domingo, 30 de noviembre de 2014

QUE LA FIESTA NO DECAIGA


                                         QUE LA FIESTA NO DECAIGA



La fiesta siempre ha sido motivo de gozo y alegría para todo el mundo, no importa el país, continente ni raza. Mira sino en Brasil… hay gente muriéndose de hambre pero allí la gente pasa penurias hasta que llegan los carnavales, ¡no veas como se pone aquello, es el desmadre total! Eso sí, al haber tanta gente siempre hay líos de todo tipo, hasta asesinatos, violaciones, de robos ya ni hablemos… luego se dejan una pasta gansa en trajes y comparsas, escuelas de samba, carrozas. Ho sí, todo muy bonito, un hito en las fiestas mundiales vale, ¿pero a costa de qué y de cuanta gente desgraciada?

Hablando de fiestas y carnavales, en nuestro país hay tropecientas, todos los días del año hay fiestas en un lugar u otro, las gentes de ciudades y pueblos, están obligados de una forma u otra a estar en ellas, lo reclama la sociedad y a la sociedad no se la puede defraudar. La sociedad es una máquina perfectamente engrasada que lo envuelve todo, cuando llegan las fiestas sean de pueblos pequeños o grandes, la gente las disfruta de una forma más cálida, más íntima, si puede llamarse a una fiesta mayor fiesta íntima, allí se dejan ver las inquinas y los desafueros de las familias bien posicionadas ante las que no lo son, vecinos que están a matar o se la tienen guardada al alcalde de su pueblo, ¿Qué porque?, por unas expropiaciones de tierras que les hicieron hace diez años que todavía no han cobrado, y de las que no van a sacar nada o casi nada si les pagan, porque les han puesto precio de saldo, les pagan, si les pagan, cuatro euros por metro cuadrado, antes las podían vender, es más se las compraban a doce euros por metro.

¿Qué pasa hijo de puta…? ¿Cuándo pagará este ayuntamiento a los pobres desahuciados?    Oye no empieces Calixto que llamo a la autoridad.   ¿Porque no llamas a la zorra de tu mujer y le cuentas el rollo que te traes con la mujer del panadero?    Calixto que te la estás jugando, no abuses de que estamos en fiestas.   Joder que bien te sienta el bastón, si lo llevara yo, ya te lo habría partido en las costillas, o te hubiera roto las piernas.    ¡Me cago en dios ya, para de una puta vez, policía, llevaros a este indeseable! El cura del pueblo que está justo a su lado, se queda anonadado, lo mira primero con extrañeza, luego con pasmo, para pasar a cara de desprecio. Mientras se llevan a Calixto y lo introducen en un coche de los municipales…   ¡Cabrón, cornudo que tu mujer es bollera y se lo come a la estanquera desde hace tres años… abajo ese mamón de mierda! Bueno la fiesta se ha enrarecido un poco, la gente habla y cuchichea, ya están viendo a la estanquera, al lado de la concejala de asuntos sociales y urbanismo, las miradas se dirigen hacia  ellas.

En fiestas más grandes estos detalles pasan desapercibidos, hay mucha más cantidad de personas, van a divertirse y punto, unos a buscar oportunidades de pillar, otros a que sus hijos pequeños se lo pasen bien, grupos de jóvenes van camino de la playa, se quitan la ropa y se ponen sobre la arena a celebrar su particular verbena. Comienzan los fuegos de artificio, se hacen hogueras sobre la arena, me he preguntado a veces, de donde coño saca la gente tanta leña como la que se quema en esas grandes playas, que cuando sale al sol al día siguiente es noticia en el telenoticias que las brigadas de limpieza han tenido que recoger cinco toneladas de mierda, latas, carbón de los restos calcinados de mogollón de madera, condones usados, ropa interior de mujer y de hombre, botellas de licor a medio consumir… lo que uno quiera imaginar.

Todas las fiestas tienen a un santo como excusa o pretexto para celebrar algo, se conoce que los santos a los que se ha colocado como dirigentes de estas operaciones de fiestas, eran unos cachondos de cuidado. Creo que es por eso que se les coloca como ejemplos de todo lo que acontece en su memoria. Siempre hay motivos para celebrar fiestas, y en los últimos años, los comerciantes las esperan como aguas de mayo, desde churreros hasta tiendas de complementos de moda o grandes almacenes, todos están arreglando las cosas para abrir persianas al primer pistoletazo de salida. Que son las de San Fermín, la gente no tiene topes, beber y beber, follar y más trajín todavía, hasta que el cuerpo diga basta, aunque hay todo un mundo de drogas de diseño para que la fiesta no decaiga. ¿Y los encierros…? bueno esto es la hostia, gentes llegadas de todas partes del mundo, acuden como abejas a la miel, dan por sentado que algunos irán al hospital con huesos rotos, otros volverán a su país metidos en una caja de pino, ¡también hay muertos no te creas…! hay si San Fermín levantara la cabeza…, se moriría de nuevo, no querría ver estos desvaríos en su nombre.

Bueno, y eso, ahora llegan las navidades, la gente ya está comprando mariscos congelados para no pagar más caros estos productos, que deben aparecer en cualquier mesa navideña. El nacimiento de Cristo, que nace el día 25 de diciembre es lo de menos, vale, la gente monta el pesebre, compra figuritas y todo ese rollo, el propósito es obedecer al espíritu de la navidad, desempolvar el árbol de plástico, adornarlo o ir a una tienda y comprar uno de verdad, un abeto, para que nos vamos a engañar si las cosas no cambian, son así y punto.
Y a renglón seguido, ya hay toda una estrategia para volver a los carnavales, después de celebrar el año nuevo por supuesto, a volver a coger una cogorza de las gordas, y a desear a todo el mundo un muy feliz año nuevo.

No para todos es fiesta, hay mucha, pero que mucha gente, que está haber podido celebrar más que la desgracia de haber pasado un año en la calle, en su día, tal como hoy que es año nuevo, los desahuciaron a toda la familia, ahora llevan viviendo en cualquier parte, se han convertido en carrileros que van de acá para allá sin sustento y sin techo, y lo que es peor, con dos o tres niños a cuestas a los que atender sin esperanza alguna de poder conseguirlo de forma definitiva.

Pero aparte de eso, ¡Que vivan las fiestas coño, que la fiesta no decaiga!



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sábado, 29 de noviembre de 2014

YA SOY MAYOR


                                                   YA SOY MAYOR



Eso creía él,  se lo decía a todo el mundo, por si acaso se la pasaba desapercibido a alguien.  Oye que ya no soy pequeño ¿vale?, mira que brazos tengo, te doy una hostia y te rompo el fémur.   Ja,ja,ja, el fémur dice, ¿habéis oído?    Claro, el fémur, ¿qué pasa?   Pues que el fémur lo tenemos en la cadera burro.   Ya lo sé idiota, pero una hostia mía  en la cara de un paleto te menea hasta las uñas de los pies imbécil.

Así ha crecido, en la calle, a golpe de peleas de bandas de barrio, pedradas con los enemigos, persiguiendo a las chicas que no dejan de gritar precisamente para que no dejen de ir tras ellas, les suban las faldas y las arrinconen. Dice que sin lugar a dudas la mejor escuela es la calle, que ahí aprendes a sobrevivir como en la selva lo hacen los animales. De ahí tanto empeño en demostrar que ya es mayor, a pesar de sus dieciséis años.   ¡A ver si tienes huevos y me lo dices en la cara cacho maricón…! les dice a los de su edad, mientras sale a la caza de problemas con unos cuantos parecidos a él, son todos de las cuatro calles aledañas a las suya.  Son buena gente, darían la vida por mí si fuera necesario, eso lo tengo claro.

Cuando se considera mayor, se considera mayor para todo, excepto en los casos en los que se encuentra con toda una tropa más grande que la que componen todos ellos, entonces echan a correr como gamos delante de una chita. La influencia de la banda, hace que pierda cualidades, que debería emplear en otras cosas más importantes, por ejemplo los estudios. El tener una buena formación en todos los sentidos, te hace una persona mayor, frecuentemente se ve a gente joven, comportándose como auténticos señores, eso es importante, ahora la educación que él recibe es vana, malsana, poco recomendable para su futuro.

En cambio bajo su parecer a la banda no se la puede traicionar, no los puede dejar colgados, eso sería renegar de la vida que tanto le gusta a él. De lo se apercibe Marcos, es que hay ocasiones en las que se puede ver seriamente comprometido, sea por causa de él o la de otros, no controla a pesar de decir siempre, que es mayor, mayor es una persona equilibrada y progresiva, que se interesa por aprender, por escuchar y aplicar conductas, que le hacen resaltar sus cualidades, innatas a veces en los seres humanos, por algo el ADN, es una compleja estructura molecular, que queda irremisiblemente marcada en los genes de aquel que las hereda.

Uno mismo, no puede decidir por sí mismo si es mayor o no, lo decide su comportamiento, el juicio que los demás emiten a causa del comportamiento del pretendido hombre hecho y derecho. Eso sí que hay que reconocer, Marcos es un chaval de esos de categoría cuando juega con la Play Station, juega al fútbol mejor que Messi y Ronaldo juntos, ¡tiene una práctica el tío que los amigos se quedan alucinando cuando lo ven manejando el joystick de la Play! Y del móvil ya ni te hablo, lo maneja con una mano, escribiendo con el sistema de mensajería wat sapp, es la hostia con el aparato que le han comprado sus padres.

Ahora bien, no le preguntes cual es la capital de Turquia porque no lo sabe, ni donde está la Amazonia porque tampoco, donde habitan los macedonios, o cualquier otra pregunta fácil de mates, de sociales o cualquier otra asignatura que contemple el aprendizaje para ser una persona formada. Los vecinos que lo conocen del bloque donde vive con sus padres y hermana más pequeña, dicen de él que es un cafre, esa es la opinión de unos cuantos, otros solo dicen de él que es un chaval rebelde, aun otros opinan de él que es un crio malcriado.

¡Eso de ser mayor o no es asunto difícil hoy día! Claro, hay un problema que es bastante gordo, y es que, los padres a menudo trabajan todo el día, cuando llegan del cole los chicos están solos en casa hasta las tantas, captan los problemas que puedan haber dentro del núcleo familiar, algunos padres los dejan de lado para no meterse en líos con unos chicos (as), que ya desde pequeños, les gritaban y los insultaban, sin saber muy bien qué medidas tomar con ellos, resultado de todo esto es que deben acabar acudiendo a los siquiatras, no los hijos, los padres digo. Estos les hacen las recomendaciones de los manuales escritos por estudiosos de renombre, que han creado cátedra, cuyos libros se distribuyen para esta clase de médicos. La teoría no es mala, pero de ahí a que los padres lo lleven a la práctica es otra historia.   Hijo la semana que viene, vamos a visitar a una sicóloga que nos va a ayudar a ambos, es muy buena mujer y muy amable, a pesar de su juventud, se nota que se ha aplicado en el tema este de familias que comienzan a tambalearse como la nuestra. Hijo yo ya no puedo más, no sé qué hacer ni que decir para que comprendas, que por ejemplo, no puedes traer a casa a chicas para pasar todo un día encerrados en la habitación follando y fumando marihuana.

¡Si supiera la mujer que su hijo ha dejado embarazada a una chica y que está de dos meses…! ella quiere abortar, su madre le ha dejado bien claro, que como aborte que se busque la vida, que es una indecencia matar a una criatura que ya se mueve en su interior.   Haber follado con condón golfa, que eres una golfa. Toma ya, la chica está preocupada, él, Marcos no, para nada, no piensa mantener a esa criatura… o sea que a él le resbala todo lo que le digan, ya es mayor, de forma que no le vengan con tanganas, pasa de todo. Esas cosas son las que diferencian a los niños de los hombres, entre otras claro está.

Desde que se ha enterado del tema, Marcos no la llama ni contesta a los mensajes que le manda, ni a las llamadas de desesperación que le hace, para hacerle saber su inquietud y preocupación. Sale con una chavala de dieciocho años que es una moto de carreras, eso es lo único que le interesa, conocer a chicas que fumen hierba y que lo complazcan del mismo modo que las complace a ellas, a eso Marcos le llama ser una persona mayor.   Y te lo quiero dejar bien claro mamá, no me comas el coco con visitas a siquiatras ni hostias, yo sé muy bien lo que tengo que hacer, tengo la edad suficiente para decidir mi futuro y lo que quiero ser.

Pero es que me gustaría saberlo a mí que soy tu madre, ¿no lo encuentras normal hijo…?   Pues no, a ti lo que te hace falta es echarte un novio y si puede ser, que te retire de currar, que tenga pasta, las mujeres tenéis muchos recursos para conquistar a los hombres, pongos en marcha de una puta vez.   No tengo ganas de hombres en la situación en la que me encuentro hijo mío, comprende que para estar con alguien debes de tener algún sentimiento, algún cariño, apego a esa persona, no espero que lo entiendas, pero ese no es el camino que pienso seguir.   Pues tú misma, porque yo empiezo a necesitar cosas, tengo que comprarme algo de ropa y zapatillas nuevas, no sé cómo lo ves.    ¡Pero si no me puedo comprar ni unas zapatillas de estar por casa…! ¿De dónde voy a sacar el dinero para lo que me dices que te hace falta si tú padre no me pasa ni un duro?    Oye guapa, que yo no pedí venir a este mundo ¿vale?, de manera que tú verás, hay gente que pagaría una pasta para acostarse contigo, a lo mejor le coges gusto y quién sabe…   Eres un enfermo y un degenerado.

Hay que entenderlo, es una persona mayor, ya sabe razonar y sacar conclusiones de los asuntos que requieren soluciones rápidas.   ¡Venga mamá que ya soy una persona mayor, no me vengas con rollos!



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viernes, 28 de noviembre de 2014

CÁSATE Y VERÁS


                                                 CÁSATE Y VERÁS



¡Es cojonudo, una pasada oye…!  ¿Tú sabes lo que se siente cuando te casas…? Bueno, inexplicable, es como si subieras al cielo y volaras como Superman, para luego bajar en picado como si fueras un halcón a trescientos por hora a la caza de una paloma, que va cantando la canción de Los pajaritos, pero sin el acompañamiento del acordeón de María Jesús.
Claro que al principio, te dices a ti mismo… ¡Que guay ha sido el asunto tú, me lo he pasado de miedo, no podía imaginar lo que se puede llegar a sentir estando casado!

Luego, pasados solo unos meses, te preguntas cómo coño has bajado del cielo, se supone que es infinito, no tendrías que haber llegado a tocar techo. ¡Incauto, infeliz, capullo…, que sí hombre, que no es lo mismo, que de la nube siempre se baja…! ¿Quieres ser feliz de verdad…? pues no te cases mendrugo, que las apariencias engañan. Que en cuanto subes y subes, después el recorrido es para abajo y en picado, que llegan las desilusiones, los contratiempos, que antes no existían cuando estabas soltero, digo. ¡Joder, pero es que a ella le hacía mucha ilusión casarse por la iglesia y eso…! vale bien, comprensible, pero ahora seamos lógicos ¿vale?, ¿Cuántas veces ha ido a la iglesia antes de casarse, cuando hizo la primera comunión, para presentarse cual virgen casta a Cristo nuestro Señor, o no?

¡Qué has tenido que pedir un crédito a La Caixa de doce mil euros para la boda solo infeliz, o no te das cuenta! Sí claro ahora me dices que tengo razón… vaya huevos que tienes calzonazos.   Pues si no me caso por la iglesia despídete de boda no me caso contigo…    ¡Que fuerte… oye! o sea que si te casas por la iglesia te amará siempre, sino no, no, pues ole sus ovarios, los tiene más grandes que tus cojones. Y ahora, a currar pluriempleado repartiendo periódicos desde las cinco de la mañana, para sacarte dos chavos más para ayudar a pagar la boda, porque se ha casado contigo para hacer de ama de casa, hacerse la manicura dos veces por semana y el sábado a la peluquería.

Pero casarse también tiene sus ventajas, no me lo niegues, tiras de beta lo que quieres a excepción de la semana roja y los días de jaquecas, dolor de espalda, de pies por ir a los grandes almacenes, o en el peor de los casos, por la depresión que le causa estar metida siempre en casa. Yo la verdad, preferiría casarme, porque ir de soltero por la vida y luego tratar de ligar sin éxito sale muy caro, pagar para echar un mal polvo, no mola nada. Bien pensado, si te casas con esta mira como perspectiva, sale muy caro pinchar, aunque sean tres o cuatro veces en semana, que eso es al principio, luego con el paso del tiempo, comienzas a ver a todas las tías,  mucho más buenas que la tuya propia. ¿Qué pasa entonces…? que se te multiplican los gastos, tienes que mantener a tu casa, con hijo, y si tienes suerte que viva la suegra con vosotros, cuando acabas el curro, o a escondidas, te dedicas a darte una vuelta por algún puticlub próximo a casa, o a algún club nocturno que sea un poco más privado, aunque más caro.

Casarte tiene además de todo un gran inconveniente, si tu mujer es guapa de verdad, está maciza y enrollada, los amigos se encargan de hacer cachondeo todo el que puedan contigo.   Oye que tú mujer está enrollada con el panadero, te cuento… va mi mujer a buscar el pan ayer, no había nadie en la tienda, mira para la trastienda, al obrador, y allí se encuentra al Mateo, de morreo con Silvia tu mujer. Claro tú te enciendes, vas a casa y le montas el pesebre a la parienta, ella te grita, tú suegra interviene y entonces ya… te puedes cagar en todo.
Comienzan los reproches y los malos rollos, te vas al curro con la cabeza hinchada, y los amigos se parten el culo a costa tuya, te tachan de pringado y mañana se inventan cualquier otra cosa con tal de joderte. Lo malo de todo esto, es que tú no te enteras de nada, tu mujer te es fiel, por lo menos de lo del rollo con Mateo, que de otras cosas, a lo mejor no te enteras, puedes intuir detalles con el tiempo, perfumes que son de hombre y que huele a ellos, determinada vestimenta que hace solo unos meses no era habitual en ella, medias con ligueros, tangas diminutos y o transparentes, en fin… mil cosas que te hacen sospechar pero que después del primer follón infundado que tuviste con ella no te atreves a comentar con ella.

Y eso es lo peligroso, la falta de comunicación, comienzas a evitar que hayan discusiones si hablas de estas cosas con ella, porque detrás del escenario por decirlo de algún modo, está la suegra a la que no puedes alzar la voz, porque cuida de tu hijo y contribuye con su pensión al mantenimiento de la casa. Mal rollo amigo mío, la cosa no camina ni con slikcs de fórmula uno, o lo enmiendas o la cagas, y eso no se puede dejar pasar ni un solo día, hay que abordarlo ya, sin paliativos. Sino no haberte casado, capullo, si no vales para esto no vales para nada. ¡No haberte casado paleto de mierda…!

Mañana te doy un par de consejillos más.



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jueves, 27 de noviembre de 2014

POSIBLEMENTE TUYO


                                            POSIBLEMENTE TUYO



Entiendo que me veas como una amenaza, tengo tras de mí una historia harto conocida por ti. Sabes quién soy, de donde vengo, cual ha sido el recorrido de mi vida, es comprensible que dudes aunque a decir verdad, a mí particularmente no me afecta la vida que has llevado antes de establecer mi relación contigo. La comprendo, entiendo tus necesidades, que eras joven y necesitabas sentirte querida por alguien, por quién fuera, no quiero significar con eso que fueras una fulana, dios me libre de deducir por tus actos algo así.

En cuanto a mí, cuando nos conocimos en serio, decidimos sencillamente vivir juntos, no te escondía nada de lo que había sido, nunca te escondí que fuera por amor que me juntara contigo, siempre te dejé claro, creo, que te quería, que el amor podía llegar más tarde, y así fue, tal fue el apego que sentimos de forma mutua, que nos hizo inseparables, con problemas y alegrías derivadas de nuestras decisiones. Nos casamos y sin decirnos nada, solo con vernos, con rozarnos, nuestras almas entraron en esa otra fase del llamado, amor verdadero.

Ignoro si en todos los casos sucede lo mismo, lo cierto es que no adivino después de determinados años, como es que nos abandonamos, dejamos que los vientos cambiantes, nos llevaran allí donde quisieran ellos. No lo comprendo, es como si de golpe despertara de un sueño raro, de una situación de letargo amargo, como cuando te despiertas de una anestesia, con la cabeza dormida, el espíritu quebrado, que cualquiera puede hacer de uno lo que quiera.

Pudiera ser que aspiráramos ambos a ser propiedad privada, cada cual en su parcela, con vayas de espinos a cada lado, juntos pero separados, saludarnos, darnos tres besos, compartir perro, ¿cómo podía él adivinar a quién querer más? No sé antiguo amor mío, las cosas son propiedad de aquel que la compra, ¿también es así con las personas? ¿Quieres decir, que por estar casados, somos propiedad el uno del otro? No sé, quizás tengas razón tú cuando dices que has hecho por mí lo imposible para que esté como estoy ahora, lejos de ti, conste que con esas palabras no deseo en ningún momento juzgarte.

Por mi parte, pienso, que a pesar de estar tan lejos el uno del otro, es suficiente razón para que ya no nos pertenezcamos, si fuéramos unos niños sería normal sentir que somos propietarios el uno del otro pero… ¿ahora…? no me parce ser de personas cuerdas sentir que todavía soy tuyo, ni tú mía. La realidad se impone, esa realidad me dice sencillamente, que somos dos peonzas que rodamos tiradas al suelo por diferentes fuerzas, ignoro que fuerza impulsa la tuya aunque es fácil adivinar por pura lógica que son los que te rodean, hijos, nietos y demás familia.

La fuerza que impulsa la mía, es el aire, el fuego, la lluvia, la tierra, son tan grandes que no tienen punto de comparación alguna. Posiblemente creas que soy tuyo, pero no es así, solo nos une una dependencia, el dinero, dependes de lo que me comprometí en su día que te daría mientras pudiera, y el poder es el del cariño también, cuando acabe por desaparecer del todo, no seré nada para ti, para mi serás una inestimable amiga a la que siempre quise, a la que adoré en sueños, a la que deseé con locura, la propia de una persona aún joven y seguramente malcriado en asuntos del cariño, del amor. Se hace difícil hablar de estas cosas cuando estás en una situación como en la que me encuentro, no es que me auto compadezca, es más bien que es bastante incomprensible pasar por tantas sensaciones diferentes en tan poco tiempo.

Me recuerda la época en la que estuve cambiando de casa cuatro veces en solo dos años, en aquel caso fueron cuestión del trabajo la que me obligaba a trasladarme de manera continua, hasta que llegó el momento que me estabilicé y logré conservar la vivienda durante diecisiete años. ¡Joder que logro…! pensaba en mi interior, te has pasao nene, tela, esto es el cielo comparado con lo vivido anteriormente.
Pues fíjate tú, lo que piensas que más debe de durar, que por lógica sería el matrimonio, es como un petardo dentro de una letrina.

Siento tener que poner este ejemplo de mal gusto, posiblemente innecesario, pero la realidad se impone, ya no tenemos nada que ver nada el uno con el otro. Procuraré estar a la altura de las circunstancias, espero que no tomes a mal lo que te describo aquí con tanta sinceridad, pero indiscutiblemente, los caminos de dos personas que se separan van a parar a diferentes estaciones, hasta puede que alguno de los dos se quede en una vía muerta, sin embargo, por si algún día sucediera que no volviéramos a tener contacto alguno de cualquier tipo, sepas que te he querido cuanto he podido o sabido, y que ahora, por momentos, mis sentimientos hacia ti, disminuyen de forma alarmantemente. Es natural, es lo propio, es lo auténtico visto desde la perspectiva de la vida propiamente vista desde la lógica.



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EN LA OSCURIDAD DEL SALÓN


                                 EN LA OSCURIDAD DEL SALÓN



Está helando fuera, en las calles del pueblo, está llegando el invierno y en esta zona del país los otoños son invierno, en la otra punta del mapa. Los dos vecinos hablan de sus avatares en la vida, el ambiente y las circunstancias se prestan a ello. Ella es una mujer sensible y sincera, que reconoce estar anclada en sus recuerdos, eso de por sí no es malo, todo lo contrario, cuando has vivido muchos años, la mente se llena de nostalgias, de problemas pasados, de acontecimientos felices que han llenado la vida.
Él escucha y atiende, se identifica con esta mujer, los seres humanos compartimos muchas cosas que ignoramos, no somos iguales, eso por supuesto, pero dentro de nuestro ser, golpea con fuerza el corazón que nos alienta a seguir adelante, sea como sea y con quién sea.

Cae la noche de forma casi radical, la luz que poco a poco se ha ido apagando fuera, en las calles del pueblo, hacen que las pupilas de ambos se dilaten para captar la mínima luz posible. En este caso concreto la luz que los alumbra, es la de una lámpara de despacho, una bombilla de baja potencia, de poca luz que invita a desnudarse y seguir calientes dentro de este escenario. Los dos, una vez uno y otra el otro van desprendiéndose de su vestimenta, empieza el juego del saber el uno del otro, de recomendarse mutuamente sugerencias y sabores de la vida, llegan a estar desnudos, frente a frente, sentados frente afrente a un metro de distancia. Se van despojando de inquietudes, de lamentos que no les ha llevado a nada, se interrogan, se estudian, hay momentos en que los dos llorarían al recordar el otro, determinadas experiencias.

Reina la oscuridad en el salón, el instante propicio para hacerse confesiones, para inundarse del placer del intercambio de sentimientos, los dos vecinos entienden perfectamente la situación, es un hecho que los dos se necesitan, viven solos y están profundamente heridos. No son heridas que necesiten puntos de sutura, son heridas internas, que ningún médico pueda tratar, salvo la solución que cada uno de ellos debe determinar poner a sus inquietudes y deseos más profundos. Se dicen lo mucho que se aprecian, casi sin decirse nada que lo manifieste, se cuentan el mal que les mantiene en esta situación de espera, de desesperación, están ambos en off, sin saber muy bien, que pueden esperar del otro.

Cuando llegas a un lugar como este, rebotado de otro lugar, necesitas caer de pies en el suelo, no estar danzando como una bola lanzada al aire, a la buena de dios. Se explican cosas, se cuentan circunstancias extrañas para uno, raras para el otro, con la intención de acercarse cada vez más, de conocerse y quererse con absoluta lealtad, desean la dependencia mutua, que naturalmente trae el saber cómo es, el jugador que tienes ante ti. ¿Qué sino es la vida, más que un juego en el todos los humanos danzamos a tenor de la música que nuestros corazones tocan? Las pupilas ahora casi completamente dilatadas ven más que nunca, los dos vecinos se convierten en felinos que sin estar de caza salen juntos a ver como es la noche completa, durmiendo, descubrirán quizás, que la vida esconde placeres que van más allá de lo imaginado.

¡Me gustaría tanto haber estado presente en esta íntima conversación constructiva y valiente…! Intervenir no, esto queda para ellos, son los que se están descubriendo, los que cazan juntos, ideas, planes que no lo son de por sí, simplemente esperanzas nacidas de incertezas, de conspiraciones que nacen de querer algo sin saber muy bien porqué, ni cómo lograrlo. Parece un juego infantil, fácil y desmañado al mismo tiempo, que nace de mentes castigadas por el tiempo y la desmesura, de errores y aciertos.

Determinadas pastillas inducen al sueño, los músculos se relajan y les vencen, ahora es hora de observarse más que de hablar, de verse, mirarse a los ojos y desearse buenas noches, de dormir plácidamente, de desear con que quieren soñar ambos, dejar que pase esta noche, y esperar que llegue de nuevo el sol de la mañana si es que el hombre del tiempo acierta en las predicciones.
Para la noche, el mismo escenario, las mismas rutinas, los llevará seguro, a caminar otro trecho juntos, en este gran camino que todavía queda por recorrer. Se quieren como amigos, se deben ante todo respeto, bastante perdieron ya por sus andaduras anteriores, ahora el paso es más lento pero por otra parte más firme, no hay prisa, no tienen veinte años, cuando el corazón más fuerte aunque más inconsciente golpeaba sus cuerpos con metas diferentes.

El corazón cuando uno se hace mayor, hay que cuidarlo más, puede ser tan peligroso como cuando joven, pero el cuerpo no permite excesos, la mente no cabalga, solo camina, y lo hace con más sobriedad, con más calma, hay que aprovechar la oscuridad que les presta estos momentos, momentos que no aprecian los que son jóvenes, que ha manudo fustigan sus fuerzas a base de andar a ciegas, siempre con mucha luz porque todo lo tienen claro.

Ellos no, caminan con poca luz, desvelando poco a poco que es lo que quieren y como pueden llegar a obtenerlo sin herir los pocos sentimientos que les quedan, en la oscuridad del salón.



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EL PARAGUAS AZUL


                                             EL PARAGUAS AZUL



No es grande, el vástago que lo sostiene es de madera, con un pequeño cono dorado en la punta, lo veo a diario porque ésta es tierra de bastante sol. Moviéndose dentro del jardín de la familia Baeza, todavía no sé quién es su dueña.
En cambio este paraguas, que también puede, porque no, ser sombrilla, es paseado por una mujer, se nota por la manera de moverse, de forma pausada, mirando las flores y los rosales de colección que me consta tiene la señora de la casa, y que cuida con tanta dedicación. La parte vallada de la finca, y los setos que por otro lado marcan los lindes de la propiedad, impiden ver quién es la dueña del paraguas o la sombrilla, dígase como se quiera, lo que protege del agua, de los rayos del sol puede evitar también.
Cada día a la misma hora, como tuviera el tiempo cronometrado, se abre el paraguas por la parte de atrás de la casa, baja por el camino de piedra que se construyó para evitar caer o pisar las preciadas plantas, y se encamina de manera formal y casi matemática, a repasar de arriba abajo, todo lo que se ha plantado recientemente o ha visto la luz del sol merced a la constancia y dedicación de las delicadas manos de la dueña del jardín.  
Pasada una hora, el paraguas sube nuevo por el camino, se encamina a la parte trasera de la casa y antes de doblar la esquina de esta se cierra. Es cierto que con el paso del tiempo, a fuerza de darle el sol el paraguas se va desluciendo, pero de eso hace ya mucho, años han pasado desde la primera vez que lo vi abrirse, y desde entonces, cada día la misma historia. Es como si el tiempo se hubiera detenido en esta parte del día, la misma persona, el mismo tiempo en el jardín y los mismos característicos movimientos en su recorrido.
He envejecido mirando los mismos paisajes desde mi ventana, he pasado horas y horas, casi poseído por el movimiento de ese paraguas azul, por la curiosidad de ver quién lo lleva apoyado en su hombro, y voy a decir más, lo he pintado, sí, me gusta pintar paisajes urbanos y de campo, al fin y al cabo vivo en un pueblo donde suceden pocas cosas, y las que hay que ver quedan reducidas a un puñado de pequeños acontecimientos costumbristas, romerías, fiesta de algún santo, y la fiesta mayor de julio, hay otra en otoño, más pequeña, pero que trae al pueblo a gentes venidas de lugares más remotos que nuestro pueblo.
Un hombre curioso donde los haya, que pasea con levita y sombrero de copa incluso en verano, se acercó a mí hace unos días atrás, mientras ponía a secar las botas que ya había limpiado del barro de la calle.   ¿Es usted don Zacarías?  Si señor ese soy yo.  Verá usted, me han dicho que ha pintado usted un cuadro digno de admirar, aparece en él un paraguas azul pálido detrás de unos setos…   Sí lo pinté yo, pero si viene con la intención de comprarlo, le anticipo que no está en venta, lo pinté solo por la satisfacción de tener un recuerdo de esta vista sin igual que presencio cada día.   No se preocupe, solo vengo para pedirle si tendría la oportunidad de verlo.   Eso sí por supuesto, pase usted, lo tengo arriba delante de la chimenea.  ¡Ho, de veras que es exquisito señor Zacarías, ¿está usted seguro de no querer venderlo?  Si señor lo estoy, y le diré porque, este cuadro, este paisaje tan localizado y breve, forma parte de toda una vida, la mía, no pienso desprenderme de él.
Me parece una muy buena razón, le voy a  dar la mía, es posible que le interese.  Usted dirá…   Le propongo hacer una visita al lugar donde nunca ha podido acceder y por el que usted ha paseado junto a esa preciosa sombrilla de manera simbólica, caminando junto a la persona imaginada, tocando las flores y plantas que ha estado cuidando durante gran parte de su vida.

Zacarías piensa cabizbajo, parece que le estén invitando a visitar el país de todas sus fantasías pasadas, duda si será o no verdad que la propuesta es legítima, auténtica, mira con cierto recelo al señor encopetado y responde como si estuviera negociando…  Solo pongo una condición añadida a la propuesta que me hace.  Dígame cual es, procuraré complacerlo.  Quiero ver en persona a la mujer que durante tantos años no he sido capaz de poner rostro, tras el paraguas azul.   Me parece justo, sin embargo necesito el permiso de la que usted me habla, comprenda que sin su consentimiento tengo las manos atadas.  De acuerdo, vaya usted pues y expóngale mi petición.

Zacarías ha tenido que esperar solo dos días, comienza el mes de junio, el campo, las flores, todos los jardines están reventando en un estallido de colores y matices propios de su origen, los olores y perfumes de determinadas plantas evocan un sinfín de sentimientos diferentes en cada persona, unos recuerdan sus orígenes en los montes, otros el simple colorido de las diferentes especies de geranios de sus patios recién regados. El señor que le visitó hace dos días, vuelve a establecer contacto con Zacarías, le explica que la señora está de acuerdo, pero que no confunda esta excepcional visita con una amistad.  Claro, lo comprendo, no es mi deseo establecer amistad alguna de amistad con ella, solo el deseo sano de conocerla, eso es todo.  Mañana por la tarde a las cinco y media, le esperará a usted para tomar un café o lo que quiera, entonces tendrá que llevar el cuadro.  Me parece justo, allí estaré.   Yo le estaré esperando en la puerta de la esquina que hay al final de la valla metálica, hasta mañana entonces.

El pintor no ha podido pegar ojo esta noche, la ha pasado estirado en un diván de la torre, en su estudio, respirando el olor de las pinturas, telas y marcos que usa para terminar sus obras, con las manos bajo la nuca estirado, pensando cómo será el recibimiento, como debe saludar a aquella que hasta entonces no ha sido más que una difusa figura, que siempre ha visto entre rayos de sol y sombras, debajo del paraguas azul, deslucido por los años. Se ha quedado dormido pensando, recorriéndole unos breves escalofríos por el cuerpo, le ha despertado un gallo, los relojes naturales que hay, en cualquier pueblo que se precie. Después del café de la mañana, se arregla y se viste para la tarde, en su interior quiere que se acelere la hora del encuentro, se lustra los viejos zapatos que quedan casi nuevos, a fuerza de cepillo y una pizca de betún negro que acartonado queda en una lata, el búfalo de la carátula le recuerda las veces que tuvo que utilizar el betún cuando andaba tras una chica del pueblo con la que no llegó a nada, ¿Cómo se iba a casar su hija con un bohemio? Deambula por la casa, sube y baja decenas de veces las escaleras de su casa, toda ella está llena de obras inacabadas, cuadros que no pudo terminar porque en su interior tenía otro objetivo, perfeccionar el cuadro que cada nuevo despertar despertaba en él un color nuevo, un retoque de contraluz en esa esquina, donde los ladrillos de la valla, quedaban al descubierto, porque el enlucido de cemento caía al suelo vencido por el paso del tiempo.

Si hubiera tenido que repetir el cuadro, le habría costado lo suyo, la vista aun con las gafas redondas de montura de metal, le impedían ver esos detalles que años atrás lograba intuir con esos ojos de águila que tenía. Entre una cosa y otra, se ha hecho un bocadillo de jamón, en el pueblo nunca faltan productos derivados del cerdo. Un trago de clarete y luego un café exprés marcan la hora de ir descolgando el cuadro y embalarlo, primero en una fina tela de hilo, de una sábana sin estrenar, que guardaba  para su cama. Luego un envoltorio de papel grueso marrón encerado por dentro, y atado con un nudo, hilo de lino blanco y grueso, completan el empaquetado del cuadro.
Es hora de asistir al evento Zacarías, vamos para allá, se dice a sí mismo. Llega cinco minutos antes de la hora, la puerta por la que el hombre de la levita le dijo que debía entrar está todavía cerrada de modo que espera con el pesado cuadro apoyado sobre sus pies, él a su vez, está apoyado en la limpia pared de piedra que flanquea la entrada de la amplia cancela de una de las entradas a la finca.

Dos minutos más tarde se tropieza con la mirada amable del hombre de la levita, esta vez viste un largo mandil de mil rayas de algodón con peto.  Por favor Zacarías pase usted, la señora le espera, sígame por favor. Un cerrojo a prueba de ladrones se desliza contra la otra mitad de la puerta cerrada, quién intente acceder a la casa por esa puerta lo tiene claro, piensa Zacarías, puntas de lanza afiladas como cuchillos de carnicero recorren todo aquel tramo que incluye como no, la valla, con una indicación de mano le invita a seguirle. Bajan cinco escalones de piedra natural, hasta el cenador, junto a un estanque precioso, allí bucean y salen a la superficie peces de colores, asoman sus hocicos y vuelven a descender, parecen bailar para su dueña, sentada casi de espaldas a él, a Zacarías, con el paraguas que se intuye que cuando era nuevo, era de color azul, el mango, lo adorna una cabeza de cisne que parece tener vida propia.   Señora, aquí está el pintor del que le hablé, mientras llega a su altura Zacarías está cada vez más nervioso, la espera es la que seguramente está acelerando su pulso, y las inmensas ganas de conocer a la protagonista del cuadro, que levemente gira la cabeza. Lleva un recogido de cabello que inspira a las señoras de hace cincuenta años atrás, terminado en una trenza perfecta que también recogida y prendida con alfileres de cabello, deja al desnudo su cuello.

Buenas tardes señora, mi nombre es Zacarías, es un inmenso placer conocerla.  Lo sé señor Zacarías, también es un placer para mí conocerlo, me han dicho que algunas de sus obras son excepcionales. Zacarías la mira azorado, tiene un rostro exquisito, a pesar de los años pasados, es tal como la imaginaba en su cuadro, sin verla, siempre traslúcida, solo parte de su figura alguna que otra vez ha podido ver, con sus largos vestidos, lazos perfectos, atados por detrás de sus delicados delantales de colores pálidos.  Tenga la bondad de sentarse, cuénteme, ¿cómo se le ocurrió la idea de pintar un cuadro que tuviera que ver con esta finca?   Verá usted, es difícil de explicar el principio que lleva a un pintor a comenzar determinada obra, unos lo llaman inspiración, otros no saben muy bien que decir, ese es mi caso, mirando por la torre de ahí enfrente, la vi a usted, hace años de eso, observé su finca, los alrededores, parte de sus flores plantas y árboles, dejé de lado un retrato que me habían encargado y me puse a esbozar lo que observaba a diario su finca, la veía salir, pasear entre el jardín, podar algunas ramitas y regando las plantas, siempre con su paraguas azul, lo cierto es que jamás la pude ver bien, de manera que me concentré en su paraguas, centrándome en él, logré inspirarme en su dueña, de hecho, la inventé.  ¿Qué le apetece, café o té?   Café por favor.

Es posible que no crea usted lo que le voy a decir.   Claro que lo creeré, usted dirá.  He sido profesora durante muchos años, mi familia necesitó de mi atención, lo dejé todo por estar junto a ellos. A pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarles la vida, ambos murieron. Desde su muerte, poco tuve que hacer en esta casa salvo cuidarme de las flores, fue mi desahogo, mi terapia, ¿comprende…?   Comprendo, buscó refugio en el jardín.   Eso es, créame si le digo que lo que me rodea, me salvó de caer en una grave depresión.  Si me permite, debo decirle que se la ve una mujer fuerte de espíritu, lo he comprobado cada vez que ha salido a atender su jardín, pocas personas dedican el tiempo y el esmero necesario, que usted ha dedicado a este precioso rincón, decididamente, todo este tiempo, ha dado sus frutos, no solo en esas criaturas con su particular vida, sino también en la suya propia.   Fue desde la muerte de mis padres, cuando comencé a tener tiempo para dedicarlo a usted y su obra.

Zacarías se sorprende, resulta que ella lo ha estado observando, por lo menos eso es lo que deduce a tenor de lo dicho.  ¿Ha visto usted cómo pintaba el cuadro…?  Más o menos, claro, he necesitado la ayuda de unos prismáticos en ocasiones… sonríe, mientras Zacarías piensa en el ridículo espantoso que debe de haber hecho si estaba siendo observado.   Esto ha sido un golpe bajo señora, dice muy serio, ha violado usted la intimidad de una persona, eso no se hace.  No sea así hombre de dios, no crea que ha venido aquí solo para verme, cosa que me parece de recibo dado que es usted el artista, quiero pagarle por su obra, no la he visto todavía, ¿sería usted tan amable de enseñármela?  No, me comprometí a traer el cuadro a cambio de verla a usted, de conocerla, ya he satisfecho mi curiosidad, discúlpeme tengo muchas cosas que hacer, gracias por su hospitalidad.

Eso es algo que Elena no esperaba, Zacarías se ha levantado de la mesa, dejando su servilleta encima del mármol, ha tirado de las solapas de su chaqueta hacia adelante y con paso firme se dirige a la salida, el lugar por donde ha entrado hacía poco más de una hora, el hombre de la levita lo está esperando en la puerta.   Hace usted mal Zacarías, la señora Elena le puede abrir puertas que son impensables para usted, ande vuelva y discúlpese, no es mujer rencorosa en absoluto, verá como todo puede arreglarse.   Según usted, ¿de qué me tendría que disculpar?, no veo en que la he podido ofender.   Mírela, está sentada en su lugar sin moverse siquiera, eso es señal de que espera que usted vuelva, no le cuesta nada, ¿Qué tiene que perder…?

El pintor no le ha dado tregua, lo mira con ojos de indiferencia y sin hablar ni una sola palabra sale por la puerta camino de su casa. Después de escanciarse un vaso de vino, pensando durante un buen rato en la parte inferior de la casa, sube al torreón y se dispone a poner unas improvisadas cortinas, que no son más que redes de pescador que tiene guardadas todavía con sus corchos redondos alrededor, colgadas de alcayatas, que clava previamente en el envigado del techo cubriendo así la ventana que da a la propiedad de doña Elena. Ahora la ventana, está cerrada de cuanto pasa en su interior, nadie puede ver nada salvo luces opacas y una sombra que se mueve en su interior sin saber quién es y qué hace. El torreón dispone de tres ventanas, la que ha cerrado a las miradas indiscretas, está ahora anulada a los ojos de curiosos. Saca las contraventanas de madera de otra ventana lateral que le da una nueva perspectiva, una visión diferente, otra referencia del inmenso paisaje que tiene a su alrededor, limpia los cristales, cambia cuadros inacabados de lugar, los almacena bajo la ventana de la red de pesca, con cuidado selecciona los trabajos más importantes que tiene pendientes, por fecha de entrega.

Dispone el caballete de pintor y sobre él coloca una tela, que magníficamente trabajada, representa a una mujer medio desnuda, que sale de un estanque con los brazos levantados, recogiéndose los cabellos sobre la cabeza, caminando con los muslos a medio emerger del agua, tiene que comenzar a hacer retoques en la figura de la mujer, dar los últimos toques  maestros de luces y contraluces que se dejan ver entre la vegetación que la rodea. Se sienta y observa con lentitud todo el conjunto del cuadro, definitivamente no necesita ningún retoque de verdes o amarillos pálidos, de marrones sabiamente combinados, para resaltar las cortezas de los árboles. Todo está perfecto mirado desde cualquier ángulo.  Esto es realismo puro, se dice para sí mismo Zacarías, ahora solo falta ella, ha de quedar perfecta en este escenario, el agua alimentando el estanque, fluyendo sobre las rocas, formando estos círculos cuando llegan al encuentro de esa balsa traslúcida, donde los pececillos se dejan ver de lo claras y puras que son estas aguas.

Deja el resto del trabajo hasta mañana y se acerca a la playa andando, hay un buen trecho hasta llegar a ella, pero es un paseo delicioso, antes de llegar a la arena, humedales a lado y lado del camino, pasean sobre sus aguas, avecillas y aves zancudas que buscan pececillos despistados de los que se alimentan, otras especies de patos pequeños, deambulan por sus aguas, se sumergen buscando pequeños renacuajos y peces, larvas de otros animales, que pusieron sobre hojas sus huevos, cuyas raíces nacen del agua. Llega al mar y allí, sobre una duna de arena, se sienta Zacarías abriendo su cuaderno de dibujo, no va a hacer esbozo alguno de lo que a su alrededor se ve, ha ido allí para perfeccionar los detalles de la mujer del estanque, con el lápiz de carbón y el dedo meñique va sombreando las partes que deberán aparecer más o menos definidas en el cuadro. Se hace de noche, con calma se levanta de la obligada postura que se ha impuesto para dibujar y se sacude la culera del pantalón, vuelve a su casa.

Destapa la cazuela de sardinas en escabeche y se sirve en un plato seis sardinas con tres ajos y una botella de vino para celebrar que hoy ha tenido éxito en sus logros. Deja de pensar en todos los acontecimientos del día, va, ya están pasados, Zacarías no es persona de acumular satisfacciones ni rencores, a lo largo de su vida tiene comprobado, que eso no lleva a nada. Cómo siempre aprendió desde que era chico, lo pasado, pasado está, esa es su filosofía, está convencido que de no ser así, habría dejado hace mucho el tema de la pintura, se habría dedicado a trabajar en una conservera, o sería marinero, quien sabe. Vive modestamente de sus cuadros, pero vive al fin y al cabo, y cuando ha pasado por algún apuro económico lo ha superado con o sin ayuda, el dinero es poco importante para vivir, la dignidad no, la dignidad es necesaria, imprescindible para poder ir por donde quiera que sea, con la cabeza bien alta.

El cuadro de la mujer del estanque ha quedado que ni bordado, la joven mujer como si naciera de las aguas se deja contemplar con un esplendor fuera de lo común, las sombras de sus pechos contra la luz del sol, el comienzo del asomo del cabello de su pubis, el agua que se aparta al avance de sus pasos… el chapoteo de sus delicados pies saliendo del agua se escuchan mirando el cuadro, de pronto se le ocurre pintar allá a lo lejos, a un pastor con un zurrón colgando en bandolera y su cayado en la mano, lo pinta lejos de la mujer, no quiere que este la vea de cerca, solo que  pueda ver su figura, de modo que allí en lo alto de unas rocas, está el pastor con una pierna apoyada en un saliente, no se sabe bien si la observa a ella o a alguna de sus ovejas descarriadas, Zacarías quiere pensar lo segundo, se sonríe y lo apunta con el mango del pincel…   Bribón ¿la has visto verdad, o todavía buscas a la oveja que has perdido? El pastor no contesta, parado sobre aquel saliente está atento a sus movimientos, de la joven o la oveja perdida, Zacarías quiere, que quién quiera que observe el cuadro, saque sus propias conclusiones sobre los dos personajes.

Puede que la muchacha haya ido a bañarse al estanque con la intención de ser vista por el pastor, o puede que el pastor la siga con el fin de verla bañarse desnuda e imaginarse cómo era Eva, la primera madre de la humanidad. Otros verán en el cuadro la hermosura de las aguas que caen desde la montaña, danzando entre las rocas hasta llegar al estanque. Cada espectador tiene sus propias preferencias, es por eso que sin excederse Zacarías ha puesto solo dos personajes humanos, lo demás, el entorno, es la naturaleza.



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lunes, 24 de noviembre de 2014

DE NUEVO TÚ


                                               DE NUEVO TÚ



Un impulso me ha llevado al pasar por la calle de la tienda de música donde trabajabas. Reina el silencio, es extraño, entre tantos instrumentos que allí se exponen, que el silencio sea el acompañante de guitarras eléctricas, bajos, baterías bongos, armónicas y amplificadores de toda clase.
Me sentí culpable de que marcharas de esa tienda, creo que fui yo la causa, mi insistencia, mi obsesión por ti, por verte, por saber si estabas o no en tu sitio, el día que dejaste de acudir al trabajo.

Se ha marchado y no me ha dejado las señas de adonde iría, me contestó el dueño. Me quedé como si alguien me hubiera echado un cubo de agua fría encima, por un instante dejó de latir mi corazón. Salí sin decir nada a la calle, al llegar a mi casa me di cuenta que había dejado en la tienda la compra de esta mañana, no reaccioné, no me importaba. Después del largo silencio que me impuse, sentado en la cocina mirando por la ventana los tejados de los edificios que se divisaban con un vaso de agua entre las manos, cogí las llaves de la casa y volví a salir a la calle.

En determinado momento, entre la confusión de mi mente, después de caminar no sé cuántas horas por la ciudad, entro en un café, mi cuerpo me pide algo de combustible para continuar una búsqueda, no sé bien cual, pero busco. Pido un bocadillo caliente  y una coca cola de lata, no me doy cuenta que tengo hambre, lo he devorado en un instante, la bebida la tengo casi entera, aprovecho para observar a la gente que a toda prisa pasa por delante de la cristalera del bar.
Ves Roberto, la gente tiene cosas que hacer, va arriba y abajo con sus cosas que hacer, con planes concretos que ocupan su tiempo, los niños al colegio, los maridos al trabajo, dos estudiantes que no se sabe bien si salen o entran al  instituto, van dándose besos.

Dejo de lado tantas complicaciones, no quisiera estar en su piel, no me gustan los problemas y el estar comprometido te obliga, en cambio con Berta no teníamos nada, nos veíamos, la invitaba a unas copas y luego cada cual a su casa, ¡que feliz era entonces!, que haya desaparecido, que se haya esfumado como por ensalmo ha sido un palo, me hubiera podido decir que estaba harto de mí, que la rayaba, no sé, cualquier cosa que pudiera haber justificado esta determinación que ha tomado.
También puede ser que haya habido una fuerza mayor desconocida para mí que la haya llevado a marcharse de aquí, no, no cabe excusa posible, éramos buenos amigos, su obligación era decírmelo, quizás la hubiera podido ayudar en algo… yo que sé… en algo que necesitara, dinero por ejemplo, para eso están los amigos.

Mi vida, ahora, por culpa de esa especie de escapada de Berta, es una mierda, soy una persona sin espíritu, creo que, pensándolo bien, depender de una sola persona para ser feliz es un modo triste de vivir, además de verme retratado como un acechador, alguien que espera a toda costa, que pase la víctima ante tu punto de mira para derribarla. Si sigo así, me veo dentro de cuatro días contándole mis problemas a algún siquiatra, no me gustan los médicos y menos para esas cuestiones  mentales, ya solo la idea de andar visitando a un loquero me hace tener náuseas, ¿Qué sabrán ellos de las inquietudes de la gente, ni los motivos que nos llevan a ser cómo somos? Por otra parte, alguien me tendrá que explicar que es lo que me pasa.

Hoy he vuelto a salir a la calle con esa inquietud que me tiene encasillado en un sin vivir constante, he saludado a un par de amigos que tienen pensado abrir un negocio, no recuerdo de que se trata, me lo han dicho pero no les he prestado atención, me arrepiento luego de haberme comportado así. Tengo la cabeza en otras cosas, en otros mundos, en mis propias inercias que me transportan a Berta, me desquician y alborotan esos sentimientos que ni siquiera sé cómo son.
Se me ocurre pasar por la tienda de música, tengo un pretexto, me olvidé la compra del otro día, voy a preguntarle al dueño que se ha hecho de ella.   Pues la verdad es que salvo el pollo que tuve que tirar porque olía mal, el resto lo tengo en la nevera de la trastienda. Muchas gracias, se lo agradezco, no sabía dónde había metido la compra.

Como si se tratara de un espejismo, por la puerta entra Berta comiéndose una pasta de la pastelería de al lado. ¡Hombre mira por donde…! ¿Que haces por aquí Roberto?, dame un beso. Le pongo la mejilla y le correspondo, el latigazo que recorre mi cuerpo me deja sin habla, usa el mismo perfume de siempre, Eau Sauvage de Dior, siempre ha tenido buen gusto para las colonias y los perfumes, esa colonia en especial me vuelve loco sobre su piel seca.  Te veo muy bien Berta, y dicho sea de paso, te he echado mucho de menos, aunque nuestra amistad haya sido pasajera, lo cierto es que te he extrañado mucho, y hasta me disgusté cuando me enteré por tu jefe que te marchaste sin aviso alguno.

Tuve mis motivos para hacerlo así no creas, no te voy a contar de que se trató no viene al caso, pero no fue sin razón que lo hice.  Por lo menos me podrías decir a que se debió esa desaparición ¿no crees?  Bueno… pues mira, hace algún tiempo me presenté en un conservatorio para ejercer de maestra de piano, no me contestaban y me dio por ir a saber que habían hecho con mi solicitud. Resulta que algún espabilado la dejó en un cajón con otras muchas peticiones, cuando llegué y di mi nombre la buscaron, y fíjate, ahora a partir del verano próximo, comenzaré a dar clases allí, de paso busqué un bajo bien ambientado para dar clases particulares, ya lo tengo todo atado, por eso he vuelto, hasta que comience a trabajar allí tengo que sobrevivir de algún modo.  ¡Eso es fantástico… me alegro mucho por ti Berta!, ¿Qué te parece si lo celebramos con una buena cena en algún restaurante?

Quedamos al cabo de dos días en el restaurante Miramar, allí mientras tomábamos el aperitivo, me enseñó la fotografía de su novio un violoncelista que había conocido en el conservatorio. No paramos de reír y brindar por su nueva vida, bueno sería mejor decir, que brindamos por la nueva vida de ambos, Berta me había curado con su vuelta, ahora ya sabía a qué atenerme en el futuro.


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viernes, 21 de noviembre de 2014

BUCEO



                                                       BUCEO



Confieso que el mar me gustaba mucho cuando era joven, nadar entre las aguas del mar me daba vida, te pone en contacto con una gran parte del componente de la tierra, el líquido elemento del agua salada, proveniente del conjunto de mares y océanos del mundo es maravilloso.
Pero sin saber por qué, perdí el interés por nadar jugar con la arena más o menos fino de diferentes partes de la costa donde he nacido, a orillas del Mediterráneo, sí, fue una cosa que me vino de pronto, de una forma súbita, descarada, como si el mar no fuera para mí, allí no pintaba nada me dije para mí mismo, y mira que lo he disfrutado con amistades, y pasado no pocos momentos hermosos con amigas, retozando sobre la arena o entre las rocas, que sirvieron para nuestros descubrimientos particulares, de esa otra vida que hay aparte de la simplemente urbana.

El exceso de sol y el desconocimiento de los otros medios que la tierra nos da para descubrir, hicieron que me interesara por el buceo, buceo que no fue nada fácil, entre otras cosas porque no se trataba de bucear en las aguas del mar sino en tierra firme. ¿Qué cómo es eso…?, fácil, solo has de tener una buena imaginación y saber buscar allá donde una vez el mar llegó. Y fue por casualidad que pasó no a cosa hecha, andábamos una vez por un camino de campo lejos de casa, a bastantes kilómetros de la ciudad, una salida al campo, y allí en mitad de la nada, encontramos un sendero previamente allanado para el paso de caballerizas y rebaños.

Subimos por una pendiente que nos llevaría a nuestra primera parada para el almuerzo, cuando una de las amigas que con nosotros iba, paro y llamó nuestra atención, a unas conchas que salían de la pared del camino, nos acercamos los cuatro, observamos aquella concha que por cierto no era pequeña, medía casi un palmo de ancho, estaba entre capas de arenisca y piedras rodadas de diferentes colores. Con cuidado usando la punta de una fuerte navaja la sacamos de su lugar, estaba cerrada, es decir completa, quién quiera que fuese el animal que la habitara en su día, estaba allí dentro esperando ser descubierta.

Así comenzó nuestra aventura y la pasión de bucear por los diferentes estratos de la tierra, cada fin de semana y cuando se nos terciaba hacer algún trabajo en la escuela respecto a los movimientos de la tierra allí estábamos los cuatro, buscando en mapas y libros de ciencia que era lo que habíamos encontrado, identificándolo, etiquetándolo y guardado en estantes previamente ordenados por fechas de antigüedad, más o menos, porque en esto de contar hacia atrás a veces los hombres nos desmadramos.
Oye mira, que he encontrado una estrella del mar del período cretáceo, y luego nada, a lo mejor un turista que se había dado cuenta que su hijo llevaba aquel bicho en el coche medio disecado, lo había tirado por la ventana, y estaba en el fondo de un barranco.

Salvo estas excepciones un poco exageradas y fuera de contexto, lo que descubrimos fue, que había un mundo, una parte de él por lo menos, que había permanecido inundado por el mar durante determinado tiempo, y claro millones de criaturas se quedaron a la intemperie muriendo de forma más o menos inmediata. No es que fuera un gran descubrimiento, pero el suficiente para servirnos de pretexto en casa, cargar nuestras mochilas con unas cuantas cosas, y salir con pequeños martillos que compramos en una tienda, con ese fin, descubrir animalillos, vida desconocida, bucear en tierra seca como si del mar se tratara. Nuestras acompañantes lo celebraban con nosotros de forma especial, cuando ellas descubrían algo, nosotros nos las comíamos a besos, abrazos y otras manifestaciones de alegría. Cuando era alguno de nosotros, lo mismo pero al revés, así estuvimos buceando en los anales del tiempo durante más de dos años.

Luego llegó lo inevitable, otros y otras se interesados en estos descubrimientos, y comenzamos de cero ellas con otros socios, nosotros con otras socias. Al final los estantes, quedaron pequeños por lo descubierto, hasta lagartos contemporáneos se añadieron a la colección de animales prehistóricos, claro como estaban sequitos y acartonados ya no nos preocupamos de investigar demasiado a que período pertenecían.
Pero bucear… ¡vaya si buceamos!



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PUENTE DE PIEDRA, BARANDA DE ACERO


                               PUENTE DE PIEDRA, BARANDA DE ACERO




Hace poco que lo he visto, con su porte orgulloso, delante de todos el que pasa se planta para servir de calzada.
A su clan da nombre, y lo llevan orgullosos por ser ella la arquitecta de esa gran obra suya, un puente recio que con una buena baranda, los protege contra los elementos. Parece que al principio de su tiempo, pensó en hacer buenas plataformas para cruzar el río, que a veces viene muy crecido, luego cambió de opinión al ver la carga que tras ella traía.

Mejor es buscar el modo de hacer un puente, un puente fuerte y seguro, la vida te da sorpresas, cuando quieran cruzar al otro lado, necesitarán un lugar seguro por el que poder pasar sin miedos, sabiendo que ese puente, estará ahí para ellos y para todo aquel que quiera cruzarlo con buena intención, con buen criterio.
Se puso a ello, los materiales siempre los da la tierra, pero hay que saber colocarlos en el lugar pertinente, y aprendió a hacerlo, segura de sí misma, segura de su propósito, de la ayuda que daría a los suyos, comenzó por los cimientos.

¡Que logro sorprendente le supuso, ver que la cabeza de puente, quedaba establecida!, no fue sorpresa, estaba segura de  lograrlo, el dilema era, si los demás apreciarían este esfuerzo, aunque solo un principio, faltaba toda la calzada echar piedras al lecho del rio para vencer su fuerza, para que cediera en su intento de hacer fracasar sus planes.
Dejándose media vida en ello, echando mano de una fuerza inaudita, logró poner los dos pilares que facilitaran la calzada elevada del rio. Esfuerzo, pelea, tesón, todas las manifestaciones del orgullo de una madre usó, para que al final se pudiera circular por el puente recién llegado a las dos orillas.

Tensó entonces sendas barras de acero para que el puente cobrara vida, no sabía cuántos podían usar esa magnífica obra, no quería que nadie cayera al río por un descuido.
Ha ido pasando el tiempo, los años no han hecho meya en el puente, una obra tal no es pasajera, puede ser eterna, como los valores que los demás vieron empleados en aquel viejo puente. Ahora ya monumento, las gentes que por él pasan se sorprenden al oír la historia de una madre que escapando de los sinsabores de la vida, creó un puente fabuloso, para ayudar a escapar a sus hijos, a su familia y a cualquier otra persona que quisiera cruzarlo, sin saber negarles su ayuda.

No sé si ha valido la pena me confesaba un día, creo que no lo aprovechan como debieran aquellos para los que hice el puente. Cuando me hizo saber esa inquietud, le contesté, que un puente siempre tiene sentido, es una herramienta eficaz para situaciones desesperadas, cuando llegan inundaciones, la gente siempre en un momento u otro de la vida, nos vemos sobrepasados por los esfuerzos que hacemos, y si el puente ya está tendido, siempre sirve de punto de referencia para escapar de algún desastre.

Quizás opine eso, comprensiblemente, por el desgaste que le ha ocasionado llevar a cabo semejante obra, sin embargo opino que para cualquiera que busque una solución desesperada sea cual sea el motivo, el hallar un puente por el que cruzar un caudaloso río, es lo más hermoso que pudiera imaginar jamás. Y ella ha sido siempre así de hermosa, precipitada como las aguas de ese río, nerviosa y ágil como las barras metálicas que se tensan cuando alguien se sujeta a la baranda para no caer al abismo.
Se dejan notar  en su cuerpo delicado, las marcas del esfuerzo realizado, pero no se queja, sabe que es cierto que ha sido, y todavía es, útil para dirigir a los suyos hacia ese espacio alto y seguro que hace el camino más fácil, que continúe como si no hubiera interrupciones. Camino sobre esta gran obra, la contemplo y la alabo, no hay para menos después del servicio que da, y el cariño que la impulsó a llevar a cabo ese intento, convertido en realidad.

No puedo menos que sentir un gran afecto, reconocer que es amor puro el que la hizo triunfar en ese intento y posterior realización de construir el maravilloso puente, ella es así, se quita mérito, dice que no, que no es así, que cualquiera hubiera hecho lo mismo. Me reservo la respuesta, después de haber vivido determinadas situaciones, que responderían a esa cariñosa expresión suya. ¡Heres única!, le digo mientras ella baja la cabeza, y se siente azorada por el reconocimiento excesivo que se le da, a lo que ha hecho y sigue haciendo, alargando la mano a todo aquel que quiere pasar por su puente.



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CUANTA INTELIGENCIA PERDIDA


                                         CUANTA INTELIGENCIA PERDÍDA



Partiendo de la base de que los seres humanos, somos seres inteligentes, a diferencia de otros muchos animales de la naturaleza, es un motivo de orgullo saber que podemos distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, la verdad de la mentira, la inculpación y la exculpación, lo necio de lo probado.
Tos sin excepción alguna somos seres civilizados, incluso algunas culturas que se dejan ver como tribus sin ninguna atadura moral o sujeta a principios de éticas conocidas en el mundo moderno.

Pues a pesar de todo esto, parece que hay todavía grandes lagunas que no somos capaces de cruzar a pesar de tener las herramientas para hacerlo. Parece como si nos diera miedo, enfrentarnos a determinadas realidades, que pueden entorpecer planes futuros. En ese sentido, nos transformamos en antropoides de pies planos, que nos desequilibramos sin saber que hacer más que decir…, no, este a la calle. No tenemos razones de peso, no tenemos diálogo con el despreciado, no atendemos más que a lo que nos interesa en ese instante.

En el mundo animal irracional se dan muchos casos de canibalismo, si hay hambre ¿por qué no comerse a  alguien, en lugar de que se nos coman a nosotros primero? Van y lo hacen, se lo comen y sin cocinarlo siquiera, a bocado limpio le arrancan las carnes, que es algo así como decir… mira oye, no quiero hablar de nada con este desgraciado. Claro que antes, debemos asegurarnos que no todos los vínculos se rompen, algún hilo pendiente tiene que quedar sujeto a aquel para que no se dé cuenta que cortamos, pero no cortamos del todo, ¡y nos llamamos seres pensantes…!, cuanta inteligencia perdida por sencillamente no usarla entera, sin valorar las consecuencias.

Normalmente son personas a las que no afecta directamente el tema, personas que quieren despreciar y desprecian pero quieren retener asuntos que son de máxima importancia para ellos, entre otras cosas, y en definitiva los intereses materiales que hasta determinado momento nos han unido. Pero el desprecio, se paga, y se paga caro, primero y de forma evidente retirándole le favor a quién te echa de casa, y luego si es posible, comértelo con patatas.

¡Cuánta inteligencia perdida por hacer caso a nada, a consejos infantiles de mentes infantiles! Quién pensaba que era la víctima ahora es el verdugo y a estos se les mira mal casi siempre, porque los verdugos tienen cara de miedo y son fáciles de identificar.
Desalientos y pérdidas, preocupación hasta que llegue el fin de mes, a ver si llega el maná del cielo, voy a mirar la cartilla, no vaya a ser que me lleve un disgusto de cuidado.
Y todo esto ¿por qué?, por no atreverse a decidir que factores son los que en definitiva cuentan a lo largo de la vida.


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