domingo, 9 de noviembre de 2014

DELICIOSA



                                                      DELICIOSA



Me complace mucho escribir estas palabras para ella, debo hacerlo, porque es sin duda una de las personas a las que más aprecio hoy. ¡Podría decir tantas cosas de esta hermosa mujer…!

Hablar de sus cualidades no es lo más significativo para mí en estos momentos, sin embargo, algo hay que me mantiene unido a ella. Puede ser que tengamos el mismo punto de vista acerca de la vida, de las preocupaciones, del espíritu con el que se debe andar por ella.

Es una delicia, que a uno lo sorprendan casi a diario con recordatorios, con novedades que me dejan pasmado a menudo, con manifestaciones de simpatías y hasta cierto punto de ironías que compartimos. No nos tomamos la vida demasiado en serio, no vale la pena, jamás sale uno vivo de ella.

Cuando me pregunta respondo, sé que lo hace sinceramente, sin obligación alguna por su parte, y eso… no tiene precio. Una sencilla pregunta por la mañana… ¿Com et trovas?  Sirve para mí gusto, la conversación de todo un día. Y sin obligación alguna, nos separan cientos de kilómetros, esta sencilla frase es todo el ánimo que necesito para estar contento diariamente.

Es un día reluciente aunque llueva a mares, el calor de un buen fuego cuando estoy bajo cero, un delicioso postre del que no quieres perder el sabor en la boca. Puede que alguien piense que exagero, pero hablo mediante estas palabras con el corazón en la mano, como decía un pensador…  “Las palabras que salen del corazón, al corazón llegan” 

No persigo conseguir más que eso, reafirmar su amistad con ella, seguir amándola de este modo que la amo ahora, el amor tiene muchas formas y esta nuestra, creo, que es la apropiada, en la distancia, pero al fin y al cabo amor sincero.

Deliciosa amiga, agradezco el frescor del agua que cae de tu nube cuando hace calor, el fuego de tu cariño cuando el frío me agobia. No quiero más que darte las gracias, por estas cualidades, tuyas. Esa espiritualidad que me llega de las sencillas palabras que me diriges, me subyugan y a veces me hacen sentir, cuando pierdo la razón, que todos en este mundo, nos pertenecemos.

No veo motivo alguno, para pasar por alto esta relación tan cercana y lejana a la vez, cabalgar con la imaginación hasta tu lado, con la mente, y con la pena de no haber podido escuchar más palabras de tus labios, que las que en su día intercambiamos, cuando nos cruzábamos, entrando y saliendo de aquella cárcel, donde ambos estuvimos cumpliendo sentencia.


                                                                              “Un petó molt gran Olga, graçies”



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