domingo, 7 de junio de 2015

REYES SIN DESCENDENCIA


                                                   REYES SIN SUCESORES

¡Cuantos reinos no han caido por esa razón! y cuantos reinos caen todavía por lo mismo. No es que haya muchas monarquías en el mundo, a excepción claro está de reinos en pequeños paises de África por ejemplo, pero en cuanto al resto del mundo conocido, hay pocas monarquías.
Exceptuando las que se establecen en los propios hogares de la gente, siempre, y con siempre quiero decir sin excepción, hay un rey o una reina, que marca las pautas de actuación de lo que debe o no hacerse. Siempre es así, cuando no es el padre, la madre, dirige y controla todo aquello que se debe hacer hacer, mandan, instruyen en algunos casos, y hasta dan razones del  porqué se deben hacer las cosas de determinada forma.
Los súbditos de estos minireinos, deben saber en todo momento a que atenerse, de otra forma sería poco que imposible, que se estableciera la concordia dentro de estos centros de operaciones, que por otro lado no son más que un reflejo de lo que luego será su vida en otros campos de la sociedad. El trabajo futuro, si es que llegan a tenerlo, o la compostura en la cola de la oficina del paro. Para cualquier cosa que se haga, salir con los amigos cuando tienen una edad adecuada, tratar con personas del sexo contrario, planear el futuro de ambos, para todo hace falta tener una dirección previa.
Lo malo es, que más ha menudo de lo deseado, muchos reyes y reinas se quedan sin descendencia, no por falta de hijos, que también, sino porque esos hijos están dirigidos por dos padres divorciados, que comparten la custodia y que cada ccual tiene sus propios criterios de como deben comportarse, se dejan guiar por los amigos de colegio más que por los padres. Se comprende dicho sea de paso, que muchos de estos amiguetes están en la misma situación que ellos, desvalidos y con la madre buscándose la vida por ahí, necesitan ir parcheando el castillo, que en principio debería ser el lugar permanente de residencia, para ella y su prole.
No es infrecuente que los hijos se vuelvan en armas contra sus progenitores, se transformen en monstruos parricidas, que quieran conquistar lo que en un tiempo despreciaron. Eso es fruto de la venganza, del deseo de devolverles a los padres lo que dejaron de hacer por ellos, ¡que injusta es la vida! pelear contra aquellos que les dieron la vida. Y así debe ser en el futuro, las ambiciones y la mala disposición en conjunto de toda la sociedad, hace que haya sucesos como esos, sucesos que marcan la época de las civilizaciones.

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