto exagerada, cierto, solo es a manera de ilustración que
la describo. Sin embargo es absolutamente cierto que hay asuntos que nuestro
cerebro quiere olvidar y de echo los olvida, pues bien, en el caso que me
aplica, debo decir, que muchos de los asuntos, que deberían de haber sido
esenciales para el desarrollo de una familia feliz, mi memoria ha sido a veces
como la de un elefante y sin embargo en otras como la de una ardilla.
He
llegado a pensar a menudo, que debo ser una extraña especie de ser perdido,
llegado de otra galaxia, de otro mundo, no, para nada quiero dejar entrever que
soy excepcional, ni nada por el estilo, solo que ahora, en ocasiones cada vez
más frecuentemente, no sé quién soy, tengo que pararme a pensar, a distinguir
el lugar donde estoy, solo para después de un buen rato descubrir, que estoy
sentado en el filo de mi propia cama. Aparentemente, quiero decir de forma
fría, el leer esto puede resultar hilarante, pues para mí no lo es, os lo
aseguro, temblar literalmente por no saber dónde te encuentras, es bastante
jodido.
Ho,
es que a mí esto también me pasa, pierdo la memoria por momentos… ni te
imaginas las cosas que hago sin saber por qué, o donde he dejado las llaves de
casa.
Que
no estoy hablando de esto cojona, que lo que trato de explicar sin poder, es
que se me cortocircuita el tarro, sin embargo, no olvido jamás determinadas
vivencias, las caras de mis hijos que durante tiempo se me han desdibujado de
tantos años sin verlos. ¿Es o no complicado el tema? Algunas veces me olvido de
que debo de hacer cuando me levanto por la mañana, lo lógico es lavarse o
ducharse y desayunar, me fumo un cigarrito, y luego, me pongo a pensar en que
voy a utilizar el tiempo inmediatamente después de esto. Vale, pues esto que es
tan fácil de hacer, a veces se me hace correr una maratón sin estar entrenado
oye.
Que
parece que se me fundan los plomos, me quedo sin luz, es un decir, me pongo a
dar vueltas y luego, al cabo de un buen rato, comienzo a darme cuenta de que
estoy en pijama y muerto de frío, que debo hacer algo, ese algo es sin duda
mover la mente hacia atrás, hacer un rebobinado, poco a poco porque el efecto
de las pastillas de la noche anterior ya han pasado, de forma que tengo que ir
a paso de caracol, pero sin soltar babas ¿vale?. Y la verdad, como nadie me va
metiendo la bulla detrás, me lo tomo todo con la máxima calma posible, que no
hago nada pues eso, me siento y a verlas pasar, que me siento con ánimos de
leer o escribir pues a ello, que me digo a mi mismo que hoy hay que pasar el
aspirador voy y lo paso.
No
me he considero una persona ociosa, la verdad, ahora eso sí, cuando me da el
jamacuco… que voy a hacer, pues quedarme quieto para no romperme la crisma. Me
siento en plan zen y espero, hasta que lo que quiera que sea que se ha
desordenado por alguna neurona borracha vuelve a darme marcha, no para bailar
una samba, ¡qué más quisiera yo!
No
hay pretexto para olvidar salvo que estés muy jodido, hasta que la demencia se
haya apoderado de mí hasta tal punto, que se me haya olvidado comer la sopa con
tenedor en lugar de con cuchara.
Olvidados
quedan buenos y malos recuerdos a la vez, es lo que tiene una mente tocada,
pero eso no es pretexto para saber por el tono de voz de las personas con las
que tratas de un modo u otro, que han estado a tu lado, que han formado parte
de tu vida, que te han hecho feliz, que te han jodido alguna que otra vez, pero
bueno… ¿Qué importa eso ahora que estás pendiente de tu propia supervivencia?
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