CUANDO EL AMOR LLAME A TU PUERTA
Desconfía de las imitaciones, las más de las veces, viene mal cosido,
es una imitación de lo que debería ser legítimo aunque más caro, tiene buena
apariencia pero aun así, lo venden extendido sobre una manta en el suelo.
Quieren rebajarte el precio porque prefieren ir más ligeros a sus casas, con un
par de prendas que vendan o un solo bolso o monedero que se saquen de encima,
ya creen que han ganado lo suficiente como para poder cenar esa noche una lata
de sardinas metidas en un bocadillo.
Hay quién se alucina con la presencia que imponen estas prendas, que
solo tienen el propósito de gustar a
aquellos que las observan desde lejos. Pero el amor no se vende barato, ni se
regatea con él, debe ser legítimo y altruista, dejarse ver de cerca, abrigar
sentimientos y emocionarte como cuando a un niño le regalan ese anhelado helado
en mitad del verano, que comienza a derretirse tan pronto el vendedor lo deja
sobre sus manos. El amor no es simplemente una cuestión de mirarse a los ojos
verse reflejado en ellos, para pensar luego que has encontrado al amor de tu
vida, el amor es mucho más que eso, exige comprensión, deseo, renuncia a cosas
que hasta ahora, no habías tenido que hacer, y aunque resulte extraño, te sigue
el juego si cumples con sus reglas.
Sé de muchos que creen que si no es una vez habrá otros momentos de
ternura y desahogo, mentira, todos terminan igual, sin saber en su interior que
llegan a sus casas vacíos llenos de moratones sentimentales. He pasado por esas
experiencias y de ellas he aprendido que hay primero que saber dar para luego
recibir, y hacerlo con creces. Cuando el amor llame a tú puerta lo sabrás,
llegará en silencio, aunque haya estado diluviando fuera, en la calle, no te
mojará el suelo, ni ensuciará tú moqueta.
Solo te abrazará con fuerza, te dirá que estaba deseando llegar al
lugar donde le corresponde, el calor de tu cuerpo y la dulzura de tus besos. Así
sabrás cuando ha llegado el amor, cuando no
dudes de sus explicaciones al llegar tarde a casa, cuando saque de
detrás de su espalda una rosa robada para ti y te la ofrezca como lo más caro
que te ha podido comprar ese aciago día de trabajo. Lucharás con uñas y dientes
por ese amor, es tu definitiva decisión, por eso en ocasiones pelearás con él,
discutirás y no querrás ir al cine con él, o te acostarás a una hora intempestiva
en el filo de la cama con el deseo de que cuando él lo haga ni siquiera quieras
sentir su calor.
Pero cuando el amor llega a tu puerta, amanecerás abrazado a su brazo o
con las manos sobre su pecho. Entonces quizás te preguntes… ¿Qué estoy haciendo…
me prometí a mí misma que esto se había terminado? Sí se terminó la discusión
de ayer, pero hoy es un nuevo día y el sol es nuevo también, de modo que lo
menos importante, es lo que sucedió ayer. El amor está instalado hasta en polvo
cósmico que llenan las estancias de la
casa, se respira y eso hace que sea inevitable que ambos participen del aire
que recorre todos los recovecos, todos los espacios vacíos aparentemente. Que
nadie crea que el amor es una necesidad física, eso es una falacia que nos
quiere vender este sistema que nos de todo, aparentes alegrías y grandes penas
unas tras otras.
El amor no exige compromisos irrompibles, no hace falta casarse si se
ama, con amar es suficiente, se ama, se comparte, llega el amor, nos amamos,
todo el camino que haya que recorrer luego ya se andará, si el fin es acabar
tus días, con quién ha entendido cual es el timbre que ha tenido que llamar
para legar hasta tu puerta.
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