jueves, 29 de enero de 2015

GRANDE ES EL MAR

                                          

                                                       



                                             GRANDE ES EL MAR



Me lo has dado todo siempre por el simple placer de dar, sin condiciones ni exigencias, solo eso, dar. Luchamos desde el principio de nuestra juventud por tenernos y eso… es muy importante para mí, poco a poco, cual si fuéramos una máquina que se va poniendo en funcionamiento los engranajes de ese gran molino que todo lo puede, fuimos haciendo fuerza, y cedieron, todos aquellos que exigían explicaciones de por qué nos unimos se quedaron boquiabiertos.
Amigos, familia, conocidos del barrio no dieron tregua, pensaron en una unión efímera, en una pulsación de dos corazones jóvenes que ni siquiera sabían cómo solucionar el más mínimo problema que pudiera surgir en la vida.

A medida que pasaba el tiempo, con nuestros más y menos, desamarramos nuestro barco y pusimos rumbo a un puerto, cual era nuestra costa, nuestro objetivo no lo teníamos claro entonces, solo teníamos seguro el amor mutuo que desde hacía años veníamos cultivando. Personalmente sentía adoración por ti, y de alguna forma que no adivino a acertar que fue, resistimos los embates de las tormentas que amenazaban con hundir nuestro amor.
Tiempos difíciles aquellos, había ocasiones, seguro que las recuerdas que nos quedábamos parados en mitad de aquel océano sin ver el sol, sin tener guías seguras, de adonde iríamos a parar, a que puerto. Cambiamos de barco decenas de veces, cuando no era un trabajo que fallaba, era una vivienda mal escogida, pero eso nos enseñaba, y el querernos nos unía.

La llegada de los hijos hizo el resto, alegraron nuestras vidas y las transformaron de forma, que a partir de entonces, nada nos parecía imposible, ver a nuestros cachorros al lado nuestro, criados con buenos principios, es lo que en definitiva, según mi parecer, ha vuelto a encender el rescoldo que quedó medio encendido de nuestro amor.

Después de eso, malas decisiones mías, hicieron que abortaran determinados planes conjuntos. No puedo esconder más tiempo la cabeza bajo la arena, es demasiado grande ese mar para pasar desapercibido. Lo hecho, echo está, ha pasado demasiado tiempo como para poder pedir perdón a todos, sabes que en lo más profundo de mi alma, lo pido, de corazón porque ansío teneros junto a mí, o dicho de otro modo, que vosotros me tengáis a mí si queréis que vuelva a formar parte de la familia, la auténtica, la genuina.
La vida cambia demasiado aprisa, los años pasan, nuestros hijos ya son hombres, saben lo que es la vida, todos de un modo u otro pasan por circunstancias complicadas, más o menos llevadas con honor y tolerancia.

¿Qué más pudiera añadir a estas palabras, un hombre arrepentido que quiere reparar aquel barco original, que salió una mañana de un buen puerto? Pretendí ser capitán, ahora veo que esa tarea fue demasiado grande para mí, espero que el amor que al principio nos hizo andar con paso firme, nos ayude a hacernos a la mar con un mascarón de proa nuevo, no es una imagen, es un conjunto de voces, que junto con velas nuevas y buenos remos, en caso de tormenta, nos ayuden a llegar allá donde queramos.



                                                      ------------------------

  





No hay comentarios:

Publicar un comentario