UN LUGAR DONDE REINA LA LUZ
Allá donde la frontera de lo
posible y lo imposible se juntan, se dan la mano y hasta en ocasiones cuando
nadie los ve, se besan. No es cielo ni tierra, no es sol ni luna, no es llano ni profundo, es una tierra remota donde,
habitan seres que saben que sin esos parajes, morirían. Es el reino de la luz,
comandado por los astros, que de manera absoluta, deseosos de coger el relevo
del mando, a veces lucen más para ser más vistos.
Quieren destacar y por ese motivo,
sin pelear esperan su turno. ¡Lo hacen todos tan bien, que repiten ciclo tras
ciclo a repetir el mando en el reino de las luces! A pesar de no ser visibles,
a veces se manifiestan, se dan a conocer para asomarse a ese lugar que llaman
Tierra, les preocupa tanto, porque se acerca demasiado a ellos sin poder evitar
las consecuencias.
Allá abajo ese gran planeta que
debiera ser resplandeciente, es ahora oscuro, muerto, desangrado por tanta
guerra innecesaria, por el poco valor que se le da a la vida. Se mata y se
persigue a los poetas, se estigmatiza a quien no quiere ser parte de nadie, se
premia a los malvados y se van poco a poco, hundiendo en el lodo de la
concupiscencia. Vale la pena morir para vivir en un lugar como ese, muchos
creen que están vivos por caminar y dar voces, por mandar y tener familia e
hijos, pero eso no es más que irse hundiendo poco a poco hasta perder la
cabeza.
¡Qué quieres que te diga…! No cambio
a un caballo pura sangre, por una mula tozuda que no obedece a nadie. Por esa
misma razón, prefiero la luz a la presunta claridad que dicen que hay en un
lugar, donde el jolgorio y la juerga no cesan, donde te roban a sabiendas mujer
y hacienda, donde las pupilas de los ojos no son naturales, son de cristal y de
colores artificiales.
Estoy deseando ver esta luz,
vivir con ella, anclarme a su falda y seguir por los siglos de los siglos, con
ella.
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