viernes, 24 de junio de 2016

PRINGADOS HASTA LAS CEJAS

                                                   PRINGADO HASTA LAS CEJAS

Ha vivido mucho pero no lo suficiente como para saber distinguir entre quién le quiere algún bien o el que le quiere joder de mala manera. Digamos que su vida ha sido siempre del mismo estilo, trabajar y obedecer, eso es todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida, y tampoco es que haya sido demasiado intensa. Se casó por recomendación de la familia, llegó al altar mirando atrás admirado por el acontecimiento… ¿Pero esto qué es, toda ésta parafernalia es por causa de comprometerme a vivir con esta mujer el resto de mi vida? pues sí que es complicado casarse y además dice este señor de blanco, que es para toda la vida, se casaban en una iglesia de benedictinos.
En ese momento mismo, se dio cuenta, que estaba metiéndose en un berenjenal de mucho cuidado, pero ya estaban siendo bendecidos y comprometidos hasta la muerte, y él no estaba por la labor de morir por nadie, y menos por alguien a quién no conocía apenas.
No tardó nada en tirarse al monte, en el sentido que desapareció del mapa… Que me busquen si quieren pero en lo que a mí se refiere, que una mujer domine mi vida, me diga cuando salir de casa y me pregunte continuamente donde he estado… no va conmigo. Lo extraño fue que no lo conocieran en ninguna parte, que nadie diera parte de él, que no lo echaran en falta, desde su punto de vista eso era una ventaja, nadie le exigía nada, salvo una cosa, no podía volver a casarse de nuevo pero eso era un mal menor.
¿Qué adonde fue a parar…? a un pueblo que ni los propios vecinos se conocían unos a otros. Tuvo suerte, en otras circunstancias lo habrían buscado por tierra, mar y aire, no fue su caso, no tenía nada, ni siquiera una casa donde alojarse, le prestaron una cama en una habitación de una casa donde se guardaban a las ovejas y de allí no se movió para nada, ya le estaba bien aquella vida tranquila y sosegada, los vecinos comenzaron a tomarle cariño así fue como de pasar a  poder ser un pringado hasta las cejas, pasó a ser un ser anónimo pero buena gente.
Desde entonces he sabido bien poco de él, no quiere ser el protagonista de nada ni ser nada para nadie salvo para sí mismo, por lo que sé de terceras personas, en un hombre honesto y que no cusa problema alguno allí donde va, hace favores a todo aquel que los necesita, en cambio no pide a nadie nada salvo el que lo consideren como una persona normal. Qué se equivocó en un tiempo, pero que lo ha reparado ganándose el respeto de la gente que lo rodea, eso es mucho en los tiempos que corren. Se le ve por las calles de su pequeño pueblo, saludando a unos y otros, a los pocos que se encuentra el pueblo es pequeño como antes apuntaba, pero saber vivir dentro de ese ambiente sin causar problemas, y además estar bien considerado, es lo máximo a lo que nadie puede aspirar.
¡Ya me gustaría a mí tener su grado de filosofía de la vida, entenderla como él la entiende y conformarse a dejar pasar el tiempo, sin agobios ni desencantos! Alguien que lo conoce bien y que se comprometió a no decir donde está, me comentó un día que no le teme a la muerte, lo observa como algo natural y necesario, y de alguna manera, sabe que tiene que contribuir a ella sin dejar huellas qué marquen su camino.
Nosotros somos los que estamos pringados hasta las cejas, en nuestro afán de ser alguien, en nuestro deseo de ser quienes en realidad no somos. Él deja pasar el tiempo como si nada fuera con él, no da consejos, no los tiene ni para él mismo, de manera que se limita a ser quién es, una persona limpia, de la cabeza a los pies.

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