BAILA BAILARINA
Levantaba
cuatro palmos del suelo cuando comenzó su vocación de bailar. Este año para
fiestas navideñas, aun sabiendo que los reyes magos no existen de verdad, les
pidió a sus padres que le compraran un traje de bailarina, mayas y zapatillas
de bailarina. Nadie en su casa sabía de esta vocación suya de bailar valet, a
menudo los padres no estamos al tanto de estas cuestiones, se nos hace difícil
de comprender como una hija nuestra tenga una afición de este tipo.
¿No
te gustaría mejor otra cosa hija?, con la de cosas que hay para poder jugar. No mamá, no quiero jugar, quiero aprender a
bailar como aquellas señoritas que salieron por la tele el otro día bailando El
Baile de los Cisnes, ¿te fijaste lo bien que lo hacían, las vueltas que daban
sobre ellas mismas, me recordó la cajita de música que tienes sobre tu
tocador. Ha ya, la que cuando se abre
sale la muñequita bailando con el tutú dando vueltas sobre las puntas de los
dedos de los pies. Eso quiero hacer yo
mamá, bailar así.
El
tema ha quedado aparcado durante un tiempo, aunque no se han olvidado del
regalo y tiene colgado en su pequeño armario, los elementos que pidió en su día
a sus padres. De vez en cuando, su madre la ha sorprendido vestida con el tutú
y las zapatillas, esforzándose por mantenerse de puntillas sobre las zapatillas
acolchadas de las puntas de los dedos. Se apoya con ambos brazos sobre la
cómoda de su habitación, procura mantenerse lo más derecha posible, sabe que el
equilibrio es la clave para poder dar lo mejor de sí misma, hace falta estilo
para bailar valet clásico.
Diariamente,
después de salir del colegio, de haber cumplido con las obligaciones propias de
una niña que va a la escuela, merienda a base de zumos un par de galletas
energéticas y se pone a hacer los deberes. La madre, el padre llega tarde del
trabajo, la observa a paulatinamente va viendo que el asunto del valet se lo ha
tomado en serio, diariamente ensaya nuevos movimientos, los perfecciona,
insiste hasta que se sienta en el borde la cama, se descalza, y con cara de
dolor, se masajea los pies, son la parte del cuerpo que soportan el mayor
castigo de los movimientos que hace.
Clara,
hoy he estado hablando con una vecina, que se había dedicado a la danza, se ha
ofrecido a venir a verte el sábado a las cinco de la tarde, quiere conocerte ¿Qué
te parece? ¿De verdad mamá…? ¡sería
estupendo! ¿tú crees que puedo servir como bailarina? Hija mía, yo no entiendo de eso, solo sé que
el valet es maravilloso, detrás de la danza hay mucho esfuerzo, son muchas y
muchos los que van a escuelas solo para darse cuenta de que al final se les
exige demasiado, desisten y se aburren.
Yo no mamá, te lo aseguro.
Monique,
una señora con muy buen porte que todavía conserva muy buena figura a pesar de
su edad, llega puntual el sábado, no hablan nada referente a la danza, toman
café y unas pastas que Francisca, madre de Clara, ha hecho para la ocasión. Señora Monique, ¿Dónde había usted danzado
tiempo atrás? En grandes teatros, con
grandes artistas, he viajado por muchas partes del mundo, la última vez que
bailé fue en Moscú, en este oficio, cuando viene gente joven detrás empujando
fuerte y los directores se dan cuenta de que pasas a un segundo término,
sencillamente te van haciendo descender de categoría hasta que terminas por
jubilarte, si eres buena en lo tuyo, te queda la alternativa de abrir tu propia
academia de baile, eso es todo.
Monique
se ha ofrecido, en principio sin desembolso alguno por parte de los padres de
Clara, durante el primer mes, a que vaya a su academia, quiere ver hasta donde
es capaz de adaptarse a la disciplina que exige el valet. Cuando se despide
hasta el próximo lunes a las siete de la tarde de Clara y se cierra la puerta,
La niña estalla de júbilo, salta, se lanza a los brazos de su madre quién a su
vez sin que la niña se dé cuenta, llora de alegría al ver la felicidad que
embarga a su hija. El padre se alegra también al recibir la noticia, pero
piensa en cómo se lo va a hacer Clara para ir y volver de la academia, está
bastante lejos, debe de coger un bus hasta el centro y no piensa dejarla ir
sola, es demasiado joven todavía.
Mira, si te parece bien el primer día te acompañaremos tu madre y yo,
saldré un poco antes del trabajo, después ya veremos como lo arreglamos ¿de
acuerdo? Claro papá, como tú digas, me
parece bien.
Monique
tuvo que interrumpir la clase brevemente cuando Clara se presentó, las niñas y
las chicas más mayores estaban distribuidas en dos grupos, la maestra daba
voces y picaba en el suelo de parquet con un bastón. Vosotras cuatro repetid este ejercicio,
hacedme el favor de arquear los brazos cuando los subáis hacia arriba, las
puntas de los dedos de las manos bien estirados, venga continuad. Niñas cinco
minutos de descanso. Pues si les parece
bien, puede regresar conmigo a casa, a las nueve y media estoy en casa, un poco
más adelante ya veremos… les prometo devolvérsela sana y salva cada día que vaya
conmigo.
Francisca
se ofrece durante el tiempo que sea necesario, acompañarla hasta la escuela a
diario. Sus progresos no se hacen esperar, vale, esta chica promete, hay que
incentivarla para que siga, al cabo de seis meses, un ojeador amigo de Monique
hace acto de presencia, es un prestigioso bailarín que se dedica a visitar
escuelas como las de la señora francesa. Monique le hace bailar un solo, la
chica lo borda, los dos profesores se quedan mirándose el uno al otro. Ven un momento Monique quiero hablar
contigo. Esa chica es un primor, elegante, con un gran porte y muy dinámica,
sencillamente, es perfecta. No creas,
no es fácil tenerla aquí, ya sabes, las envidias son malas y en esta escuela no
encaja, creo que debería subir algún peldaño más. Sin duda, ¿crees que accedería a cambiar de
escuela? Bueno es cuestión de planteárselo,
hay que hablar con los padres por supuesto.
Eso te lo dejo a ti, hay que convencerlos del auténtico potencial que
tiene esta chica.
Ahora
parte de los estudios los lleva a cabo en casa, no es compatible el horario de
escuela con el que tiene que dedicar a su pasión, la danza. A medida que pasa
el tiempo su fuerza mental aumenta, seguridad en sí misma, templar los nervios,
todo esto es la base para que lo que lleva en su interior salga de forma
espontánea, lo contrario hace que una se caiga en el escenario, que dude en dar
media vuelta más, confiar en el bailarín que la tiene que recibir en sus brazos,
a la vez que deja que su cintura tenga el efecto de romperse cuando la recibe
dando vueltas como una peonza.
La
primera función que se ha llevado a cabo en un pequeño teatro de una ciudad no
demasiado grande ha sido todo un éxito. La gente les tira claveles cuando la
compañía se presenta en fila al subirse de nuevo el telón, para recibir una
segunda ovación.
Invitados
todos a cenar juntos en el hotel donde se alojan, reciben más felicitaciones de
personas anónimas que estaban entre los asistentes a la función. Señorita, ha sido un auténtico placer saber
que hay ángeles que como usted, saben volar a ras de suelo. Muchas gracias es usted muy amable pero
también mis compañeros y compañeras lo han hecho posible, sin ellos no lo
habría visto del mismo modo, es el conjunto el que produce esta especie de
magia que usted ha visto. Admito que
soy un neófito en este tipo de espectáculos, sin duda lo que hoy he visto me ha
enganchado totalmente. Voy a hacer lo posible por seguir su calendario de
actuaciones, le aseguro que va a tener en un servidor de usted, a un fiel
seguidor.
¿Recuerdas
cariño cuando subiste al escenario del Liceo con un ramo de rosas rojas a
abrazarme…? ¿Cómo voy a olvidarlo? Me
acuerdo todavía de la brecha que me hice en la cabeza cuando quise acercarme a ti
en el Metropólitan, que leñazo…, estaba muy oscuro en la fosa de la
orquesta. Ja,ja,ja, ¡menudo alboroto…!
que conste que ese día, aparte del accidente me reí a gusto. ¡Que me vas a contar…!
Llaman
a la puerta de la casa, un chico con un gran ramo de rosas rojas y blancas
deliciosamente combinadas hace acto de presencia. Buenas tardes, ¿la señora Clara Boleña? Sí soy yo misma. Entonces este ramo es para usted. En la tarjeta
que lo acompaña se lee… Para el ángel de
mi vida, que siga abrazándome con sus amorosas alas, felicidades amor. Oye ¿a qué viene esto? Lo pregunta con cara
de sorpresa, mientras su marido, llega por detrás de ella y le cuelga un collar
con diez brillantes discretos, y una piedra de lapislázuli en el centro en
forma de lágrima.
-----------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario