sábado, 27 de junio de 2015
ME GUSTA EL ROCK
ME GUSTA EL ROCK
Cuando llegó de América esta música los más conservadores la censuraban, era hasta cierto punto lógico, todavía estaba en pleno auge el pasodoble, el vals, la canción típicamente española y algunos comenzaban a aceptar músicas nacidas en América del Sur, pegadizas y con ritmo. Era solo cuestión de tiempo, que se fueran descubriendo nuevos ritmos, nuevos interpretes, música blues, música negra de las que se tocaban en las iglesias americanas, protagonizadas por los grandes coros mixtos de música gospel, que en honor a la verdad, procedían de otras músicas tocadas para ensalzar a dios y que hasta invocaban a los espíritus.
Todavía recuerdo aquellos ritmos, y así, pasados los años, se llegó a lo que ahora conocemos a la música rock. Son incontables los conjuntos, que con más o menos éxito, han dejado albumes, al principio de vinilo, grabados para la historia. Ahora en pleno siglo veintiuno, las cosas han cambiado sustancialmente, las fronteras se han destruido para que la música, universal como debe ser, pase como agua a través de un cedazo.
Seguro que al principio, cuando la gente mayor escuchó y vio como se bailaba la lamvada, por ejemplo, se escanadalizaron, se echaban las manos a la cabeza, ahora esta música caribeña ha pasado a mejor vida. El tango es para los melancólicos, las canciones de Machín sirven para hacer chistes y bromas, pero amigo... del rock nadie se ríe, el rock es una música tan viva y renovada como siempre lo fue desde sus comienzos, no envejece, muy al contrario, rejuvenece porque siempre hay nuevos inventores de compases y ritmos, que son recogidos por gente joven, nuevos interpretes que entienden las múltiples posibilidades que tiene el rock.
Sí, es cierto que los hay malos, gente que solo presentar su maqueta salen por la ventana de los productores, pero en mitad de esta criba obligada, para intentar que lo que se publique sea de calidad, nos encontramos con canciones que levantan el espíritu y nos hacen rejuvenecer. Hace ya años, estuve unos días en un lugar costero llamado Benidórm, destino de gente que llenaba los hoteles en época fuera de temporada. Un día entré con una amiga a tomar una copa a un hotel, la música nos obligo a ir a la terraza exterior donde un hombre orquesta tocaba varios teclados, lo acompaña una mujer con aspecto de haber cumplido los cincuenta, vestida como una jovencita de dieciocho, una minifalda que no tenía más de un palmo de larga, y una blusa casi transparente, que dejaba ver con soltura sus grandes pechos.
Ella siguiendo el ritmo del baile de los pajaritos, enseñando a la fuerza el tanga que llevaba puesto, y los abueletes que trataban de seguir a duras penas el ritmo, ayudándose los unos a los otros a incorporarse con las rodillas flexionadas y dándole a las cortas alas que tenían, me pareció un espectáculo ridículo, fuera de lugar. Y eso que hay que reconocer, que el baile de los pajaritos de María Jesús y su acordeón, goza de popularidad entre muchísima gente.
En cambio, para mí, donde esté un buen conjunto de rock, que se quite lo demás, hasta diría que en nuestro país hay gente muy buena con buen futuro en la música moderna. Hay de todo en la viña del señor, creo que si están por allí arriba, también se montarán sus juerguecillas siguiendo la música rock.
---------------------
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario