lunes, 1 de junio de 2015
MISIÓN RESCATE
MISIÓN RESCATE
Bastante tiempo estuvieron sufriendo en aquella isal solitaria, carecieron de lo más necesario durante algunos años, ya era hora de que fueran rescatados, aunque el asunto no era tan fácil. Para cuando llegaron del naufragio aquel, en el que perecieron tantas cosas tragadas por las aguas del océano, precisamente aquella isla, formaba parte ahora de otro país. Una nueva potencia se había levantado y conquistado aquellas aguas de forma tal que, cualquier maniobra, cualquier movimiento dentro de sus aguas jurisdiccionales, debería hacerse, con el consentimiento de sus nuevos dueños.
Nadie se ofreció al rescate de aquellos pocos aislados a los que daban ya por muertos, desahuciados de la vida, seguramente serían como los salvajes, con largos cabellos, vestidos con pieles de animales, reproduciéndose entre ellos, serían seres endogámicos de los que sería mejor no hablar, que no saliera a la luz su historia, al fin y al cabo ya nadie los recordaba. Cierto fue que en su día, las noticias sobre la desaparición de esta familia fue más que sonada, diez miembros perdidos en un naufragio no era cosa vanal, además de que eran personas reputadas, con toda una industria que mantenían con tesón y esfuerzo común.
Alguien desempolvó el suceso del fondo de unos archivos, los estudió, se los llevó a su casa y desde allí, comenzó a trazar los planes para poder comenzar a planear el rescate. No le resultó fácil reclutar a gente buena para que le ayudaran a llevar a cabo aquella ardua misión, sin embargo, buscando, encontró a las personas adecuadas para lanzarse a aquella aventura y tratar de encontrar a los que consideraba parte de su familia, aun sin tener vínculo de sangre alguno que los uniera a ellos.
Todo un océano tuvieron que recorrer, para revisar isla por isla el posible enclave de los náufragos, al principio sin resultados, luego ya, a base de preguntar a unos y otros de los nativos donde varaban su barco, fueron encontrando pistas, unas fiables, otras no les llevaba a lugar alguno.
Finalmente, una soleada tarde, llegaron a un malecón construído a base de troncos, y se adivinaba un camino que llevaba a algún lugar. Con cuidado y mucha precaución, llegaron a un descampado donde los cocoteros se confundían con un hermoso jardín, por supuesto hecho por la mano del hombre. Era imposible que tanta belleza fuera fruto de la casualidad, en un montículo con grandes bambús entrelazados, descubrieron una gran casa, con el techo construído a base de hojas de bananos, la casa era casi toda ella una gran terraza con chinchorros que colgaban de diferentes lugares de las estancias.
Un hombre alto y muy fuerte, cruzó una puerta hecha de conchas que colgaban de fibras vegetales, se puso en guardia con una gran lanza, con la punta metálica atada a un mango de bambú recio. El promotor de la búsqueda, reconoció al dueño de su empresa. ¡Señor Esteban...! ¿no me reconoce? soy Clemente el recepcionista de su edificio... nos ha costado dios y ayuda dar con ustedes, pero me alegro enormemente, al final todo este esfuerzo, ha dado su fruto.
A cualquiera de nosotros, nos gustaría que alguien nos buscara si estuviéramos perdidos, otra cosa diferente es, si queremos ser encontrados y por quién. También dicho sea de paso, con qué fin, cuando alguien se acomoda, se mentaliza que estando donde está en este momento, es el mejor lugar donde vivir, ¿para qué cambiar de vida? ¿porqué mirar atrás? ¿va a tener una mejor vida volviendo al pasado? En el caso de los náufragos, no quisieron volver, poco les importaba lo que hubiera sido de sus negocios, de su anterior vida, ni siquiera quisieron recordar aquellos hermosos edificios, sus negocios, los coches de lujo y las mansiones. Nada de todo aquello les importaba nada, la nueva vida que llevaban, les han había devuelto las ganas de disfrutar, de todo lo que hasta entonces, habían dado por sentado que existía y que no pudieron gozar en el otro mundo, el lugar donde vivían.
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