viernes, 21 de noviembre de 2014

UN PUNTO AZUL


                                                UN PUNTO AZUL



Inesperadamente, me he visto rodeado de toda clase de plantas, que me atrapan y quieren destrozar mis ansias de seguir siendo quién soy, un hombre libre aunque con pocas fuerzas.
Me niego a pensar que debo morir en este pantanal absurdamente, entre olores extraños que emanan de estas aguas putrefactas, de inciertos futuros y angustiosos presentes.

De manera que trato con esfuerzo de pasar por donde puedo, caminando hundido hasta las rodillas de ramas secas que en derredor mío quieren atraparme, ramas espinosas que quieren decirme que no vaya tan aprisa, que todavía quedan cosas pendientes que hacer, que tengo responsabilidades. No es cierto, es un encantamiento, lo cierto es, que si no fuera porque estoy viviendo este absurdo sueño, el camino sería fácil, auténtico, seguro, con una meta donde llegar.

No tengo nada que hacer salvo salir de este encierro, buscar un apoyo, encontrar una referencia, ver el cielo. Es tal la oscuridad que me asola, que se me hace difícil distinguir las estrellas, no existen se han ido a otro universo, pienso.
He tenido que pasar la noche colgado de un árbol, cual si fuera un simio, uno de estos extraños parientes nuestros, entre ruidos indeseables, paso mucho miedo, espero que llegue el día para poder andar de nuevo, ponerme a buscar de nuevo el camino que he perdido.

Ya veo, he estado dando vueltas, no he conseguido pasar más allá del pantanal por no arriesgarme a salir de él, es algo extraño, ¿quizás he tenido miedo de pisar otros terrenos que fueran más seguros…? Bueno, ahora que sé el fallo cometido, debo parar y orientarme, es posible que la pregunta la tenga equivocada en la mente.
¿Quién debe sacarme de este agujero infecto en el que me encuentro? Yo, nadie más que yo puede hacerlo, ya voy camino de conseguirlo, ahora no fallaré sé por dónde debo orientarme.
Durante todo este tiempo me he dejado guiar por imágenes engañosas, un loro gritando en un árbol y vuelta la vista en pos de su sonido te despista, una colonia de hormigas, que hacen que dé un paso atrás te confunde, todo está pensado en la selva para apartarte del camino, y hay mil cosas diferentes que te pueden desviar.

Ni siquiera el sigilo de una gran anaconda debe despistarme de mi plan, cuando aparezca procuraré apartarla de mi camino, no me desviaré no señor, continuaré por mi ruta preestablecida. Noto el calor del sol en el cogote, en mi espalda, tengo cerca el punto de claridad, el claro que ando buscando, al fin lo encuentro, ¡que hermoso es!, no me arrepiento de todo el suplicio pasado, ha valido la pena esperar y pasar las penurias necesarias para conseguir llegar aquí, a estas imponentes cataratas de aguas puras, río de alegría, no es que antes fuera un desgraciado, solo que ahora, en medio de este delicioso clima todo lo olvido.

Nada me llega a la memoria de los momentos infelices o situaciones de desesperanza, pocos recuerdos de causas perdidas por las que luché, todo eso lo he quemado con las naves en las que llegué hasta aquí, me siento un conquistador, un receptor de un merecido premio, el que me apartó del antiguo sistema de vida, de las noches sin sueño reparador, de las malas digestiones por comer lo que no debía, de las terribles borracheras que me hacían aullar por las mañanas, como un lobo perdido, en mitad de las resacas frías y vacías.
Quiero y puedo gritar de  alegría, hasta que las fuerzas me sostengan, quieran los dioses que tarde en visitarme la espada vengativa del final de los días. Si quieres venir conmigo ven, te daré un bastón y un techo de paja bajo el cual guarecerte, cuando lleguen las terribles y cálidas lluvias, haremos de este lugar, nuestro paraíso particular, nuestro puente a otra vida, nuestro camino a ese punto azul que despunta cada mañana en el horizonte.


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