jueves, 8 de enero de 2015

OLVIDAR.... JAMÁS


                                                 OLVIDAR… JAMÁS



Es como debiera ser nuestra vida, inolvidable, alimentada siempre por los recuerdos de todo cuanto nos ha sucedido, de cualquier acontecimiento que nos haya convulsionado sea este para bien o para mal. Que uno ha tenido hijos por ejemplo es algo singular, recordar cuando los tenías entre tus brazos, cómo crecían, las cosas que has hecho por ellos y las que has dejado de hacer. Todo esto queda registrado en la memoria, si es que pasan muchos años, estas imágenes las retiene el subconsciente, así funcionamos los humanos.
No somos elefantes, cierto, ellos tienen entre otros muchos animales irracionales una mente privilegiada, no es mi caso, yo tengo memoria de ardilla, que guarda los alimentos diseminados por el bosque, y cuando tiene hambre no se acuerda donde los ha guardado.

La comparación es un tanto exagerada, cierto, solo es a manera de ilustración que la describo. Sin embargo es absolutamente cierto que hay asuntos que nuestro cerebro quiere olvidar y de echo los olvida, pues bien, en el caso que me aplica, debo decir, que muchos de los asuntos, que deberían de haber sido esenciales para el desarrollo de una familia feliz, mi memoria ha sido a veces como la de un elefante y sin embargo en otras como la de una ardilla.

He llegado a pensar a menudo, que debo ser una extraña especie de ser perdido, llegado de otra galaxia, de otro mundo, no, para nada quiero dejar entrever que soy excepcional, ni nada por el estilo, solo que ahora, en ocasiones cada vez más frecuentemente, no sé quién soy, tengo que pararme a pensar, a distinguir el lugar donde estoy, solo para después de un buen rato descubrir, que estoy sentado en el filo de mi propia cama. Aparentemente, quiero decir de forma fría, el leer esto puede resultar hilarante, pues para mí no lo es, os lo aseguro, temblar literalmente por no saber dónde te encuentras, es bastante jodido.

Ho, es que a mí esto también me pasa, pierdo la memoria por momentos… ni te imaginas las cosas que hago sin saber por qué, o donde he dejado las llaves de casa.

Que no estoy hablando de esto cojona, que lo que trato de explicar sin poder, es que se me cortocircuita el tarro, sin embargo, no olvido jamás determinadas vivencias, las caras de mis hijos que durante tiempo se me han desdibujado de tantos años sin verlos. ¿Es o no complicado el tema? Algunas veces me olvido de que debo de hacer cuando me levanto por la mañana, lo lógico es lavarse o ducharse y desayunar, me fumo un cigarrito, y luego, me pongo a pensar en que voy a utilizar el tiempo inmediatamente después de esto. Vale, pues esto que es tan fácil de hacer, a veces se me hace correr una maratón sin estar entrenado oye.

Que parece que se me fundan los plomos, me quedo sin luz, es un decir, me pongo a dar vueltas y luego, al cabo de un buen rato, comienzo a darme cuenta de que estoy en pijama y muerto de frío, que debo hacer algo, ese algo es sin duda mover la mente hacia atrás, hacer un rebobinado, poco a poco porque el efecto de las pastillas de la noche anterior ya han pasado, de forma que tengo que ir a paso de caracol, pero sin soltar babas ¿vale?. Y la verdad, como nadie me va metiendo la bulla detrás, me lo tomo todo con la máxima calma posible, que no hago nada pues eso, me siento y a verlas pasar, que me siento con ánimos de leer o escribir pues a ello, que me digo a mi mismo que hoy hay que pasar el aspirador voy y lo paso.

No me he considero una persona ociosa, la verdad, ahora eso sí, cuando me da el jamacuco… que voy a hacer, pues quedarme quieto para no romperme la crisma. Me siento en plan zen y espero, hasta que lo que quiera que sea que se ha desordenado por alguna neurona borracha vuelve a darme marcha, no para bailar una samba, ¡qué más quisiera yo!
No hay pretexto para olvidar salvo que estés muy jodido, hasta que la demencia se haya apoderado de mí hasta tal punto, que se me haya olvidado comer la sopa con tenedor en lugar de con cuchara.

Olvidados quedan buenos y malos recuerdos a la vez, es lo que tiene una mente tocada, pero eso no es pretexto para saber por el tono de voz de las personas con las que tratas de un modo u otro, que han estado a tu lado, que han formado parte de tu vida, que te han hecho feliz, que te han jodido alguna que otra vez, pero bueno… ¿Qué importa eso ahora que estás pendiente de tu propia supervivencia?



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