TE HECHO MUCHO DE MENOS.
¿Recuerdas padre aquellas conversaciones que teníamos cuando salíamos del trabajo?, seguro que sí, ¡como las echo de menos!.
Veías en mí un vivo retrato de lo que tú eras cuando eras joven, me decías siempre “Juanito, debes de tener cuidado, eres una persona demasiado dada a la cháchara y a la broma, eso no es bueno, todo tiene sus momentos en la vida, a ti te parecerá ahora que la vida hay que disfrutarla, ser feliz, tener amigos, pero eso no es lo más importante en el mundo que vivimos, hay otras muchas cosas que lo son todavía mucho más. No dejes que tus amigos te tengan como un payasito que siempre es necesario que esté ahí para entretenerlos.”
¡Cuánta razón tienes padre querido!, eso es lo que he sido durante muchos años, y ahora, hecho un sesentón, resulta, que me llega la hora de dejarme aconsejar por personas que me quieren y que se dan cuenta de que en este aspecto de mí vida no he cambiado.
Si estuvieras ahí a mi lado…, pero claro, eso es mucho pretender, las personas nacemos y morimos como tú lo has hecho. Y yo ¿qué hago ahora?, mi familia actual me dice que ya soy bastante mayorcito para saber qué hacer, pero ¿sabes una cosa?, lo cierto es que a menudo no lo sé, y eso me atormenta, ahora estoy en el punto de mira de todos, a ver que hace, a ver que dice…, creo que en algunos aspectos me temen, no se fían de mí, y eso es algo que va carcomiéndote por dentro.
Mamá también me daba muy buenos consejos, pero creo que… al trabajar tantos años juntos, conversar de mil cosas cada día, reír juntos, todo esto recaló más en mí. Ahora pienso, maldito carácter el que tengo, no ha sido culpa más que mía el que sea así, durante años y años la vida ha sido para mí, algo que debía explotar al máximo, pero he confundido los términos.
Desde que era pequeño, recuerdo que ya me decías “Se prudente, deja que los demás hagan y digan cosas, aprende de todo cuanto te rodea, se observador, es el único medio que tenemos los humanos para hacernos sabios. Aprendemos de nuestro entorno y de nuestras propias flaquezas, de nuestros fracasos, de nuestros éxitos, pero no por ello tenemos que echar campanas al vuelo. Sencillamente, es lo que espera de los hombres, que desean desarrollar virtudes incombustibles.”
Has sido mi ídolo siempre, quizás en esto también me he equivocado, cada persona es como es, con su propia personalidad y criterio, pero ahora padre, en este mismo instante te necesitaría como el campo necesita las aguas de la primavera para resurgir. Estoy varado, en cualquier playa, sobre la arena tirado, como los botes que quedan en bajamar de lado. La diferencia padre, es que no sé si podré levantarme, dudo que la marea venga visitar esta playa, dudo que venga donde estoy, esto empieza a heder, las algas se descomponen, y los crustáceos que a mi alrededor están se han muerto.
Ya sé que tú, no puedes resucitar, por eso te hablo, no sé si en esta otra dimensión, que dicen que hay más allá de la vida puedes escuchar, a lo mejor es que sí. Si ese es el caso, dame un tortazo, un empujón, algo… que me diga que por lo menos me escuchas.
Si no sucediera nada de esto, no te preocupes, te seguiré queriendo como el primer día que nací, como el último día que te vi vivo. Y ten presente si no estás de viaje, que te echo mucho de menos.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario