sábado, 9 de junio de 2012

SIN TRAMPA NI CARTÓN.



                                             SIN TRAMPA NI CARTÓN.


“Te darán trabajo, te lo digo yo. En esta empresa todo es transparente, ahí no hay ni trampa ni cartón.”
Efectivamente, así es, el ambiente de trabajo es inmejorable, todos los que están allí trabajando, tienen un sentido del compañerismo y de unión que no has visto en ningún otro lugar.
Además, todo el mundo pasa desapercibido, y nadie critica a nadie por lo que hace o deja de hacer, todos son absolutamente independientes. Les dan carta blanca para todas sus ideas, y lo que es mejor, el lugar de trabajo, está impoluto.
Viene una empresa de fuera para hacer el mantenimiento, no es que sean de lo más simpáticos, van a su ritmo, pero respetan mucho a todo el mundo. Ni una sola vez en el tiempo que llevaba allí, habían hecho que nadie se levantara de su sitio para hacer la limpieza de forma metódica.
¿Qué más se podía pedir?,  “Escucha lo mejor de todo… no tienes jefes que te atosiguen ni te metan prisas, así, como lo oyes.”
El tema parecía que pintaba bien, el amigo estaba convencido de que no lo engañaba,  “Muchos dicen que es el último lugar donde irían a currar, pero yo te digo, y sabes que no te engaño, que no puedes encontrar lugar mejor, ¡hombre si hasta te dan casa, no tienes que preocuparte por eso, ni hipotecas ni rollos.”
Empezó a pensar que si eso era así, lo mejor que podía hacer era probarlo, no tenía que mandar curriculum vitae ni nada, solo que lo llamaran mediante una especie de ruleta que se ponía en marcha cuando había espacio sobrado.
¡Qué bien oye, verte liberado de tanto rollo que al final acabaría por matarlo!.  -¿Sabes? tengo que probar, si no lo hago quizás luego me arrepienta.-
“Así me gusta hombre, al fin y al cabo del modo que vives no podrás soportarlo mucho tiempo ¿no?.  –Tienes razón, ya estoy harto de vivir así, me apunto.-
Transcurrieron unos días más, volvió a visitar al amigo, -¿Qué sabes algo de mi plaza?.-  “Claro hombre, mira la familia el que estaba a mi lado, vinieron a recogerlo para llevárselo a un lugar mejor, yo lo dudo, pero allá cada cual. Seguro que ahora te llaman si das el paso.”
-Vale, mañana nos vemos colega, no te preocupes que ocuparé el lugar del otro por poco que pueda.-  Al cabo de dos días, cumplió su palabra, allí estaba, lo acompañaban un chorro de familia y amigos que era espectacular, lo dejaron en la puerta del pequeño apartamento, hasta lloraban y todo.
El amigo, que lo esperaba impaciente pensó… “¡Hay que ver que exagerada es la gente, ni que no fueran a verlo más!.”
Una vez arregló sus cosas en la nueva casa, se despidieron de él y se marcharon. “¡Hey que, se está bien aquí ¿no?.”  -Tenías razón chico, ¡cuánta paz se respira en este sitio!, se está de cine, ¿seguro que no me echarán de aquí como de mi última casa?.- 
“No hombre, no, ¿Cómo te van a echar de aquí si esta es tú última morada?. Estás muerto amigo mío, aquí no entra ningún banquero a pasar revista de los que deben o no. Estate tranquilo, a partir de ahora solo te traerán flores.
-Claro, es verdad, pues qué guapo me han puesto ¿no?. Bueno ahora voy a descansar un poco, con tanto trasiego estos  últimos días estoy agotado. ¡Ah!, gracias colega, me has quitado un peso de encima que para qué.-
“Nada hombre, para eso están los amigos.”


Nota. Que nadie entienda que este pequeño cuento es una invitación al suicidio. Es sencillamente una alegoría al tormento mental y emocional por el que pasan hoy día millones de seres que ven en la muerte un auténtico descanso, sin pensar a menudo, en lo que dejan atrás. Sea cual sea nuestra circunstancia, es mejor solucionarla desde el entendimiento y la cordura. Por eso nos distinguimos de los animales irracionales.


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