jueves, 1 de enero de 2015

AL FIN PASÓ


                                                 AL FIN PASÓ



Me cago en todo, menos mal que la gente ya se han terminado las uvas, ya es año nuevo, bueno depende de para quién porque lo que es para mí… este 2015… va a comenzar siendo la misma mierda que el año pasado.
Se dirige a su contenedor diario y rebuscando entre las bolsas de la basura encuentra unos yogures caducados de hace tres días. ¡Coño, y son copas de Danone de chocolate y nata por encima, joder que suerte!, mira por donde una caja de tomates, ufff, estos tengo que escogerlos que algunos están tocados, cagaos de las moscas vamos.

Bueno, bien visto, y comparado con otras fechas que son más chungas por el tema de la economía de la gente… pues que quieres que te diga la cosa va de puta madre oye.
No habla con nadie, habla consigo mismo, arguye que es su mejor amigo y de ahí no lo saca nadie. Mira ahora nos vamos a buscar pan camino del banco, nos sentamos calentitos y nos damos un banquetazo que cojones. Se ha sentado en el banco de la calle, en la esquina de un parque, debajo guarda sus pertenencias que otro compañero de fatigas le cuida mientras está fuera, en busca de futuro. Pasa una pareja por delante de él buscando un poco de intimidad, les pide un cigarro y el chico le da dos, hay gente que se cree que de ese modo paga peaje para hacer lo que quieran dentro de la propiedad ajena.

María le ha dado al pasar por delante de la tienda, una barra de pan de medio y una lata de atún, la guinda de la cena de año nuevo. No se puede pedir más, su cara expresa toda la alegría que caracteriza a los sin techo, que llevan bien el hecho de ser unos marginados, el resto de sus vidas. Al fin y al cabo… ¿Qué traen consigo las doce campanadas de fin de año? Nada en concreto, trompas que se purgan en la calle, esquinas orinadas por chicos y chicas, atracones de comer en casa y luego ir al cine o a una sala de fiestas, a ver tías en pelotas. Con un poco de suerte, si eres comedido tu mujer te dejará echar un polvo de los buenos por aquello de… Año nuevo vida nueva. A lo mejor este año que comienza, se querrán un poco más y hasta se hagan cada uno un tatuaje en el brazo, cada uno con el nombre del otro en el bíceps.

Bueno Pedro, al fin pasó este año, venga hombre no te lamentes, las cosas son como son, ya tendrías que estar acostumbrado joder, llevas dos años viviendo en la calle, tendrías que tener asumido que si hay cambios van a ir a mejor, la justicia es lenta pero ya verás cómo al final algún juez te escucha. ¡Hostia se me ha terminado el vino… que putada!, bueno pues a palo seco que nadie se muere por tragar el bolo sin beber.

Se cuenta unos cuantos chistes de cuando estaba en casa con los amigos, de cuando venían a celebrar las navidades la familia, cuando su hijo Ramoncito se colgaba del pantalón, insistiéndole en preguntarle si los reyes magos de oriente, le traerían todo lo que pidió en su carta. Teresa conoció en mala hora al encargado de la fábrica de helados donde trabajaba, se enamoró perdidamente de aquel tramposo asalta familias.
Pedro debes irte de casa, ya no estoy enamorada de ti, por mucho que lo he intentado no puedo vivir más tiempo contigo, me voy de casa. He encontrado a una persona que quiere de verdad, y me da todo aquello que me falta contigo.
Oye, ¿y cómo pago yo el piso…?
Ya no es problema mío Pedro, dáselo al banco y te lo quitas de encima.
¿Y Ramón que piensas hacer con él?
Llevármelo conmigo y si me lo reclamas, que un juez decida que parte te corresponde a ti en este asunto, asumo que eres su padre, eso es cierto.

Al fin pasó este final de año, plantearse perspectivas nuevas en las circunstancias que él está es poco menos que imposible, pero seguirá intentando ser, existir, mantenerse con vida, sin desesperaciones y sin dar problemas a nadie, no ha perdido la esperanza de volver a ser algo más de lo que hoy es. No le importa nada que la gente lo mire por la calle, que se aparten cuando pasa Pedro con el carrito de la compra lleno de cosas, que a menudo no puede dejar en su parte de parque, cuando no hay vigilancia alguna.

Siempre sonríe, a todos los que le conocen, por ir de vez en cuando a pedirles cosas imprescindibles para vivir como lo hace, sus motivos son buenos, y hasta en ocasiones, tres o cuatro tiendas, le han pedido ayuda para que ayude a cambiar el escenario de los aparadores. Eso para él es un regalo del cielo, lo ven como persona que es, no un mendigo que se pasa la vida de forma ociosa, pidiendo a todo el que pasa unas monedas. Se ha puesto a nevar un poco, esta noche advierte la tele, las temperaturas caerán en picado, busca un lugar donde dejar el carro y se apresura con calma, a buscar unos cartones de refuerzo de su casa caracol, y unos cuantos plásticos, la noche le sorprende con la tormenta de nieve, no se da cuenta siquiera, que está cerca de donde vive su ex mujer con su hijo, a tres escaleras del cajero que ha encontrado vacío al principio y que luego, dos carrileros como él, lo han echado a cajas destempladas, con un cuchillo de cocina amenazándolo de muerte.

De un taxi descienden Teresa y Ramoncito. ¡Joder cómo crece mi hijo…!
Hola Ramoncito, ¿cómo estás hijo?
Teresa reconoce aquella voz, se vuelve y lo ve, deja escapar un grito silencioso, no puede evitar que Ramón se le escape de la mano, el niño abre los brazos y se lanza a abrazar a su padre. Se estrechan ambos como si fueran una sola persona.
¿Se puede saber qué haces tú por este barrio?
Claro que lo puedes saber, te cuento, no sabía dónde vivíais, de forma que caminando, buscando un lugar donde dormir he dado con este cajero que por lo visto ya estaba ocupado, y al salir os he visto. Me alegro de que me hayan echado fuera, así por lo menos os he visto, ¿os va todo bien Teresa?
Venga recoge todo esto y vente con nosotros, no es noche de andar por ahí, te vas a quedar congelado.

¿Cómo, me ha invitado a ir a su casa? Qué raro es todo esto, bueno, Pedro de momento sigue la corriente del río, a ver dónde le lleva. El edificio es muy moderno, el piso espacioso y francamente bien decorado, sin exceso de muebles y dicho sea de paso, sin calor humano.
Pasa, pasa sin reparo alguno, estamos solos. Esta corta frase dicha por Teresa, manifiesta que en este tiempo de ausencias, ha pasado por cambios importantes, sin embargo no pregunta, deja que la conversación la inicie ella, fue ella la que determinó que él se fuera del hogar sin razón aparente.
Bueno, ¿Qué es de tu vida?
Ya ves, deambulando por la vida como cualquier otro desahuciado, la diferencia es que hasta perdí el trabajo en la cordelería al perder la casa. Así que, como puedes ver, ando por ahí, esperando tiempos mejores.
Pues estamos más o menos en la misma situación, yo tengo tres meses para dejar este piso, mi pareja nos dejó en paños menores cuando se cansó de mí y ahora… lo cierto es que no sé qué hacer.
Lo lamento, ahora mismo me pillas en mal momento, tengo la cabeza demasiado metida en mi propia supervivencia, si me es posible te ayudo en lo que haga falta, pero primero debo centrarme, no es fácil salir de la situación en la que me encuentro y ponerme a resolver crucigramas complicados. ¡Joder que complicada es la vida…! mejor dicho, la vida no es complicada, nos la complicamos nosotros solitos.
Tienes razón… la verdad, no te he invitado a subir aquí porque busque una reconciliación, pero no puedo cerrar los ojos a esta situación tuya.

Al fin pasó lo que tenía que pasar, de una familia desunida, se ha pasado a dos, y esta dicotomía deja de ser comprendida a la vez que asumida por aquellos a los que la vida castiga por sus propios egoísmos.



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