jueves, 16 de junio de 2016

CUANDO EL AMOR LLAME A TU PUERTA

                                            CUANDO EL AMOR LLAME A TU PUERTA

Desconfía de las imitaciones, las más de las veces, viene mal cosido, es una imitación de lo que debería ser legítimo aunque más caro, tiene buena apariencia pero aun así, lo venden extendido sobre una manta en el suelo. Quieren rebajarte el precio porque prefieren ir más ligeros a sus casas, con un par de prendas que vendan o un solo bolso o monedero que se saquen de encima, ya creen que han ganado lo suficiente como para poder cenar esa noche una lata de sardinas metidas en un bocadillo.
Hay quién se alucina con la presencia que imponen estas prendas, que solo tienen el propósito  de gustar a aquellos que las observan desde lejos. Pero el amor no se vende barato, ni se regatea con él, debe ser legítimo y altruista, dejarse ver de cerca, abrigar sentimientos y emocionarte como cuando a un niño le regalan ese anhelado helado en mitad del verano, que comienza a derretirse tan pronto el vendedor lo deja sobre sus manos. El amor no es simplemente una cuestión de mirarse a los ojos verse reflejado en ellos, para pensar luego que has encontrado al amor de tu vida, el amor es mucho más que eso, exige comprensión, deseo, renuncia a cosas que hasta ahora, no habías tenido que hacer, y aunque resulte extraño, te sigue el juego si cumples con sus reglas.
Sé de muchos que creen que si no es una vez habrá otros momentos de ternura y desahogo, mentira, todos terminan igual, sin saber en su interior que llegan a sus casas vacíos llenos de moratones sentimentales. He pasado por esas experiencias y de ellas he aprendido que hay primero que saber dar para luego recibir, y hacerlo con creces. Cuando el amor llame a tú puerta lo sabrás, llegará en silencio, aunque haya estado diluviando fuera, en la calle, no te mojará el suelo, ni ensuciará tú moqueta.
Solo te abrazará con fuerza, te dirá que estaba deseando llegar al lugar donde le corresponde, el calor de tu cuerpo y la dulzura de tus besos. Así sabrás cuando ha llegado el amor, cuando no  dudes de sus explicaciones al llegar tarde a casa, cuando saque de detrás de su espalda una rosa robada para ti y te la ofrezca como lo más caro que te ha podido comprar ese aciago día de trabajo. Lucharás con uñas y dientes por ese amor, es tu definitiva decisión, por eso en ocasiones pelearás con él, discutirás y no querrás ir al cine con él, o te acostarás a una hora intempestiva en el filo de la cama con el deseo de que cuando él lo haga ni siquiera quieras sentir su calor.
Pero cuando el amor llega a tu puerta, amanecerás abrazado a su brazo o con las manos sobre su pecho. Entonces quizás te preguntes… ¿Qué estoy haciendo… me prometí a mí misma que esto se había terminado? Sí se terminó la discusión de ayer, pero hoy es un nuevo día y el sol es nuevo también, de modo que lo menos importante, es lo que sucedió ayer. El amor está instalado hasta en polvo cósmico que llenan las  estancias de la casa, se respira y eso hace que sea inevitable que ambos participen del aire que recorre todos los recovecos, todos los espacios vacíos aparentemente. Que nadie crea que el amor es una necesidad física, eso es una falacia que nos quiere vender este sistema que nos de todo, aparentes alegrías y grandes penas unas tras otras.
El amor no exige compromisos irrompibles, no hace falta casarse si se ama, con amar es suficiente, se ama, se comparte, llega el amor, nos amamos, todo el camino que haya que recorrer luego ya se andará, si el fin es acabar tus días, con quién ha entendido cual es el timbre que ha tenido que llamar para legar hasta tu puerta.

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