domingo, 16 de noviembre de 2014

YA NO MUERO DE AMOR



                                         YA NO MUERO DE AMOR




Antes sí, antes era un necio, interesado en el sexo, en las mujeres hermosas y hasta creía que las amaba, pero… casi nunca encuentras todas las respuestas, en la mujer a la que le das esa confianza. Entras con el deseo carnal entremezclado con alientos de una mejor vida, disfrutas de los cariños, de los secretos que el sexo te ofrece, para terminar siendo un común denominador que está en boca de casi todas ellas…   “Los hombres son todos unos cabrones”.
Aceptando que eso fuera así, hay sin embargo paradojas en la convivencia del matrimonio que echan al traste los deseos del amor, ante y sobre todo, los hijos, y más cuando no son tuyos, que los heredas, como podrías heredar una finca llena de ovejas y cabras. Con la diferencia que no son tuyas, solo les puedes gritar desde lo lejos para que no se descarríen, y cuando la dueña del rebaño te oye, te pueden pasar dos cosas, que te den un palo o que te dejen de lado y te pisoteen como una mierda de vaca.
También hay que estar dispuesto a esto, la amas, la deseas y la quieres, es un conjunto de pequeños valores que por ser muchos y pequeños se hacen un solo y único grande. Pasas a ser el mejor entonces, salvo cuando del rebaño sale una cabra fea y mala y te empitona cada vez que puede. El amor entonces comienza a quebrarse, como las ramas en invierno, que no pueden resistir el peso de la nieve.

Hubiera muerto por ella, pero hace mucho de eso, ya pasó esa época de encantos y de arrumacos, de acercamientos sinceros, que hacen que el calor de su cuerpo, te haga vibrar como una cuerda de instrumento cuando lo toca una mano experta. Ahora ya no muero por ella, me ha mentido, me ha faltado el respeto, ya me pasó en otro viaje estelar que parecía ser el bueno el definitivo, pero que va, nos dimos unos cuantos paseos por los cielos estrellados y luego cuando volvimos a vernos ya no éramos seres etéreos, de carne y hueso descubrimos que somos, y se terminó la paz, la quietud, el deseo, que siempre debe estar alimentado por un profundo amor que defienda el pabellón del amor.

Lo jodido de todo esto, es que solo quedan flecos comerciales con tú pareja, ¿Qué me darás, que te doy, cuándo y cómo? Si el amor se termina no quedan obligaciones, ¡digo yo vamos!, solo queda desde mi punto de vista un vago recuerdo de cosas hechas y sin hacer, de alegrías y desprecios, de pasar necesidades que el más débil debe pagar, solo eso. Miro a mi alrededor y solo veo intereses de dinero, ¡Es que tú me prometiste…! ¿Y lo que me prometiste tú, donde queda esto? No hagas caso mamá… nosotros te ayudaremos. Bien decís os dio la vida y todo lo que ella contiene, recordad por un momento la época en que nos amamos sin terciar nadie por medio.
A no, eso no, mi rebaño es mío, los conozco bien y jamás se metieron en nada, jamás dijeron nada de ti o de mí, te lo prometo.

Y resultó todo una gran mentira, dejaron de querer a alguien porque humillaba a la madre de los leones vestidos de corderos, dejaron que el cariño desmedido a su madre, los cegara para no dejarles ver sus defectos, junto con sus cualidades claro está, porque cualidades todos tenemos. Ya no puedo pasado todo esto morir de amor por nadie, vuelvo a los orígenes del homo sapiens, ¡joder como vivían esos!, al mal tiempo buena cara, a cazar por las montañas, y si por el camino ven a alguna  corderita suelta, se la meriendan en un instante, cruda como debe ser, de eso saben también, algunos de los de tu camada.

Nuestro instante de la vida ya ha pasado, nuestra oportunidad la hemos destrozado, como quién derriba su plaza fuerte, y los que se sostienen lo hacen porque hay niños de por medio, nietos que no quieres perder, criaturas que de nada tienen la culpa. Hablar se ha hablado mucho, contrastado pareceres también, lo peor de todo es que los hijos han sido para algunas madres, órganos de consulta, oráculos de confesión, consejeros mal informados a quienes les llegan las noticias deformadas. Y así, no se llega nunca a saber, en qué aciertas o en que fallas. La integridad es la madre de la honradez, y mis amores, al margen de los fallos que yo he cometido, los han cometido a su vez sin haberme dicho nada.

Ahora estamos solos y lejos, comprometidos a medias, con toda una serie de flecos que cuelgan de la colcha que cubre una cama vacía, ¿Qué puedo hacer para joderlo…? ¿Qué puedo hacer yo para que se dé por aludida? ¿Utilizo los poderes que en su día me dio por voluntad propia? No, no lo hagas ya no los tienes, han sido revocados por un notario local del lugar donde vivo, no juegues esa carta, está fuera de la baraja. Solo queda una salida, seguir siendo la que eras hasta ahora, seguir teniendo comunicación conmigo, solo eso es suficiente para que el recuerdo de tu voz perdure en mí. Besa de mi parte a mi nieto y a mi perro.




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