LAS ESPAÑAS AQUELLAS…
Entonces, de la época de la que yo hablo, España era una grande y libre,
eso rezaba es slogan que se difundía por todos los medios de difusión, sea
teatro, cine o prensa, todo iba bien y nosotros, las gentes que estábamos bajo
estos dominios, veíamos crecer a base de pasar un poco de hambre, penurias por
no llegar a conseguir lo que uno quería y merecía, un país que prosperaba.
¡Cuántos embalses se hicieron…, cuanta prosperidad cuando el generalísimo
inauguró la fábrica del primer coche nacional y asequible para la mayoría de
bolsillos, el archiconocido seiscientos! Qué hermosa era aquella España que te
ponía el pan en la boca sin tener que pedirlo siquiera.
Además teníamos colonias en casi todos los continentes, y lo que es
más, quién quería trabajar, trabajaba sin problema. ¡Sí es que vivimos en un país
de puta madre…! Todo el mundo va a una, todos nos entendemos, hay quién
discrepa de algunos asuntos eso es cierto, pero en conjunto todos estamos de
acuerdo en el hecho de que se tienen que buscar soluciones, y cuanto antes
posible mejor, ¿por qué demorar lo inevitable? si al fin y al cabo todo va a
terminar siendo lo mismo.
La gente se discute y cree que por hacerlo así, ganan algo; pues no, no
se gana nada salvo el llegar a discutir y hasta a pelearse. Con el generalísimo
esto no pasaba, él decía hasta aquí y hasta aquí llegaba el asunto, el que
discutía sus razones, que no sus argumentos lógicos, desaparecía del mapa del
tiempo, se quedaba sin trabajo, su familia sin casa y sus hijos sin
escolarizar.
¡Hay aquellas Españas nuestras…! Nunca lo fueron nuestras, las
cambiamos por cuatro duros a empresas y naciones que eran más avezados que
nosotros. Y ahora… por un puñado de votos, nos subimos al ring esperando a ver
quién es el que cae primero y gana por puntos o por kao, sea este técnico o no.
España que en su día fue la reina del cacao, que trajo a este país buenos cafés
y mejores productos importados que cualquier otro pequeño o gran país. Dicen
los entendidos que todo estaba estudiado, que los grandes estadistas ya sabían
que trozo de pastel debían repartir.
¡Pues joder… a nosotros nos ha tocado el trozo menos sabroso y más
pequeño, mira en lo que nos hemos convertido! Somos el hazmerreír del mundo, y
encima vamos por la vida con la cabeza bien alta, como si las corbatas y las
camisas de Burberrys nos dieran la prestancia que por otro lado ya hace tiempo
que hemos perdido. Políticos descamisados, mezclados con otros, que visten de
forma impoluta gracias, a la pasta que les cae de un manantial perdido entre
las montañas. Señores, amigos esto con el generalísimo no pasaba, pasaban cosas
peores, pero esto no, de eso nada.
Si estuviera vivo… habría dado un zapatazo encima de la mesa y los
habría puesto a todos firmes, y claro, esto no lo hubiera querido nadie, por
eso los políticos dejan que la gente se manifieste y que se quejen. ¡Va, esto
no va a ir a ninguna parte ya lo verás! Y así es, ya está todo decidido, ahora
solo cabe esperar si España vuelve a ser una grande y libre, o sigue siendo
como hasta ahora lo ha sido, en los últimos cuarenta y pico de años, carne de
cañón.
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