EXPLORACIÓN
Si señor, ahí donde me ves, soy un explorador de la vida, de la mía propia que bastante hay que hacer en este sentido, lo siento, me gustaría echar una mano si pudiera a la vida de los demás, pero es imposible.
La razón es muy sencilla, de por sí es ya muy complicado explorarse uno mismo, esforzarse por vivir el día a día, tratar lo mejor posible para hacer felices a los demás, no es tarea fácil, para nada. Que te ves involucrado en asuntos ajenos... a la fuerza, cuando convives con determinadas personas, esto es obligado. Sin embargo eso no quita lo otro, es decir explorarse uno mismo, y si es posible hacerlo a diario, mejor.
Un tío carnal mío, decía siempre que eran los demás los que tenían que reflexionar acerca de lo que hacían con su vida, que él ya se ocupaba de la suya y era muy feliz. Os puedo prometer que jamás lo había visitado, siempre iba con mi padre a verlo, y no lo viera con la cara sonriente, este hombre era feliz de narices.
¡Que ya murió... lógico tenía su edad el pobre, pero oye se murió con una gran sonrisa en los labios! incluso se dejaba entrever en la boca el diente oro que llevaba. Siento que me echará a faltar mucha gente... pero el tiet Martí, por lo que él decía era feliz porque jamás se había explorado, iba a la suya, asaltando a las casadas y viudas y a más de una soltera, yeso con el conocimiento de su mujer.
Llegó un momento crucial en su vida, el día que le dijeron que tenía que operarse de la próstata, ¡madre mía la que formó...! cogió al médico por los huevos después de haberle hecho una exploración anal, cosa que le disgustó mucho y le dijo... Procure que cuando me recupere se me levante de nuevo porque sino, vendré a buscarlo a usted y me las pagará. Mi padre no paró de reir cuando se lo contaba, pero lo operaron de cine oye, el hombre, con sus ya casi setenta años, siguió cumpliendo en la cama y volvió a sonreír como siempre lo había hecho.
Son los demás los que se tienen que examinar, yo no, que cuiden de sus mujeres y de sus hijos, eso no es responsabilidad mía, que se examinen ellos y a mí que no me toque nadie los huevos. ¡Fíjate como era el tiet! ¿Que pasaba? pues que él veía así las cosas, se examinaba y seguramente se decía a si mismo... Oye nen, tu no haces ningún mal a nadie, todo lo contrario, si lo que yo hago les trae problemas a alguien... pues oye tú que se rasquen.
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