CUANDO NO ESTÉS JUNTO A MÍ
¡Cuánto
lamentaremos habernos despedido del modo que lo hicimos…! Sin un te quiero, sin
un adiós, sin un beso… Sin mirar atrás, para ver con tristezas y alegrías, todo
aquello que juntos logramos, sin unas sencillas palabras de gracias, sin un
porqué, más que el que los dos intuimos, que era el motivo por el cual ambos
nos abandonamos a un futuro sin retorno.
Cuando
no estemos juntos lo lamentaremos, no es importante saber quién de los dos lo
lamentará más, eso es lo de menos, pero lamentarlo ya es de por sí difícil,
complicado, siembra el alma de serias dudas del porqué. De las razones si las
hay para habernos dejado, de abandonarnos cada cual en una cera diferente de la
misma calle. Sin tenerte a mi lado, todavía soy feliz, te llevo en mi recuerdo,
estás anclada en mi alma, cual si fueras el último aliento de mi vida.
Estamos
tan lejos uno del otro y a la vez tan cerca… que oigo tu respirar, tu aliento,
a veces me despierta el timbre de tu voz, parece como si el corazón quisiera
escapar de mi pecho y correr por si solo a tu lado de nuevo, y mira que he
tratado de sembrar tormentas en nuestra vida en común, pues ni aun así he
podido establecer el porqué de pronto, estamos el uno aquí, y tú al otro lado
de la calle. Podríamos comprometernos más los dos, dijimos aquel día,
¿recuerdas?, y lo hicimos con el beneplácito de ambos, me embargó la ternura de
vernos como dos jóvenes aprobados por sus familias, que se casaban para no
separarse en la vida.
Y
mira, aquí estamos caminando en paralelo, por la misma calle, por la misma vía,
deseándonos lo mejor, pero desde la lejanía, olvido muchos detalles de nuestra
vida en común, no porque fueran malos, el tiempo decide que recordar y que no,
solo es eso. No es tiempo de recriminarse nada el uno al otro, ya no, ya no hay
tiempo. Creo que es hora de adioses, de palabras telefónicas que ni siquiera a
veces deseo, ¡me recuerdan muchas cosas que pasamos juntos y ahora… no estando
junto a mí, de poco serviría decirnos nada, hemos quemado nuestras naves, nada
debería ser lo suficientemente importante, como para hacer que el recuerdo nos
envolviera de nuevo.
Cuando
no estés junto a mí, recuerda, mi alama vuela con la tuya o por lo menos muy
cerca de ti, formamos parte de la misma manada, cruzamos fronteras por encima
de cien países para buscar el calor que desde dónde venimos nos faltaba,
emigramos juntos continuamente, paramos a descansar en los mismos abrevaderos,
pero aun así estamos lejos el uno del otro, no te acerques por favor, me
heriría mucho saberte cerca y no poder tocarte siquiera, rozarte con la punta
de mi ala viajera, sería un suplicio que me pondría a merced de cualquier
depredador astuto.
Vamos
alcemos el vuelo de nuevo, todo el mundo se marcha ya, no nos quedemos atrás, no
estamos juntos pero sin embargo andamos el mismo camino por los cielos. No
debemos olvidar que seguimos el mismo objetivo, vivir del modo que tú has
elegido, no soy nadie ni nada, para entender que los vínculos los entiende cada
cual a su modo, no puedo reprocharte nada, salvo el silencio que te inundó
cuando las crías decidieron salir del huevo, entiendo que son tuyas y que te debes
a ellas, pero no olvides eso, echo de menos una palabra lógica, una frase que
me explicara el por qué sucedía todo aquello.
Nadie
tiene el derecho de abandonar un nido porque sí, ni echar de él a quién ha
contribuido a hacerlo, cuando no estés junto a mí, ahora todavía no es tiempo
para que te des cuenta de ello, tiene que pasar más tiempo, llegar a ser un
estorbo para algunos, para que veas con absoluta claridad que el darme puerta
no fue lo acertado, más bien fue una injusticia.
Cuando
pases tiempo lejos de mí, te darás cuenta que tenías que haber pensado con más
madurez la decisión que tomaste, para eso todavía falta tiempo, quizás ver lo
que sucede a tu alrededor, ver la experiencia de otros, que dicen que
separándose, se han liberado de castigos extremos. Pasado el tiempo verás, que
la pena te embargará, que lo que creías que iba a ser no es como tú lo
planeabas, ¿adónde acudirás entonces ex amor mío?
¿A
cuántas puertas habrás de llamar, para mendigar un poco de cariño?, el mío no
lo has querido bien, solo puedo volar contigo, en la misma partida, al mismo
lugar, pero lejos el uno del otro. Con el mayor de mis aprecios he de decirte
que no puedo hacer más por ti que lo que tú hiciste por mí en su día.
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