lunes, 5 de enero de 2015

APRECIO, AMOR, ALEGRÍA, ANTAGONISMOS Y OTRAS MATERIAS PELIGROSAS


             APRECIO, AMOR, ALEGRÍA, ANTAGONISMOS Y OTRAS MATERIAS
                                                       PELIGROSAS



No, no, yo solo siento aprecio por ti, me gustas porque eres una persona sincera y honrada, que se hace respetar, que trabaja como el que más, que no le da miedo nada, y sobre todo porque eres una mujer con un alma hermosa.
Bueno mira tú, a nadie le amarga un dulce, esas palabras y la franqueza con que las dice él, son una de las piedras, que probablemente formarán en el futuro, una construcción.

Está comprobado que no el primero que le tira los tejos, en la oficina, hay más de cuatro que con diferentes motivos le dicen casi continuamente cosas parecidas, al parecer por el momento ella resiste sin inmutarse. Una cosa es el aprecio que puedan sentir hacia ella y la otra que es muy diferente, que se la quieran llevar a la cama, porque es una mujer de muy buen ver e inteligente. Eso es precisamente, la inteligencia, la que la frena a la hora de tomar decisiones respecto al amor, ha tenido bastante de este concepto confuso, que cada cual interpreta a su modo y manera. Está bien ser querida, apreciada por lo que eres como persona, otra bien diferente, es saberse utilizada como elemento de decoración personal.

A él le alegra la vida el saber, que de vez en cuando, le acepta una comida o una cena con el fin de charlar y hablar de asuntos que nada tienen que ver con el trabajo. Es un tío divertido, buen anfitrión y muy galante, sabe hablar, se viste bien, asunto ese, que le define como hombre que sabe lo que quiere. Aparentemente las cosas van muy bien, los dos están a punto, sin darse cuenta, de subir otro escalón en el ámbito de la relación de amistad que ahora tienen. De modo que sin quererlo, de forma natural, se prometen, se quieren, ambos quedan envueltos por el inestimable amor mutuo, todavía con dudas relativas, se sabe que el recelo, es algo que caracteriza al ser humano.

Se observan, se fijan en la relación que independientemente tienen con sus respectivas familias, con otros amigos, es necesario para despejar dudas, el amor crece o mengua como hace la luna, en virtud de la observación del otro, con quién creemos que en el futuro podemos llegar a algo más. Y llega, llegan a acuerdos que sobre el papel queda muy bonito, ¿qué relación marcha mal cuando dos personas se conocen, se aman?, ninguna, todo es alegría y positivismo, optimismo y se pasan por alto determinados defectos de fábrica como quién dice, ¿por qué?, porque nadie es perfecto.

El asunto se complica cuando uno de los dos se empecina en tener razón, ya ves tú, una cosa tan humana y tan sencilla. Aunque en honor a la verdad no es tan fácil; la razón es el concepto más ampliamente difundido entre humanos, todo el mundo cree tener la suficiente, para defender sus intereses. “Para razón tener… dos cosas son menester, primero razón tener, después, que te la quieran dar”, esta frase anónima dice mucho acerca de los motivos que llevan a que algunos, a no dar su brazo a torcer. ¿Quién establece la razón, a quién buscas para que te la de? Claro, cada cual arrima el ascua a su sardina. Entonces comienza el proceso, no siempre voluntario, de comenzar a deformar los acontecimientos, a ver las cosas cada cual a su modo, y para ello te buscas a alguien afín a tu forma de pensar, que te aplauda en determinados conceptos y en consecuencia que te dé la razón, o por lo menos que te comprenda y de paso te consuele.

Mientras la pareja sigue junta, deben empeorar mucho las cosas para que se rompa la pareja, pero lleva camino de que en cualquier momento, salgan despedidos ambos como dos muelles sujetos en la mano. Unos lo hacen a cara descubierta peleando por la calle o discutiendo, otros guardan esto para cuando llegan a casa, allí explotan recriminándose cosas, a veces simples pequeñeces que enrarecen el ambiente. Si no hay niños de por medio la cosa puede empeorar mucho, se crean antagonismos difíciles de superar.
Oye no pasa nada, tú ves las cosas así, yo las veo de esta otra forma, ¿sabes qué?, lo mejor es que cada uno vaya por su lado.   Pero si yo te sigo queriendo…    Y una mierda, si nos quisiéramos no estaríamos discutiendo de esta manera. Me voy, necesito espacio, tiempo para pensar. Eso de por sí hace que la separación los acabe de joder, entonces comienzan las especulaciones el uno acerca del otro, saben cómo son cada cual, se han estado conociendo íntimamente, y se saben al dedillo las flaquezas de cada cual.

Comienzan a aflorar los celos, las especulaciones, en definitiva los malos rollos en la distancia. ¿Volverá o no?, ¿recapacitará acerca de nuestra separación oficiosa, no oficial? Puede que en determinado momento se vean, saben que ambientes frecuentaban juntos, quizás se encuentren en compañía de algún amigo o amiga. “Casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano”, se llevan mal estos tragos hasta que por fin ves la salida del túnel, otra persona les conoce, son como son, despliegan sus armas como dos soldados veteranos, cada cual tiene su propias cualidades y defectos, eso los hace atractivos a determinadas personas que conocen su anterior relación o no, puede que se hayan conocido por primera vez bailando, o solo sentados en la barra de un bar, tomando una copa.

El consuelo que cabe en estas situaciones es que todavía no se han dicho adiós, solo ha sido un hasta pronto. En cambio, esta especie de tregua, puede convertirse en una carga de profundidad que se lanza al mar en busca del hundimiento del submarino, que anda merodeando buscando una nueva presa. Material peligroso, andar con bombas que pueden estallarte en la mano, ambos lo saben bien, se crea un círculo de indecisiones, de chantajes emocionales, de sospechas que pueden terminar muy mal.
La separación y los celos, el pasar de la anterior persona puede llevar consigo una serie de males que dejan cicatrices abiertas, no se cierran fácilmente.

La mente humana mal dirigida te puede llevar a la locura, al desafuero, a la ignorancia de que lo que estás haciendo, lo haces sin tener plena consciencia de ello. Es frecuente confundir la consciencia con la conciencia, nos precipita y oscurece los auténticos objetivos de nuestra vida. Reflexión, ese es uno de los medios que tenemos a nuestro alcance para ser más completos.



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