sábado, 10 de enero de 2015

SIEMPRE ESTABA AHÍ

                                              SIEMPRE ESTABA AHÍ



Ya no, eso pasó, ahora quién está es otra persona, una persona con un carácter bien contrario a ella que siempre pretendía estar ahí sin poder hacerlo, el por qué todavía me lo estoy preguntando.
Intuyo determinadas actitudes que hicieron que la posición firme que tenía respecto a mí cambiara, lo comprendo. ¿Pero que sin previo aviso, te dejen abandonado sin explicación alguna…? eso no me cabe en la cabeza. Seguro que es porque soy bastante gilipollas, o mucho según quién lo mire, se de unos cuantos que estarán pensando ahora mismo si estuvieran leyendo esto: “No tío, exageras, lo tuyo es que cuando naciste no había manera de medir el gilipollismo”.

¡Oye cómo nos queríamos!, ¡Cómo nos quisimos!, coño hasta nos casamos y todo, que no creas tú que es fácil tomar esta decisión, que casarse es casarse ¿Vale? Va tonterías, cuando crees estar enamorado las cosas marchan bien, tiras de beta todo lo que quieres, sales y entras de casa con tu mujer en brazos, riendo cómo idiotas por cualquier cosa que haces o dices, sea uno u otro. Y bueno, la cosa va tirando, ella siempre está a tú lado, buscándose la vida junto al trabajo que tengas, o la falta de él.

Una cosa sí que es absolutamente cierta, sus hijos no son tus hijos, en consecuencia, mientras ella va en chinelas, tú tienes que andar con botas de buzo, de plomo. Tú ya sabes en que terreno te metes, y aunque le digas antes de irte a vivir con ella, que asumes solo determinadas responsabilidades, porque tú estás jodido y no quieres estar con los nervios a flor de piel, por problemas familiares que previamente  acuerdas de forma mutua que quedarán al margen de vuestra casa. “Por supuesto cariño mío… lo que tú digas”.
Y unos cojones… te la meten hasta adentro y doblada, de la más pequeña, aún menor, asumes la responsabilidad, los otros viven con su padre, y mira oye…tira que te va, hasta que llega un día que se te presenta el mayor con las maletas bajo el brazo.

Oye nena, le dices a tu mujer, ¿Qué hace aquí tu hijo, yo creía que estaba bien allí con su padre?   Huy que va, ¿sabes que pasa, que el crio no quiere tener problemas ni discusiones con su padre?, por eso ha decidido venirse a vivir con nosotros, hasta que encuentre trabajo y casa para vivir.   A eso significa que yo soy una mierda pinchada en un palo, lo habéis decidido vosotros dos y punto pelota.   Hombre es mi hijo, ¿Qué quieres que haga, que lo deje en mitad de la calle teniendo nosotros casa?  
Pues a morderse la lengua, no contestes nene porque te la juegas, además, bien mirado ella siempre está aquí, a tu lado, apoyándote en todo, menos en aquello que a ella le interesa, por sus hijos claro, no por otra cosa.

El hijo se conoce que está deprimido porque ha tenido que dejar su antiguo hogar, el hombre está depre, y se quita este problema de encima fumando a todas horas hierba. Cojonudo oye, fíjate cómo son las cosas, antes la marihuana era una droga, ahora ya no, cura la depresión, el dolor de muelas, el mal de ojo, hace que las uñas (queratina), salgan mejor y más fuertes, cura la escarlatina… venga hombre no me jodas. Digo esto porque él figura, no hacía otra cosa que fumar y fumar María, claro con los ojos como dos antorchas no podía salir de casa, ¿dónde buscar trabajo con aquel careto? Pues eso, se despierta, se desayuna, se encierra en su habitación y se pega al ordenador a descargarse música, ver pelis porno, chatear con los amigos…

Oye nena, que tu hijo como no busque trabajo lo lleva mal ¿vale?, a mí no me gusta que se pase todo el día rascándose los cojones.   Si, si claro, tienes razón ya hablaré yo con él.   No hay problema ya hablaré yo, si esto es fácil  de decir…, solo pienso dialogar un rato con él y hacerle entender que es necesario que aporte algo a la historia de la humanidad, que no sea un ser anónimo, que sea un hombre de verdad.   Huy no, prefiero ser yo quien hable con él, a mí me hará caso ya verás. Determinadas circunstancias relacionadas con mi anterior divorcio, nos llevaron a cambios drásticos en nuestra vida, tuvimos que buscar soluciones de urgencia a problemas urgentes, eso llevó consigo tener que buscarnos la vida. Ella siempre estuvo ahí, a mi lado, trabajando codo con codo para trabajar y seguir adelante.

No pudimos evitar por motivos de embargos judiciales, a dejar nuestra casa, e irnos a vivir de alquiler, fue un palo gordo, hay que reconocerlo, sobre todo para ella que había junto a mí, decorado la casa del modo deseado. Sus hijos vinieron con nosotros, nos ayudaron en la mudanza, y eso que la pequeña todavía andaba recuperándose de una enfermedad penosa y difícil, de las que hace tener mucha valentía y ganas, fuerza mental para ayudar a tirar adelante. Eso nos dejó sin fuelle, nos dejó varados, como si de una barca en bajamar se tratase, de lado y con los remos tocando la arena de la playa. Mi salud desde este momento se resintió bastante, la cabeza no me ayudaba, no me acompañaba para discernir que se debía hacer en esos momentos, me quedé tocando fondo, nadie en el caso de mi enfermedad me puede ayudar, salvo los medicamentos, pero ella estaba ahí conmigo y se lo agradecí con todo mi corazón.

Pasado un tiempo, su hijo se quedó como nosotros dos, estancado, es comprensible que se afectara. Su vida se resumía a despertar, tomar un café, volver a su habitación y fumar, pasando las horas ante el ordenador. La chica encontró trabajo y mal que bien fuimos tirando y pleiteando, mi primera esposa luchaba por lo que consideraba suyo y nuestros hijos, que lógicamente apreciaban los esfuerzos que su madre hacía por ellos y por ella misma.
Pero el mayor de mi segunda esposa, la que hasta entonces estaba siempre ahí, seguía llevando la misma vida, despertar, desayunar, y cenar cuando correspondía, mientras tanto, encerrado en su habitación todo el día. El mediano de mi segunda esposa comenzó a tener problemas serios con la mujer a la que se unió, quedó embarazada de él pero problemas en los que nunca me he metido hicieron que viniera a casa en bastantes ocasiones destruido moralmente hablando. De manera que en resumen, de hacerme responsable de mi esposa y su hija, pasé a tener que hacerme responsable de tres, entre comillas.

Esta experiencia, junto al divorcio sufrido anteriormente, batallar con la epilepsia, con la degeneración cerebral que en los últimos años vengo sufriendo sin freno, me ha hecho desesperar sin poder hacerme entender. No me excuso, no tengo pretexto para el mal comportamiento que haya podido tener, no me justifico, solo digo lo que pienso al respecto.
Ganamos el último juicio, el que me dio la razón del embargo al que estaba sometido, pero no me sentía feliz por ello, hay cosas que no se pueden explicar, acontecimientos que te hacen ceder sabiendo que hay algo en el fondo que no anda bien. Se cocía algo dentro de esta familia que sin saber muy bien que era, notaba que tenía que estallar, algo así como si en un globo, le insuflas más helio del conveniente y termina explotando. Conozco a mi segunda esposa bastante bien, sé que no partió de ella la idea.  “Mira si algún día pasa algo que no puedas resistir de su enfermedad, te vienes con nosotros y punto, se acabó el problema”. Esta conversación la oí cuando un día ellas tres, es decir, mi esposa, su hija y su compañera con la que se ha casado, mantenían en un momento en el que yo estaba descansando. ¡Cuidado!, enfermo sí, es verdad que lo estoy, pero de ahí a pensar que soy un subnormal, va a ser que no, ni tampoco un idiota.

Ella que siempre estuvo ahí, ahora se apartaba como si de una persona “non grata” fuera. Bien, y eso, aquí estoy ahora, con mi mejor voluntad para que su futuro junto a los suyos sea el mejor, sea feliz junto a sus hijos, siempre los ha tenido con un maternalismo excesivo, hay que reconocer, que esta actitud ella lo borda, están construidas con ese sentimiento, más y mejor desarrollado que en el caso de los padres. Puede que como en tantas otras cosas, lo que aquí cuento, sin ser un cuento, sea interpretado de cualquier modo y manera, de motivos más que sobrados, para opiniones y comentarios de diferente calado e intención; cuento con ello, y espero que quién se dedique a copiar estos legajos, para que los lea mi futura ex esposa, también participe en la opinión que le merece lo que aquí cuento.
Al fin y al cabo, es lo que se espera de los buenos amigos, ser capaces de compartir juntos las penas y alegrías de la vida junto a las personas a las que quieren.

Ella, eso quiero dejarlo muy claro, siempre ha estado ahí, lo que hace años comenzó como un romance que parecía no tendría calado alguno, se transformó en cariño, y ese sentimiento frecuentemente no se puede dominar. Especialmente los hombres, vamos dando braguetazos por la vida con más frecuencia que las mujeres, por eso me pregunto… ¿cómo pudo ser posible que una circunstancia acumulativa no fuera clarificada en su día teniendo todos los factores en cuenta?
Abrirle a uno la puerta de su propia casa, callar, no decir nada más que con una expresión confusa y a la vez cruel a mi modo de entender, adiós, me dijo de modo definitivo que no convenía que yo estuviera cerca de ella, de sus hijos.

Sufrir una enfermedad de las características que tengo diagnosticadas por varios neurólogos, no ha hecho más que ser el detonante de todo lo anteriormente descrito. Ella que siempre estuvo ahí lo sabe, como saben las piedras del camino, el lugar que deben ocupar para mantener el firme seguro y compactado. Adiós esposa y madre de tus hijos. Adiós a nuestras charlas, conversaciones, pareceres y opiniones, sobre todo lo sucedido en nuestros años de entendimiento, de desacuerdos, de luces y sombras que de continuo se han asomado a nuestras vidas.



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