UNA ANÉCDOTA LLEVADA POR EL VIENTO.
Las noches se me hacen muy cortas, será porque los días son muy largos. Ando huyendo de soledades personales pero no lo consigo, van tras de mí como sombras laberínticas que se reflejan por todas partes. Lo peor es que les temo, y cuando eso sucede, según mi propia experiencia, es porque sin darte cuenta huyes más que andar de forma tranquila.
Pero ¡va, es pura anécdota!, porque un día sigue a otro, y las noches cortas se suceden implacablemente.
Despierto, pronto, pero no miro el reloj, no sirve de nada estar pendiente de la mano donde llevo puesta, esa máquina infernal, digo infernal porque a todos nos lleva al infierno, a la muerte, más tarde que temprano debería ser eso, pero ahora no caben los promedios de vida personales, cuando salga a la calle, puedo ser una de las víctimas del tiempo, un accidente, el error de otro, el desafío del cielo.
Hoy estás, mañana no, esta es la realidad, somos anécdotas vivientes, elementos del mundo que se fatiga, y que desprende, cada vez con menos rubor los estigmas de la vida efímera, y a veces hasta catastrófica.
¿Es cierto o no que somos anécdotas del tiempo y la sinrazón?. Hasta esas grandes masas de gentes que mueren en diferentes continentes asolados por la guerra o el hambre, forman parte del mismo compendio de anecdóticas situaciones de la vida. Gobiernos golpistas, teocracias falsas, totalitarismos, democracias, todo es lo mismo. Dicen los entendidos, que esto debe verse en un marco geopolítico determinado, pero da lo mismo, son los habitantes de estos lugares, los que quedamos subyugados a ellos.
Es un dato anecdótico, o lo será dentro de cien años, cuando los hijos de nuestros hijos lean en la escuela como iban las cosas en nuestro tiempo. Lamentablemente, ellos que no vivieron estos acontecimientos, quizás vivan momentos peores, donde el robo de una manzana, se castigue con cinco años de cárcel. ¿Curioso verdad?, que desatino, diríamos nosotros, en nuestro tiempo no pasaba nada de eso.
En nuestro anecdótico mundo, apropiarse de una manzana no se consideraba un delito, tampoco lo era entonces que entraran a robar a tú casa y golpearas al ladrón, si lo hacías, el condenado eras tú. Toda una paradoja, esas cosas son las que hacen que pensemos que cualquier tiempo pasado fue mejor, de eso nada, puro espejismo, el progreso parece que ponga las cosas en su lugar.
Pues bien, creo que algunas sí, pero otras… mancillan los derechos de la mayoría, voces anónimas porque no son oficiales en un parlamento, son oficiosas, y esas no valen más que ser tratadas como basura.
¡Qué vamos a hacer!, no lo pregunto, simplemente me resigno, a que todos los que vivimos ahora en este desaforado mundo, –sin tendencia alguna de que vaya a mejor- pasemos a ser una anécdota, como los millones de muertos que perdieron su vida sin saber porque, en genocidios maquinados, puestos en marcha como si fuera una maquinaria perfectamente engrasada, y sigue machacando vidas.
Aunque a decir verdad, esas no importan, son vidas anónimas, son datos anecdóticos.
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